domingo, 10 de marzo de 2019

42 Los domingos, cavilar Feministas Fernando Merodio 10-03-2019

42 Los domingos, cavilar
Feministas
Fernando Merodio
10-03-2019

“No es fácil hacer encajar a las mujeres en una estructura que, de entrada, 
está codificada  como masculina: lo que hay que hacer es cambiar la estructura”
(Mary Beard. "Mujeres y poder. Un manifiesto").

Es una oportunidad para mejorar cosas cambiando, pero lástima, dañinos medios buenistas, partidos, sindicatos,... y ahora "históricas" feministas de cuota, de nuevo evidencian querer abortarla; por ello, esta cavilación, aún más que otras, irá contra corriente y será, en algún punto, hasta desagradable.
Se enarbolaron el viernes, con arrogante e injustificada jactancia de primerizas, dos serias banderas que antes empuñaron heroicamente las muchas -y muchos- que, con riesgo propio, lucharon por todos en los más duros momentos de la Historia, banderas que ahora se mutilan a solo feministas y se levantan contra -injurian a- los hombres, la mitad de la humanidad, reivindican una igualdad privilegiada para ellas, igualdad que habría que cribar en matices con los códigos históricos que implican las evidentes diferencias objetivas entre sexos y exigen que además desaparezca toda violencia ejercida sobre ellas -sólo- por los hombres, la de las mujeres no parece importarlas; un planteamiento injusto y conceptualmente ajeno a otra lógica que la de la -justificada- irritación y la demagogia, muy despistado, pues parece ser único objetivo de esas feministas integrarse las supuestas bondades del sucio, injusto mundo actual, ¿no lo están?, con una esencial queja, su obsesión por el abuso de los hombres sobre ellas.
Han tenido un año entero para escribirlo y he leído -un verdadero esfuerzo- el llamado "Manifiesto de la Comisión Feminista 8 de Marzo", sectario, poco meditado y deslavazado, en su peor sentido, panfleto para convencidas, que asegura que la "huelga feminista" de 2018, hito histórico, tuvo como primordial objeto "hacer visibles nuestros trabajos, nuestras demandas y (¡) nuestros cuerpos", pretensión de muestra física -¿lapsus freudiano?- que, supongo, habrá chirriado en lectores de ambos sexos, pues siendo -para ellas- incorrecta tal pretensión exhibicionista, parece además querer sugerir algo tan radicalmente incierto como que el único cuerpo deseable sea el femenino; una amiga luchadora las llama "feminazis", peligroso ruido sin contenido.
Evidencia el Manifiesto/panfleto de consumo interno una ilícita obsesión por agravar la injusticia de un constitucionalmente indefendible desigual trato para el hombre en sus litigios con ellas para el que, desde las antípodas de VOX, considero urgente su abolición, equiparan los problemas en el uso de sus cuerpos -otra vez- y sus deseos, no con los de los hombres, sino, infames, con los verdaderamente maltratados del colectivo LGTBI, utilizan el aborto como si -en España- fuera un problema actual, se equiparan, insoportablemente indecentes, a los emigrantes que mueren ahogados en el mar, reivindican frívolamente los valores del -por ellas despreciado- necesario trabajo en casa, hablan demagógicamente de desigualdades salariales sin explicar dónde existen y por qué, en su caso, no acuden a la Justicia a denunciarlas y qué hacen sus fieles sindicatos, cogen, también en vano, la bandera contra la destrucción del mundo por el capital, que nunca les ha preocupado,...; corta y pega "progre" de quienes ignoran los más graves problemas del mundo o que, aún peor, conociéndolos, no los enfrentan y abren un nuevo frente que favorece al poder.
Feminismo no supremacista, constructivo, inteligente, útil para la mujer. Mary Beard, catedrática de Clásicas en el Newnham College, Cambridge, analista de las bases de la misoginia, los fundamentos del rechazo a las mujeres y su relación con el poder en la Historia, feminista que lo toma en serio y inicia la casa por los cimientos,  pues sabe que para construir algo firme hay que ser profundo y serio en los planteamientos, advierte para empezar que "el poder tiene una visión muy limitada, una estructura elitista, muy masculina, vinculada a la popularidad" y añade que "hay que cambiarla para tener en cuenta a todos"; inteligente consideración, ajena en fondo y forma al panfleto/Manifiesto de cuota, lo que, al contrario que éste, obliga a leerla atentos y suscribir lo que dice, lo mismo que hay que hacerlo, a partir de su profundo saber de la Historia, con la idea de que si, además de justos, queremos ser prácticos, "no podemos permitirnos prescindir de los conocimientos" y las aportaciones del carácter femenino, pues hombres y mujeres somos distintos, debiendo poner en cuarentena, como ella hace, tanto los móviles como la eficacia práctica de las formas de integración y participación que promueven políticos, sindicalistas, feministas de carnet,... al buscar simplemente una "cómoda" adhesión de la mujer al entorno del poder; un cambio para que todo siga igual.
Otro modo feminista al que, con los ojos cerrados, seguiría, es el de la adolescente sueca de 16 años Greta Thunberg que, desatenta a físico y vestimenta, de aspecto pálido, rubia, sin pinturas coloridas, seria, de habla lenta y tono bajo, peinada con raya al medio y dos largas coletas a los lados, como su paisana Pippi Làngstrump, totalmente ajena al tan en boga liderazgo de la imagen, mujer que, además, vive en el mutismo selectivo del síndrome Asperger que la hace hablar solo cuando -le parece que- es preciso; ajena, por consiguiente, al parloteo de los vendedores de crecepelo en el far-west o, aquí ahora, de lo que tienen ideas mucho menos positivas que la suya de cambiar, como Mary Beard, la estructura que propicia la catástrofe que da lugar a su subversiva "Skolstrejk för Klimatet", "Huelga escolar por el clima", pues, "si las soluciones dentro del sistema son tan imposibles de encontrar, tal vez deberíamos cambiar el sistema (...)". Con mujeres como Greta, ¿quién no es feminista?
Frases de otra mujer, Olivia Laing, de su magnífica novela "Crudo", describen gráficamente, seguro que sin pretenderlo, el riesgo del feminismo sin sustancia, "era muy fácil describir el decorado y al mismo tiempo olvidar las actitudes morales, la forma en que te convertiste en una persona distinta según el conocimiento disponible en aquel momento", que "no había ninguna necesidad de inventar nada, porque podías elaborar cualquier cosa a partir del rebosante yacimiento de lo hecho, de lo nada nuevo, como dijo Becket" y que "el aturdimiento importaba, eso fue lo que hicieron los nazis, hacer creer a la gente que todo se movía demasiado deprisa como para pararlo", generando el peligroso -manipulado- griterío de jóvenes e inexpertos, si bien nos recuerda que, pese al griterío aturdidor, en Treblinka "un grupito de presos pudo escapar"; tal es el objetivo, escapar de lo que dicen correcto, dar testimonio.
Insisto en la necesidad urgente de tirar al basurero de la Historia a los dinosaurios de la economía, la política, la ecología, el sindicalismo,... y al llamado feminismo de carnet y cuota, a su turbia utilidad para el peor capital y, repito que, en las antípodas de VOX, reitero mi denuncia contra su injusta, ilícita defensa, por inerme y buena, de la mujer frente al hombre -malo-, la pretensión de endurecer una vergonzosa ley de excepción de 2004, horror jurídico y fáctico que debería desaparecer y aporto la fría estadística de que mientras en la Europa avanzada las mujeres que han sufrido violencia a partir de los 15 años oscilan entre el 44 y el 52%, en España son en torno al 22%, sin que en esa Europa lo combatan con leyes de excepción como la española, que vulnera la presunción de inocencia o exigencias como la de igualdad real.

Punto final, no estoy, en fondo y forma, con el Manifiesto/Panfleto y me pongo tras Mary Beard, Greta Thumberg, las activistas del derecho al sufragio, Rosa Luxemburg, Pasionaria, Rosa Parks, Jeanne Manford, Anna Fisher, Simone Ségouin, Katrine Switzer, Annette Kellerman, Clara Campoamor, Annie Lumpkins, Komako Kimura, Marina Ginesta, Amelia Earhart, Juana de Arco, Marie Curie, Coco Chanel, Frida Kahlo, Simone de Beauvoir, Malala Yousafzai, Valentina Tereshkova,..., los millones de mujeres valientes, arriesgadas, seres humanos que, en sus ámbitos, hicieron avanzar la Historia. Feministas.

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