domingo, 29 de marzo de 2020

98 Los domingos cavilar CoVilación. 5 Estado de alarma 29-03-2020 Fernando Merodio

98 Los domingos cavilar 

CoVilación. 5 

Estado de alarma 

29-03-2020 
Fernando Merodio 

"(...) Hay una paradoja: por un lado se nos pide que combatamos unidos esta batalla, por otra parte no podemos estar físicamente juntos". (Manuel Cruz, filósofo) 

"(...) se entiende que el estado de alarma es necesario, pero hay que tener cuidado porque esta situación puede enardecer la tendencia. Podemos aprovechar el parón para revisar con calma nuestro modelo social o (...) dejarnos llevar por el ardor del momento y acabar como la República de Weimar" (Santiago Alba Rico, filósofo) 

En el Diccionario de la R.A.E., mientras el sustantivo "alarma" define en primer lugar "aviso o señal que se da en un ejército o plaza para que se prepare inmediatamente a la defensa o al combate", el verbo "alarmar" tiene dos usos, 1. "Dar o causar susto" y 2. "Producir desagrado o escándalo"; alarmar y alarma son, pues, dos ideas idénticas que parecen designar -y, de hecho, designan- cosas contradictorias pues, mientras el sustantivo es aviso de alguien a fin de que -un grupo- se prepare para defenderse o atacar frente a una amenaza o enemigo, terminología bélica que -de modo impropio, peligroso- se usa -en especial- desde el (des)Gobierno, el verbo remite a miedo, susto, desagrado inesperado, por lo que la idea de "estado de alarma" con que el artículo 116.2 de la constitución define la realidad en que -por decisión sólo de ellos y, con grados, junto al resto del mundo- nos tienen Sánchez, Iglesias & Co, es tan peligrosa y ambigua que Emilio Lledó, filósofo de 92 años dice que su cabeza "se ha llenado de recuerdos de la guerra civil, (...) la misma inseguridad. Los hábitos del miedo: no salir a la calle (...) Sin embargo, aquel era un miedo concreto (...) Este es abstracto, difuso, extraño" y "estoy desconcertado", siendo "este el gran problema, el desconcierto no ayuda a pensar bien, cuanto lo que más necesitamos en este momento es justo lo contrario: la razón contra el caos". 

EL ROTO 15-02-2020

Tal "estado de alarma" debido a -dicen- la presencia de un enemigo " abstracto, difuso", irracional, un virus que para Leila Guerriero "no es perverso, (...) no desea, no sueña, no quiere nada, (...) no tiene maldad", pero con el que -nos dicen- estamos en guerra, conflicto arriesgado, pues los irracionales que –porque les conviene- lo definen bélico, no solo sanitario, político, ciudadano, social,..., cuando acabe la pelea con él señalarán -muy peligrosos- alguien o algo culpable que, acorde con sus intereses, empeore el futuro de todos y los lucre a ellos. 

Frente a la amplificada alarma bélica, teledirigida, quien piense dispone de un medio que -no siempre- le diferencia del resto de seres y cosas de nuestro planeta, el uso de la razón, la inteligencia que -a quien la use- ayudará a valorar lo que aquel resto no puede y parte de sus congéneres no quiere ver, mostrándole la ficción que es lo que bienpensantes buenistas llaman "vida normal", así que quien se fatigue en pensar libre y, a partir de ello -en la vírica situación y sus secuelas- intente avanzar, podrá idear modos de salir de ella e incluso hacer algo para conseguirlo cambiando esa injusta “vida normal" por otra algo mejor para la mayoría y no, como casi siempre, para el dominante 1% y sus siervos. 

La actitud social dominante ante el virus muestra que, igual que al fuerte Nordstrom, humano personaje de uno de los relatos de las "Leyendas de otoño" de Jim Harrison, a muchos "hasta los sucesos más corrientes, y la muerte es el más corriente de todos, le pillan por sorpresa", justo lo contrario que al inteligente rumano Emil Cioran que, en las antípodas de lo que arriba esbozo, tambalea mis ideas al decir que "vivir es una maldición" y "nuestra maldita lucidez, anomalía evolutiva, no deja de recordarnos nuestra fragilidad", por lo que la filosofía honesta nunca debería pensar en paraísos, sino enhebrar "silogismos de amargura" que, ajena a toda lógica, es más discreta que la que él veía ruidosa, atolondrada y banal felicidad, haciéndole afirmar que la vida es sólo "combinación de química y estupor" y el cosmos una alcoba fétida en la que se pudren cadáveres, lo que hace preferible ser piedra en lugar de hombre. 

Releo lo escrito y disipo cualquier duda respecto a qué tipo de "alarma" han logrado generarnos esos asalariados nuestros que nos apartan de facto de toda acción para el buen funcionar de la "polis", los llamados "políticos", tengo la convicción de que, la evolución de la epidemia, su celeridad de contagio en nuestro país, los graves errores en la contabilidad, nuestra cobarde e incívica falta protesta civil ante -a los dos meses de que, el 31 de enero, el CoV se detectará en España- los (de)méritos ciertos en la gestión del acceso a material preventivo -mascarillas, guantes, batas,...- para la seguridad de quienes ocupan la primera -o segunda, o tercera,...- fila, la escasez de "respiradores" para los contagiados más graves, el serio "chasco" de los mecanismos para el "test rápido" cuya práctica masiva fue, dicen, crucial en el éxito de Corea contra el virus, las peleas partidistas en los -escasos e inanes- debates públicos,... y, por otra parte, la -falta de- actitud y acción social por parte de todos nosotros, nuestro disciplinado encierro masivo y esa nueva afición a usar sucios guantes de goma e inútiles y sobadas máscaras de tela, el abandono del hábito del saludo -y hasta del cruce de miradas-, las medrosas, largas "colas" con vacíos de varios metros entre los "afiliados", los -incluso- fervorosos aplausos a ejército y policía,... evidencian el triunfo por aplastamiento de la "alarma" en el sentido de "dar o causar susto" o "producir desagrado o escándalo" sobre el de llamamiento para -asociados- aprestarnos a defender o atacar con acciones -no mera pasividad- al virus impasible -menos agresivo que otros muchos en distintos lugares- y sus secuelas, "alarmándonos" tanto con su inepta gestión material y política como con la forma en que -saben lo que hacen- nos tratan como niños asustados y gradúan, endulzan, agrian,... lo que cuentan sobre el necio virus y mienten con su versión sobre lo que -tan mal- están haciendo. 

EL ROTO 05-02-2020

A nadie parece preocupar que la ley orgánica que desarrolla el artículo 116 de la constitución y regula los limitativos estados de excepción, alarma y sitio para, es cierto, defender derechos fundamentales y libertades públicas, genera conflictos con muy serios y urgentes derechos de otros -individuales, públicos, políticos, sociales,...-, tan fundamentales como los que protege y también limita, sin duda, el pleno ejercicio ciudadano de esos derechos; es evidente que se puede perjudicar el correcto disfrute del aquí precario derecho de muchos al trabajo, a la huelga, al conflicto colectivo, a la atención sanitaria plena, dañada, por la alteración de consultas para otros enfermos en tratamiento..., lo que, sin duda, genera un daño en las libertades mayor que el de cualquier otra situación, lo que hace jurídicamente impugnables, incluso punibles actos desarrollados por las autoridades en su trámite de la alarmante excepcionalidad. 

Advierte Santiago Alba Rico que es este peligroso tiempo de auge de los populismos y, por tanto, de riesgo de des-democratización, dice que "no sabemos cómo será el mundo después de esto", pero que, evidente, dependerá de nosotros y, desde luego, no será igual al de hoy; vivimos una encrucijada en la que un pequeño sector activo de la población "no quiere volver a la normalidad en que hemos vivido los últimos años", normalidad respecto a la que "el discurso bélico al hablar del coronavirus da juego a los que quieren reducir derechos", debiendo cuidarnos mucho de que los mismos balcones que parecen solidarios deriven, agresivos, en totalitarios linchadores de aquellos a los que vean sospechosos o irregulares, exigiendo a cualquier precio, frente a la imprevisible contingencia del virus, una peligrosa, muy cara seguridad absoluta. 

Siendo cierto que son mucho mayores las opciones del capitalismo para impulsar y dirigir, a su conveniencia, el cambio del insano sistema que las que puedan tener los fieles ciudadanos limitados -solo- a obedecer y aplaudir -de lejos- desde los balcones, también lo es la certeza de que hoy el capital tiene una gran dependencia de la salud y actitud de nuestros cuerpos, en especial los de los que rechazan cualquier “alarma” que no sea la consistente en provocar una respuesta unitaria, en lugar de miedo.

miércoles, 25 de marzo de 2020

CoVilación.4 Miedo Fernando Merodio 24-03-2020

CoVilación. 4 

Miedo 

Fernando Merodio 
24-03-2020 

"(...) los cuerpos son peligrosos y empiezan a ser superfluos: ¿cuántos empresarios decidirán que, finalmente, esto demuestra que no hace falta tener a todos esos sujetos sentados en sus escritorios, que pueden prescindir de unos cuantos" (Leila Guerriero "Los peligros"

"El virus no es perverso. (...) no desea, no sueña, no quiere nada. Un mundo que pelea contra un enemigo que no tiene maldad, no tardará en encontrar el enemigo perfecto" (Idem) 

Dice Timothy Garton Ash, ingenuo o en verdad malo, que "en los libros de Historia, el coronavirus será sólo un epígrafe del capítulo sobre el auge chino" y ello a pesar de que quien tenga dos dedos de frente sabe que, a efectos prácticos, en la Historia el bichito será más, muchísimo más que eso, definirá, desde hoy, el color de mañana, en un tiempo en que, por cierto, el destructor, injusto "viejo capitalismo" ha agotado en su aljibe la dañina maldad útil para exprimir la naturaleza, explotar más al hombre, y pone a sus osados "expertos" a predicar que "estamos en la hora de la verdad para el nuevo", una nueva, distinta falacia sólo tragable por cándidos o sicarios. 

Previo a la "puntual y útil pandemia mundial", el calentamiento global ya anunciaba a gritos -con veracidad que denuncia al capital- la aniquilación dolosa de la vida en el planeta, pues -incluso para ellos- su monopolio económico y social es, por desigual y desigualitario, maléficamente injusto, haciendo que, espoleado por la ilusión de un innato voluntarismo, repita desde hace tiempo lo que, nacido de su inteligencia y un inflexible síndrome de Asperger, exigió mediática, una terrenal, enternecedora niña: ¡¡Hay que cambiar el sistema!!, patear en donde sea a los sinvergüenzas e ineptos generadores del caos, al capital y aquí ahora a los "progresistas" y nuevos ricos atetados en ideas mercantiles, peronistas y nacionalistas, debemos fijar el resto la dirección de la marcha, librar el vivo conflicto entre superpoblación y recursos escasos, acabar con la lacerante desigualdad y el choque entre irracionalidad y naturaleza,...; alguien dijo "habrá palabras nuevas para la nueva historia / y es preciso encontrarlas antes de que sea tarde", así de apasionante es nuestra muy urgente tarea. 

Por si era poco lío, nos meten a todos en la cama al miedo, el peor, el irracional, el del martilleo de números seleccionados, adjetivados por los que los dan, no explicados ni puestos en relación con el resto de la realidad, con lo que han generado en la calle un ambiente similar al de las películas de la "guerra fría" o de momentos de Franco, Stalin, Pinochet, Videla,... ; decía Yuval Noah Harari, historiador israelí, que "la mejor defensa contra los patógenos es la información" y sé que tranquilizaría mucho un improbable debate experto en el que se pudiera ser "políticamente incorrecto", anti-catastrofista sobre cuestiones como: 1) si hoy, los muertos en todo el mundo son algo más de 16.000 y en España -sin que esté claro que todos sean debido al CoV- 2.800 y, por otro lado, los españoles somos 1/170 de los habitantes del mundo ¿por qué razones morimos tantos?, 2) ¿por qué somos el país que peor se comporta frente al virus en todo el mundo?, 3) si, con vacunas que evitaron un 40% de muertes en la epidemia de gripe -poco agresiva- de 2018, murieron más de 6.300 personas (9.000 sin las vacunas) ¿por qué no nos preocupó tanto como el CoV?, 4) ¿por qué no nos aterrorizan las terribles pandemias de África, Iberoamérica, Asía,...?, etc., etc., etc.


En 1948, Wilhelm Reich publicó "Escucha, pequeño hombre", que el definió como "una respuesta a los pérfidos ataques de la sociedad neurótica y emocionalmente pestilente", sociedad, al tiempo, patológicamente medrosa que, incluso peor, ahora aquí aplaude que nuestro nuevos "progresistas", ocultos tras la "ley mordaza" hagan que ejército y policía manden; Reich y " Escucha, pequeño hombre" son un autor y un libro que lograron que en Frankfurt, en mayo del 68, apareciera una gran pintada: "Lee a Reich y actúa en consecuencia"; rabiosamente actual hoy, en 2020.

EL ROTO 24-03-2020

domingo, 22 de marzo de 2020

97 Los domingos, cavilar CoVilación. 3 Samuráis Fernando Merodio 22-03-2020

97 Los domingos, cavilar 
CoVilación. 3 

Samuráis 

Fernando Merodio 
22-03-2020 

"La primera forma de la esperanza es el miedo, el primer semblante de lo nuevo, el espanto" 
(Heiner Müller) 

"(...) puede expresarse recurriendo a la conocida definición de la política como 'arte de lo posible': la verdadera política es exactamente lo contrario: el 'arte de lo imposible'" (Slavoj Zizek. "En defensa de la intolerancia"

"La música de los campesinos llega a vuestros oídos, están cantando mientras plantan el arroz, vosotros observáis las tumbas de vuestros camaradas antes de partir en busca de vuestro destino y un pensamiento corre por vuestras mentes: otra vez hemos sido derrotados, los ganadores son los campesinos, no nosotros..." (Final de "Los siete samuráis". Akira Kurosawa) 

En el Japón feudal, los samuráis, cuyo origen se remonta al siglo X, constituían una casta militar, situada por debajo de la de los nobles, daimyõs, a los que servían con las armas, en especial en los períodos de guerra, en general a caballo, con armaduras, espadas, arcos,..., tarea que, con el tiempo, los llevó a dotarse de un estricto código de disciplina y honor que, rígido, regía su comportamiento. Por razones de ruina, derrota o muerte de su señor o porque éste perdiera su confianza en él un samurái podía quedarse sin amo, convertido en un rõnin, "hombre errante como una ola en el mar", resultándole casi imposible reincorporarse a otro señor o clan, al perder los daimyõs, por razones de tradición, la confianza en él; se adquiría, además, la condición de rõnin por herencia, siendo hijo uno de ellos y no habiendo renunciado de modo expreso a tal carácter o estatus y manteniendo firme la idea de recuperar el de samurái, para lo cual se esforzaban en preservar su orgullo, disciplina, honor,..., determinantes de su respetada condición de élite. 

Con esa finalidad y su idea de la vida, los orgullosos rõnin afrontaban, muchas veces sin remuneración, las misiones más arriesgadas, solidarias, heroicas,..., las que la general cobardía y egoísmo del resto no se atrevía a afrontar, como es la de Los siete samuráis -en realidad siete rõnin-, de Kurosawa, en cuyas tres horas y media de duración con los actores japoneses Shimura y Mifume como más destacados rõnin, se narra su leva, en el Japón feudal del siglo XVI, por los cobardes, mentirosos y míseros habitantes de una pequeña aldea, para que eliminaran -puee ellos no eran capaces de hacerlo- a unos bandidos que los tenían aterrorizados, pues les robaban cada año sus cosechas de arroz o cebada, su principal, casi único, medio para su supervivencia. 

No perjudico a nadie si explico que en el final de la película -como en el de Los 7 magníficos o la más reciente Ronin, de Frankenheimer, con de Niro- no hay truco, la historia termina como tiene que ser, los rõnin o samuráis, valientes, honestos, maestros en el arte de la guerra, conocedores de la vida y hábiles, no podían perder la guerra contra los bandidos, aunque estos fueran cuarenta y, además, tuvieran tres -allí entonces modernas- armas de fuego -"aquestos endemoniados instrumentos de artillería", que tanto irritaban a nuestro más célebre rõnin, Don Quijote-, pero fue la suya una victoria solamente militar, pues quienes -a cambio de solo unos platos de arroz- los había contratado no se fiaban de ellos, no les gustaban sus modos, los temían, por ello ocultaban a sus mujeres y sus mejores -y escasos- bienes, por lo que la historia se cierra con una lapidaria, triste y realista frase de Kambei, primer samurái, "otra vez hemos sido derrotados, los ganadores son ellos, los campesinos, no nosotros..."; evidencia de que es cierto que suele ganar el poder y en los pocos casos en que no es así, lo hacen los más cobardes, miserables, aprovechados, egoístas,... 

Molestará, sin duda, a muchos recodarlos, pero es de justicia hacerlo, admitir para vergüenza del resto que, frente a la opresión de Franco, sin que nadie se lo pidiera, ni siquiera les dieran un plato de arroz en pago hubo un arriesgado evidente grupo cierto de rõnin organizados, clandestinos, que asumió la fatigosa tarea de hacer todo lo que acongojaba a los demás aldeanos cazurros que eran -y hoy aún más- los españoles. Muchos de ellos fueron asesinados, otros torturados, encarcelados, despedidos del trabajo, discriminados,..., heroicos en silencio, al tiempo que recibían una muy escasa solidaridad ajena, hasta que agotado -en la cama- el dictador, ellos que -hasta el límite de sus fuerzas, con su honrado saber, a cambio de nada- habían empujado fatigados para que, al menos, muerto el perro se acabara la rabia, decidieron someterse al -casi siempre- injusto escrutinio de la aldea, al -tan poco- democrático invento de las llamadas elecciones, en las que pasó lo que todos sabemos, forzando, sin duda, que sorprendidos, cabreados, incluso, quizás, avergonzados, aquellos rõnin se dijeran: no hemos ganado, lo han hecho, a favor de lo de siempre, los campesinos, los restos del más rancio fascismo y los -entones- "novísimos trileros sevillanos", financiados por la corrupta socialdemocracia alemana y la CIA, siendo el colmo que la generalidad de esos cobardes nos mira con una mezcla de miedo y, quizás, vergüenza, lo que los fuerza, incluso, a insultarnos, motivo por el que, sin duda, lo mejor sería disolvernos, desaparecer por el momento,..., como hicieron, legándonos el digno ayer, en algunos casos admirable, de su heroica historia y, como organización desvencijada, los restos hediondos de un naufragio que, con nombre femenino, pacta con cualquiera. 

Han pasado 40 años desde la muerte de aquel Franco -que hoy, con engaño, han resucitado- y la cosa, así debía ser, ha decaído, digan lo que digan, en lo peor, con sindicatos, asociaciones subvencionadas y partidos parasitando por las esquinas y una economía que -pues conviene- dicen boyante, con la desigualdad injusta y el paro devorándonos -nada comparado con lo que viene tras la mediática "pandemia"- y ya olvidado -¿por imposible?- el peor, real problema, el calentamiento global, el fin de la vida humana en el planeta, mientras los de "pacto y progreso" planean regalar todo "lo nuevo" al mismo capital que nos dejó aquí, en el borde del último precipicio y ahora, pues nadie le requiere, calla mientras la cosa esa con pinta de gripe fuerte -hasta hoy, en esta España nada preparada ha contagiado a 1 de cada 2.000 habitantes y matado a 1 de cada 25/30.000- pone patas arriba nuestra (des)organizada sociedad -sobre todo el sancta sanctorum del capital, "la Bolsa"- mientras, pues todos callamos+, Sánchez, Iglesias & Co preparan el mejor futuro para -solo- el capital. 

Siguen defendiendo, con la disculpa de un problema sanitario, el pútrido capitalismo, llegando a utilizar incluso con saña el propio Sr. conde de Galapagar, nuevo rico, la denostada "ley mordaza" de Rajoy para doblar el brazo, hasta quebrárselo, a toda la sociedad, emboscado, como tan bien explica Slavoj Zizek a partir de Alain Badiou, tras la infame falacia que es la "ilusión democrática", que exige la ciega aceptación de los que ellos llaman -insisto que en falso- mecanismos democráticos, "como marco final definitivo de todo cambio, impidiendo la radical demolición de las acreditadamente nefastas relaciones sociopolíticas capitalistas". 

EL ROTO 20-03-2020

La realidad social a que despertaremos tras la pesadilla en que han convertido la emergencia sanitaria va a ser aterradora, nadie lo dude, y nos forzará a vivir, es evidente, tiempos muy duros pero interesantes, extremadamente interesantes en que, pienso, resultaría imprescindible -por conveniente para una gran mayoría- que reaparecieran -al menos algunos de- los rõnin o samuráis que estén en voluntario retiro, estoy convencido de que los hay y de que, desde un planteamiento estricto de justicia igualitaria y disciplina, estarán capacitados para, parafraseando a Sören Kierkegaard, dar su dimensión a la "pandemia" y acometer una suerte de "suspensión política de la ética", revolucionaria lucha por la justicia y contra el calentamiento global mediante una radical modificación de nuestras insoportablemente insostenibles pautas de generación y consumo, que deberán ser racionalmente adecuadas a la naturaleza y transformadas, de verdad, en igualitarias, olvidando en segundos la (in)solidario ñoñez en que, a favor de otros intereses, nos está metiendo el "progresismo" del regreso.

viernes, 20 de marzo de 2020

CoVilación.2 Caos Fernando Merodio 20-03-2020

CoVilación. 2 
Caos 

Fernando Merodio 
20-03-2020 

"Políticamente, vemos a menudo cómo los oprimidos, los vencidos, los explotados se convierten en un instrumento en manos de los opresores, los poderosos, los grandes malvados." (Claudio Magris). 


"(...) un falso buenismo es una respuesta mala y contraproducente a los terribles problemas que estamos viviendo (...). La manía de mostrarse políticamente correcto indica debilidad y lleva mucha agua peligrosa al horrendo molino del rechazo cultural (...)" (Claudio Magris). 

Una Circular de 19 de marzo del Consejo General del Poder Judicial, CGPJ, epicentro del Estado de Derecho, órgano que rige el servicio público esencial de los jueces, en tiempos -que dicen- de peste, destapa -supongo que de forma seria- una evidencia del caos que genera -inepta, desleal, insaciable- la mercantil "progresista", Sánchez-Iglesias & Co, nos avisa del peor futuro para los débiles, todos nosotros; denuncia que -pese a que, como mal achacan a Ignacio de Loyola, lo sabio y prudente es, "en tiempos de tribulación, no hacer mudanza"- algunas autonomías empiezan a constituirse -salvo para pedir dinero- en cantones independientes y, un ejemplo, privan a la Justicia -en servicios mínimos- de prestaciones que ya tienen transferidas, supongo que la policía y, como antidemocrática respuesta, alguna asociación gremial de jueces pide no prestar el garantista servicio de tribunales y jueces hasta "la obtención previa de medios de protección"; peligrosísimo caos en que, una vez más, se lucrará y ganará poder el 1% de hábiles pescadores en ríos revueltos. 

Hay otros asuntos serios -pero menos- que todos conocen y de los que -sin duda por el modo en que se nos informa sobre ellos, el que conviene al poder- nadie parece ver su real alcance, por lo que -como siempre molesto, políticamente incorrecto- meteré el dedo en la llaga de tres de ellos: la fúnebre situación, propia del sombrío Lovecraft, de los aparcamientos de los más ancianos, la falta de material de protección, fracaso del sistema sanitario, en los hospitales y la burguesita moda de peligrosas caceroladas e indiscriminados -injustos y peligrosos- aplausos desde cómodas terrazas. 

Se ha hecho habitual que el tramo final de la vida de los muy ancianos que ya no sirven para "cargar" con los nietos se viva en aparcamientos más o menos finos que, cosa del lenguaje perverso, dicen residencias y son el mejor termómetro para medir la alta fiebre de la grave enfermedad que pudre nuestra vida social, familiar o como queramos llamarla, siendo cierto que, con el armazón de los "aparcamientos-negocios-residencias", públicas y privadas, y la zafiedad humana a que se condena a los -antes respetados- mayores a nadie -si escribo nadie, quiero decir nadie- puede sorprender que califique la relación -que ahora parece escandalizar- de estos con el CoV de tragedia que es su final tramo hacia el destino fatal -fatum, hado o sino-, inevitable camino que es más o menos duro a tenor de las circunstancias de cada caso. Aplico al respecto una de las últimas reflexiones que en su resistencia a la Nada dejó escrita Elías Canetti para su -inacabado- Libro de los muertos, "¡Todos los maltratados, tanto animales como hombres! ¿Y ésta es la vida que te interesa?"

Es el nuestro el mejor sistema sanitario, alardean Sánchez, Iglesias, Illa, el "ronco" comunicador de todos los días,..., pero sus profesionales no tienen mascarillas, batas, guantes, gafas,..., se juegan la salud tras meses de saber del virus y queremos regalar al capital, ¡de nuevo!, doscientos mil millones; ¿no deberíamos, quizás, en vez de, inanes y cómodos, aplaudir, dar la cara y enfrentarnos a quienes nos engañan? 

Lo de las caceroladas da asco, Sánchez, Iglesias & Co son la corrupción con patas, incluso desleales rompen -los dos, porque les conviene- la cuarentena y, de pronto como si eso -con gente como nosotros- solucionara algo, ¡todos republicanos! Insisto, ¡un caos! del que somos consentidores cómplices.

miércoles, 18 de marzo de 2020

CoVilación. 1 ERTEs Fernando Merodio 18/03/2020

CoVilación. 1 
ERTEs 

Fernando Merodio 
18/03/2020 

"(...) la voluntad del capitalista consiste en embolsarse lo que más pueda. Y lo que hay que hacer no es discutir acerca de lo que 'quiere', sino investigar lo que 'puede', los límites de ese poder y el carácter de esos límites" (Karl Marx "Salario, precio y ganancia"

"Todas las partes integrantes del capital son hijas del trabajo, productos del trabajo, 'trabajo acumulado'" (Karl Marx "Trabajo asalariado y capital"). 

"La existencia de una clase que no posee nada es una premisa necesaria para que exista capital" (Karl Marx "Trabajo asalariado y capital" ).

Seat, Burger King, Iberia, Alsea, CAF, Pikolin, Iberostar, Volkswagen, Cortefiel, Airbus,...., "pequeñas" ejemplares empresas, aprovechan que un bichito molesta al cómodo capital para abusar del trabajo, despedir trabajadores, seres humanos, UGT dice que esta semana será un millón, "mano de obra" lo llaman, recortan plantillas, mandan al paro y además piden -y seguro que conseguirán- que los "progresistas", adalides del pacto incluso con el diablo les financien la trapacería con el dinero de todos, esos ¡200.000.000.000,00 €! que, la PSOE y los que decían poder, con apoyo sindical, fatuos, usarán para ello; así es el sucio ERTE, dicen que temporal, pero mucho más obsceno aún que el ERE, ¿para cuánto tiempo? ¿con qué garantías? 

Me alejé los EREs hace años, al tiempo que lo hacía de las burocracias sindicales, pero aún tengo la idea, pienso que cierta, de que un ERE, Expediente de Regulación de Empleo, es un mero trámite administrativo para, por maleables, laxas causas, facilitar que el capital obtenga de la autoridad la extinción, suspensión o reducción de derechos de parte importante de los trabajadores de una empresa, derechos ganados por siglos de lucha del trabajo contra el capital, que ahora canjean por paro y baratijas; el Ere de extinción, forzoso, lo regula el Estatuto de los Trabajadores que, certero, cruel lo identifica como "Despido colectivo por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción", apoyado en requisitos de fondo y forma favorables al capital, que no generan al trabajo seguridad jurídica; otro ejemplo de ley injusta. 

Descarado, nos miente -otra vez- el telegénico, llorica presidente de la neo-mercantil PSOE & Podemos, cuando entrecortado dice, además de otras lindezas, que los doscientos mil millones que -según El País- "lanza" son para evitar la compra de las mayores empresas del siniestro Ibex, que con ello sube, por capital extranjero ¿De dónde son State Street Bank, Chase Nominees, BNY Mellon, EC Nominees, Guaranty Nominees, Clearstream Nominees,..., los mayores accionistas de Banco Santander o Qatar Investment, Norges Bank, Authority, Blackrock Inc.,... respecto a Iberdrola?

EL ROTO 18-03-2020

Son solo dos -muy importantes- de los 35 miembros del siniestro grupo del Ibex, todos iguales, que definen el negro futuro, y voy a intentar resumir algo, más pequeño pero igual de ilustrativo, de para qué sirven los EREs. En los últimos 70s o primeros 80s del pasado siglo, en el trámite del de Recuperaciones Submarinas, primero, creo, de Cantabria, en cuyo trámite de consultas intervine como asesor jurídico designado por las Comisiones Obreras, siendo experto económico, por la mayoritaria UGT, Zalo Burgués, que luego sería Delegado/Director General de Trabajo de la PSOE, informé en contra se opuso el combativo Paco Narezo, de CC.OO., pero tuvo el apoyo de la mayoritaria UGT que lideraba "el cura" y concluyó, pasado no mucho tiempo, en el cierre definitivo -otra vez creo que- por la quiebra que anunciábamos en un artículo firmado por Teto Rufino, entonces Secretario del Metal en el sindicato del que Pepe Coterillo era Secretario General en Cantabria y Marcelino Camacho en España. 

Quien se tome la molestia de entrar en internet, encontrará lo que de aquello quedó en una noticia de 1 de julio de 2005, Cantabria Económica, titulada "Recuperaciones Submarinas, la quiebra más rentable". Pues eso.

domingo, 15 de marzo de 2020

96 Los domingos, cavilar Estado de sitio Fernando Merodio 15-03-2020

96 Los domingos, cavilar 
Estado de sitio 
Fernando Merodio 
15-03-2020 

"Calígula.- La seguridad y la lógica no marchan juntas / Quereas.- Es cierto. No es lógico, pero es sano" (Albert Camus. "Calígula". 

"La peste.- Lo ideal es obtener una mayoría de esclavos con la ayuda de una minoría de muertos bien elegidos" (Albert Camus. "El estado de sitio"). 

"Nada.- (El pescador se precipita sobre Nada y los Guardias lo detienen) "Ya ves, pescador, los gobiernos pasan, la policía queda. Hay, pues, una justicia" (Albert Camus. "El estado de sitio"

El novísimo clan del "progreso" que, inane, bajo palio en andas lleva a Sánchez e Iglesias, caudillos, ha podido ver que, a diferencia de los patógenos egoísmos de la familia Puigdemont, Torra, Junqueras & Co y los -más listos- vascos, no hay nada que regalar al caos de los CoV, los coronavirus, gérmenes que tras causar males físicos, leves o graves, perturban el mejor invento de la cómoda molicie en que vive la "nueva política": son los CoV retrógrados, muy poco modernos, ¡se niegan a negociar! 

Sorpresivos, han descolocado a las dos sectas de nuestro "progresismo", la del guapo, turbio jefe de planta de la mercantil PSOE y la de los volubles nuevos ricos sres. duques de Galapagar, llevándolos al orgiástico caos de un valleinclanesco esperpento y, antes de derogar -la manifestación feminazi no les dejó tiempo- esa que decían terrible "ley mordaza", quedando Franco ante ellos, cardenales purpurados de sus nuevas famiglias, cual vulgar monaguillo con las puntillas deshilachadas, ¿quién se atreve a criticar ahora las "leyes de excepción" del sátrapa si, simplemente, las compara con el "estado de alarma" de esos dos "modernos", tan bien descritos por filósofos "rojos" como Giorgio Agamben? Nadie debe olvidar que a los insensatos del cómodo pacto el estado de alarma que, tan serios, declaran los permite hacer lo que les venga en gana, controlar movimientos, requisar bienes, imponer trabajos, limitar el uso de servicios y el consumo de artículos,..., sin que, por supuesto, hayan pensado en hacer algo serio con toda la sanidad, los bancos, las grandes energéticas,... 

Dicen falaces nuestros pequeños dictadores que su "estado de alarma" no anula derechos constitucionales y no piden perdón por sus limitaciones a las revolucionarias libertades individuales luchadas, tras los ilustrados, cada uno a su modo y manera, por Marat, Danton, Desmoulins, Robespierre,... y su medicinal guillotina, que en tiempos de un caos superior -por supuesto- al del pequeño virus, gobernaron inteligentes, preparados, honestos, valientes,...; los que ahora nos "alarman", ajenos a la fatiga, el sacrificio, el riesgo por el resto,..., sin pensar, por supuesto, en exponer su vida como hicieron los revolucionarios franceses, nuestros -bien- pagados, haraganes e ineptos políticos imponen una insana, injustificada concentración de poder en el Estado que han debilitado y que -tan ilegítimamente- ellos representan para poner los peligrosos aparatos represivos en sus poco fiables manos; repito que su "alarma", artículo 116 C.E., no propicia otra cosa, evidente, que la suspensión del orden jurídico cotidiano, la derogación por el tiempo que ellos -y quienes les mandan- quieran del contrato social que todos hemos firmado, es una medida extraordinaria que convierten de facto en paradigma de gobierno cotidiano que hace muy feliz tanto al permanente peligro de la derecha como a la ignara irresponsabilidad de los nuevos "progresistas", desprovisto de auctoritas o, al menos, una mínima lealtad coherente. 

EL ROTO 14-03-2020

Me importa un bledo irritar a los "alarmistas" rebuscando entre mi -más o menos- ordenada acumulación de libros para encontrar el número 1 de la Colección Losada, Teatro, Buenos Aires, con la pegatina blanca y roja en la página 3 de Visor Libros, librería de Madrid, Isaac Peral, 18, cerca de la casa de Rosa, con una rebotica en la que acaldaban, para algunos, libros que no gustaban al -entre otras cosas- lerdo general Franco, un libro en el que, en la parte inferior de la misma página 3, escrito por mí, aparece Merodio 69; tenía, pues, 23 años, era ayer y un libro indispensable con las cuatro obras de teatro -"espectáculos" decía él- que, para explicar temas centrales de la acción política y la naturaleza humana, escribió Albert Camus: "Calígula", "El estado de sitio", "Los justos" y "El malentendido", inteligencia, honradez y sensibilidad a chorros de él y mil subrayados y notas mías, que me fuerzan a curiosear en mi interior para preguntarme, ¿y dónde está hoy aquel que leyó, subrayó y anotó todo esto? 

Tras la novela "La peste", 1947, "El estado de sitio", 1948, denunciaba el confort del miedo, el cobarde respeto a la injusta opresión, obra de teatro en que Camus elegía Cádiz como metáfora de la España sitiada, encogida por el nimio Franco, dictador de abusos sobre una doliente, medrosa población, la -falta de- reacción de los asustados, la peste -en forma de un joven aprovechado y su secretaria- que, irracional, pone a la ciudad en sumiso estado de sitio, lodazal en el que vive Diego, héroe frente al poder venal, canto al individuo que tantos ataques costó al Nobel francés. Pues eso. 

En la urbe global que -dicen- hoy es el mundo, con el falaz argumento de un -muy poco- mortífero virus, quienes por nosotros deciden qué hacer lo cuentan -solo- como una grave, global epidemia, pandemia, amenaza sanitaria para el género humano, nos exigen apocarnos, airean -necios y, sin duda, malintencionados- la exigencia de una brutal cuarentena global, así de peligrosos somos para el sistema y frente a -salvo que nos callen algo- tan poco dañino virus de apariencia solo expansiva que presentan con suave buenismo como holograma de una terrible, infecciosa peste cuyas bacterias -en el ambiente, voluntaria o involuntariamente, creado- hacen -como hizo Sansón con las columnas del templo de los filisteos- tambalear las muy débiles estructuras sociales, políticas, económicas,..., ridículamente endebles creadas por el capital en su odiosa relación con el género humano y la naturaleza, por lo que, para proteger esas débiles pero muy abusivas estructuras, con la colaboración de los siempre sumisos, peligrosos medios, agitan el atemorizante espantajo de episodios históricos, cientos de millones de víctimas, la "peste de Justiniano", siglo VI, la "peste negra", siglo XIV, la "peste china", siglo XIX,..., ajenos a lo que aquí ahora ocurre,... supongo de otros tiempos. 

Si se razona un poco, la preocupación sanitaria es solo algo superior a la que causa una epidemia de gripe y, por supuesto, muy inferior a la del évola, la diarrea, el sarampión, el dengue, el sida, la malaria, la tuberculosis, la hepatitis B, la meningitis,... que, recurrentes, atacan a otros lejos de nosotros, siendo único insomnio real que al poder causan los célebres CoV, repito, la evidencia de lo, al tiempo que generador de cruel desigualdad, injusticia, muerte,... exagerada, ridículamente débil es el sistema que, sin el contrapeso de las serias ideas de Marx o algo similar, impone el capital, al que un muy simple virus -hasta hoy al menos- muy poco mortífero agrieta sus más "sólidas" estructuras, los gobiernos-títere, sus crueles relaciones laborales, el egoísmo empresarial, explotación evidente que si gana no reparte y ahora, tal es su endeblez, pide árnica, los sindicatos exigiendo a los "progresistas", ¡vergüenza!, muy rápidos Ertes, el mínimo tente en pié, evidente, que sostiene a las estructuras sanitarias públicas, que exigen héroes,... y, espectáculo hilarante, los agónicos terrores de esa cosa misteriosa que llaman la "Bolsa" y en que -contra natura- los miserables lampan dinero de no se sabe dónde, pero que, evidente, roban a otros y, fundamental, además no les exige trabajar. 

Nadie debiera ignorar -ni, después, olvidar- que, tras el trampantojo vírico está, seria siempre, Greta Thunberg con su sabia exigencia de "cambiar el sistema" y, tras ella, los científicos libres que, al contrario que los miserables pequeños nacionalistas catalanes y vascos, no nos llevan a -ni siquiera admiten- egoístas pactos pero exigen soluciones, advirtiendo, por ejemplo, desde la ONU, el 10.03.2020, en su informe final sobre el estudio del clima mundial que "el calentamiento global se está acelerando, pues, digan lo que digan Iberdrola, Naturgy, los bancos,..., "2019 fue un año de records" y "estamos muy lejos de alcanzar los objetivos" que frenen, palien, ya no impidan el inevitable final de los habitantes del planeta Tierra, que han causado los que ahora intentan aprovecharse de la peligrosa suspensión de nuestras garantías jurídicas, del contrato social, algo que ocurrirá si no nos enfrentamos y llevamos a sus justos términos el injusto y atemorizador "estado de alarma". 

EL ROTO 13-03-2020

Mínima reflexión final. Bajando a las 6:30 a escribir esto en mi único ordenador, tras cruzarme en los 4 kilómetros que -calculo- separan mi casa y mi despacho con 2 taxis y 3 personas, 2 de ellas a lo lejos, no puedo dejar de pensar en la sugerente novela que hoy escribiría Orwell y, más positivo, en las inmensas posibilidades que nos abre el activo virus para iniciar el serio camino hacia una exigible igualdad austera y, pues "el género humano es la Internacional", también hacia el lógico jacobinismo que nos marcaron la Ilustración y la Revolución francesa; si la nobleza que hoy representan los sres. duques de Galapagar puede tener llena de agua su insostenible piscina, asistir a desaconsejadas manifestaciones antidemocráticas o romper cuarentenas sanitarias por ella impuestas y, además, a su conveniencia, es avalista del nuevo régimen feudal viejo que quieren imponer -algún- catalán y vasco, ¿quién, caprichoso, me va a obligar a no valorar/asumir yo los riesgos y estar quieto?

domingo, 8 de marzo de 2020

95 Los domingos, cavilar Plataformas Fernando Merodio 08-03-2020

95 Los domingos, cavilar 

Plataformas 
Fernando Merodio 
08-03-2020 

"(...) 'desde el flirteo hasta proposiciones sexuales, dentro y fuera del ámbito de trabajo'. Graves indecencias, sin duda (sobre todo el flirteo, vicio copiado de las comedias de Doris Day), pero no delitos (...) Lo que a mí me abruma es que el cretinismo puritano de sacristanes y petardas alcance definitivamente estatura universal". (De la columna crítica dedicada a Plácido Domingo por Fernando Savater, filósofo, la víspera del 8-M, Día internacional de la mujer). 

Sustituyo hoy, Día internacional de la mujer, icono, gran preocupación metafísica de la coalición que da de comer a la mercantil PSOE y a la monarquía salafista, estrictamente familiar, de Podemos, mis apresuradas cavilaciones de fin de semana por las más reposadas pero también cimentadas en las fatigas de un arriesgado día a día de la Plataforma para la Defensa del Sur de Cantabria, referidas a una cuestión con menos incidencia en los manipulables vaivenes electorales pero con más peso en el incierto futuro del planeta Tierra y sus ombliguistas pobladores, la decisiva toma de posición sobre cuál será, de ahora en adelante, nuestra política energética y, en especial, quien controlará las decisiones, consecuencias y beneficios. 

Toda mi ya larga vida, desde que tengo -si es que tal cosa ha ocurrido- uso de razón, ha estado vinculada a diferentes y fatigosas "plataformas", desde las adolescentes y juveniles que me costaron la expulsión de tres colegios religiosos, -quizás- me llevaron a la política seria y sacrificada del PCE y, consecuencia de ella, a las socio-laborales Comisiones Obreras -que no deben ser confundidas con la burocracia subvencionada que hoy se publicita como CC.OO.-, ambas ilegales y -de aquel modo- clandestinas cuando yo formaba parte de ellas, caracterizadas porque sus austeros miembros laboraban para ellas gratis et amore, con -un cierto- riesgo y, en la medida de sus posibilidades, cada uno aportaba medios económicos para que subsistieran. 

Con su legalización -e integración en el sistema- fui perdiendo contacto con ambas plataformas de modo progresivo -de forma más radical, sin duda, con las odiosas CC.OO., ya no quedaba nada de las Comisiones Obreras-, para integrarme, siempre como radical individuo, en otras plataformas, todas ellas sociales con intención de "hacer política", vinculadas en un principio a los barrios, donde -con los precios, el urbanismo rampante, la falta de infraestructuras y servicios,...- se explotaba a los obreros más, mucho más incluso que en sus lugares de trabajo; era lo que entonces decíamos "movimiento ciudadano" y me uní a él seguro de mantener una vinculación, no organizativa pero sí ideológica, con el viejo, generoso marxismo, aun no disuelto en la oportunista IU u otros desgraciados inventos y, pues verdaderamente estábamos solos y nadie nos acompañaba, me llevé unos cuantos dolorosos batacazos. De intentar, obsesivo, cambiar el mundo, así de ambicioso e iluso era aquel joven, había pasado a tratar de influir -un poco- en la pretenciosa ciudad de la que nunca -de niño tuve la fortuna de vivir en Rozadío- me sentí miembro identificado con el resto; acabé siendo un desclasado. 

Una nueva plataforma que me elegía y en la que mi raro carácter impuso durante años un claro orden libertario, ácrata, incontrolado, me ayudó a influir -y a ser influido- durante 20 años en el deporte más serio, el atletismo en el que, como en su vida hacen el hombre -y la mujer, no se enfaden- se corre, salta, arroja piedras, lanzas,..., en la que llegué incluso a acabar, de aquel modo, unas cuantas docenas de maratones, una plataforma y unas carreras que dieron forma a una actividad lúdica que también exigió enfrentamientos y esfuerzo y duró, divertida y creativa, incluso muy positiva, hasta que mis ideas chirriaron en exceso para el pacato sistema, lo que me aburrió y abrió camino a lo que, cosa de los años, pudiera cerrar el círculo de una vida individualista... pero siempre vinculada a plataformas, grupos. 

Vuelvo a la electricidad, los Saltos del Nansa/Rozadío, y con ACAAT, un grupo transversal y variopinto, plantamos cara..., y derrotamos en el Tribunal Supremo y en Europa al peligroso grupo emboscado que es Red Eléctrica, su destructiva línea a 400 kv Soto de Ribera-Penagos-Güeñes-Itxaso,... anuncio de las hoy imprescindibles para el gran negocio del 1% que es el oligopolio energético grandes interconexiones eléctricas y de ahí a la pequeña, -muy- sólida, invencible Plataforma para la Defensa del Sur de Cantabria que, desoyendo los cantos de sirena de los paniaguados políticos del capital, presta la atención precisa a pamemas para electores como la igualdad entre desiguales, el "gatopardismo" del maquillaje de la abusiva regulación laboral o el lavado de imagen a las -útiles- apuestas, alimentarias tareas en las que, entre otras fruslerías, ahora fingen ocuparse los destruidos restos del naufragio, se dirige como Marlowe, premonitorio personaje de Joseph Conrad, al corazón de las tinieblas del sistema, donde se cuecen las peores maldades del decisivo control de la energía y, al tiempo que batalla con éxito contra sus destrozos, ha elaborado el breve documento que acompaño y cuya lectura, a la vez que lo ruego, recomiendo. 

domingo, 1 de marzo de 2020

94 Los domingos, cavilar Energía y bicicletas 01/03/2020 Fernando Merodio

94 Los domingos, cavilar 
Energía y bicicletas 
01/03/2020 
Fernando Merodio 


"El socialismo puede llegar solo en bicicleta"
(José Antonio Viera-Gallo, del gobierno de Salvador Allende). 

"La equidad mantiene una relación inversa con la velocidad" 
(Ivan Illich, Energía y equidad) 

"En los tiempos oscuros ¿se cantará también entonces? / También entonces se ha de cantar. Sobre los tiempos de tiniebla" (Bertoldt Brecht. Poemas de Svendborg

Para no inducir a error, aclaro que cuando encabezo con socialismo esta cavilación no estoy pensando en la mercantil PSOE ni, menos, en el descacharrante peronismo populista de chalet con piscina, pienso en cosas más serias. 

En tiempo de inquietud, un amigo me muestra y me anima a leer el pequeño libro "Energía y equidad. Los límites sociales de la velocidad", editado en 2015 y, antes de hojearlo, veo que su autor es Iván Illich y la fecha de su primera edición 1973, lo que, de inmediato, me lleva a inquietudes de los años 70 del siglo pasado, tan anciano soy, al CIDOC de Cuernavaca, México, del que Illich -no trabucar con Vladimir, Lenin- fue su fundador, sacerdote austriaco, ligado a cierta forma de acracia y autor, entre 1971 y 1976, de tres libros que me marcaron, La sociedad desescolarizada, 1971, La convivencialidad, 1973, y Némesis médica, 1976, que defendían relaciones sociales libres y cultas, libros contra ciertos portes de la sociedad, cada día más actuales, la escuela que obliga a materias regladas adaptadoras del hombre a la máquina, formadoras en despilfarro y consumo, ajenas a educar, algo hoy evidente en juventud y niñez, la (i)lógica industrial de la tecnología al servicio del capital, que produce en exceso, de modo frenético, con crecimiento ilimitado o el turismo feroz, no el viaje que es otra cosa, todo ello enemigo de una sociedad que conviva más, basada en la acción autónoma y creativa de sus miembros y en herramientas más simples, no manipulables por el poder y, para cerrar el círculo, hospitales a imitación de cárceles, que tratan de asegurar que funcione la maquinaria social, hospitales cuyos errores y vicios, con los matices que se quiera, causan más muertes que las que evitan, junto a una medicina cuyo último avance, desde la asepsia -que tan cara pagó I. Semmelweis, como relata Celine en su admirable tesis doctoral- fue la penicilina. 

Explica Illich en "La convivencialidad" que "la superproducción industrial de un servicio tiene efectos secundarios tan catastróficos y destructores como la superproducción de un bien", pues a partir de aplicar tal el servicio y superar un cierto límite -él lo denomina umbral- se genera lo contrario de lo que, en teoría, se pretende conseguir, poniendo los ejemplos de que la escuela, con tanta información reglada sin explicar, esas enormes mochilas infantiles y el depredador iPad -o como se llame- son paradigma de no educar, desconectar naturaleza, hombre y máquina, con actividad ilógica, poco inteligente, mecánica, al tiempo que la medicina hospitalaria, lo mismo que -en ocasiones- palia determinadas enfermedades nocivas para el sistema, produce otras nuevas a partir de sus errores, ignorancia e, incluso, tratamientos, sin que, por otro lado, sepa explicar y tratar elementales enfermedades del cerebro o siquiera cosas tan simples como el débil -y expansivo- virus que tiene toda la pinta de ser anuncio -¿experimento?- de otro más dañino, incluso más expansivo que, de modo voluntario o involuntario, sirva para resolver los evidentes problemas de exceso de población que, para el poder que -pues le dejamos- nos marca el ritmo, tiene hoy nuestro baqueteado planeta; un nuevo virus frente al que solo resistan quienes, por razones obvias, dispongan de las medicinas u otros medios para hacerlo frente. 

En el librito que me ha dejado mi amigo alerta Iván Illich de que, "cuando la industria automovilística -el capital- hegemoniza el sistema de transportes, acaba por dificultar la movilidad", respecto a la que, inteligente y didáctico, explica que "tráfico" es todo "movimiento de personas de un lugar a otro, cuando están fuera de sus hogares, sin importar el medio de transporte" y diferencia el "tránsito", referido exclusivamente a "aquellos movimientos que ponen en uso la energía física del ser humano" del "transporte", que describe aquellos otros "desplazamientos que utilizan otras fuentes de energía, en su mayoría -en 1973- motores de combustión" y razona, con la mejor justicia lógica, que "tan pronto como los hombres dependen del transporte no solo para sus viajes de varios días, sino también para sus trayectos diarios se revelan las contradicciones entre la justicia social y la potencia motorizada", hasta el extremo de que solo "a pie, los hombres tienden hacia la igualdad", pues, desde el momento en que las máquinas ponen a nuestra disposición una potencia determinada, dañan la igualdad entre los hombres; unos razonamientos, los de Illich que, unidos a la generosidad inocente de la juventud, hicieron que, pese a la insistencia de mi padre en regalarme a los 18 años, como luego hizo con mis dos hermanos, que aceptaron, los altos costes de un carnet de conducir y un coche, me negara a renunciar al saludable, cotidiano e igualitario paseo, al uso exclusivo de mis piernas y al transporte público. 

Más de 50 años después, cuando las crueles estructuras de dominación del capital están a punto de colapsar con daño para todos nosotros, excepto para los causantes y, además, repugnan, ¿a quién no producen nauseas, en concreto ahora, la actitud de la UE, turcos y rusos con los hombres, mujeres y niños sirios?, ¿cómo se puede sorprender alguien de que haya lo que, solo porque nos aterroriza a nosotros, decimos terrorismo?, es evidente que las ideas de Ivan Illich y, siempre, las de Karl Marx sirven para resignificar con Bensaïd las -muchas- virtudes del comunismo, separarlo de la ganga que el siglo pasado lo convirtió en algo tan fácil de destruir de modo falaz por el capital y, aquí ahora, por cutres como Jiménez Losantos & Co y, así, volver a lo que alguien llamó su "corriente cálida" que haga frente a la apocalíptica sociedad postindustrial convirtiendo ambas teorías en sencilla herramienta lógica para lograr la real transformación necesaria y profunda de las relaciones sociales. 

Animan en la lucha por un mundo más lento, justo e igualitario, menos motorizado, la vuelta al ritmo lógico del caminar humano, el carro y la bicicleta, las sentencias del alto tribunal holandés, condenando las emisiones de CO2, y británico, paralizando la ampliación del aeropuerto de Heathrow, como aquí, a otro nivel, hicieron TSJC y TS frenando el destructivo atropello de los 1.400 corruptos Mw, que quisieron regalar al oligopolio eléctrico PSOE, PP y PRC, lo que no impide que, aún hoy, con cómplice apoyo mediático, el consejero Francisco Martín, que ostenta el difícil e indigno baldón de ser el más inepto de quienes nos (des)gobiernan, emperrado en la demente carrera hacia una veloz -enemiga de la equidad- implantación de polígonos industriales eólicos en las montañas, mienta con desfachatez hasta en el parlamento según Europa Press, sin que los medios escritos, digitales o de papel, se hagan eco de la Tribuna que, con argumentos y datos, lo denuncia: "El consejero Martín, ineptitud y mentiras", lo mismo que, como me documenta otro amigo, el capital y sus siervos amontonan, dañinas sin tratar, en Valdeolea, las escorias, arenas de molde, restos de fundición,... de Reinosa. 


Empiezo a leer "Tres mujeres", retrato periodístico de un tabú, la sexualidad y el deseo femeninos, escrito por Lisa Taddeo, que durante ocho años recorrió Estados Unidos "para seguir la historia de tres mujeres normales y corrientes -muy distintas- y explorar cómo el deseo sexual ha moldeado sus vidas" y así transmitir "verdades esenciales sobre las mujeres y el deseo", manteniéndose temerosa de que "la resaca del puritanismo no va a desaparecer", pues las mujeres aun luchan "por un compañero que les dé un bebé". Intento comprobar si lo escrito ratifica o desmiente mi convicción de que las "feminazis" -más nazis que femis- del -(des)igual- ministerio de la duquesa consorte de Galapagar, entre otras, no van a lograr que las relaciones que, sexo y deseo, han unido, unen y unirán a los jóvenes sean por escrito -ante juez, autoridad, notario o sacerdote-, ungidas por el lazo de "pareja sólida" y la insostenible maternidad múltiple a que -vaya usted a saber por qué- ella ha conducido las suyas.