CoVilación. 19
De viejos
Fernando Merodio
21/05/2020
“Cerca del 87% de los fallecidos en España por el virus eran mayores de 70 años (...) la mortalidad se ceba sobre todo en los mayores (...)". (Xavier Vidal-Folch "No empujen a los viejos al matadero").
"Hace falta un nuevo contrato social" (Ana Botín O'Shea. Presidenta Banco Santander)
Xavier Vidal-Foch, 68 años, sabido equidistante con los profetas del egoísmo nacionalista, en un alarde estadístico fino nos muestra -algo tan sabido y natural como- que el ignoto virus "se ceba" en los mayores de 70 años, dato que le hace titular pidiendo -no dice a quienes- que "no empujen a los viejos al matadero", obviando que haber llegado, confinado y sin bozal, por ejemplo yo, a los 74 no hace ser viejo, pues puede decidir cada cual -llegado a esos años o más- si quiere que "le empujen" o irse con dignidad cuando le toque, hagan lo que hagan quienes quieran echarle; ratifica ello que ni en el fútbol se debe aplaudir en manada como Eduardo Mendoza, 77 años, que al tiempo que Vidal-Folch dice aquello, aplaude a "los sanitarios y mucha gente más", para pasarse de frenada y referirlo, no a periodistas concretos, sino a "los periodistas", sin aclarar los ignotos méritos que -para él- tiene el oscuro gremio.
Preguntaría yo a quien -talludo- parecen ocupar "los viejos" como piezas de trastero si se ha molestado en ver cuál es, sin intervención del virus, el porcentaje de fallecidos diario de mayores de 70 años y, sin esperar al dato, le daría una palmadita en la espalda y le explicaría -por si no lo sabe- que la vida es tan injusta que los que hemos pasado de los 70 la diñamos más que los que aún están en los 20 y, quizás por ello, deberíamos manifestarnos y, como algunas mujeres, protestar por la desigualdad.
Al bueno de Vidal-Folch parecen preocuparle, en especial, los "viejos" que mueren en las que dicen "residencias", sin hacer la menor valoración, ¡uf!, de la repulsiva, fea relación causa-efecto de tal hecho, además de con la edad, con el extendido hábito de que, al final, a quien ya no sirve para "cargar" con los nietos se le aparque, condene a la soledad y el hastío que definió Elías Canetti en su Libro de los muertos: "¡Todos maltratados, tanto animales como hombres! ¿Y ésta es la vida que te interesa?".
Cambio de tema y conceptualmente coincido -sin que sirva de precedente- con Ana Botín, 59 años, en que "hace falta un nuevo contrato social", ¡tiemblen ciudadanos!, coincidencia que se agota en la abstracción, pues yo pretendo -y pienso que ella no- que el nuevo pacto social que rija nuestra convivencia convenga a todos por igual y nos lleve en dirección a la justicia, la igualdad, el respeto a la naturaleza,..., parezca, en fin, un contrato entre seres civilizados semejantes.
Excluyo yo de tal futuro, urgente, imprescindible contrato social -pero supongo que la plutócrata (9,95 millones €/año de sueldo y 48,10 millones € de pensión acumulados) no- el anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética -texto no visible ni en la intrincada web del ministerio- que, peligrosísimos, apoyan hace tiempo colectivos tan poco fiables como Iberdrola, Acciona,... y que, con nosotros -no ellos- confinados -con bozal-, la ministra de la cosa y su -siempre- subvencionado cuate "populista" López de Uralde han enviado al congreso para su muy urgente -ya amañada- tramitación parlamentaria a espaldas todos y callando que tal ley viene de un recorrido muy largo -casi furtivo- que, en 2017, iniciaba el gobierno -de extrema derecha- de Rajoy con un anteproyecto respecto al que -dicen quienes han podido leer el actual- "se rebaja de manera importante el listón de objetivos"; rara será la criatura "civilizada" -nuevo concepto introducido por el populismo para definir, afín a él ahora, al maleable Ciudadanos- para que, conociéndola perfectamente desde su gestación en la "comisión de expertos", las grandes causantes del calentamiento global y los grandes dinosaurios -subvencionados- del ecologismo prehistórico, un medio tan "progresista" y afín al capitalismo más correcto como El País evite anunciar su jubilosa gestación en primera página y la envíe a la 22, par y, por tanto, publicitariamente barata; siempre mal pensado, algo ocultan en cuadrilla todos ellos.
Parece ser que me imponen con la ley -y seriamente respetuoso con ella, incluso injusta e imprecisa, la acataré- llevar bozal -animal pensante, quiero hablar claro, sin nada en la boca y, además, entiendo que cruzarme, sin gritar, con mis congéneres o hablar con ellos a cierta, no gran distancia no genera contagio-, pero Sánchez/Iglesias, Illa, el ronquillo y su caterva de -ignotos- "expertos" han decidido que hablo mucho y quieren silenciarme... más incluso que hasta ahora, por las razones socio-sanitarias ya usadas por los "agentes de Kaos" -municipales, nacionales, militares,...- para dificultar mis terapéuticos paseos vespertinos con Rosa al inicio del ordeno y mando del terror irracional, los mismos que no evitan que, de 19:00 a 20:00 horas, los "viejecitos" sean perturbados en la calle -todavía de "Kaos"- por una gritona romería laica -muchos votos- de todas las edades, que, con mil adminículos, bicicletas, patinetes, patines, skates, perros,... que la ley -no yo- prohíbe les dificultan distanciarse los 2 metros terapéuticos ¡Por favor, mírelo, preocúpese, sufra, haga algo por nosotros, Vidal-Folch!
La torpe impericia humana no tiene límite e, incluso, genera ternura si se muestra tras un evidente y fatigoso esfuerzo del torpe y, además, sus consecuencias negativas solo a él afectan, caso distinto al que nos ocupa -la eclosión del CoV19 y la falta de reflejos, iniciativa, conocimientos,... de quienes debían gestionarla- en que una caterva de insensatos endiosados, sin otro currículo que la aprovechada pertenencia a clanes o sectas y su aprovechamiento individual de la -injustificada, injusta- fuerza de tal grupo en exclusivo provecho propio, unidos contra natura de modo coyuntural e interesado, con responsabilidades individuales y como grupo en la tarea.
Lo más grave y preocupante del descalabro es la evidencia de que, mientras nos amargan la vida confinados, incluso con bozal -intuyo un gran negocio para alguien- obligatorio y dificultan nuestra relación con la Administración, con ellos, e incluso entre nosotros, los incapaces ciertos, en concurrencia con el capital, las multinacionales y con el silencio de los grandes subvencionados, avanzan - veremos pronto si con éxito- en la ilegal imposición de normas fundamentales -Ley del Cambio Climático y la Transición Energética, LCCTE y Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030, PNIEC- que bajo nombres que suenan bien al despistado -lenguaje pervertido- intentan consolidar en manos del peor capital -que aquí se apropia del territorio de todos y daña de modo irreversible el medio ambiente y más lejos, incluso, asesina a indígenas que se oponen a su infame enriquecimiento injusto- el control del giro que en la gestión de la energía exige la desesperada situación de la vida humana en el planeta, siendo nuestra obligación poner todas las fuerzas en impedirlo.
Una ventaja, entre comillas, de ser "viejo" es no llegar -salvo los pocos que pasemos de cien años- a vivir lo más grave de los efectos del calentamiento global, pese a lo cual los "expertos" por edad podrían colaborar a que la catástrofe sea lo menor posible y evitar que, por ejemplo, Rummenigge pueda decir "me faltó poco para llorar cuando miraba por televisión las imágenes de Italia y España" y quiera ayudar... con dinero a la "cuarta potencia industrial de Europa" -Evita Iglesias dixit-, o que el país de la UE que más kilómetros de autopista y TAV derrocha mendigue regalos -no préstamos ad hoc- de países menos pródigos, o que la misma UE vuelva a reprendernos por "incumplir de forma significativa las reglas fiscales" antes de la epidemia, o que se pueda pactar -por "progresista" que ello sea- una cosa y la contraria con Ciudadanos, ERC y Bildu, o que se produzca una prolongadísima vacatio legis, si se deroga la normativa laboral sin tener preparado -y hecho público- un borrador de alternativa, o...
Eso podrían hacer para no aburrirse, antes de ser empujados, echados, los viejos.
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