Deconstruir
el procés (17)
La Hidra crece
Fernando
Merodio
ALERTA 12-04-2019
Al tiempo de este juicio y el que la Audiencia
Nacional instruye contra el exmajor Trapero
y otros, una juez de Barcelona, tibia, ha procesado a 30 directivos y -relativos-
altos cargos del gobern por indicios
de participación en hechos delictivos del 11-O; la simbólica y significativa Hidra
crece o, quizás más preciso, se evidencia.
En diversas culturas y religiones la Hidra es un mito
que en la griega toma forma de serpiente policéfala, hasta diez mil cabezas
llegaron a atribuirla, si le eran cortadas tenía capacidad para reproducirlas, guardaba
un acceso al mitológico "inframundo", nuestro "más allá" en
que se almacena, dicen, el espíritu de los muertos y, en tiempos en que tenía
nueve cabezas, fue muerta por Hércules cumpliendo la segunda de sus doce tareas;
lo que era y aquí ahora es, lo que intenta proteger y ocultar, qué trato debiera
dársela tras decidir el tribunal supremo, que debe hacerlo, son asunto básico
para todos y hace años que no era tan necesario preguntar y acopiar millones de
papeletas en las que opinen todos los vinculados al contrato social, computarlas
y cumplirlo para que, así sí, quien haya votado haya hecho política.
Nunca un policía autonómico, un mosso, tuvo tan merecida -y quizás efímera- fama como el numero 18849,
Robocop que en un reciente video, con tono irritado y mérito en momento de
gritos, insultos, "lanzamientos de
botellas, latas, piedras, puñetazos y patadas", regaló a un
manifestante, funcionario agente forestal -y a todos nosotros- una síntesis de
filosofía política en cuatro frases -la primera y la tercera son del forestal- que,
pese a haber sido tan repetidas, por su valor simbólico, me niego a no reproducir:
"Estamos construyendo la república"
/ "Pues defiéndeme a mí y no a estos
hijos de puta" / "Yo
defiendo la república" / "¡Qué
república ni qué cojones! ¡La república no existe, idiota", en línea
con el celebrado ¡es la economía, estúpido! del asesor de Clinton, en 1992; lección
gratis para pícaros ignaros que, lejos de atender y aprender, han decidido,
como en las películas USA, que Asuntos Internos, ¿o Sucios?, investigue al mosso.
Columnista afín a "negociar", "hacer política"
y flexibilizar ciertos delitos, Vidal-Folch, El País y otros medios, rellena cada día su columna sobre el juicio
con el puntilloso inventario de nimias paradojas mezcladas con cifras, fechas,
horas,... devalúa pruebas y, al tiempo, revaloriza la infame "política vista
como un gran negocio", frente a la que la Liga por los Derechos Humanos,
disuelta por decreto del movimiento nacional-socialista en Alemania en febrero
de 1933, tenía como lema "¡Por la
verdad y la justicia!", herramientas que entonces debieron ayudar a Hércules
contra la Hidra y aquí deberán ser bien explicados para evitar que, tras el
juicio, pase lo que avanza von Horvàth en "Juventud sin Dios" sobre la culpa y el castigo a los nazis,
"(...) el verdugo pide perdón al
asesino, (...), el asesino renace en cierto modo en el verdugo".
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