CoVilación. 17
De favores
Fernando Merodio
13/05/2020
“(...) dos retos (...) para los directivos y propietarios de empresas (...), la supervivencia de la compañía (...) y devolver el favor -los ERTE, etc.- que gobiernos y sociedad están prestando a las empresas". (Antón Costas. Ex-presidente del Círculo de Economía de Barcelona).
"Haremos una gran revisión de la política fiscal para financiarlo todo" (Carmen Calvo. Vicepresidenta primera del gobierno a la que, dice, ser hospitalizada por CoV19 abrió los ojos)
Decía en unas páginas salmón el 10 de mayo Antón Costas, catedrático de política económica, ex-presidente del Círculo de Economía de Barcelona, discípulo de Fabián Estapé, que la legitimación social -y ética- del empresariado español exige devolver el enorme favor que, a través del gobierno "progresista", les hace el conjunto de la sociedad mediante "los programas de ayudas a las empresas, tanto directas (ERTE, gasto sanitario) como indirectas (avales, préstamos) (...) de un orden de magnitud antes nunca visto" y en las que "los gobiernos actúan como pagadores últimos, llegando a 'nacionalizar' parte importante de las nóminas de las empresas", lo que es "una factura que la sociedad -o sea, todos- tendrá que pagar en el futuro", por lo que recalca, tal vez para ahuyentar el miedo, que teme que "el sistema de economía de mercado sea arrastrado por la corriente proteccionista e intervencionista (¡) que la pandemia impulsa", motivo, quizás junto a algún otro más, para titular el artículo con una -temerosa/egoísta- recomendación: "Las empresas han de devolver el favor".
El mismo día, quizás aletargada por salir de "la enfermedad", Carmen Calvo exhibía nula fe -entiendo- en que "los empresarios españoles" y su "liberal" y sabida ambición del lucro individual, devuelvan "el favor" y, por ello, anunciaba que el gobierno deberá financiar las prodigalidades que con la "res publica" está perpetrando mediante una radical "gran revisión de la política fiscal"; si lo entiendo bien, piensa -como, si ello es pensar, también hace Iglesias- que con lograr que los ricos muy ricos ganen aún más y subirles su muy baja presión fiscal, ¡problema resuelto! Sin duda, al estar aún débil, además quedó convencida -lo que más ofende- de que todos, inocentes, admitimos tal cosa, llegando, con descaro rotundo de feriante del far west, a reforzar el anuncio con algo tan delirante como "somos de izquierdas y hablamos con ERC".
Lo agravaba el lunes la "crème de la crème" alineada de espalda a la pared de un elegante salón en un acto ensayado, con protocolo y boato, en hora del telediario, no sentados, modelando un ufano, cimbreante y medido paseo, uno a uno, de los agentes -no del orden- sociales, convocados por Sánchez con Iglesias y la facción social de la PSOE y los populistas, fingiendo otra cosa al ratificar la perpetración del atraco, la firma que amplía plazos y mejora el "favor" al empresariado, contrato que -sin garantía personal, solo empresarial- es papel mojado, no obliga, un regalo, como en 2008, a los que no reparten ganancias con el resto; cuando esto -pronto- reviente, si siguen, buscarán excusas o, más fácil, harán que hablemos del PP y de fútbol.
He leído "Notas sobre el coronavirus", magnífico artículo de Ian McEwan, novelista británico, del que, sin que lo supieran -supongo- los amos, alguien del periódico entendió importantes y situó debajo del título estas relevantes frases: "Sea cual sea la política de los gobiernos, todos corremos riesgos y todos estamos involucrados en la crisis. Si existen discrepancias entre los intereses económicos y los sanitarios, queremos oírlas", quid de la cuestión para que -no sé quiénes- dejen de reír.
Es sin duda malo lo que ignoran pero peor aún lo que alardean los -por otros- elegidos de aquella manera y, como desde hace tiempo repite quien tiene dos dedos de frente, McEwan lanza lo -que me parece- una boutade práctica al decir -prudente- que "va siendo hora de que (...) la próxima discusión que se celebre en el consejo de ministros sobre cómo continuar o cómo terminar con la estrategia del confinamiento (...) debería retransmitirse por televisión", suavizando, afable, que no pide para él en tal discusión el derecho al voto, sino algo tan sutil y político como "estar involucrado", si bien introduce en sus reflexiones la -espinosa- duda de por qué, cuando un político o un epidemiólogo hablan de la -sin duda ofensiva- "inmunidad de rebaño", nosotros no citamos, pese a sonar "un poco incendiario", la "resistencia popular" y, dudando de qué es ese virus al que nos enfrentamos, acude a Larry Bryant, a lo que aportó a la erradicación de la viruela y a cómo describe el modo de actuar de lo que yo, indocto, me limito a llamar CoV19: "(...) manojo de ARN en su envoltura de grasa..., se sienta a esperar con paciencia hasta que no haya más personas vulnerables"; ilustrativo detalle de la naturaleza y su desigual relación con lo humano.
Y, pues no somos McEwan pero sí, al menos, tanto como Sánchez, Iglesias y sus cuates juntos, aquí nos conformaríamos con conocer a los "expertos" que -con tantos zigzags- asesoran la forma del confinamiento y la desescalada, si bozal/mascarilla sí o no, por qué toda Euskadi pasó a la fase 1, por qué dicen que son tan malas las FPP2 que regala Madrid y nadie dice nada de las "servilletillas" que dan aquí,..., y -aunque lo dudo- nos gustaría que, si hubiera algo escrito, muestren ya esos informes.
Vuelvo al favor y lo cuantifico, el gobierno lo calla, lo oculta en su programa de estabilidad, pero la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal, AIReF, organismo independiente de control fiscal creado a instancias de la UE, dice que lo que todos dan a los altruistas "emprendedores" causará este año en los Fondos de la Seguridad Social un déficit de en torno a 60.000 millones de euros, de los que, unos 40.000 los padecerá el sistema general y los otros 20.000 el SEPE, Servicio de Empleo Público Estatal, derivado todo ello -como causas serias evaluadas con criterio razonable- de las ayudas a los autónomos, las dispensas en los pagos a la Seguridad Social pactadas en los ERTE, el previsible aumento del gasto por prestaciones y la disminución de ingresos por cotizaciones, sin incluir el coste de la "renta mínima vital", feo nombre que -en vez de crear, dividir, repartir,... trabajo- tanto gusta a ese Iglesias que, para compensar esos aplastantes 60.000 millones, propone un "impuesto a los ricos" -no eliminarlos- que generaría -según él, optimista- 11.000 millones de euros al año, que algunos menos populistas, más fiables y técnicos que él, reducen a 2.500.
Resumo según la AIReF, en el plato malo habrá este año -sin valorar la renta mínima vital, ni...- un déficit de unos 60.000 millones en los Fondos de la Seguridad Social y, en el otro, el de la acción del gobierno, en el aire aún, el "impuesto a los ricos" de Iglesias y la "gran revisión de la política fiscal" de que, aun delirante, hablaba Carmen Calvo ¿No será ya hora de que alguien -con auctoritas- se encarame al púlpito y lento, convincente con datos, didáctico explique, repito, algo tan evidente como que "hemos llegado al final de un camino que nunca debimos iniciar, somos muchos para pocas provisiones, no hay trabajo -ni salario- para todos, hay unos pocos, poquísimos -el 1%- que, con toneladas de indecencia, se han adueñado de casi todo -territorio, fuerza de trabajo que genera riqueza, míseros salarios,…-, 'quousque tandem abutere Catilina, patientia nostra?', los identifique en la impúdica lista de los filántropos y concluya su catilinaria abriendo un debate socio-político-ético sobre cómo alcanzar el irrenunciable lógico control de lo público, recuperar lo nuestro usurpado, escaso, para dividirlo de modo equitativo.
McEwan escribía de una "resistencia popular" que yo identifico con riesgo, fatiga, dar un paso más y arrumbar los favores. Este es el momento.
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