domingo, 28 de noviembre de 2021

195 Los domingos cavilar Vacunas y progreso Fernando Merodio 28/11/2021

195 Los domingos cavilar

Vacunas y progreso

Fernando Merodio

28/11/2021

"Vacuna (vaccine) f. Farm. Preparación a base de antígeno de un germen o de una toxina a los que se ha suprimido la capacidad patógena; su administración provoca en el organismo la inmunización activa contra la enfermedad producida por ese germen o toxina". (Dicciomed)

El vocablo "vacuna", neologismo, s. XIX, nace de "uariola uaccina", "viruela vacuna", que afecta a la ubre de las vacas, enfermedad del mismo tipo que la viruela humana, sobre la que Edward Jenner, padre de la inmunología -cuyo trabajo, como el de Ignaz Semmelweis sobre la sepsis puerperal y su tratamiento con solo agua y jabón, "ha salvado más vidas que el de cualquier otro hombre"- intuyó eficaz inocular material dañado por la enfermedad bovina en seres humanos para inmunizarlos y, publicado en 1798 y documentado en 1846, significó el vocablo como material procedente de vacas infectadas de viruela que se utiliza, inoculado en humanos, con fin terapéutico, una técnica cuyo uso, mejorado por Louis Pasteur, se extendió a otras enfermedades y acabó siendo viciado, mudado -como casi siempre- en lucrativo negocio de grandes empresas y/o golfos que, según para quién/qué, fue "progreso", concepto muy sobado y degradado al servicio del poder espurio, ignorando a que, desde un punto de vista científico, Diccionario filosófico marxista, "progreso" no solo es avance, "evolución de lo inferior a lo superior, de lo simple a lo complejo, transición a una fase más alta de la existencia", sino que, en verdad, exige que sus causas y efectos estén claras y, además, socialmente controladas, de modo que beneficien a la mayoría.

EL ROTO 24/11/2021

Por el bien de todos, cavilado lo anterior, resulta cada día más precisa, evidente la urgencia de “vacunarse” -de verdad, bien- contra lo que los de siempre, “ellos”, aquí ahora apoyados en los que dicen ser -no la izquierda- “progresistas”, metidos a hoz y coz, con egoísta descaro en el mismo lodazal económico/mediático de quienes definen/defienden qué interesa a “el capital” -un ejemplo, aquí, siempre bien situado, lúgubre M.A. Castañeda, del que nunca olvidaré cómo en los años 70’s me señalaba, joven padre de dos niños, en su influyente panfleto de entonces, entre asesinatos de obreros, estudiantes, abogados, cárceles,…, como abogado, que en efecto era, del ilegal, perseguido PCE- deciden un futuro en “progreso” con vehículos individuales, energía eólica, nuclear,…, la que sea, infecciosos viajes, “tablets” y “smartphones” que explotan, asesinan niños en los países que producen sus elementos… y lo imponen con opresivo (ab)uso de los “aparatos” del poder económico, mediático, político,… apoyados en las pésimas leyes de un contrato social que aplican tribunales injustos.

Sabio, lo prefiguraba ya en 1977 Enrico Berlinguer, en sus paralelas conclusiones a una convención de intelectuales y a la Asamblea de los marxistas lombardos, editadas aquí, en 1978, por Editorial Materiales en el librito “Austeridad”, pensada y potente “respuesta del PCI, Partido Comunista Italiano, al programa de austeridad ante la crisis” que se nos imponía entonces y que, incendiario, prologaba el que era secretario de la Comisión de Teoría Económica del PCE, Partido Comunista de España, Julio Segura, años más tarde, ¡qué vergüenza!, 2007-2012, presidente la ultracapitalista CNMV e imputado en el “caso Bankia”, pero que, entonces, hace 45 años, preguntaba cómo era qué algunos marxistas defendían la austeridad que siempre habían combatido, explicando, repito yo hoy, algo plenamente actual, "la política de austeridad transformadora (...) es algo radicalmente distinto de una política de rentas y de una política estabilizadora económica", estando ahora fijamente unida a las serias, intensas, perpetuas crisis económica, política y, peor incluso, de valores que sufre el capitalismo, a las que siempre se ha hecho frente con políticas “keynesianas” de 1) expansión del sector público -cada día más funcionarios inútiles y otras “manos muertas” al servicio del sistema- como motor de la actividad del sistema hacia “su progreso”, con contención del crecimiento salarial, incremento de los beneficios empresariales e intento de limitar la inflación que pudiera derivarse de tal política y 2) aumento de la intervención imperialista en las zonas más pobres y atrasadas del mundo, hoy insoportable, con lo que han evitado toda intento de transformación social y política cualitativa que pueda propiciar a) el control de los mecanismos de distribución y de, al tiempo, acumulación de la riqueza, b) el fin  de la propiedad privada del capital rentable y c) la desaparición de la estructura de consumo capitalista, privado, con necesidades ficticias, artificiales y sofisticadas, generador del ingente gasto improductivo que sostiene el sistema económico capitalista, todo ello tan excesivamente desarrollado que, de facto, ha supuesto su actual agotamiento, que hoy agrava -¿de modo (mal)intencionado?- la -que dicen- “pandemia” y hace a Slavoj Zizek afirmar que ha generado -en interés de "ellos"- “la paulatina aceptación de la vigilancia intrusiva en nuestras vidas futuras” y, más grave, nos ha recluido, dicen, “para ser solidarios”, lo que hace concluir que, con tantas y tales crisis, empezamos a vivir, como el Sacro Imperio, en un mundo que ya no es el nuestro, algo que, si no actuamos, lamentaremos, siendo claro que “la solución no será el aislamiento, ni la construcción -impuesta por viejos tiranos- de más muros y posteriores cuarentenas”, sino una “plena solidaridad incondicional y una respuesta coordinada a nivel global, una -pese a su mala prensa- nueva forma de lo que antaño se llamó comunismo”.

Lo peor, eterno riesgo, explica Giorgio Agamben, estribó, reciente, en el símbolo que fue la eliminación por los nazis de parte del subconjunto “pueblo”, la -que afirmaban- inferior y, por lo que fuere, merecía la ejecución a manos del conjunto global “Pueblo”, el hecho de que un cuerpo político integral pudiera  imponer su voluntad -injusta-, lo que hace que la idea marxista de “lucha de clases” no sea otra cosa que constatar cómo “la lucha intestina que divide a todo Pueblo solo tendrá su fin cuando, en una sociedad sin clases -o en el reino mesiánico-, Pueblo y pueblo coincidan y no haya ya propiamente pueblo alguno”; a partir de tal idea Agamben analizó la idea de “campo de concentración”, en que se desarrolló la más absoluta conditio inhumana, concepto no vinculado al derecho ordinario, pues, en su origen -españoles en Cuba o colonialismo inglés-, era la “extensión a toda una población civil del estado de excepción nacido de una guerra colonial” ganada/perdida, lo que generó una ley marcial, algo más evidente es el caso de los “lager” nazis, precedidos -¿no empieza a ocurrirnos aquí con lo de la “pandemia”?- de una “policía preventiva”, aplaudida, incluso descontenta, que “pone bajo custodia” a individuos concretos sin ninguna implicación penal relevante, a fin de evitar molestias para la seguridad de “su” Estado, siendo “el campo un espacio de excepción, en que la ley suspendida de forma integral -¿es verdad que suena?- hace posible todo en él”, con “el estado de excepción convertido en regla” y el "campo" como nuevo regulador oculto de la relación entre vida y orden jurídico, a partir de “la imposibilidad de que el sistema funcione sin transformarse en una máquina letal”, algo que genera -ya se está produciendo- el fin del viejo “nomos” -la ley como forma de justicia que distribuye o retribuye- y “una dislocación de las poblaciones y de la vida humana según líneas de fuga completamente nuevas”; todo útil para que, alentados/engañados por los que ansían lo que el innominado -zorro topo, humano- animal kafkiano de “La madriguera”, “Der Bau” que, obsesivo, queriendo construirse una inexpugnable guarida acabó, en realidad, creando una trampa sin salida.

EL ROTO 23/11/2021

Foro” era plaza central en las ciudades de Roma, con notables edificios públicos, donde se celebraban asambleas y juicios, pues bien, el pasado 25, jueves, El Delirio Montañés llenaba su página 45 de “publicidad” -¿quién pagaba a quién, a cambio de qué?- del Foro de Energía. Encuentro sobre la energía de Cantabria, abierto, el día 2 de diciembre en, ¡faltaría más! el Auditorio Centro Botín, organizado por el medio y patrocinado -el lobo y las ovejas- por Capital Energy -molinos tutti plein-, Sodercan y el gobierno regional, la crème de la créme, top of the world, siendo llamativo -no inesperado- que, a quien intenta inscribirse en confirmación.eldiariomontanes.es, se le ratifica lo arriba cavilado sobre campo, vacunas y progreso, puede comprobar que no le es posible, pues, salvo sin duda para "ellos", tal foro hoy no existe; es publicidad.

domingo, 21 de noviembre de 2021

194 Los domingos cavilar Por lo civil o lo militar Fernando Merodio 21/11/2021

194 Los domingos cavilar

Por lo civil o lo militar

Fernando Merodio

21/11/2021

(…) que se vacune a todo el mundo, por las buenas o las malas, por lo civil o lo militar” (Miguel Ángel Revilla. Secretario general del PRC. Presidente regional)

Tenemos que hacer comprender al mundo que el pensamiento joseantoniano, adecuadamente actualizado, tiene plena vigencia en el contexto actual. Tenemos una ideología que siempre he pensado que era exportable en función naturalmente de una actualización del pensamiento de José Antonio” (M.A. Revilla, FE y de las JONS. Delegado del Sindicato Vertical en Torrelavega)

Incómodo, hoy cavilaré sobre el fascismo, reiterado vómito, y, peor, sobre fascistas. “Por las buenas o las malas, por lo civil o lo militar” es, sin duda, lapsus freudiano, gestado en lo más profundo de la personal caverna que acoge, tal cual es, a Revilla, el mismo que, El Delirio Montañés 08.09.2013, cuando lo autorizó, "no sabía qué era el fracking", camarada de dos José Antonios -Primo de Rivera y Girón- que, para obviar, en 2021, diferencias -muy serias- con otros, mantiene tics de cuando, con 30 años, falangista y delegado comarcal del sindicato único, expelía junto al Besaya fétidas arengas joseantonianas; ¿qué dirían del histrión el “comandante” Otero y los “UMDos”, en la cárcel mientras él decía y hacía lo que decía y hacía?; “lo civil”, “las buenas” son para él zanahorias, mientras “las malas”, “lo militar”, son estacas, o incluso peor y es odioso el silencio que ante tan grave exabrupto, hoy mantienen los herederos del 90% que toleró a Franco, algo que dejó claro en 1981, más inculto e histérico incluso que el purriego, el guardia civil Tejero esperando en las Cortes, “por supuesto, a un militar”.

Me irrita el “camarada” que desbarra en el extremo derecho del espectro político tras haber vivido -y vivir- amorrado a la teta pública y, por ello, recuerdo que mientras él, “por lo militar”, vivía del “verticato”, los “civiles” leían a Marx e intentaban, contra el fascio, aportar granos -mínimos- al PCE, “el partido”, y a aquellas “Comisiones Obreras” -las de hoy son otra cosa-, con las muertes dolorosas de amigos en Atocha o años de cárcel para Marcelino Camacho, Sartorius, Soto, Saborido, Acosta, Juanín,… y aquí los hermanos Coterillo, Vázquez, Chus, César,…, tan buenos que -solo- tenían ideas y de los que aprendí a ser fiel y, a partir de ello, esforzarme en no defraudar las fatigas de su lucha, hasta que, con 75 años, con una mano delate y la otra atrás, sé que hoy, además, hay un -poco explicado- virus, que la vacuna contra él es ciencia y la ciencia -bien usada, no por el capital- es avance, no soy conspiranoico sino muy consciente de que, por seguridad y, sobre todo, por comodidad, me convendría vacunarme, pero no lo haré… hasta que, solidario con ellos, no haya niños en el mundo sin teórica inmunidad o me obligue una ley injusta del contrato social; lo que hay tras el “satrapilla” local me genera leve irritación, como me da risa y asco ver en un panfleto alimenticio cómo genuflexo, hace nosequé al “emérito” o, en tiempo que le paga el resto, hoza para Bertín, Pablo Motos, La Sexta,… y trata -¿como Danglars y Villefort a Edmundo Dantés?- de “obligar a las personas no vacunadas a estar en casa encerradas a cal y canto”, acientífica pulsión autoritaria, fascista, de quien, sin saber qué es la solidaridad, pontifica urbi et orbi que no vacunarse es insolidario.

Trataré de dar razones para cavilar e, incluso más, para provocar grietas en la cómoda creencia convertida en hecho perpetuo de no imputar -nunca- a los evidentes, sabidos causantes, sino a los -raros- que nadan contra corriente y lo primero que veo es que los más dóciles ante el ordeno y mando del Covid19 son Portugal y España, muestra de lo fértil que fue la tierra en que sembraron docilidad, dictadores, Salazar o Franco, mientras echo en falta estadísticas y análisis serios del tan traído y llevado virus o los datos de contagiados/fallecidos con/sin vacunación, en el mundo y en cada país, por lo que me sumerjo en bravíos, poco fiables números oficiales para ver cómo, emulando la canción de Cecilia, muerta el mítico 1975, a los 28 años, a causa de la ya entonces estúpida, cruenta, injusta circulación, en “(…) esta España mía, esta España nuestra / De tu santa siesta ahora te despiertan versos de poetas / ¿Dónde están tus ojos?, ¿Dónde están tus manos?, ¿dónde tu cabeza? / (…) ¿Quién pasó tu hambre, ¿quién bebió tu sangre cuando estabas seca? / (…) Pueblo de palabra y de piel amarga, dulce tu promesa / Quiero ser tu tierra, quiero ser tu hierba cuando yo me muera”, con un dócil 80% de vacunados, hay 1.852 muertos/millón, mientras en Alemania con “solo” 68% de inyectados, 12% menos que nosotros, no hay más, sino un 57% menos, 1.181 muertos/millón, ¿a quién querrá encerrar, solidario, Revilla por tamaña incongruencia?; más raro, por citar otro caso, es lo de Afganistán que, con 8,19% de vacunados, solo tiene 187 muertos/millón y aún más llamativo es que el 70% de pinchazos totales repartidos en la muy rica, avanzada Noruega no le haya evitado tener 952 muertos/millón, mientras el 2,68% de inoculados en la pobre, salvaje y esclava República del Congo solo tiene 331; para evitar recelos, explico que los datos, sin “cocinar”, están tomados, noviembre de 2021, del -¿poco fiable?- Ministerio de Sanidad, siendo otro dato oficial que habría que valorar seriamente en España, en el contexto de otras enfermedades, el del INE -el gobierno-, que dice que el 87,3% de los fallecidos de Covid19 diagnosticado y el 93,3% de los sospechosos tenían más de 70 años, siendo el riesgo a morir de tal enfermedad con menos de 65 velas en la tarta del 0,1%, uno de cada 1.0000; cifras todas ellas, cuando menos, desconcertantes.

Al tiempo que nos movemos en tan grande, interesada confusión, que posibilita roznar al lenguaraz expatriado de Polaciones, los recortes producidos con violaciones legales que recogen reiteradas, terminantes sentencias de TS y TC, son bovinamente acatados, sin señalar responsables, por los -que se decían- ciudadanos, cuya ética social ha retrocedido a tiempos previos a la Ilustración, la Revolución francesa y las ideas de libertad, igualdad y fraternidad que reglaba la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano, mientras hoy legislan un saco de ignorantes supinos, sin el control que supone una real separación de poderes -con un legislativo esclavo y un judicial laxo- mientras, en tiempo de especial peligro por la emergencia climática y grave riesgo para la vida humana en el planeta, los “progresistas” pactan todo con cualquiera -Rufián y Otegi, por ejemplo- para sobrevivir ellos, arriesgando la “pasta” de la UE y -peor- dejándonos en manos del capital, mientras, falsos, alardean de revocar -no lo harán- las Leyes mordaza y laboral que tan útiles les han sido para, atados de pies y manos, prohibido reunirnos y con la boca -evidentemente- tapada, inventarse, en medio del caos, una -muy falsa- eficacia sanitaria y económica.

Al tiempo de todo ello, añadiendo sal y pimienta al agresivo guiso, un exclusivo lobby de “mujeres políticas” anuncia el inicio, en base a sus peculiares ideas, por supuesto sexistas, feministas, de “algo maravilloso” -y de apariencia ridícula, añado- para todos, haciendo que Fernando Savater, filósofo, desplegara en su columna la ficción de una pancarta que decía “Cambiamos futuro maravilloso por presente soportable” y con el desopilante/irritante apoyo del bi-joseantoniano/fascista Revilla, al que sus televisivos asesores de imagen han frenado, sin duda, tascándole el bocado y sugiriéndole no exigir más medidas… que las que diga una ley suya; asistimos a una ópera buffa o dramma giocoso per musica -un tema, si no fuera tan dramático, cómico-, el invento “progresista” de modificar, tortuosos, el arco de la compleja arquitectura política que fue la Ley de amnistía de 1977, desmontar la -difícil- fatiga de "la transición", con la mercantil PSOE, azuzada por sus cuates, desbarrando en caída libre sobre juzgar afines -¿Revilla, por ejemplo?- al dictador enterrado, exhumado y vuelto a enterrar varias veces en medio siglo, introduciendo una enmienda en la patosa ley de "memoria democrática" que ignora la esencial exigencia de “olvido” que recomendó amnistiar, defendida por los abnegados comunistas -“privilegiadas” víctimas de lo que se decidía “olvidar”- siendo portavoz/símbolo que razonó en belleza política la vuelta a empezar, no un chikilicuatre pequeñoburgués actual con chalet en la sierra, sino el muy represaliado luchador Marcelino Camacho; así pues, niños y fachas, antes de militarizarnos, cuadrados firmes en pié y sin hacer ruido, guardar respetuoso silencio.

EL ROTO 21/11/2021

domingo, 14 de noviembre de 2021

193 Los domingos cavilar Mandato imperativo Fernando Merodio 14/11/2021

193 Los domingos, cavilar

Mandato imperativo

Fernando Merodio

14/11/2021

La soberanía no admite representación, ni enajenación. Es la voluntad general y no puede ser representada, porque, o es ella misma, o es otra, (...). Los Diputados del Pueblo no son ni pueden ser representantes, son Comisarios que nada pueden concluir por sí” y pese a que “(…) los elegidos representan al conjunto de la nación, no detentan soberanía, ejercen un mandato imperativo y solo representan a sus electores (...)”. (J.J. Rousseau. El contrato social).

Conviene a todos ellos, legitima al resto de nombrados, igualmente impropios y menos evidentes; el parlamento, su gran mayoría, PP y “progresistas” -salvo algún hipócrita que votó en contra-, apañan señalar para el -ya muy- depreciado Tribunal Constitucional a Enrique Arnaldo, letrado de las Cortes -y de quien le paga-, ¡piense cada cual lo que puede haber hecho!, llamado de igual modo que otro con la grave lacra de haber militado activo en organización sanguinaria, que hoy avala a autores impunes del tiro en nucas inocentes, insulto viviente que dice ser filósofo-; los dos “impresentables” en sentido vulgar y jurídico, éste por lo dicho y el primero, letrado con currículo plagado de tachas que le privan de la apariencia de imparcialidad y sobrados indicios, incluso penales, que legal y éticamente le inhabilitan para analizar con efectos la derrengada Constitución, recomiendan  esperar, ansiosos, la opinión final del TC.

EL ROTO 20/06/2021

La etimología del esencial concepto teórico de la “soberanía”, no existente en la sociedad griega y latina, dimana del latín “super omnia”, “por encima de todo” o “poder supremo”, el “primus inter pares”, “primero entre iguales” o “principal” que definió Jean Bodino, 1576, Los seis libros de la República, base junto a Richelieu y sus juristas del absolutismo francés, como “poder absoluto y perpetuo de una República”, convencido de que “no se hallará en el mundo nadie soberano, pues todos los príncipes en la tierra están sujetos a las leyes de dios, de la naturaleza y a ciertas leyes humanas comunes a todos” algo que, entonces, se usó para avalar a cada sujeto de soberanía, fuera la Nación, el Estado, el Pueblo,…, hasta que en “Leviatán”, 1651, Thomas Hobbes eliminó la sumisión de la ley civil a la natural y dijo que las llamadas leyes naturales, justicia, equidad, gratitud,… son en realidad virtudes morales que empujan al hombre hacia una ley civil adecuada a ellas, siendo la Ilustración y Rousseau quienes, en 1762, eliminaron todo contenido individual de la soberanía, atribuyéndola al colectivo-pueblo, haciendo del individuo-ciudadano tanto mero sujeto detentador de ella y, por ello, soberano, como súbdito de aquello que ayudó a crear, firmando un contrato que le  somete a ella y nos hace a todos libres e iguales, sujetos de la soberana voluntad general, que fue base de la revolución francesa y, con sus múltiples abusos, lo es de la actual democracia.

Al tiempo, Emmanuel-Joseph, abate Sièyes, revolucionario al que el tiempo alejó de sus ideales, pese a haber sido uno de los autores del Juramento del Juego de Pelota y la Declaración de Derechos del Hombre y el Ciudadano, ambos de 1789, y de la Constitución de 1791, así como autor del celebrado panfleto “¿Qué es el Tercer Estado?”, que abría con una pregunta y respuesta ajenas, “¿Qué ha sido hasta ahora el orden político?. Nada”, y analizaba en el texto, lógicas, las suyas “¿Qué es lo que desea? Ser algo”, sosteniendo que la soberanía residía en la nación histórica y cultural, en valores bajo los que fue fundada, otorgando a los parlamentarios el papel de meros representantes, no mandatarios libres y responsables como dijo Rousseau, sino atados a lo que exigía el pueblo soberano; Rousseau defendía, pues, la ”soberanía popular”, representativa, tan mal usada, y Sièyes la “nacional”, en cuyo nombre tantos y tan crueles abusos se han cometido… y aun hoy, bien cerca de aquí, se siguen intentando cometer.

El esencial concepto teórico de la soberanía nació en la Edad Media, ni en Grecia ni en Roma, insisto, como efecto de la permanente lucha entre las tres grandes fuerzas entonces -¿y hoy?- existentes, iglesia, imperio -romano u otro- y grandes señores; en el ámbito del derecho internacional la soberanía define el modo en que un Estado ejerce sus potestades tradicionales al relacionarse con tres elementos centrales, el territorio, el pueblo y el poder, definiendo la forma en que iglesia, imperio y señores, enfrentados, se reparten los tres, territorio, pueblo y poder; la soberanía en general ha correspondido al Estado, a través del rey, “soberano”, o el tirano, dictador, lo que, con el tiempo -a veces-, ha evolucionado hacia dos modos divergentes en su ejercicio, el utópico revolucionario, basado en el sufragio universal, popular, individual, con elegidos, en verdad, libres, suficientes e independientes de todo y todos y el que, a partir del sistema censitario, delega la soberanía popular en distintos parlamentos.

Lo de aquí -y no sé si lo del resto del mundo que dicen democrático- resulta un pastiche, mezcla objetos, colores e ideas sin orden, sentido o ajuste y el artículo 1.2 CE, terminante, pontifique sin duda que “la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado” y el apartado 1 del 66 CE lo aclare aún más y diga que “las Cortes Generales representan  al pueblo español y están formadas por el Congreso de los Diputados y el Senado” nos encaja en el sistema parlamentario, aquí censitario, el dictador Franco lo llamó “partitocracia”, reforzado por el párrafo segundo del artículo 67 CE, que afirma que “los miembros de las Cortes Generales no estarán ligados por mandato imperativo”, sino representativo, ajenos a cualquier tipo de vínculo obligacional, legal entre cuerpo electoral y elegidos, lo que impide entender que, siendo el pueblo español titular de la soberanía y estar prohibido cualquier mandato imperativo entre electores y elegidos, el artificial escándalo -sobre todo en los medios- montado por grupos de presión que, afines al capital, fingen alarmarse cuando unos cuantos hipócritas -encabezamos por el habitual disidente histérico Elorza- votan diferente a Sánchez, Casado y Belarra -sin tocar, eso sí, el negocio acordado- respecto al “impresentable” letrado de apellido Arnaldo, ya que no existe ningún mandato legal de los electores ni, menos aun, de partido, nadie está atado por otro convenio… que no sea el alimenticio de ser, de nuevo, incluido en ulteriores listas.

EL ROTO 07/09/2021

Si cavilamos -un poco- vemos que la situación que vivimos responde a -corrupta- imitación de los “Cuadernos de quejas” franceses, Cahiers de dolèances, 1789, una situación concreta, Cahiers que desde el siglo XIV sirvieron a nobles y clero para consolidar el absolutismo en Francia, con sus memorándums para mantener privilegios, si bien a partir de 1789 -los Estados Generales no se reunían desde 1614- la burguesía del Tercer Estado también demandó en ellos libertades, la eliminación del régimen feudal, la igualdad fiscal y ante la ley, la correcta representación en los Estados Generales,…  reclamaciones nacidas en los territorios y organizaciones que, por necesaria urgencia y conocidas, justas razones históricas, imponían su mandato.

El mandato imperativo es método político útil para ciertas necesidades y momentos concretos, se debe vincular -aquí no se hace- a lealtad, legalidad y a una revocación tajante del mandato, mientras el representativo se apoya solamente, en la confianza y obligación moral, ambas ineficaces, pues ahora no se votan personas, sino listas de partidos, grupos mercantiles antes que políticos. Rousseau definió claro la “soberanía popular” como concentración de considerable poder en manos del pueblo, que decide sobre ella en modo de “democracia directa” o, a lo sumo, a través de “comisarios” que hacen lo que decida aquel pueblo; lo contrario, lo describe el filósofo Giorgio Agamben en "Medios sin fin", cuando explica que "la corrupción completa de las inteligencias asumió la forma hipócrita y buenista que hoy se llama progresismo, (...) principio en cuyo nombre se ha cumplido ese proceso, transigir (...), ceder en todo, conciliar todo con su contrario, la clase obrera con el capital, el medio ambiente con el desarrollo industrial, (...)", imponer a Arnaldo, llegar a someter Ley y Justicia al interés partidista; ahora, además de la evidente, infame tropelía, tras usar con saña las leyes "mordaza" y "laboral", porque les convenía, nos dicen -mintiendo- que las van a derogar.

EL ROTO 20/07/2021

domingo, 7 de noviembre de 2021

192 Los domingos cavilar Al otro lado del espejo Fernando Merodio 07/11/2021

192 Los domingos cavilar

Al otro lado del espejo

Fernando Merodio

07/11/2021

"Así aquí estaré igual de calentita que en el viejo cuarto- pensó Alicia-; en realidad, porque no habrá nadie que me regañe por acercarme demasiado al fuego. ¡Oh, que divertido cuando me vean en el espejo y no puedan atraparme! (Lewis Carrol. "A través del espejo y lo que Alicia encontró allí")

Vamos a cavilar sobre cosas del lado de acá del espejo, pongamos que hablo de Meritxel -Batet-, Pedro -Sánchez- o Carlos -Lesmes-, piense cada cual en qué -y cómo lo- hacen y, a partir de ello, piense en el tiempo perdido desde que, a fines del siglo XVII, en especial -a partir Charles-Louis de Secondat, barón de Montesquieu y su De l’esprit des lois- desde 1748, la literatura jurídica y política insiste en defender lo de los tres poderes del Estado: legislativo, ejecutivo y judicial; racionalista convencido de las reales potencialidades del hombre para, mediante solo la razón, acceder a la realidad y ser feliz, Montesquieu, seguidor de Descartes, Spinoza y Newton, quiso facilitar su logro descomponiendo el poder político -que él llamaba autoridad- en tres que, a tenor de los mecanismos de la teoría de vectores en física, se contrapesaran entre ellos, dificultando la injusticia y el abuso y propiciando una sociedad libre presidida por la ley; afortunadamente para él, ni siquiera pudo imaginar en qué ha acabado tal teoría.

Hermosa idea utópica la de los tres poderes, irreal en la práctica, formalmente plasmada aquí en la Constitución de 1978 con una regulación -anacrónica e inexacta- de los -que dicen- poderes del Estado que posibilitó que un osado practicón de la política, mínimo y pegado a tierra, Alfonso Guerra, acabara con la ilusión y dejara, desde su mínimo poder abusivo, todo claro al sentenciar hace años: “Montesquieu ha muerto”, algo tan cierto que, no nos engañemos, obliga a abandonar toda nostalgia de lo que, pudiendo haber sido, no es y aceptar que la teoría de Secondat y su idea lógica sobre la feliz libertad del hombre, es infecunda y obliga a cavilar sobre ello.

Primero. Hay un poder, sin auctoritas, que manda sobre los tres poderes, políticos, que son mera ilusión de gestionar las migajas que aquel, el real. deja caer sobre ellos mientras (des)ordena y manda en el mundo desde el otro lado del espejo, donde, tras el azogue y la plata/aluminio, por muy avizor que estemos, no lo vemos, mientras el espejo muestra la fea imagen de los tres -supuestos- poderes políticos.

Segundo. Tan -ideales- poderes que vemos desde este lado del espejo son fiel imagen nuestra, nada, filfa, anuncio de un pequeño viejo residuo, mera gestión mínima por entes partidistas cuyo único objetivo es ganar -a toda costa- elecciones para crear estructuras mercantiles trucadas desde la base, antidemocráticas, serviles al dinero que financia, clónicas, cuyos pocos militantes no justifican que nadie -y en especial la Carta Magna- les otorgue la apariencia de expresión esencial del pluralismo político.

La “nueva” libertad que, insólitos, anunciaban los que decían poder y hoy exprimen la flácida política, no emancipa, oprime al individuo, disuelve toda idea que transgreda el orden injusto que ellos imponen a su interés electoral, genera inseguridad jurídica, demoniza la libertad del opositor/detractor, defiende lo transversal que no molesta al poder del capital, -una rara- corrección que, coercitiva, nos imponen con fanatismo.

Tercero. ¿Y el tercer poder, el judicial? En general se ejerce por funcionarios de la ley impuesta que -muchos-l se creen sabios preparados para, asépticos, aplicarla sabiendo que emana del poder real y consolida la injusta desigualdad entre iguales; la diaria presión del poder real y las miserias de la "política" dañan la teórica asepsia y, cada día, la afecta el evidente poder de partidos y capital, mientras cada individuo/juez cede independencia ante lo peor de la sociedad, mientras se organiza en vanas asociaciones -sin duda- políticas,…, todos ellos fallos dañinos para el uso de tal poder.

Con tal currículo, palmarés o como cada cual lo llame, los del vicario triple poder tratan de (re)movernos, de tiempo en tiempo, para que les cedamos lo que ellos ven nuestra mayor, casi única fuerza, el voto para -dicen- representarnos, provocación irritante frente a la que hay tres respuestas: 1) someterse y votar, 2) abstenerse al desconfiar de quienes dicen representarnos o 3) militar en las -viejas- ideas del -hoy desnortado- filósofo Gabriel Albiac, citado por Gustavo Bueno en su “Panfleto contra la democracia realmente existente”, cuando decía “nunca voto. Que alguien hable en nombre mío me da náuseas. Es una fobia respetable, pienso. Si no lo es, me da igual. Lo respetable siempre me dio un ardite. Pagar a alguien por representarnos (no amo el teatro) se me hace, de entre los despilfarros el más bobo. Sigo la norma epicúrea (que es, pienso, única moral materialista) y trato de mantenerme lo más alejado del afán político: es eso, solo eso, lo que me permite analizarlo”; sea cual sea nuestra respuesta, no debiéramos olvidar que, como en las lúcidas películas del cine negro, mientras duros matones presionan, torturan a la víctima, indefensa, asustada, sola, desde arriba, en la parte de atrás del espejo, los que mandan -casi- siempre sin riesgo, miran, valoran crueles, al tiempo que -insisto en que seguros- producen daño y asco.

EL ROTO 12/03/2017

Lo agrava, decía Walter Benjamín en "Calle de dirección única", la evidencia de que inclusola libertad de hablar se está perdiendo. Antes, quienes mantenían una conversación se interesaban por su interlocutor, pero ese interés se ha sustituido por la pregunta sobre el precio de sus zapatos o de su paraguas. (...).", idea que José Luis Pardo, actual,  desarrolla "En defensa de la esfera pública" al explicar que "(...) hemos llegado a la asombrosa paradoja, ilustrada a la perfección por el permanente estado de negociación y desgobierno de la política española, de que la esfera pública está llena de vergonzosas disputas entre intereses particulares, que obscenamente se oponen al interés público, (...) la libertad de conversación se está perdiendo" y quien pretenda -desde su alcance- ejercer tal "libertad de conversar o hablar", pensar para decirlo y generar efectos en lo público, sabe que existe un peligroso freno impuesto por el poder de quienes, para mandar, solo piensan en ellos, con el enorme peso y alcance que la gestión de la -útil, amplificada- "pandemia" y el imparable "desastre climático", exactos y actuales, tan bien definen y, si queremos solucionarlo con lógica humana, exigen más que palabras y subir el tono para hacerlo más claro, entendible y, en especial, desagradable para los que, sin querer escuchar, como avisa Pardo, además, "pretenden imponer esa renuncia -a hablar- a los (...) que defienden la necesidad de la esfera pública (...) que no quieren perder su independencia intelectual y su libertad de pensamiento", pues, sin duda, lo consideran "pedir demasiado".

Se evidencian -cada día- más ambiciosos egoísmos de diversas fratrias -de sangre, de intereses, iglesias, partidos, medios, empresas, sindicatos, ONGs,...- en torno al momio, que Greta Thunberg define, lúcida y gráfica, con la onomatopeya blablablá y ocupan cada día un mayor espacio social intentando impedir que quienes no se plieguen al interés del poder -real- y ridiculicen sus -ridículos- "argumentarios", puedan utilizar la lógica, pensar y, hablar para difundirlo libres, mientras, frente al espejo, vemos el paradigma de la palabra del Günther Grass anciano que, en “Pelando la cebolla”, trató de justificar su afiliación junior a las Waffen SS -menos cobarde que, como hace Revilla, ocultar un fascismo alimenticio tras “(des)memoria histórica” y fingir ahora adhesión a sus víctimas-; es algo tan en exceso cómodo como “me dejé seducir por el nazismo sin hacer preguntas”, o como dijeron Albert Speer, padre de la iconografía nazi, o Gertraud Junge, secretaria de Hitler, “Podemos hundirnos, pero nos llevaremos a un mundo con nosotros”, aferrados a la postrer, cobarde falta de esfuerzo de, sabiendo qué ocurre, no intenta frenarlo, como escenifica el repugnante troll Revilla que, a su nivel y aquí ahora, (re)tuerce la (des)memoria -que él dice- histórica, intenta anularla por ser referencia que le perjudicaría, y trata de conseguir que, dado lo difícil que a algunos parece resultar distinguir bien y mal, (ab)usa de -su inicuo- poder y pre-juzga, intentando conducir al resto hacia una pregunta muelle, cómoda, la útil coartada de ¿y quién soy yo para ir contra -casi- todos a este lado del espejo?

EL ROTO 07/11/2021