domingo, 3 de mayo de 2020

103 Los domingos cavilar CoVilación. 14 La "Nueva Normalidad" Fernando Merodio 03/05/2020

103 Los domingos cavilar 

CoVilación. 14 

La "Nueva Normalidad" 

Fernando Merodio 
03/05/2020 

“(...) acordamos que si nos preguntaban cuándo habíamos salido debíamos decir que hacía diez minutos. Pero los niños están preocupados, han desarrollado cierto temor a la policía más que al virus. Hablaban de si nos podían meter en la cárcel y una de mis hijas sugirió llevar los pasaportes. Al final me llevé hasta el libro de familia" (Iñigo Domínguez "Padres, disuélvanse"). 

"(...) el aspecto quizás más espectacular de esta reconquista del poder del capitalismo es el que hace referencia a la usurpación en el mundo campesino de la tierra y de los recursos naturales" (Josep Fontana "Capitalismo y democracia 1756-1848. Cómo empezó este engaño"

"(...) nos muestran la evolución del capitalismo actual, que es lo que verdaderamente amenaza el futuro de nuestras sociedades y de nuestras vidas" (Josep Fontana. Idem anterior) 

No siendo lelo del todo, soy consciente de que lo que la tropa de "héroes del confinamiento con mascarillas y guantes" en que, "manu militari denunciator", nos han enrolado frente al griposo virus es mimo, palmaditas, aplausos y, ante todo, un credo que diga que los "progresistas" del agrietado montón de intereses que son Sánchez, Iglesias & Co saben qué llevan entre manos y tienen, en medio del caos, respuesta a cada pancista neurosis individual, ¿y de lo mío, qué?; sé, además, que plantear dudas al escribir y, aun peor, anunciar para nosotros un aciago futuro si muchos no luchan mucho con riesgo, no da votos, ni genera simpatías y, unido a la general abulia, merma -aún más- el escaso interés por la lectura, ¡qué le vamos a hacer! 

George Orwel que en 1938, en "Homage to Catalonia", "Homenaje a Cataluña", dejó personal relato de su traumática participación en la (in)civil guerra española integrado en el anti-estalinista POUM, Partido Obrero de Unificación Marxista, de Andreu Nin, mostraba, en 1949, en "Nineteen Eighty-Four", "1984", incrustados en el habitual y entonces muy agobiante clima totalitario, conceptos impares que describen lo actual, la omnipresencia de Big Brother, Gran Hermano, a quien nadie conoce y controla todo -hoy facilitado por la útil tecnología de que se aprovecha, filantrópico ogro, el 1% que mangonea al resto-, la "habitación 101", habitáculo donde quebrar voluntades con tortura, que ofrece, como alternativa, la delación, la "policía del pensamiento", que persigue pensar sin seguir consignas, el "pensacrimen" o, sobre todo, la "neolengua", el "lenguaje pervertido", pilar de la lúbrica dominación que anula significados, cambia, limita el vocabulario al mínimo ad hoc y lo controlan los burócratas del Ministerio de la Verdad, aquí el desaparecido JEMA de la guardia civil, martillo de herejes difusores de bulos... que perjudiquen al gobierno. 

En la situación actual -tan bien narrado en el "Diario Viral" de Iñigo Domínguez, en El País- concurre -yo diría que- todo lo que narra Orwell para describir una situación totalitaria, siendo paradigma el modo en que el "Diario" cierra el día en que se "liberó" a los niños... y -solo- un progenitor: "Pasear así es un poco soso, casi te entraban ganas de volver a casa (...) Menos mal que la policía hizo todo más divertido". 


El último hallazgo de la particular neolengua con que el -evidente- Big Brother colectivo actual persigue el pensacrimen es el -si no fuera horrible- desternilllante oxímoron de la "Nueva Normalidad", con mayúsculas, pues si "normalidad" es cualidad de normal, el o lo que -mientras se manipulan tan bien las estadísticas- se ajusta a los valores medios, define qué es moral e inmoral o, más pragmático, se adapta y es admitido o no, lo que sirve para segregar personas y grupos que no acepten los patrones de la mayoría y, pues la "normalidad" exige el referente de la "norma" previa, dudo que tal "normalidad" sea nueva, temiendo de los "progresistas" que, con policía y ejército en la calle, pastorean la "pandemia" urdan su "Nueva Norma" para identificar, perseguir a los que ellos designen "anormales" de lo “Nuevo“; preocupa. 

Conceptos como el nazi “volksgemeinschaft”, “comunidad popular”, armoniosa, sin conflictos, ni lucha de clases, el “Ordine Nuovo”, “Nuevo Orden” mussoliniano del que Hitler afirmó que “Mussolini ha logrado crear un imperio que ha opacado al romano”, la “España ¡una, grande y libre!” del invicto Franco, el “¡America first!” del agresivo reinventor de las lavativas o -aún no sé a qué nivel- la “Nueva Normalidad” del opaco popurrí Sánchez, Iglesias & Co son ejemplos de consignas alucinógenas, en especial peligrosas en tiempos en que al personal se le tiene -muy- desorientado. 

Los ilusos con la -cándida- idea de que lo "Nuevo" que traiga el inestable matrimonio de intereses contraído por la mercantil PSOE y los fans de “Evita” Perón tenga –el más leve- aroma a izquierdas, en todos los sentidos yerran, su represora política son solo palabras huecas sobre cosas que -pues no las quieren- no pueden hacer, culpar de todo -ejemplo, la “ley mordaza”- a Rajoy, en lugar de generar empleo y -hasta tanto o al tiempo- repartir lo -poco- que haya, subvencionar a -quienes ven- futuros fieles votantes, no hacer el menor esfuerzo pedagógico -restaría votos- en explicar que bienes, trabajo y salario, son -y serán mientras seamos tantos- escasos y adoptar formas de reparto nuevas que molesten, por supuesto, al capital, al propietario burgués e incluso a algún proletario, pequeño burgués adosado a su chalet, tras mostrar y analizar lo de la gran parcela con casoplón e insolidaria piscina llena de, insostenible, agua que -dicen- tiene muy hipotecados a los Sres. Iglesias; son todos ellos datos, junto a muchos más, para pensar, concluir y, ya en el colmo, actuar. 

EL ROTO 03-05-2020

Socialdemócratas y “otros” de difícil catalogación política, blablablá, participan de la norma de oro que, desde principios del siglo XIX, rige el capitalismo, “favorecer una expropiación creciente de los beneficios que genera la fuerza de trabajo de los obreros a costa no solo de su nivel de vida, sino de sus derechos y libertades”, con apoyo de los partidos y organizaciones sociales, todo ello, hasta el ridículo caos sistémico que provoca el pequeño -y previsible- virus, con el voceo de “una auténtica industria publicitaria que ha promovido la idea de que todo va cada vez mejor en un mundo en progreso”, industria que aquí ahora abandera el capital vasco del grupo Vocento y su libelo local El Delirio Montañés, cuya línea editorial, como tantas otras, se identifica con la permanente matraca en favor de un insostenible crecimiento, ahora desde la usurpación de nuestro (im)popular Ateneo, del inexplicable M.A. Castañeda. 

En su inicio, tras la revolución francesa, el capitalismo -oculto tras el eufémico nombre de liberalismo y la falacia de que su avance fue debido a la máquina de vapor- se desarrolló en base a “arrebatar la tierra y los recursos naturales a quienes los utilizaban comunalmente y liquidar las reglamentaciones colectivas de los trabajadores de oficio, generalmente familias, sometiéndolos a nuevas normas que hacían fácil la expropiación de gran parte del fruto de su trabajo”, favorecido todo ello por leyes ciertas, documentadas, represión que retrasó el razonable cambio -no la reforma burguesa- del Antiguo Régimen, la evolución proletaria, obrera, hasta la segunda mitad del siglo XIX que, con todos sus defectos y altibajos fue contrapeso frente al abuso del capital hasta finales de 1989, la conocida como “caída del muro de Berlín”, el final del comunismo como poder político, freno para el capital. 

¿Y dónde estamos ahora? En caída libre, acongojados por el pequeño virus, con el sistema en caos y la vida en el planeta en riesgo de desaparecer por un calentamiento insufrible provocado por el hombre, lo que obliga al colectivo a arrancar al capital el control de la generación energética, no plegarse, como hace la “Nueva Normalidad”, a dolosos arbitrajes trucados y -al tiempo que confinan al resto- pactar con los del dinero el PNIEC, Plan que pretende mantenerlos al frente de tan importante gestión; es crucial y, largo y tendido, cavilaré sobre ello y la suciedad con que actúa el gobierno.

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