martes, 30 de abril de 2019

Deconstruir el procés (22) Observar Fernando Merodio ALERTA 01-05-2019

Deconstruir el procés (22)
Observar
Fernando Merodio
ALERTA 01-05-2019
El juicio abre la semana con cuatro amigos europeos -no saben quién los paga- amorosos con ese Romeva que, increíble, al parecer algún día militó en el PSUC comunista, y sigue con el tenebrosamente bueno Lluis Llach que, ilógico y dañino, ofende la memoria de los que arriesgaron todo para hacer caer y librarse de la estaca a que nos amarró Franco, de la que él decía: "¡si no podemos librarnos, nunca podremos andar!". Cantautor acabado, trata ahora de encadenarnos a otro garrote acaso aún peor, el del pútrido egoísmo nacionalista y utiliza, cursi, para justificarse el más retórico oxímoron, ¡se define independentista y aspirante a ciudadano del mundo!
Ni los amigos pagados ni Llach suman nada útil a la prueba en el juicio y no se me ocurre al respecto más que resaltar la falta de apoyos reales que con ellos evidencian las defensas, por lo que al saber que, al tiempo, otros recuerdan ahora en Menorca la obra, en el polo opuesto, de Albert Camus, pienso en lo que, pese a discrepar, admiré -y admiro- al francés de origen argelino, fallecido en 1960 en un extraño accidente automovilístico, que vivió siendo individuo exigente -y ejerciente- de su derecho a oponerse, a discrepar frente a dios o al amo, dejando dicho que "El hombre rebelde" es el que dice no y sabe que "negar no es renunciar", por lo que, pese a decir no a lo que no acepta, también sabe "decir sí desde su primer movimiento" y, en rebeldía constante, siempre "se vuelve o revuelve contra algo"; en su discurso del Premio Nobel de Literatura nos legó algo tan a tener en cuenta y actual como que "cada generación, sin duda, se cree destinada a rehacer el mundo. La mía sabe, sin embargo, que no lo rehará, pero su tarea quizás sea aun más grande, consiste en impedir que el mundo se deshaga".
En el otro extremo del comportamiento ético, en línea con los que, por egoísmo, no temen deshacer el mundo, los amigos europeos de los promotores del procés, todos nacional-populistas pagados por no saben quién, dicen ser parte observadora de no está claro qué de lo que, el 11-O, ocurría en Cataluña,..., si bien una, portuguesa, admitió que su modo real de observar fue ver la televisión. Todo penoso.

Triste, acabo como ya he hecho otra vez, reflexionando sobre lo que piden, egoístas, catalanes y vascos, ¡sí, vascos! y, además, ahora sobre la mísera actitud del capital, la CIA, Trump, PSOE, Europa,.. con los venezolanos y aplicando a todo ello el poema de Pablo Neruda: “No hay que contar con su arrepentimiento / ni hay que esperar del cielo ese trabajo; / el que trajo a la tierra este tormento / debe encontrar sus jueces aquí abajo. / No lo aniquilaremos por venganza / sino por lo que canto y lo que infundo; / mi razón es la paz y la esperanza. / Nuestros amores son de todo el mundo".

domingo, 28 de abril de 2019

49 Los domingos, cavilar La ambigüedad: entre hoy y mañana Fernando Merodio 28-04-2019

49 Los domingos, cavilar
La ambigüedad: entre hoy y mañana
Fernando Merodio
28-04-2019

"Segui il tuo curso e lascia dir le genti" "Sigue tu camino y que la gente hable"
(Karl Marx. Prólogo a la primera edición de "El capital")
 “Obedeciendo a una ley irrevocable, la historia niega a los contemporáneos la posibilidad de conocer en sus inicios los grandes movimientos que determinan su época”
(Stefan Zweig. “El mundo de ayer”)
Una reciente cavilación sobre (no) "Votar" hizo que, con afecto, un lector escorado hacia el poco fiable PSOE me enviara el viernes, un enlace con el programa electoral de Sánchez, agresivo jefe de planta de una gran superficie, junto a los del PP, Ciudadanos. Unidas Podemos y Vox, contabilizando, entre sus miles de palabras falsas que emborronan cientos de plúmbeas páginas, las citas -indicativas de nada- sobre "cambio climático", sólo 21, 9, 2, 9 y 0, respectivamente. Me proponía  el amigo leerlo antes de escribir lo que hoy cavile, mostrándome también su inquietud por "el paralelismo que encuentras entre los tiempos actuales" y los de entreguerras, "que acabaron con el empleo de las herramientas más trágicas" y simplemente pensar en leer lo que farfullan los partidos sobre el "calentamiento global" me produjo escozor alérgico pero, por aprecio a quien me anima, lo hice y cavilé sobre los dos temas.
Ojeados con sopor los panfletos, su falta de pasión vital me trajo a la mente, por contraste, mi ya muy vieja lectura de “Pierre o las ambigüedades”, de Herman Melville, bello, profundo y absorbente relato de la lucha de un joven que, movido por la carta de una desconocida, muda la holganza de su cómoda ambigüedad en una expuesta búsqueda de la verdad, llenando su vida de tensiones, pasiones sexuales, subversión religiosa, incluso crímenes, una obra mayor aplastada entre la fama y la fuerza de “Moby Dick”, el Leviatán, la ballena blanca, y el sugerente genio filosófico de “Bartleby, el escribiente” que, ejemplar, no lo hizo pues “preferiría no hacerlo"; leí programas que son meras anteojeras para caballerías a que han degradado la vieja democracia, bovino compacto votar de millones de seres creados para pensar, lo refleja, como siempre sabia y cruel una viñeta de El Roto: -"Quiero votar y no puedo. / ¿Quién te lo impide? / Los candidatos."-, vacíos de fondo y forma, son programas que no leen ni ellos, sin menciones serias al cambio climático, que yo, enemigo de eufemismos, llamo "calentamiento global" del planeta Tierra, cuya solución singular, única, radical, da envidiable, admirable Greta Thunberg, una niña sueca: "hay que cambiar el sistema".
Conozco de primera mano, la mía, la corrupta y servil práctica con la energía y el calentamiento global que, al mandar, tienen las sectas de acólitos que hoy son los viejos, útiles y, sólo en algún caso, heroicos partidos, por lo que leer sus fofos lugares comunes/mentiras sobre el deterioro/ruina del mundo me produce una mezcla entre el sofoco y la risa floja del genial "perro pulgoso" de los viejos dibujos animados; la acelerada destrucción del lugar que habitamos al ritmo actual, no la paran las memeces de tertulia -que esta semana llamaron debate- dichas por cuatro telegénicos jóvenes vestidos ad hoc, programados -sólo- para decir sin la menor duda, en el tiempo justo que les marcan los medios y con oratoria para lerdos, lo que el resto quiere oír,..., algo que, si apenas valor, Marx dixit, aquí cotiza a buen precio.
Vuelvo a Greta Thunberg y su exigencia de cambiar el sistema y no se me ocurre otra cosa que o eliminar a muchos cientos de millones de nosotros o tirar del freno respecto a la monserga que el capital, amo de "los Castañeda", llama "progreso" o "desarrollo" y no es otra cosa que el salvaje y destructivo modo usado por el capital para multiplicar por millones el saldo de sus salvajes e injustas plusvalías, alimentar la insaciable voracidad del 1% y tirar alguna migaja a sus paniaguados, por lo que acudo a lo que, en 1977, Enrico Berlinguer, secretario general del brillante PCI, llamó "Austeridad", un pequeño gran libro con las "Conclusiones a la convención de intelectuales" y "a la Asamblea de los obreros comunistas lombardos", para ver que tanto la actual realidad del calentamiento global como "el recurso continuado (...) a la solución estabilización-intervención-imperialismo ha reducido de forma sensible las posibilidades de seguir recurriendo a dicho mecanismo de superación de las crisis y ello porque las tres vías son autocrontradictorias con la propia supervivencia a largo plazo del modo de producción capitalista"; lo dicho, tendremos que aniquilar a muchos o tirar del freno y ser, por supuesto, más humanos, austeros.
La evidente crisis del concepto Europa, el creciente nacionalismo depredador, la quiebra que nos amenaza,... alertan de una situación, lo siento amigo, que remite al tiempo, previo a la consolidación de Hitler y el nacionalsocialismo como inminente peligro, en que Stefan Zweig advertía que, "obedeciendo a una ley irrevocable, la historia niega a los contemporáneos la posibilidad de conocer en sus inicios los grandes movimientos que determinan su época”, y en tales situaciones son precisos valor, honradez e inteligencia para enfrentar claridad de ideas a la ambigüedad manipulable que interesa al capital, tal como, por ejemplo, hizo Thomas Mann desde 1940 por medio de mensajes radiofónicos que trasladaban a los alemanes su firme e inteligente idea, fundada “en motivos mucho más metafísicos y morales que militares”, de que Hitler era un gravísimo peligro y, además, no podía ganar la guerra, por lo que, aún siendo consciente de que aquí y ahora no hay, todavía, ningún Hitler, pienso que la amenaza tiene suficiente entidad para exigir que cada cual valore, desde su personal criterio e inteligencia, si estamos iniciando uno de esos fúnebres momentos, al principio poco claros, que implican graves riesgos humanos y, a partir de ello, debiéramos aprestarnos a sentar las firmes bases que acaben con las ambigüedades de la época, germen de agrios disensos y peligrosos riesgos.
La democracia debiera ser, sobre todo, poder de la mayoría y seguridad jurídica, aquí ahora estamos en época de cobardes rebeliones y traumas, en medio del ambiguo desconcierto del egoísmo político y económico catalán y vasco, ¡sí, vasco!, y pienso que tan ambiguo desconcierto exige rigor en el cumplimento de la norma, aplicar con dureza el realismo del bello poema de Pablo Neruda: “No hay que contar con su arrepentimiento / ni hay que esperar del cielo ese trabajo; / el que trajo a la tierra este tormento / debe encontrar sus jueces aquí abajo. / No lo aniquilaremos por venganza / sino por lo que canto y lo que infundo; / mi razón es la paz y la esperanza. / Nuestros amores son de todo el mundo”, siendo brutal el riesgo, del que tenemos dolorosos y recientes ejemplos, digan lo que digan los profesionales políticos y los medios del dinero, no hay lugar para consenso, pacto, talante,... con los desleales.
Entresaco de "El mundo de ayer", borroso anticipo de lo que aquí ahora pasa, que escribió Zweig, algo muy peligroso y actual, "a Hitler le bastaba mencionar la palabra 'paz' en un discurso para que los periódicos -siempre útiles para el poder- olvidaran con júbilo y pasión todas las infamias cometidas", me uno a Greta Thunberg en la urgencia de cambiar el sistema y a Enrico Berlinguer en la necesidad de virar, ¡ya!, hacia una austeridad justa e igual, en "abrirse a una plena comprensión de las razones de desarrollo y de justicia" y, en especial, "abandonar la ilusión -que, con fe de carbonero, destilan los programas de mi amigo- de que es posible perpetuar un tipo de desarrollo basado en la artificial expansión del consumo individual".
Frente al lógico pesimismo de la razón, urge poner a trabajar el optimismo del deseo, apoyarse en que "la fase actual de nuestra vida nacional está, sin duda, cargada de riesgos, pero nos ofrece a todos la gran ocasión para una tarea renovadora", lo que, como, parafraseando el verso 13, canto V, de "El Purgatorio. Divina Comedia", ya escribió Marx en el prólogo de la primera edición del "El Capital" "segui il tuo corso e lascia dir la gente", sigue tu camino y que hable la gente; haz lo que haya que hacer y deja que ladren, pues ello significará que estás cabalgando.

jueves, 25 de abril de 2019

Deconstruir el procés (21) Bochorno Fernando Merodio ALERTA 26-04-2019

Deconstruir el procés (21)
Bochorno
Fernando Merodio
ALERTA 26-04-2019
El procés se está juzgando en el Tribunal Supremo y en muchos otros sitios, por ejemplo, El País digital colgaba a las 19:32 del 24 de abril, el "análisis" diario del juicio que firma Vidal-Folch, titulado "Lo irreparable no es reparable" y subtitulado "¿Acaso no abochorna pensar que el Estado español sería incapaz de impedir la fuga de nueve ciudadanos archiconocidos?", junto a una gran foto -ya vieja y bien elegida- de todos los procesados colmando apelmazados, en columnas de a tres, las cuatro filas de bancos en que fueron acomodados -algunos sólo- los primeros días. En teoría era objeto del "análisis" -no en el título, en el subtítulo o en la foto-, enmascarado en el texto, la pasmosa peripecia procesal y carcelaria, que alguien deberá explicar, de Sandro Rosell, catalán ignoro si afín al procés, 21 meses de prisión provisional, duras acusaciones y hoy absuelto en sentencia no firme por falta de pruebas, no "libre de todo culpa" como afirma el selectivo garantista, que sería otra cosa.
En realidad, aprovechaba el influyente analista que "el Pisuerga pasa por Valladolid" para, con la gran fotografía-nexo, el título y el subtítulo, enlazar el "caso Rosell" con, Vidal-Folch dixit, "los 12 apóstoles del procés" -su Jesucristo, como Napoleón, eligió Waterloo-, ejemplo de lo que Alex Grijelmo calificaba en el mismo medio de "lenguaje identitario" que "utiliza determinadas palabras no tanto por su significado como por su valor simbólico"; son ejemplos acción y activista en lugar de asesinato y terrorista en el caso vasco o aquí, en el catalán, no viendo bastante burla en "presos políticos" y "exiliados", ahora "los 12 apóstoles", quién sabe con qué ilusorio valor simbólico; al día siguiente, la foto en el diario de papel, supongo que por vergüenza, era actual, menos sugerente y sectaria, con  parte de los "apóstoles", en estrados, tras sus defensas.
Lo de la prisión preventiva en general es complejo y debatido, requiere un trato más serio y genérico que el que le da Vidal-Folch, impropio de un periódico que alardea de objetivo y riguroso, pues también Bárcenas, Villarejo, Zaplana, Ignacio González,... y miles de investigados por causas graves o incomparablemente más leves, están o han estado, sin que altere al analista, presos preventivamente. Mensaje no subliminal, grosero, para equiparar el "caso Rosell", también catalán, al de "los 12 apóstoles", diferenciándolos él sólo por su "materia, implicados, ramificaciones y relevancia pública", obviando los incomparablemente mayores daños, deslealtad, certidumbre televisada en directo y peligro para el interés más general concurrente.

Al tiempo, sigue el carrusel de testigos, ahora son viejos socios de los alzados que se declaran huidos de primera línea del procés por miedo a lo que pudiera pasar, ¿no era todo un juego y, además, legal?, siendo decepcionante que un medio tan pagado de sí mismo y de su objetividad tenga, en tema crucial para todos, una analista diario tan poco neutral, tan identitario, que produce, él sí con razón, un soberano bochorno.

martes, 23 de abril de 2019

Deconstruir el procés (20) Vacío legal Fernando Merodio ALERTA 24-04-2019

Deconstruir el procés (20)
Vacío legal
Fernando Merodio
ALERTA 24-04-2019
El vacío sugiere ausencia de solución a problemas, por lo que en el campo legal el vacío puede identificarse con falta de previsión normativa para resolver un caso, trance que el independentismo insinúa en su relación con el resto de España a partir del procés.
En estos días que evocan un notable drama religioso, político, humano,... sucedido hace casi dos mil años y que, formando parte del núcleo duro de mi poso cultural, no tengo claro -quizás ni siquiera me lo planteé nunca- si realmente los hechos ocurrieron o no como nos son narrados, hoy mutados, devaluados, en fiesta religiosa, folklórica, vacacional,..., se ha propiciado, además de otras cosas, la suspensión del juicio que fijará jurídicamente los hechos del procés y que, sea cual sea su resultado, condicionará seriamente el futuro de los 47 millones de personas que, por convención, llamamos españoles; es un parón judicial que facilita esta digresión colateral en mis reflexiones en torno al 11-0.
El estancamiento del juicio, los procesados, el parcial y atronador silencio político en su torno, el turbio futuro que anuncia, me da tiempo urgente y me refuerza en la idea de Marx, el derecho a politizar ideas y luchas individuales, destruir/alterar/mejorar el injusto curso del capital, la urgencia de izquierda de provocar un rápido vacío legal, constitucional incluso, una suerte de, como diría Kierkegaard, "suspensión política de la ética" para volver a empezar, pues hasta Greta Thumberg, niña, dice que "hay que cambiar el sistema", es urgente enfrentarse con seriedad y solidaria lógica objetiva a los síntomas de putrefacción del (des)orden capitalista -desigualdad, egoísmo, hambre frente a riqueza inimaginable, violencia, calentamiento global,...- hoy evidentes.
Entiendo que, por otra parte, no debemos olvidar que el imperio de la ley, el contrato social es, aun siendo deficientes las normas, arma para los más desprotegidos y débiles, a los que posibilita alcanzar analgésicos triunfos parciales, por lo que debemos estar prestos a toda suspensión de la norma desde la derecha, en especial desde el peligroso el nacionalismo, debiendo recordar que ya el Manifiesto comunista, 1847, un programa de partido, exigía en sus primeras líneas que "ya es hora de que los comunistas expongan a la faz del mundo entero sus conceptos, sus fines y sus tendencias", universalidad -la izquierda es internacional o no es izquierda- y transparencia que difunden sus sólidas -y debatibles- ideas, al tiempo que desmontan tanto muchos hechos propios posteriores como tergiversaciones de sus enemigos.
Al reflexionar sobre el egoísta vacío legal de derecha -como el de Oliver North en los USA o el de los antidreyfusards de la Francia de Zola- y el incurable daño que provocan a todos los independentistas en torno al 11-0 y su intento de vacío legal, apoyados, lo más grave, en la supina ignorancia de Pablo Iglesias sobre qué son los derechos de la Constitución y la desproporcionada ambición de  Pedro Sánchez, me vuelvo a hacer la pregunta, ¿y la izquierda?

sábado, 20 de abril de 2019

48 Los domingos, cavilar Votar Fernando Merodio 21-04-2019


48 Los domingos, cavilar
Votar
Fernando Merodio
21-04-2019
Henry David Thoreau (1817-1862), iniciaba su breve y brillante panfleto "Del deber de la desobediencia civil", adaptable con matices a esta época, explicando por qué y cuándo se debe desobedecer y afirmando que "el mejor gobierno es el que gobierna menos (...) el que no gobierna en absoluto; y, cuando los hombres estén preparados para él, ése será el tipo de gobierno que tendrán", toda vez que, al tiempo que cualquier gobierno, "(...) medio elegido por el pueblo para ejecutar su voluntad, es igualmente susceptible de originar abusos y perjuicios antes de que el pueblo pueda intervenir" y, a partir de ello, más adelante, explicaba brevemente su teoría sobre las votaciones, "una especie de juego (...), un jugar con lo justo, con cuestiones morales", un "estoy dispuesto a dejarlo todo en manos de la mayoría", un acepto uno de los candidatos como "único disponible", evidenciando con ello que, como votante, soy yo "quien está 'disponible' para cualquier propósito del demagogo"; a partir de ello Thoreau criticaba que "el verdadero americano -ciudadano en general- resulta ser el 'conformista', no precisamente el 'tipo raro'" que, con las muy malas reglas actuales, no delega su poder para decidir y actuar en nadie que no tenga su total confianza.
Aquí ahora adoramos el tótem de lo que dicen democracia, indeterminado concepto dúctil, maleable, fácil de adaptar al interés del poder real, perversión del lenguaje, apariencia que aconseja reflexionar un rato sobre cómo, en toda España, venimos de una sociedad que, salvo mínimas dignas excepciones, convivió plácida con Franco, dando el salto a lo actual franquistas, derecha confesa, trileros y algunos comunistas desconcertados, motivo por el que, lo peor, nuestros actos muestran que, en general, renegamos de ser quienes somos; el llamado Estado de derecho es en realidad ente oligárquico en el que, de modo esencial, mangonean dos minorías, la sociopolítica, corruptas burocracias de partidos, sindicatos y grandes entidades subvencionadas y, por encima, la económica encarnada en el aun más corrupto poder del dinero, el 1%; dos oligarquías que simula equilibrar igualitario un falso respeto formal a la soberanía popular, realmente limitada a las formas que hoy tiene el voto y a las capitisdiminuidas libertades formales; en eso se ha afianzado lo que antes, por su nombre verdadero, llamaban capitalismo y hoy, lenguaje pervertido vergonzante, se oculta tras vocablos como progreso, democracia, liberalismo, Estado de derecho,...
Si estamos de acuerdo en que la política es el arte de vivir juntos buscando el bien común y aceptamos una idea de democracia -que Platón y los antiguos griegos veían nefasta- vinculada a la libertad, a negar toda sumisión a convenciones humanas y, por ello, negación desmesurada de cualquier título -de nacimiento, de conquista, de mayor conocimiento, religioso,...- que legitime el derecho a gobernar al resto, es fácil acordar que nuestro Estado de derecho y las oligarquías corruptas no son democracia. En especial ahora en que lo que importa es debatir si es necesario y cómo se debate.
A su modo, Marx explica, con datos y conceptos de su tiempo, que la igualdad que preconiza una supuesta democracia es mero interés mercantil, libertad de mercado que, por mucho que sea el tiempo transcurrido desde que él lo decía y mucha la vergüenza al verlo aun hoy, es explotación salvaje del hombre por el hombre, radical desigualdad entre quien presta su fuerza de trabajo y quien, robando plusvalía, la compra, sumisión al interés mercantil, insufrible desigualdad que hoy la oligarquía seda instigando la estúpida y narcisista nada del desaforado consumo de productos superfluos que fingen satisfacer falsas apetencias individuales, al tiempo que atienden a la provocada necesidad de producir más; explica Jacques Rancière que, al aceptar hoy tal situación como modelo democrático, se entierra la razonable crítica de base marxista que en 1968 hacía Baudrillard a la sociedad de consumo y al falso disfrute individual de los beneficios igualitarios de la “sociedad opulenta” de Galbraith, ficticia igualdad bajo la que se ocultan “la democracia ausente y la igualdad perdida”, haciendo del narcisista consumidor compulsivo un -irracional cuestión de fe- creyente  de que el mero hecho de ser “capaz de expresar tanto sus preferencias electorales como sus placeres íntimos”, incluso de modo tan limitado, le convierte en demócrata.
La apasionante desmesura que es la democracia se evidencia en el hecho de que, en Grecia (Las leyes, III, 690 ac), entre los siete títulos que habilitaban para gobernar, el más justo y de mayor autoridad era el de la elección por el dios azar mediante sorteo, método democrático para -como si se tratara de una comunidad de vecinos que nadie quiere presidir- asignar posiciones de mando en el Estado, un sistema que fundaba de modo exclusivo la democracia en la inexistencia de título alguno -de nacimiento, conquista, mayor conocimiento, religioso,...- que legitimase la posibilidad o la capacidad para gobernar; dice, por ello, Rancière que la superioridad en democracia “no se basa en más principio que la ausencia misma de superioridad”, sabiendo los griegos que, al tratar igual a competentes e incompetentes, el método del sorteo suponía el riesgo de caer en manos de estos, pero evitaba el más peligroso de “los hombres con habilidad para tomar el poder mediante artimañas”, el terrible riesgo de elegir tramposos que, como hoy sabemos, pueden ser corruptos e insolventes. Se apoyaban los griegos, como después los revolucionarios norteamericanos o franceses del siglo XVIII, en que no era natural, necesario o lógico que, como ahora, fuera título esencial para ocupar el poder haber expresado antes la ambición de hacerlo.
Si estando donde estamos queremos organizar una mínima vida democrática, lejos de consensos, trampas de lógica oligárquica, de negar política y democracia, tenemos los derechos de reunión, manifestación, asociación y huelga, no regalados sino arrancados, que para ser útiles precisan ejercicio, hoy escaso, y también tenemos la posibilidad de unas normas marcadas por la ambición de ser igualitarias, justas que debiéramos exigir que, al contrario que ahora, sean cumplidas por todos; en tiempos de oligarquías, burocracias, corrupción, consensos y paz de cementerios, la inhabitual decisión de no aceptar tramposos mecanismos, enfrentarse al que manda y a la manipulación del resto, asumir riesgos y perder posición y dinero exigiendo derechos, haciendo que, lejano, suene el trueno de la fuerza del trabajo, merece aplauso y que tal decisión se vea acompañada de solidaridad, coherencia y suerte.
Quienes son designados en elecciones trucadas o se apoyan en consensos contra natura no son el demos, lo somos quienes menos contamos para los oligarcas, la gens de rien de Rancière; hay democracia cuando todos pueden influir en la acción política, haciendo posible el “poder de cualquiera”. La deseada emancipación no se producirá a partir de leyes y especulares formas de gobierno nacidas de torpes alianzas entre las oligarquías política y económica, que nos dividen en grupos de género, ideológicos, sociales, sexuales,... para, con “lógica policial”, controlarnos y regirnos con reglas y funciones, comprarnos, vendernos, premiarnos o castigarnos,..., sino que, por contra, tal emancipación llegará cuando la acción de cualquiera pueda arrancar a burócratas y oligarcas el uso de la política y el reparto de la riqueza, cambiando el modo reglado de actuar que ellos imponen, de forma que incluso las decisiones más importantes puedan ser tomadas desde abajo, por cualquiera. Para ello, frente a oligarquía y burocracia, debiéramos ejercer la pasión de exprimir el jugo a conquistados derechos de reunión, asociación, manifestación y huelga, generar alrededor nuestro brotes de democracia real, que es coraje y, por lo tanto, alegría salvaje; al menos en teoría.

Coda. Me pregunta Bernardo, amigo con coraje y conciencia de clase si, tras dejar de hacerlo por culpa de Agudo y sus tránsfugas, traidores a Marx, volvería a votar si el voto en blanco fuera computado como un partido y, con las normas de todos, generara escaños vacíos. Como paso intermedio no suena mal; habría que pensarlo.

viernes, 19 de abril de 2019

Deconstruir el procés (19) Mentira Fernando Merodio ALERTA 19-04-2019

Deconstruir el procés (19)
Mentira
Fernando Merodio
ALERTA 19-04-2019
La esencia del juicio es la justa calificación jurídica de los hechos pero, al margen de ella, cada día está más claro para el ciudadano interesado que el procés en su conjunto, todo él y en lo que aquí afecta los "días de autos", es una mentira, una enorme y reconocible mentira. "¡Parecía que los malos éramos nosotros!" fue corolario de la declaración de un oficial de las Unidades de Intervención Policial, "antidisturbios", que relató graves insultos, amenazas, lanzamientos contra ellos de piedras, vallas, los más diversos objetos, llamadas al regreso de ETA,... cuando entraron -más bien pretendieron entrar- en los centros de (mala) educación en que se ofició el aquelarre de urnas y papeletas, la burla del resto, de la que tan ufanos se mostraban los encausados y algunos -no se sabe cuántos- más, que ahora, cobardes, ni se atreven a definir, con la claridad, coherencia y valentía de quien asume sus hechos, lo que fue; encogidos, se refugian tras ridículos, vergonzantes trampantojos.
Es, de entrada, una grosera mentira la historia que cuentan como origen de sus presuntos derechos distintivos -superiores- de los del resto con la técnica que, en un artículo del filósofo Manuel Cruz sobre "mentiras de obligado cumplimiento", se identifica, más o menos, con sustituir la explicación de lo cotidiano, muy fácil y entendible, como vinculado a causas objetivas, por la mitológica (re)interpretación del pasado como subjetivo relato -propio de los politólogos, publicistas y vendedores de crecepelo que hoy copan la política-, versión maniquea de un ayer de persistente humillación, explotación, opresión,..., que justificaría su agresiva e ilegal respuesta en forma de mentiras, fake news que nos han dañado seriamente y en el procés tienen su culmen en la inexistente excepcional violencia de la intervención policial frente a la embestida del 11-O, que utilizó cobarde el escudo humano de ancianos, mujeres y niños, con la hinchada irreal cifra de 1.000 heridos que nadie osa negar en público, lo que yo hago aquí por escrito.
Falsario relato desleal que -con evidente éxito entre ineptos políticos- carga al resto de nosotros la culpa de sus vilezas, queriendo alterar, de modo ilógico, nuestra política en su beneficio, tarea en la que les apoyan psoecialistas deslucidos y populistas con chalet y permisos "políticos", que ofrecen a los chantajistas y sus afines vascos -para que nos perdonen lo que, desleales, ellos han hecho- referéndums unilaterales y transferencias contra castellanos, andaluces, valencianos, asturianos, cántabros,...

Frente a la mentira está el muro de lo justo que, a veces, al mostrarse lleva a incómodos enfrentamientos lógicos que invitan a ser cómodo ilógico, evitar debates honestos, acunarse en una sociedad políticamente correcta, anestesiar convicciones sólidas sobre lo que es verdad, sedarlas con mentiras históricas de los vendedores de su mal paño al precio de tejido oriental; el juicio, sentencien lo que ¡uf! sentencien los magistrados, señala a los desleales y la igualdad recomienda, urgente, ponerlos poco a poco en el lugar -legislativo, social y político- del resto.

martes, 16 de abril de 2019

Deconstruir el procés (18) ¿Y la izquierda? Fernando Merodio ALERTA 17-04-2019

Deconstruir el procés (18)
¿Y la izquierda?
Fernando Merodio
ALERTA 17-04-2019
Avanza el juicio, ahora -diversos- policías desgranan detalles, sabidos o no, de lo que, según ellos, ocurrió aquellos días, se acumulan datos objetivos contrastados que, puestos en relación con otros medios de prueba, armarán la base fáctica de la sentencia y servirán, en el criterio del Tribunal, para tipificar -o no- como delito lo ocurrido, cada uno de sus detalles y piezas que han motivado que una parte de los cabecillas del procés esté en prisión desde hace más de un año y otra huida.
Al margen de la calificación jurídica penal que finalmente merezcan tales hechos es cierto que, en torno al 1-O, un dispar grupo de levantiscos ciudadanos españoles habitantes del chaflán llamado Cataluña que, mientras yo, vulnerando las instrucciones del PCE en que militaba, votaba no y en toda España y Cantabria eran, respectivamente, un 59% y 59,4% los que decían sí al contrato constitucional de 1978, fueron masivamente, un 61,45 %, favorables al solemne pacto que ahora, unilateralmente desleales contra el resto, pretenden quebrar.
El cierto y grave riesgo de ese pequeño nacionalismo egoísta -y otros- en que se mueven los desleales hace que rescate de mi pequeña historia los términos izquierda y derecha que, no hace tanto, tenía tan claros, hasta que llegaron los que decían poder y, hablando como Perón y Evita, arriba y abajo, la gente,... y otras inanes nociones, mostraron que su último objetivo era acercarse -a toda costa- al poder, vivir en un lujoso chalet con piscina y finca, suyo, disfrutar largos permisos, acceder a las cloacas del Estado y, última ocurrencia, intervenir, ¡niños inocentes!, las grandes eléctricas... para bajar el precio de la luz.
En política, los términos izquierda y derecha nacen en la Revolución francesa, 1789, cuando los jacobinos de Robespìerre, republicanos, radicales, laicos, defensores de la soberanía popular, del sufragio universal, de la indivisibilidad de la nación y de un estado fuerte centralizado,..., se sentaban en los escaños de la Asamblea del Tercer Estado de los Estados Generales a la izquierda, inaugurando las ideas base de los partidos promotores de la Segunda y Tercera República Francesa.

Leyendo a Norberto Bobbio, "Derecha e izquierda", sus múltiples y solventes citas, concluyo que si al hombre de derecha le preocupa salvaguardar la "tradición", el de izquierda busca por encima de todo "liberarse" de las "cadenas" impuestas por razones de raza, casta, economía, clase,...; la izquierda enfrenta a la "tradición  de la derecha, tan vinculada al nacionalismo, la emancipación liberadora de la idea jacobina, unas señas históricas que, en tiempos de agrio resurgir del nacionalismo egoísta y el abuso -a él vinculado- del miedo físico como agente político, frente a los que unos dicen querer calmar a la bestia desleal y violente con mayores prebendas y transferencias y otros con referéndums ilegales para tranquilizar a los alzados, echo en falta el valiente antifascismo histórico, dolorosa ausencia que trae unida una inquietante pregunta ¿y la izquierda?

domingo, 14 de abril de 2019

47 Los domingos, cavilar La memoria Fernando Merodio 14-04-2019

47 Los domingos, cavilar
La memoria
Fernando Merodio
14-04-2019

“Toda teoría psicológica digna de alguna consideración habrá de ofrecer una explicación de la 'memoria'". "Proyecto de una psicología para neurólogos". Sigmund Freud.
"Sé que he perdido tantas cosas que no podría contarlas y que esas perdiciones, ahora son lo que es mío (...) Sólo el que ha muerto es nuestro, sólo es nuestro lo que perdimos (...) Nuestras son las mujeres que nos dejaron, ya no sujetas a la víspera, que es zozobra, y a las alarmas y terrores de la esperanza. No hay otros paraísos que los paraísos perdidos". "Posesión del ayer" de "Los conjurados". Jorge Luis Borges.
Para algunos resulta muy fácil influir manipulando la realidad, utilizar de modo descarado la mentira con fines sociales o políticos, aprovecharse abusivamente del derecho fundamental -de todos- a la información y me siento obligado a cavilar sobre algo tan personal/individual y -si se dispone de medios- tan peligroso.
Manuel Angel Castañeda, acaparador histórico de los peores apoyos y de medios sobrados para, vocacional, ejercer de censor cancebero provincial de las esencias del sistema, titulaba "Memoria sin nostalgia" su -siempre (mal)intencionada- homilía dominical que hizo pública El Delirio Montañés del 7 de abril, en la que, además de evidenciar que no lee a Borges, realza una declaración de principios/excusatio non petita, sin desperdicio: "No es que vivamos en el mejor de los mundos posibles, pero carece de base el negacionismo que sostienen los que creen que la humanidad tiene rumbo equivocado", sin aportar, como siempre, ni siquiera indicios de a quien o quienes se refiere como agentes de ese negacionismo... que él niega; con el simple argumento de una triste selección de tópicos sobre los años 60/70 del pasado año, tal como él, al parecer, los vivió: la censura y Fraga, el Pequeño Libro Rojo de Mao, al que califica de, sólo, gran genocida, los lisérgicos cantos de paz, el hombre y la Luna, la UIMP, el cine de arte y ensayo, Drink Club, en teatro, Lina Morgan y Juanito Navarro, no se enteró, al parecer, del Marat-Sade, de Marsillach o Las Criadas, de Victor García/Nuria Espert, llamando, en especial la atención su muy leve referencia a que entonces mandaba Franco y el modo en que lo hacía al privar de importantes libertades a todos y encarcelar a los pocos que, en especial comunistas y obreros, le hacían frente; no se trata, pues, de una memoria objetiva, sino selectiva que, en fondo y forma, más que mostrarnos la historia, se limita a definir los intereses de su vida.
Faltando, además, toda mínima conexión -necesaria para elaborar todo silogismo- entre las dos premisas base -qué ocurría en los años 60/70 y qué pasa hoy- y su conclusión -es negacionista quien opine que el rumbo actual es erróneo-, valorando también que la acepción más usual de esa nostalgia que tanto molesta al defensor de la esencia, es "sentimiento de pena por la lejanía, la ausencia, la privación o la pérdida de alguien o algo queridos", que tal "pérdida" es, para Borges, la base del paraíso perdido, que "negacionismo" es una actitud de "rechazo a aceptar una realidad empíricamente verificable" y que el crítico no aporta para llegar a su conclusión ninguna realidad objetivamente constatable, parece evidente que el corolario de -como casi todos- este concreto sermón dominical, tiene la estructura política de la mentira, la evidente vocación de nudo gordiano, más enrevesado aún que el que ató carro, yugo y lanza de Gordias y el objetivo de proteger concretos intereses de los distintos consejos de administración vinculados al Delirio, que le apoyan y dotan de medios.
Freud no tiene una teoría específica sobre la memoria a que, ajena a la nostalgia, Castañeda da un valor tan útil para él y los suyos, si bien es un concepto presente en el conjunto de su obra y, como Marx y Nietzsche en sus mutuas materias, él la aplicó un análisis tópico, filosófico, político, económico,... y, partiendo de que su base está en los sistemas neuronales, es biológica, sabe que está fuertemente vinculada a la motivación humana y al deseo, por lo que estudió cómo da lugar a asociaciones, pulsiones, bloqueos,... que hacen que sea tan impenetrablemente complejo su análisis, al que afectan los hechos vividos, grabados en el subconsciente en forma de fantasías y síntomas reprimidos que se acaban mostrando con nuestro desarrollo libidinal.
Memoria y nostalgia o como se la quiera llamar, me parecen, pues, inevitablemente unidas, en forma que no tiene por qué ser, como abomina Castañeda, necesariamente negativa, siendo, además, evidente que, pues, para recordar sus hechos, cada cual tiene que hurgar en el caótico espacio en que, a su modo, acomodó lo vivido, sujeto a otros muchos condicionantes o intereses personales que separan los hechos de su real identidad, vaya vd. a saber cuál es la proximidad que, en todo caso, tendrá con tal realidad lo que salga del complejo proceso de utilizar la memoria.
Conviene aquí interrogarse sobre qué pretende el sermoneador con su abstrusa abstracción y a quién beneficia su conclusión/admonición extraída de personales erróneas premisas, referida a que la humanidad no tiene, hoy, equivocado el rumbo, por lo que, siendo cierto que siempre fue sólido y servil propagandista de similares ideas, le resulta aplicable la desautorización del filósofo Antonio Valdecantos cuando afirma que "lo que se llama realidad no se manifiesta dando respaldo a nuestras afirmaciones ni corrigiéndolas cortésmente, sino burlándose de nuestra confianza en ella y vapuleándonos sin ninguna clase de miramientos. Convencerse de que los actos se han ceñido a las creencias de uno es una ilusión bien pueril" y, añado yo, interesada, concluyendo el pensador que "si lo que se quiere es mantener las lealtades, con la rutina hay suficiente y la verdad no hace ninguna falta", siendo evidente que cuando las lealtades son hacia agentes tan fuertes y peligrosos como los desencadenantes de la injusta desigualdad que hoy asola el mundo o, entre otras catástrofes, del cambio climático/calentamiento global, bastaría con escuchar un par de minutos a una niña de 15 años llamada Greta Thunberg para que, incluso alguien que tuvo que "sufrir" en su juventud la convivencia con el Pequeño Libro Rojo del -sólo- genocida Mao, los sonidos lisérgicos, las canciones de paz -no la guerra de Vietnam-, el acceso de Juan Carlos a la sucesión -diferida- de Franco a título de rey, los cines de arte y ensayo, la película "Repulsión", de Polanski, Lina Morgan y Juanito Navarro,..., tragedias que le causaron un trauma desencadenante de la agradecida satisfacción -coincidente en lo esencial con la de ese Donal Trump cuyas enloquecidas políticas intentan matarnos-, con "su" actual presente, para que incluso hasta tal "víctima" se sienta avergonzada de negar -con publicidad- que hoy "la humanidad tiene el rumbo equivocado"; repito, bastaría para ello que escuchara, en silencio un par de minutos, a la niña para, si aún no se ha perdido del todo el oremus, morirse de bochorno al ver cómo estamos perdiendo las dos batallas, sin duda, más importantes, la de la justicia, por la igualdad y la de la supervivencia, en la que nos enfrentamos a la naturaleza, la física, la biología, la química,..., la vida.

Todo ello se refleja, ácido y aplicable a muchos otros peligrosos ejemplos, en la última viñeta, la de ayer, de El Roto, un hombre con una bandera en la mano y cara de bestia diciendo "La militancia permite tener razón sin tener que razonar", lo que resulta en especial cierto cuando se milita en un ejército tan abusón y poderoso como el del susodicho, el mismo sujeto que, memoria, cuando en España ocurrían hechos como los de la masacre de Atocha, señalaba en un periódico con sus nombres y dirección, Castilla, 11, a los jóvenes abogados y la secretaria de aquellas Comisiones Obreras, reseñándolos con todas las letras, aunque no maoistas, como comunistas, por lo que aún hoy me preocupa la insistente existencia de injustificadas, privilegiadas, conocidas, excesivas,... presencias negativas, militantes, relevantes, insistentes,... en los foros de todos, sin que la sociedad se lo haga siquiera mirar.

jueves, 11 de abril de 2019

Deconstruir el procés (17) La Hidra crece Fernando Merodio ALERTA 12-04-2019

Deconstruir el procés (17)
La Hidra crece
Fernando Merodio
ALERTA 12-04-2019
Al tiempo de este juicio y el que la Audiencia Nacional instruye contra el exmajor Trapero y otros, una juez de Barcelona, tibia, ha procesado a 30 directivos y -relativos- altos cargos del gobern por indicios de participación en hechos delictivos del 11-O; la simbólica y significativa Hidra crece o, quizás más preciso, se evidencia.
En diversas culturas y religiones la Hidra es un mito que en la griega toma forma de serpiente policéfala, hasta diez mil cabezas llegaron a atribuirla, si le eran cortadas tenía capacidad para reproducirlas, guardaba un acceso al mitológico "inframundo", nuestro "más allá" en que se almacena, dicen, el espíritu de los muertos y, en tiempos en que tenía nueve cabezas, fue muerta por Hércules cumpliendo la segunda de sus doce tareas; lo que era y aquí ahora es, lo que intenta proteger y ocultar, qué trato debiera dársela tras decidir el tribunal supremo, que debe hacerlo, son asunto básico para todos y hace años que no era tan necesario preguntar y acopiar millones de papeletas en las que opinen todos los vinculados al contrato social, computarlas y cumplirlo para que, así sí, quien haya votado haya hecho política.
Nunca un policía autonómico, un mosso, tuvo tan merecida -y quizás efímera- fama como el numero 18849, Robocop que en un reciente video, con tono irritado y mérito en momento de gritos, insultos, "lanzamientos de botellas, latas, piedras, puñetazos y patadas", regaló a un manifestante, funcionario agente forestal -y a todos nosotros- una síntesis de filosofía política en cuatro frases -la primera y la tercera son del forestal- que, pese a haber sido tan repetidas, por su valor simbólico, me niego a no reproducir: "Estamos construyendo la república" / "Pues defiéndeme a mí y no a estos hijos de puta" / "Yo defiendo la república" / "¡Qué república ni qué cojones! ¡La república no existe, idiota", en línea con el celebrado ¡es la economía, estúpido! del asesor de Clinton, en 1992; lección gratis para pícaros ignaros que, lejos de atender y aprender, han decidido, como en las películas USA, que Asuntos Internos, ¿o Sucios?, investigue al mosso.

Columnista afín a "negociar", "hacer política" y flexibilizar ciertos delitos, Vidal-Folch, El País y otros medios, rellena cada día su columna sobre el juicio con el puntilloso inventario de nimias paradojas mezcladas con cifras, fechas, horas,... devalúa pruebas y, al tiempo, revaloriza la infame "política vista como un gran negocio", frente a la que la Liga por los Derechos Humanos, disuelta por decreto del movimiento nacional-socialista en Alemania en febrero de 1933, tenía como lema "¡Por la verdad y la justicia!", herramientas que entonces debieron ayudar a Hércules contra la Hidra y aquí deberán ser bien explicados para evitar que, tras el juicio, pase lo que avanza von Horvàth en "Juventud sin Dios" sobre la culpa y el castigo a los nazis, "(...) el verdugo pide perdón al asesino, (...), el asesino renace en cierto modo en el verdugo".

martes, 9 de abril de 2019

Deconstruir el procés (16) Sin normas Fernando Merodio ALERTA 10-04-2019

Deconstruir el procés (16)
Sin normas
Fernando Merodio
ALERTA 10-04-2019
No es de izquierdas ni de derechas, el juicio al procés revela, a escala menor, algún síntoma latente equiparable -con el sustancial matiz, entre otros, de su falta de fuerza militar- a los momentos previos a, en España la guerra (in)civil o en Alemania la II mundial, signos que colaboraron a desencadenar ambas violencias.
El libro "Jugend ohne Gott", 1937, Juventud sin Dios, de Ödön von Horvát, como setenta años después la turbadora "Das weisse band", 2009, La cinta blanca, película de Michael Haneke, evidencian que, en general, nada ocurre por sorpresa, el riesgo del mal avisa y, por ello, film y libro advierten a despistados que en los años previos a la dañina explosión del nacionalsocialismo la semilla del mal, además de en los fanáticos dirigentes, "ya estaba presente en niños, jóvenes y educación", un ámbito en el que era bueno/justo lo que venía bien a ellos y los suyos, por lo que Horvàt advertía que "desde que existe la sociedad humana, no ha podido renunciar al delito por razones de supervivencia, pero los delitos se silenciaban, se encubrían, se sentía vergüenza. Hoy en día están orgullosos de ellos"; repito, era 1937, tiempo previo.
En España, 1936, la violencia vistió diversas ropas, lucha de clases,  hostilidad entre nacionalismos, guerra entre fascismo y comunismo, de religión, entre dictadura militar y democracia,..., pero en realidad nació del desprecio de militares y alzados a la norma legal nacida del pacto social previo.
Alardear de desprecio hacia la norma, intentar burlar el contrato social libremente firmado anuncia días ásperos, avinagrados y tal es, no otra, la pestilencia que, hoy por hoy, desprende lo acreditado en el juicio sobre los actos de los que empujaron el procés, que admiten incumplimientos en los hechos que se juzgan, se ufanan de ello y, junto a otros, presionan fuera de la ley, avisan que si no se modifica de modo unilateral la constitución, contrato suscrito por 46 millones de españoles, y se les regala el -capricho inexistente de su- derecho a autodeterminarse, habrá problemas para todos, incluso ellos.
A partir de un planteamiento tan parcial, de máximos, sin fijar números ni aportar detalles de la forma en que desarrollarían todo, sería suicida por pueril cualquier "negociación" con un grupo de antiguos socios tan desleal y egoísta, desconocedor de los detalles de su ruta, incapaz de acordar entre los suyos, ni explicar qué harán con los que discrepen y no admitan separarse; von Horvàt aclara tal situación con dos certeras frases que explican la destacada presión religiosa de la culpa entre alemanes -¿y entre nosotros?- en torno al irracional nazismo: "Como un ave de rapiña la culpa va trazando sus círculos. Nos atrapa rápidamente", frente a lo que plantea una salida lógica: "Sí, Dios es terrible, pero yo le ajustaré las cuentas. Con mi libre albedrío".

Sería un éxito que el juicio declarara, justo, los daños y delitos de ese nacionalismo, sin alimentar ningún complejo de culpa.

domingo, 7 de abril de 2019

46 Los domingos, cavilar Vivir Fernando Merodio 07-04-2019

46 Los domingos, cavilar
Vivir
Fernando Merodio
07-04-2019

“La cuna se balancea sobre el abismo y el sentido común nos dice que nuestra existencia no es más que un breve relámpago de luz entre dos eternidades de tinieblas".
Comienzo de "Habla, memoria. Una autobiografía revisada". Vladimir Nabokov

La palabra vida, género femenino, así de correcta, procede del latín, vita, y según el diccionario de la RAE designa, entre otras acepciones, tanto al ser vivo, al hecho de estarlo, al tiempo que transcurre desde el nacimiento hasta el presente o la muerte como a la fuerza o actividad esencial mediante la que actúa ese ser o al estado o condición que define su modo de vivir o a la actividad personal o comunitaria que desarrolla; vida es, por último y fundamental sin prestar atención a particulares ideas religiosas, viveza o ardor.
Mi muy limitado saber científico me dice que la medicina explica que la vida es lo que debe ser si cada órgano cumple bien su función y actúa coordinado con el resto; biológicamente, la vida exige una organización a distintos niveles, cada cual más complejo y con sus propias leyes: monómeros, biomoléculas, genes, orgánulos, células, tejidos, organismos, poblaciones, biosfera,...
Todos los organismos vivos desarrollan, cada uno a su modo, sus procesos vitales y viven mientras lo hacen, pero las cosas u objetos, lo que, por ejemplo, el hombre hace con sus manos, por mucho valor que algunos le den, no crece, no se reproduce, no vive,.., es un peso muerto que no tiene el valor de la vida, propiedad esencial, con alcance social que, entre los llamados humanos, debiera implicar la exigencia rigurosa y solidaria, no siempre aceptada, de asumir la fatigosa tarea de pensar e intentar alcanzar, individuos y grupos, lo que se piensa, ideales y metas.
En estos días, un hombre desafortunado ha puesto fin a la vida, así conceptuada, de una compañera aún más desgraciada que él, una desgracia lamentablemente usual, que se ha politizado y trocado espectáculo en el que, como casi siempre mal, han entrado a saco los medios de comunicación, convirtiendo algo humano, penoso y, posiblemente, admirable en una ceremonia que, lamento exteriorizar lo que pienso, además rechina, una ceremonia que aún rechina más cuando, en torno a ella, se oyen palabras como policías, fiscales, jueces, calabozos, cárceles,..., inhumanas.
En una sociedad viva en la que los que gustan de la religión o el fanatismo, ¡allá ellos!, dejaran vivir en paz al resto haría ya mucho tiempo que lo sucedido estaría bien resuelto y no habría que soportar los sermones electoralistas de los distintos partidos desde sus púlpito de izquierda, centro y derecha, los extremos de los dos extremos, los viejos y los nuevos, los de la casta de 1978 y los de la  de 2018,..., pues se habría establecido con todas las garantías la forma en que, sin permitirnos desertar de nuestras obligaciones sociales, cada cual podríamos decidir, a nuestra manera, sobre algo tan personal, humano, biológico como es la razón, el tiempo y el modo en que dar por finalizadas nuestras vidas.
El tema es importante y, en esta sociedad pacata y falsa, es además sensible, por lo que me parece obligado ponerlo en relación con la experiencia vital de cada uno de nosotros. la mía, por ejemplo, que tengo casi 73 años, una buena edad y cuando tenía 70, viviendo en una aparente plena y buena forma, se me evidenció y me diagnosticaron un agresivo cáncer de próstata, respecto al que, tras tomar conciencia de que mi vida no estaba -ni había estado nunca- en mis manos. respondí a la pregunta de los médicos eligiendo combatir a tan duro, desconocido y nuevo enemigo, no con quimio o radioterapia, con la cirugía más avanzada, expresando mi -forzado- deseo de que un robot de nombre Da Vinci, al que, por el momento, daría órdenes un joven/experto médico sabedor de urología me rebañara -todo lo posible- el mal que había empezado a devorarme por dentro, así lo hicieron y -por el momento- todo va aparentemente bien, aunque no dejo a un lado lo que me repetía y repite un médico amigo, también canceroso, compañero de maratones, "la salud es un estado pasajero que no presagia nada bueno"; no estaría explicándolo todo si no escribiera además que tuve que pagar un peaje aparte de -solo- las habituales y lógicas limitaciones en la actividad sexual, ya que una complicación ajena estrictamente al cáncer ha dañado una parte importante de mi vida, un síndrome compartimental en la pierna derecha causado por la operación me impide disfrutar de la mayor afición de mi vida previa, correr al menos una hora todos los días.
Al tiempo que a mí, detectaron otro cáncer similar a Jose, mi querido y único hermano, dos años menor que yo, aparentemente, incluso más sano y fuerte, pero que, sin mi fortuna -¡o vaya usted a saber!-, perdió, privándome de los restos previos de mi historia familiar obligada y causándome más dolor que propia mi situación, no sé si mala, en la que además de -o pese a- estar vivo, mi cerebro, aun fuerte como antes, se impuso a mi dañado cuerpo y tras tomar conciencia directa de -algo tan evidente como- que no voy a ser eterno, he plantado cara a la parca en la partida de ajedrez que, como tan gráfico narra Ingmar Bergman en la devastadora película "El séptimo sello", nos toca mantener con la muerte, sé también, ahora más que nunca, que por más que me disguste que una revisión no sea buena o aparezca cualquier otra cosa no alteraré mi vida ni una micra más allá de lo que me obligue mi estado físico, como he hecho hasta ahora.
Con tan personal conocimiento y experiencia vital, en esas estoy, apoyándome en los versos, que me mantiene vivos un separador de páginas de la Librería Gil, escritos por la premio Nobel de Literatura Wislawa Szymborska, "Ningún día se repite, / ni dos noches son iguales, / ni dos besos parecidos, / ni dos citas similares", al tiempo que aprendiendo y fortaleciéndome con los que, agridulces, como León Tolstoi, Susan Sontag, Iona Heath, Christopher Hitchens, André Gorz,... y, en especial, el neurólogo Oliver Sacks, "Gratitud", escribieron sobre la sorpresa de la muerte próxima, introduciendo en su final de la vida una sólida declaración de intenciones, "aunque ahora veo la muerte cara a cara, la vida todavía me acompaña", declaración que, en el caso de Sacks, alimentaba la idea de "morir al pié del cañón".
Otro ejemplo, Hitchens, azote de Ratzinger, Kissinger, Clinton o el americano pueril idealista Chomsky, un ácido y luchador crítico que siempre respondía a la ofendida pregunta "¿Quién te crees que eres?", o similar de alguno de sus poderosos agraviados, con una valiente e inteligente respuesta, "¿Quién quiere saberlo?", caminó hacía la muerte que le traía un cáncer a sus 62 potentes años describiendo que "la nueva tierra es bastante acogedora a su manera. Todo el mundo sonríe con coraje (...) pero parece no haber ni un poco de conversación sobre el sexo y la cocina es la peor de todos los lugares que he visitado". Ejemplar.
Me parece increíble que distintas supercherías e intereses egoístas hagan que quienes han vivido parecidos años y en el mismo mundo que yo traten te meterse en la vida de otro por la forma en que decide irse de aquí, espero que haya quedado suficientemente claro -lo siento por mis bastantes enemigos- que todavía tengo muchas -todas las- ganas de vivir -de leer, escribir y hacer cosas para mí y el resto-, de seguir peleando como siempre, pero también espero que se entienda que si, a causa del dolor físico, o psíquico, o cualquier otro me cambiara el ánimo, ninguna legislación represiva y estúpida, ningún policía, ningún fiscal, ningún juez inquisidor, ninguna amenaza de un inexistente infierno distinto del que aquí tenemos, ningún meapilas, ni ningún salvapatrias frenará que, como toda mi vida, con la sola preocupación por mi familia elegida, para morir haga lo que me venga en gana. 

jueves, 4 de abril de 2019

Deconstruir el procés (15) Prisión provisional, Fernando Merodio ALERTA 05-04-2019

Deconstruir el procés (15)
Prisión provisional
Fernando Merodio
ALERTA 05-04-2019
La prisión provisional, aplicada en el procés, es una medida excepcional y, sin duda por ello, es también argumento utilizado contra nuestra ley y su aplicación por el tribunal; se trata de una limitación cautelar personal que implica el ingreso y estancia en prisión durante la instrucción/juicio de quien es investigado/juzgado penalmente, previamente a que haya sentenciay, por ello, al restringir derechos tan fundamentales como la presunción de inocencia o la libertad, una mínima seguridad jurídica exige que tal prisión se acuerde en una resolución judicial motivada con estricta aplicación de exigencias jurídicas tan indeterminadas como la necesidad y la proporcionalidad, cumpliendo, además, la exigencia objetiva de que haya sólidos indicios racionales de criminalidad de, al menos, dos delitos con una pena igual o superior a los dos años de prisión.
Si, al pensar, queremos conceptuar los citados criterios -que aquí ahora se aplican como equiparables a los del entorno- desde el punto de vista del más serio pensar europeo nacido de la Ilustración, habrá que empezar viendo que el derecho es norma de relación emanada del -interés del- poder real y que suele llevar unida represión coercitiva, generando, como analizó, marxista, Walter Benjamin un repetitivo bucle que se retroalimenta: la violencia genera derecho y éste más violencia, ésta represión y más derecho,..., bucle muy nocivo que el filósofo equipara a los dañinos mitos de Prometeo y el águila devorándole el hígado con reiteración o Tántalo y el castigo a estar junto a un  lago y un frutal sin poder probar -nunca- ni agua ni fruta.
Benjamin se pregunta sobre si es posible un modo de violencia revolucionario que no necesariamente desemboque/exija un nuevo derecho y más represión, dando vueltas a la idea de que, usando el ejemplo de las antes llamadas huelgas proletarias, de las que los revolucionarios desechaban las que pretendían leves logros laborales o salariales y, por contra, apoyaban la huelga general que busca un total cambio de sistema y relaciones sociales, conduciendo a la -dicen- utópica igualdad solidaria y acabando con el Estado que, 70 años más tarde que Benjamin, dice Giorgio Agamben que usa a los terroristas para aterrorizar con leyes a sus ciudadanos; sin duda, exigirá muchas fatigas pero veo razonable impulsar tal cambio revolucionario.

Caminando hacia ello, en una sociedad en la que el poder genera el derecho y lo introduce en el bucle violencia, derecho, represión, violencia, derecho,..., revuelto el nacional/patriotismo que, sabio, Samuel Johnson define como "último refugio de los canallas", dando por cumplidas las exigencias de arriba, habiendo riesgo cierto de que "los canallas" se fuguen o destruyan pruebas, valorando lo ya dicho en el juicio por muchos,... y, además, sabiendo con Maquiavelo que, pues "la condición humana no lo permite", en el ejercicio del poder no es posible el uso exclusivo de medios honestos, yo aquí ahora, para propiciar un juicio viable que se acerque a justo para todos, gradúo los males, y elijo lo menos malo.

martes, 2 de abril de 2019

Deconstruir el procés (14) Els altres catalans Fernando Merodio ALERTA 03-04-2019

Deconstruir el procés (14)
Els altres catalans
Fernando Merodio
ALERTA 03-04-2019
Cuando en España se vendían -aún- menos libros que ahora, algunos sólo se encontraban -en traducción sudamericana- en la oculta trastienda de pocas librerías y los otros que se compraban debían tener el visado de la intolerante censura, en 1964, Francisco Candel publicó un desorden de reflexiones y artículos titulado "Els altres catalans", los otros catalanes, referido a los que, llevando su pasión por las semanas santas, procesiones y ferias anuales, hacían en Cataluña el trabajo más rudo y odioso, acabaron llenando el "cinturón rojo" que rodeaba Barcelona y, al tiempo que resolvían serios problemas ajenos, soportaban caritativa ropa usada de endomingadas señoras y daban forma a un inédito dilema en la "identidad catalana", una duda que resolvió, pillo, Pujol haciendo catalán a "todo aquel que vive y trabaja en Cataluña" ¡Así de fácil!
Pese a tan imaginativa solución, aquello desembocó en esto que hoy llaman procés, empujado incluso, sin duda, por hijos de "altres catalans", más papistas que el papa y más ignaros, incluso, que las que hace años los hacían sufrir la caridad de ropa -muy- usada, colaborando a que, en una reciente entrevista, el anteayer fallecido Rafael Sánchez Ferlosio, siempre inteligente, exclamara: "Cataluña me aburre, me aburre mucho. No se puede aguantar. Los mismos diciendo una cosa y la otra. No creo que termine ni bien ni mal. Es más aburrido que un partido con empate a cero. Es un coñazo. No tiene solución o será una solución aburrida. Alguna vez decrecerá. Y ellos entonarán los cantos de los segadores... y vuelta otra vez".
El procés se llena de nombres y apellidos de "altres catalans", políticos, mossos, guardias y ladrones, seguidores del Barca, coactivos manifestantes que cantan, sin conocer, "els segadors",...; hace días leía en un periódico que Eliseo Aja, amigo en juegos infantiles, camarada en afanes políticos que quisieron ser serios, catedrático discípulo del recordado Jordí Solé Turá, padre de la constitución por el PSUC/PCE, santanderino, fue ¡presidente del Consejo de Garantías Estatutarias de la Generlitat! y hoy afirma cosas tan evidentes como que, tras concluir los traspasos, a partir de 2001 las autonomías tuvieron que gobernar y hubo problemas que se agravaron al dejar la crisis sin financiación el sistema comunitario, por lo que el problema "de Cataluña no surge por el factor único del estatuto de 2006 y la sentencia del constitucional de 2010, eso es un cuento chino"; al final será verdad, la pela es la pela.
Pese a que como Wittgenstein recalca, aunque usemos las mismas palabras no siempre queremos decir lo mismo, Aja dice que, toda vez que las instituciones no tienen la libertad de expresión de los ciudadanos, "lo primero debería ser crear un lenguaje común" que, con una franqueza hoy inexistente, facilite la comunicación entre ellas, un esfuerzo que los torpes muñidores del procés, hoy juzgados por hechos, deben a todos los españoles, en especial a los "altres catalans", tan leales con ellos.