domingo, 17 de mayo de 2020

105 Los domingos cavilar CoVilación. 18 El sueño de la razón Fernando Merodio 17/05/2020

105 Los domingos cavilar
 
CoVilación. 18 

El sueño de la razón 

Fernando Merodio 
17/05/2020 

“Aquí no me propongo agradar a nadie” (Paul Valéry. "Cahiers"). 

“El sueño de la razón produce monstruos" (Francisco de Goya "Capricho nº43"

"Los dogmas se han truncado, la crisis nos ha cambiado a todos" 
(Yolanda Díaz. Ministra de Trabajo. Anti-comunista) 

En medio de un batiburrillo conceptual pedestre, difícilmente digerible, llevamos más de sesenta días confinados, socio-políticamente inmovilizados, callados, privados, sin el aval escrito de "expertos", de muy serios derechos por dúctiles razones de hecho, nadie puede negarlo, mientras los que nos lo dicen -y lo hacen- muestran una cruel disposición ética e ideológica que obliga a reflexionar, seguir -aunque sea de lejos- las pautas de lo que Paul Valéry -conservador que influyó en Walter Benjamin y llegó tan lejos que provocaba perplejidad en Adorno- hizo durante cincuenta años de 4 a 5 del amanecer, antes de iniciar su jornada de funcionario, 26.500 páginas escritas a mano, 261 libretas, incluso mal redactadas, los "Cahiers", "Cuadernos" en que depositó frutos de su potente razón, despierta para, con belleza, decir su verdad, la suya, cuadernos que abren la edición castellana traducida por Sánchez Robayna con una declaración honesta: “Aquí no me propongo agradar a nadie”, que amplía el autor de "El cementerio marino" describiendo el intenso y disciplinado trabajo de los Cahiers como una “elaboración de mí mismo y para mí mismo, más que una preparación con vistas al público”; Valéry quiere “decir” cosas para “hacer", sugerente declaración de ideas con vocación de hecho. 

El búlgaro Tzvetan Todorov, alumno de Roland Barthes, pilar del estructuralismo francés, da forma a tal idea en la introducción del libro "La literatura en peligro", breve alegato sobre cómo “la literatura nos ayuda a vivir”, pues escribir está “profundamente ligado a la comprensión de la naturaleza humana, es gran fuente del conocimiento del entorno social y de nosotros mismos”, denunciando las fuertes presiones que quien escribe sufre desde el poder vicario político, mediático o de “perversos grupos influyentes” que, en su interés, condicionan la opinión de todos, privando a la escritura de su lógica pretensión de atraer, formar lectores y lo que ello significa. 

En tal punto, parece lógico razonar que no hay que caer en la fácil tentación que nos tiende el poder venal, no hay que acatar el hechizo de que los "intelectuales" -aunque escriban para otros- tienen, solo por ser ellos, la presunción de influir en lo importante, boba y maliciosa pretensión de fingida y torpe ventaja rota por Leonardo Sciascia en una reflexión de su elogiable Negro sobre negro con la chanza metafórica del profesor que llega al alba, antes que nadie, a clase y encuentra en la pizarra una maliciosa falsa frase, “el maestro se lo hace con la hija del director” y, tras un instante de zozobra, en la somnolienta soledad del amanecer, serio e irónico, puntualiza: “¡Ojalá fuera cierto!”; criterio que no debe llevarnos, sin más, a la inoperancia, sino a la seria corrección que robo al mismo Sciascia: “No haber hecho nada constituye una tremenda ventaja, pero no hay que abusar”, sabio criterio sobre el que reflexionar. 

Quien vive, tiene una vida larga, más de lo que se piensa, si se vive hay afanes y tiempo para todo mientras pasamos. Goya fue un genio y un buen ejemplo, en su larga vida hizo cosas muy diversas, pintó retratos de ricos y poderosos por encargo, mostró que las mujeres españolas no sonríen, nos asustó con los “desastres de la guerra”, en sus pinturas negras evidenció que el cielo está vacío, reflejó en sus corridas de toros cómo el placer se une al miedo,..., siendo en especial sugerente la serie de ochenta aguafuertes que tituló Caprichos y, sin encargo de nadie, por caprichosa decisión propia, grabó cuando, a partir de 1792 y a causa de la sífilis, del plomo que contenían sus colores o de causas síquicas, entre fieros dolores de oídos y cabeza, caía en una sordera permanente; pequeños cuadros que no le exigieron esfuerzo físico, en los que denunciaba maldades, abusos y lacras de la España de su época, violencia contra la mujer, abusos religiosos, Inquisición, brujería, turbia nobleza,..., con textos didácticos y, al tiempo que retrataba por dinero, vivía la angustiosa contradicción de que la misma Razón que él, sincero, festejaba en muchos de sus cuadros, para cambiar el injusto sistema guillotinaba en Francia a Luis XVI, a la nobleza, al derecho divino del Ancien Régime. Manuela Mena, conservadora del Museo del Prado, explica que la forma en que Goya pinta y, en especial, diseña y graba las infinitas variantes de la violencia física, cómo expresa los modos más escabrosos del salvajismo, las coacciones más brutales ponen a trabajar la razón al servicio del instinto, como hizo Sade, y añade que el Capricho nº43 es, en especial, un aviso: mientras el pintor duerme recostado sobre la mesa de trabajo es acosado por félidos gigantes, agresivos seres ignotos, aves extrañas, fieros murciélagos,... con un didáctico rótulo, “el sueño de la razón produce monstruos”, siendo cierto que, al haber engendros, no es bueno mezclar Razón y sueño y años más tarde explicará la Internacional que la igualdad ilustrada vendrá siempre unida al trueno humano que es “la Razón en marcha”


Esa fea cosa -siempre ilógica- que dicen derecha y antes fue Aznar, antes Fraga, antes Franco, antes... y ahora se encarna en la teatral y, por además guapa, muy peligrosa Isabel Diaz Ayuso, resulta tan evidente que no asusta, nunca me generará monstruos si -a mi pesar- me duermo, pues desde niño, con el uso de la Razón, la vi, supe de ella, que había que enfrentarla... y -al menos lo intenté- lo hice siempre; monstruos -inesperados- genera esa cenagosa cosa que tenemos aquí emboscada tras el ambiguo palabro "progresismo" que Giorgio Agamben define como sucio afán de mentir y pactarlo todo, igualdad y hambre, religión y razón, capital y Marx, opinión y ciencia,... y ahora expresa muy bien Yolanda Diaz -que debiera ofenderse cuando la digan comunista-, aprendiz cutre de la Verónica Lake -a la que la onda del pelo cegaba un ojo- de las películas serie B de Alan Ladd en mi infancia, que afirma en primera página de un resbaloso listo medio que, con la crisis, "los dogmas se han truncado" ¿no aprendió pactando, dispensando Ertes y caridad, que es la dialéctica, técnica de confrontación, la que elimina dogmas irracionales, neoliberales-capitalistas, religiosos,... o "progresistas"? No lo sabe y en la mercantil que gerencian la verborrea de Sánchez y "Evita" Iglesias nunca lo aprenderá, pero tendrá un buen sueldo y convivirá con los que, como la PSOE, según el Tribunal de Cuentas, en su primera rendición de estas cometen "errores" por valor de 9.000 millones..., más de lo que recaudaría el mínimo impuesto con que el populismo quiere gravar a "los ricos". 

A veces -hasta despiertos- el sueño de la Razón nos genera monstruos como la sibilina noticia -periodística of course- de que, tras el consejo de ministros -y ministras-la del "progresismo ecológico" -lenguaje perverso en su boca- quiere enviar el martes al congreso -en el forzoso sigilo de "nuestro" confinamiento- la furtiva "ley de cambio climático" que, silenciados por nuestro bozal/mascarilla, consolidará el calentamiento global al agrandar el poder insolidario y destructor del capital en el "chollo” de la gestión energética; esto ya estaba muy mal antes pero dice Byung-Chul Han, filósofo coreano-alemán, que "el coronavirus ha acabado -hasta con- los rituales; ni siquiera está permitido darse la mano" y, ahora, "la dialéctica del Antropoceno consiste en que en la Era del Ser Humano, el ser humano está más amenazado que nunca", sobre todo si vemos que los que des-gobiernan y sus "asesores" han estado, gastando el dinero de todos para indagar una posible “inmunidad de manada” -que, según ellos, ¡vete a saber!, requería más de un 60% de contaminados/cortafuegos-, resultando que los ya inmunes son solo en torno al 10% ¿dónde estuvieron hasta ayer, para no intuirlo, los políticos y sus “clandestinos” expertos? Ahora a salvo pues, dice el filósofo coreano, “la comunidad está desapareciendo”; nuevo y dañino monstruo de la razón.

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