domingo, 10 de mayo de 2020

104 Los domingos cavilar CoVilación. 16 Encuentros en la nosecuál fase Fernando Merodio 10/05/2020

104 Los domingos cavilar 

CoVilación. 16 

Encuentros en la nosecuál fase 

Fernando Merodio 
10/05/2020 

“Hemos perdido el primer reflujo, (…). Yo levanté la cabeza. El mar estaba cubierto por una densa faja de nubes negras y la tranquila corriente que llevaba a los últimos confines de la tierra fluía sombríamente bajo un cielo cerrado. Parecía conducirnos directamente al corazón de las inmensas tinieblas" (Joseph Conrad."El corazón de las tinieblas"). 

“(...) la huera condición de la política, la banalización del sexo, la indiferencia del arte, la trivialización del saber tiñen nuestra época de una atmósfera de vacío" (Vicente Verdú) 

Me envuelvo en música de Janis Joplin, muerta joven, Bob Dylan, Leonard Cohen, Pete Seeger,..., me aíslo y leo -una vez más- el desasosegante final de El corazón de las tinieblas, Heart of darkness, de Joseph Conrad, “(...) la tranquila corriente que llevaba a los últimos confines de la tierra fluía sombríamente bajo un cielo cerrado. Parecía conducirnos directamente al corazón de las inmensas tinieblas”, en el que quien exploró nuestros más ocultos recovecos, nos avisa y, para atravesar tan negras nubes, frente a intereses, dogmas, ausencias,..., acudo a nihilistas, sabios, filósofos,... 

EL ROTO 10/05/2020

El País, medio que -pienso- lidera lo poco lúcido que bulle en la opinión pública, lo hace desde una posición hábil, asentado en la apariencia de ser política, cultural, socialmente correcto, pese a -o por- lo que posibilitó a Vicente Verdú escribir con brillo y a toda página cosas tan poco apacibles, incluso incitadoras a la rebeldía como que “la huera condición de la política, la banalización del sexo, la indiferencia del arte, la trivialización del saber tiñen nuestra época de una atmósfera de vacío” y, pues no hay política, ni arte, ni maestros pensadores, ni ¡ay! sexo, todo se aturulla en “la experiencia de un tránsito intestinal tan fluido que podría abocarnos al sumidero” y genera la inane sustitución de la condición humana del animal político, asalariado que trabaja/produce, que busca el mejor pago a su fatiga, por un plano, dócil “personaje capaz de ser modulado por sus consumos y contraconsumos, los logos y los no-logos o anti-logos” y, al tiempo que la política, el arte o el saber serio desaparecen, algunas confunden el “sexo real”, tan accesible y placentero, con un surtido de sucedáneo, ucrónico no-sexo, a-sex para niños, judicializado, reprimido. 

Es modelo de ese “imperio de la ausencia”, coetáneo de lo que para Vidal-Beneyto era “la izquierda en desbandada”, la obsesión de todos por dotarse de un pasado -o memoria- falso que cubriera el hueco de falta de ayer y hoy, de sustancia y base mínima, solo arbitrario cuenterete, lo que hizo, en especial, grave no haber aclarado que la “transición democrática” fue mera aquiescencia cómoda -de jefes- de los que se enfrentaron al poder real con pérdidas, traición a los encarados con riesgo al fascismo y el miedo que -a unos más que a otros- nos hizo víctimas, -imperdonable- amnesia de los 40 turbios -consentidos- años de abuso totalitario que aplastaron almas; sería curativo decir ya que fue tolerancia medrosa que, al no limpiar polvo ni lodo, embarró la esperanza que algunos, hace ya más de cuarenta años, pusieron en el regreso de los comunistas exiliados, Carrillo, Pasionaria,... y, pequeñitos, Felipe o Guerra. 

Es preciso no confundir la realidad de las ausencias con el injustamente denostado -por antiautoritario- nihilismo, apoyado en una nada opuesta a la ilógica, arbitraria, interesada idea de lo divino, lo irracional impuesto, un nihilismo que se enfrenta a la decepción seria de que “las conquistas científicas y técnicas no han sabido elevar la satisfacción placentera que exige la vida”, evidencia -analizada ya por Freud en El malestar de la cultura- de la insatisfacción social por tal realidad, anunciada ya al inicio del pasado siglo y que hoy, el útil virus, la desigualdad, el calentamiento global,… transforman, como todo lo social, en higiénico vertedero del fluido incontrolado que exhalamos por los poros y debiéramos sellar, en especial con la política, para no estar indefensos, en manos, decía Verdú, de “la gran caracola de los media donde un son vaciado de todo proyecto se complace en la nacarada angustia de la ausencia”, haciendo crecer la, cada día más evidente, injusta prevalencia de inanes vividores, hábiles manipuladores de la nada para la nada, enfrentados al saber de los versos del Eclesiastés que, en el canto de Cohélet, nos recuerdan: “Vi además que bajo el sol / no siempre es de los ligeros el correr / ni de los esforzados la pelea; / como también hay sabios sin pan, / como también discretos sin hacienda, / como también hay doctos que no gustan”, ratificando que -casi- todo “es vanidad y atrapar vientos”. 

No sé si ofenderé -me importa un bledo- a los que temen, adoran al pequeño poder espurio y delegado, a los espíritus sensibles para lo suyo, cobardes de larga mano, al escribir algo tan evidente como que, (des)gobiernen los unos o los otros, urge que alguien -con auctoritas- desde el púlpito en que -repugnante la Sexta, servil TVE, falsos con muy dañina suficiencia El País o la Ser, amarillo chillón El Mundo o la Cope, mísero paleto El Delirio,…-, solo egoísmos, se han convertido todos, todos los medios, privados y públicos y, con sobrados datos, explique algo tan evidente y sabido como que hemos llegado al final de un camino que nunca debimos iniciar, somos muchos para las pocas provisiones que nos quedan, no hay trabajo -ni salario- para todos, hay unos pocos, poquísimos -menos del 1%- que se ha adueñado de -casi- todo -territorio, nuestra fuerza de trabajo única generadora de riqueza, los míseros salarios,…- con toneladas de indecencia, “quousque tandem abutere Catilina, patientia nostra?”, los señale identificados con la impúdica lista de los filántropos y concluya su catilinaria -ya urgente- abriendo el debate público socio-político-ético sobre el irrenunciable lógico control mayoritario de lo público tras el que cuantos queramos recuperar lo nuestro usurpado, lo hagamos y, escaso, lo dividamos ¡¡ya!! de modo equitativo; nada que ver, por supuesto, con ese asco oportunista, miserable y sucio que, ignaro, propone “Evita” Iglesias de “cobrar una tasa de reconstrucción a las rentas altas” con la que, caritativo, él pagaría una renta mínima a “sus” agradecidos mendigos en Galapagar. 

EL ROTO 29/09/2016

Quede claro que, por muchas horas que gasten en atormentarnos “el ronquillo”, Illa, la insufrible portacoz o el presidente devenido a sermoneador unidireccional de infinito autoelogio, lo que va a ocurrir -¿se imagina alguien la explosión de los Ertes en que tanto dinero estamos regalando a empresarios que nunca repartieron ganancias? ¿y lo de las pensiones? ¿y lo de cuando -es lo lógico- la UE no nos regales nada?- no lo origina el pequeño casual virus con que, de modo miserable e injustificado, intentan atemorizar a pusilánimes fáciles, para convertirlo en nuestro único y útil enemigo; que nadie se deje engañar, toda la responsabilidad dolosa es del 1%... y nuestro silencio. 

En la paranoia OVNI que asola los -estúpidos- USA, Steven Spielberg, inteligente siempre y magnifico director -homenajeo, primero, ‘Duel‘ y, luego, ‘Jaws’, ‘Tiburón’- en ocasiones, rodó, con 30 años, “Encuentros en la tercera fase”, que no es, stricto sensu, ciencia ficción, sino magnífico relato de la reacción de personas comunes superadas por circunstancias que -veían- extraordinarias, hechos que excedían lo normal afectando a sus vidas, difíciles por culpa de los odiosos agentes del gobierno; sin saber la fase en que será el encuentro que aclare lo del virus, yo estaré atento. 

Coda final social-futbolera.- Tomás Felipe El Trinche Carlovich, futbolista argentino de origen croata, 74 años, cinco días menos viejo que yo, murió el viernes tras ser golpeado por un desconocido joven que le robó la bicicleta que le acaban de regalar; vivió hasta su muerte en el barrio y la humilde casa de su padre, jugó casi siempre en la 2ª división y, pese a ello, mucha gente seria le considera el mejor jugador de fútbol de la historia, llegando a decirle Maradona: “Trinche, vos fuiste mejor que yo”, algo que él no aceptó nunca, dando un bello mensaje de vida: “¿Qué es llegar? Yo no tuve otra ambición que jugar al fútbol. Y sobre todo no quise alejarme de mi barrio, de la casa de mis viejos (…)”. Hasta pronto Trinche, lamento no haber podido jugar contigo.

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