Deconstruir
el procés (19)
Mentira
Fernando
Merodio
ALERTA 19-04-2019
La esencia
del juicio es la justa calificación jurídica de los hechos pero, al margen de
ella, cada día está más claro para el ciudadano interesado que el procés en su conjunto, todo él y en lo
que aquí afecta los "días de autos", es una mentira, una enorme y
reconocible mentira. "¡Parecía que
los malos éramos nosotros!" fue
corolario de la declaración de un oficial de las Unidades de Intervención
Policial, "antidisturbios", que relató graves insultos, amenazas, lanzamientos
contra ellos de piedras, vallas, los más diversos objetos, llamadas al regreso
de ETA,... cuando entraron -más bien pretendieron entrar- en los centros de
(mala) educación en que se ofició el aquelarre de urnas y papeletas, la burla
del resto, de la que tan ufanos se mostraban los encausados y algunos -no se
sabe cuántos- más, que ahora, cobardes, ni se atreven a definir, con la claridad,
coherencia y valentía de quien asume sus hechos, lo que fue; encogidos, se refugian
tras ridículos, vergonzantes trampantojos.
Es, de
entrada, una grosera mentira la historia que cuentan como origen de sus
presuntos derechos distintivos -superiores- de los del resto con la técnica
que, en un artículo del filósofo Manuel Cruz sobre "mentiras de obligado cumplimiento", se identifica, más o
menos, con sustituir la explicación de lo cotidiano, muy fácil y entendible,
como vinculado a causas objetivas, por la mitológica (re)interpretación del
pasado como subjetivo relato -propio de los politólogos, publicistas y
vendedores de crecepelo que hoy copan la política-, versión maniquea de un ayer
de persistente humillación, explotación, opresión,..., que justificaría su agresiva
e ilegal respuesta en forma de mentiras, fake
news que nos han dañado seriamente y en el procés tienen su culmen en la inexistente excepcional violencia de
la intervención policial frente a la embestida del 11-O, que utilizó cobarde el
escudo humano de ancianos, mujeres y niños, con la hinchada irreal cifra de
1.000 heridos que nadie osa negar en público, lo que yo hago aquí por escrito.
Falsario
relato desleal que -con evidente éxito entre ineptos políticos- carga al resto
de nosotros la culpa de sus vilezas, queriendo alterar, de modo ilógico, nuestra
política en su beneficio, tarea en la que les apoyan psoecialistas deslucidos y
populistas con chalet y permisos "políticos", que ofrecen a los chantajistas
y sus afines vascos -para que nos perdonen lo que, desleales, ellos han hecho- referéndums
unilaterales y transferencias contra castellanos, andaluces, valencianos,
asturianos, cántabros,...
Frente a la mentira
está el muro de lo justo que, a veces, al mostrarse lleva a incómodos enfrentamientos
lógicos que invitan a ser cómodo ilógico, evitar debates honestos, acunarse en
una sociedad políticamente correcta, anestesiar convicciones sólidas sobre lo
que es verdad, sedarlas con mentiras históricas de los vendedores de su mal
paño al precio de tejido oriental; el juicio, sentencien lo que ¡uf! sentencien
los magistrados, señala a los desleales y la igualdad recomienda, urgente, ponerlos
poco a poco en el lugar -legislativo, social y político- del resto.
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