96 Los domingos, cavilar
Estado de sitio
Fernando Merodio
15-03-2020
"Calígula.- La seguridad y la lógica no marchan juntas / Quereas.- Es cierto. No es lógico, pero es sano" (Albert Camus. "Calígula".
"La peste.- Lo ideal es obtener una mayoría de esclavos con la ayuda de una minoría de muertos bien elegidos" (Albert Camus. "El estado de sitio").
"Nada.- (El pescador se precipita sobre Nada y los Guardias lo detienen) "Ya ves, pescador, los gobiernos pasan, la policía queda. Hay, pues, una justicia" (Albert Camus. "El estado de sitio")
El novísimo clan del "progreso" que, inane, bajo palio en andas lleva a Sánchez e Iglesias, caudillos, ha podido ver que, a diferencia de los patógenos egoísmos de la familia Puigdemont, Torra, Junqueras & Co y los -más listos- vascos, no hay nada que regalar al caos de los CoV, los coronavirus, gérmenes que tras causar males físicos, leves o graves, perturban el mejor invento de la cómoda molicie en que vive la "nueva política": son los CoV retrógrados, muy poco modernos, ¡se niegan a negociar!
Sorpresivos, han descolocado a las dos sectas de nuestro "progresismo", la del guapo, turbio jefe de planta de la mercantil PSOE y la de los volubles nuevos ricos sres. duques de Galapagar, llevándolos al orgiástico caos de un valleinclanesco esperpento y, antes de derogar -la manifestación feminazi no les dejó tiempo- esa que decían terrible "ley mordaza", quedando Franco ante ellos, cardenales purpurados de sus nuevas famiglias, cual vulgar monaguillo con las puntillas deshilachadas, ¿quién se atreve a criticar ahora las "leyes de excepción" del sátrapa si, simplemente, las compara con el "estado de alarma" de esos dos "modernos", tan bien descritos por filósofos "rojos" como Giorgio Agamben? Nadie debe olvidar que a los insensatos del cómodo pacto el estado de alarma que, tan serios, declaran los permite hacer lo que les venga en gana, controlar movimientos, requisar bienes, imponer trabajos, limitar el uso de servicios y el consumo de artículos,..., sin que, por supuesto, hayan pensado en hacer algo serio con toda la sanidad, los bancos, las grandes energéticas,...
Dicen falaces nuestros pequeños dictadores que su "estado de alarma" no anula derechos constitucionales y no piden perdón por sus limitaciones a las revolucionarias libertades individuales luchadas, tras los ilustrados, cada uno a su modo y manera, por Marat, Danton, Desmoulins, Robespierre,... y su medicinal guillotina, que en tiempos de un caos superior -por supuesto- al del pequeño virus, gobernaron inteligentes, preparados, honestos, valientes,...; los que ahora nos "alarman", ajenos a la fatiga, el sacrificio, el riesgo por el resto,..., sin pensar, por supuesto, en exponer su vida como hicieron los revolucionarios franceses, nuestros -bien- pagados, haraganes e ineptos políticos imponen una insana, injustificada concentración de poder en el Estado que han debilitado y que -tan ilegítimamente- ellos representan para poner los peligrosos aparatos represivos en sus poco fiables manos; repito que su "alarma", artículo 116 C.E., no propicia otra cosa, evidente, que la suspensión del orden jurídico cotidiano, la derogación por el tiempo que ellos -y quienes les mandan- quieran del contrato social que todos hemos firmado, es una medida extraordinaria que convierten de facto en paradigma de gobierno cotidiano que hace muy feliz tanto al permanente peligro de la derecha como a la ignara irresponsabilidad de los nuevos "progresistas", desprovisto de auctoritas o, al menos, una mínima lealtad coherente.
EL ROTO 14-03-2020
Me importa un bledo irritar a los "alarmistas" rebuscando entre mi -más o menos- ordenada acumulación de libros para encontrar el número 1 de la Colección Losada, Teatro, Buenos Aires, con la pegatina blanca y roja en la página 3 de Visor Libros, librería de Madrid, Isaac Peral, 18, cerca de la casa de Rosa, con una rebotica en la que acaldaban, para algunos, libros que no gustaban al -entre otras cosas- lerdo general Franco, un libro en el que, en la parte inferior de la misma página 3, escrito por mí, aparece Merodio 69; tenía, pues, 23 años, era ayer y un libro indispensable con las cuatro obras de teatro -"espectáculos" decía él- que, para explicar temas centrales de la acción política y la naturaleza humana, escribió Albert Camus: "Calígula", "El estado de sitio", "Los justos" y "El malentendido", inteligencia, honradez y sensibilidad a chorros de él y mil subrayados y notas mías, que me fuerzan a curiosear en mi interior para preguntarme, ¿y dónde está hoy aquel que leyó, subrayó y anotó todo esto?
Tras la novela "La peste", 1947, "El estado de sitio", 1948, denunciaba el confort del miedo, el cobarde respeto a la injusta opresión, obra de teatro en que Camus elegía Cádiz como metáfora de la España sitiada, encogida por el nimio Franco, dictador de abusos sobre una doliente, medrosa población, la -falta de- reacción de los asustados, la peste -en forma de un joven aprovechado y su secretaria- que, irracional, pone a la ciudad en sumiso estado de sitio, lodazal en el que vive Diego, héroe frente al poder venal, canto al individuo que tantos ataques costó al Nobel francés. Pues eso.
En la urbe global que -dicen- hoy es el mundo, con el falaz argumento de un -muy poco- mortífero virus, quienes por nosotros deciden qué hacer lo cuentan -solo- como una grave, global epidemia, pandemia, amenaza sanitaria para el género humano, nos exigen apocarnos, airean -necios y, sin duda, malintencionados- la exigencia de una brutal cuarentena global, así de peligrosos somos para el sistema y frente a -salvo que nos callen algo- tan poco dañino virus de apariencia solo expansiva que presentan con suave buenismo como holograma de una terrible, infecciosa peste cuyas bacterias -en el ambiente, voluntaria o involuntariamente, creado- hacen -como hizo Sansón con las columnas del templo de los filisteos- tambalear las muy débiles estructuras sociales, políticas, económicas,..., ridículamente endebles creadas por el capital en su odiosa relación con el género humano y la naturaleza, por lo que, para proteger esas débiles pero muy abusivas estructuras, con la colaboración de los siempre sumisos, peligrosos medios, agitan el atemorizante espantajo de episodios históricos, cientos de millones de víctimas, la "peste de Justiniano", siglo VI, la "peste negra", siglo XIV, la "peste china", siglo XIX,..., ajenos a lo que aquí ahora ocurre,... supongo de otros tiempos.
Si se razona un poco, la preocupación sanitaria es solo algo superior a la que causa una epidemia de gripe y, por supuesto, muy inferior a la del évola, la diarrea, el sarampión, el dengue, el sida, la malaria, la tuberculosis, la hepatitis B, la meningitis,... que, recurrentes, atacan a otros lejos de nosotros, siendo único insomnio real que al poder causan los célebres CoV, repito, la evidencia de lo, al tiempo que generador de cruel desigualdad, injusticia, muerte,... exagerada, ridículamente débil es el sistema que, sin el contrapeso de las serias ideas de Marx o algo similar, impone el capital, al que un muy simple virus -hasta hoy al menos- muy poco mortífero agrieta sus más "sólidas" estructuras, los gobiernos-títere, sus crueles relaciones laborales, el egoísmo empresarial, explotación evidente que si gana no reparte y ahora, tal es su endeblez, pide árnica, los sindicatos exigiendo a los "progresistas", ¡vergüenza!, muy rápidos Ertes, el mínimo tente en pié, evidente, que sostiene a las estructuras sanitarias públicas, que exigen héroes,... y, espectáculo hilarante, los agónicos terrores de esa cosa misteriosa que llaman la "Bolsa" y en que -contra natura- los miserables lampan dinero de no se sabe dónde, pero que, evidente, roban a otros y, fundamental, además no les exige trabajar.
Nadie debiera ignorar -ni, después, olvidar- que, tras el trampantojo vírico está, seria siempre, Greta Thunberg con su sabia exigencia de "cambiar el sistema" y, tras ella, los científicos libres que, al contrario que los miserables pequeños nacionalistas catalanes y vascos, no nos llevan a -ni siquiera admiten- egoístas pactos pero exigen soluciones, advirtiendo, por ejemplo, desde la ONU, el 10.03.2020, en su informe final sobre el estudio del clima mundial que "el calentamiento global se está acelerando, pues, digan lo que digan Iberdrola, Naturgy, los bancos,..., "2019 fue un año de records" y "estamos muy lejos de alcanzar los objetivos" que frenen, palien, ya no impidan el inevitable final de los habitantes del planeta Tierra, que han causado los que ahora intentan aprovecharse de la peligrosa suspensión de nuestras garantías jurídicas, del contrato social, algo que ocurrirá si no nos enfrentamos y llevamos a sus justos términos el injusto y atemorizador "estado de alarma".
EL ROTO 13-03-2020
Mínima reflexión final. Bajando a las 6:30 a escribir esto en mi único ordenador, tras cruzarme en los 4 kilómetros que -calculo- separan mi casa y mi despacho con 2 taxis y 3 personas, 2 de ellas a lo lejos, no puedo dejar de pensar en la sugerente novela que hoy escribiría Orwell y, más positivo, en las inmensas posibilidades que nos abre el activo virus para iniciar el serio camino hacia una exigible igualdad austera y, pues "el género humano es la Internacional", también hacia el lógico jacobinismo que nos marcaron la Ilustración y la Revolución francesa; si la nobleza que hoy representan los sres. duques de Galapagar puede tener llena de agua su insostenible piscina, asistir a desaconsejadas manifestaciones antidemocráticas o romper cuarentenas sanitarias por ella impuestas y, además, a su conveniencia, es avalista del nuevo régimen feudal viejo que quieren imponer -algún- catalán y vasco, ¿quién, caprichoso, me va a obligar a no valorar/asumir yo los riesgos y estar quieto?
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