domingo, 16 de septiembre de 2018

06 Los domingos, cavilar EL (MAL) ESTADO DE LA COSA, Fernando Merodio ALERTA 01-07-2018


06 Los domingos, cavilar

El (mal) estado de la cosa

Fernando Merodio

ALERTA 01-07-2018

A siglo y medio de la cruenta e ilustrada revolución francesa, mediado el XVII, los serios debates mantenidos en Putney, Londres, por los Levellers, facción radical del New Model Army de Cromwell, reflejaban de modo casi taquigráfico cómo soldados, oficiales y generales con diferente origen y cultura debatían política, la abolición del mandato dinástico y su sustitución por un contrato social libremente suscrito, la soberanía popular, el sufragio universal, la igualdad, la división de poderes,…, partían de lo que había y, revolucionarios, creaban un nuevo orden que el egoísmo mudó en el cruel e injusto capitalismo, hoy negro agujero y caos inminente.

Actualidad. A partir del plúmbeo y desleal sermón de Revilla y su aldeano gobierno, el "estado de la cosa", el gorroneo vacío de todos los años, con troyanos y tirios bien pagados jugando con sus smartphones o adormilados en suaves poltronas del triste y vacío caserón de la calle Alta, alarma no saber dónde están hoy los Levellers, duchos, laboriosos y honestos ciudadanos, no corrompidos, que no prometan la luna con los trapicheos de cuatro diputados, no codicien chalets ni anuncien ropa de marca, no sean desleales, ni insulten y amenacen desde su imaginaria ficción de diferentes, no..., que, pues tanto ganan, al menos no se rían de todos nosotros.

Hace años, desde una culta pancarta contracultural colgada en Plaza Catalunya se decía: "El consenso es censura cuando todo se puede decir", explicando la autora, para no asustar demasiado, que no vivía Franco e, igual que ahora, "el pensamiento único no se imponía como dogma unilateral y represivo sino bajo la forma de un consenso envolvente".

Haruko Murakami, corredor que escribe, explicó en “De qué hablo cuando hablo de correr” que, en los marathones, el dolor es inevitable pero el sufrimiento opcional; “al corredor de fondo no le importa demasiado que otro corredor le supere o superar a otro”; le enorgullece -o algo así- hacer lo posible por acabar lo empezado; “corre para lograr el vacío”, que “protege el espíritu” y es “realmente estupendo”; bastante real.

La dañina globalización capitalista, caos sociopolítico que lo mismo acoge al viejo sindicalista vertical Revilla gestionando (mal) y sermoneando sobre "la cosa" que acepta que urbes tan sumisas, flojas y consentidoras como Santander alardeen de cultas, hace necesario aparcar consensos, releer a Kant y su "paz perpetua", saber que, para no destruirnos los unos a los otros, debiéramos corregir nuestro (mal) uso de la libertad, sabiendo que sólo es segura la naturaleza y, a partir de ello, en tiempos de opresivo e impuesto pensamiento único, quizás convenga buscar una grieta, pensar en los problemas, admitir que la teoría que elaboremos no será algo importante, sino sólo una situación concreta y, a partir de ello, actuar junto a otros para, organizados, vivir la vida como una marathon.

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