Deconstruir
el procés (20)
Vacío legal
Fernando
Merodio
ALERTA 24-04-2019
El vacío sugiere
ausencia de solución a problemas, por lo que en el campo legal el vacío puede
identificarse con falta de previsión normativa para resolver un caso, trance
que el independentismo insinúa en su relación con el resto de España a partir del
procés.
En estos días
que evocan un notable drama religioso, político, humano,... sucedido hace casi
dos mil años y que, formando parte del núcleo duro de mi poso cultural, no
tengo claro -quizás ni siquiera me lo planteé nunca- si realmente los hechos ocurrieron
o no como nos son narrados, hoy mutados, devaluados, en fiesta religiosa,
folklórica, vacacional,..., se ha propiciado, además de otras cosas, la
suspensión del juicio que fijará jurídicamente los hechos del procés y que, sea cual sea su resultado,
condicionará seriamente el futuro de los 47 millones de personas que, por convención,
llamamos españoles; es un parón judicial que facilita esta digresión colateral
en mis reflexiones en torno al 11-0.
El
estancamiento del juicio, los procesados, el parcial y atronador silencio
político en su torno, el turbio futuro que anuncia, me da tiempo urgente y me
refuerza en la idea de Marx, el derecho a politizar ideas y luchas individuales,
destruir/alterar/mejorar el injusto curso del capital, la urgencia de izquierda
de provocar un rápido vacío legal, constitucional incluso, una suerte de, como
diría Kierkegaard, "suspensión
política de la ética" para volver a empezar, pues hasta Greta
Thumberg, niña, dice que "hay que
cambiar el sistema", es urgente enfrentarse con seriedad y solidaria
lógica objetiva a los síntomas de putrefacción del (des)orden capitalista
-desigualdad, egoísmo, hambre frente a riqueza inimaginable, violencia,
calentamiento global,...- hoy evidentes.
Entiendo que,
por otra parte, no debemos olvidar que el imperio de la ley, el contrato social
es, aun siendo deficientes las normas, arma para los más desprotegidos y débiles,
a los que posibilita alcanzar analgésicos triunfos parciales, por lo que debemos
estar prestos a toda suspensión de la norma desde la derecha, en especial desde
el peligroso el nacionalismo, debiendo recordar que ya el Manifiesto comunista, 1847, un programa de partido, exigía en sus
primeras líneas que "ya es hora de
que los comunistas expongan a la faz del mundo entero sus conceptos, sus fines
y sus tendencias", universalidad -la izquierda es internacional o no
es izquierda- y transparencia que difunden sus sólidas -y debatibles- ideas, al
tiempo que desmontan tanto muchos hechos propios posteriores como
tergiversaciones de sus enemigos.
Al
reflexionar sobre el egoísta vacío legal de derecha -como el de Oliver North en
los USA o el de los antidreyfusards de
la Francia de Zola- y el incurable daño que provocan a todos los
independentistas en torno al 11-0 y su intento de vacío legal, apoyados, lo más
grave, en la supina ignorancia de Pablo Iglesias sobre qué son los derechos de
la Constitución y la desproporcionada ambición de Pedro Sánchez, me vuelvo a hacer la pregunta,
¿y la izquierda?
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