Deconstruir
el procés (23)
Líquido
Fernando
Merodio
ALERTA 08-05-2019
Zygmunt
Bauman polaco-británico muerto hace dos años, usó la idea "modernidad líquida" para definir el
"fin de la era del compromiso mutuo",
sustituida por la de "la
indiferencia hacia los demás", el "activismo de sofá" y la destrucción de la ética pública nacidos
de lo digital, que logran que incluso "el
viejo límite sagrado entre el horario laboral y el tiempo personal haya
desaparecido" dando paso a una "vida líquida" sin ruta definida, llena por incertidumbres y precariedades,
infinitos inicios y finales, que en su último libro vincula a la inmoral
censura del "doble lenguaje
orwelliano" que allanan internet y la propiedad privada de los medios.
Líquido es
lo catalán actual, lo muestra en el juicio el inspector 5422 de los mossos, jefe de sus antidisturbios el 20
de setiembre de 2017, en que 40.000 alborotados pusieron en aprietos a una
comisión judicial, inspector hoy intendente que afirma ante Marchena -coincide
en ello con Sánchez, "pacífico" presidente de la ANC- que aquel día éste
fue el representante de los alzados que, "altivo y prepotente", junto a Cuixart y Llach, exigió que, en
base a lo acordado -no dijo con quién-, retirara su brigada móvil, lo que, como
escribe Pablo Ordaz muestra "el lado
oscuro del hombre pacífico" o, de otro modo, evidencia el cobarde
doble lenguaje, el "activismo de
sofá", "la indiferencia
hacia los demás",... con que el procés se revela tan catalán como líquido.
Coetáneos,
tres serios esperpentos: uno, la ley propicia a Puigdemont, "presunto fugado", ser candidato de
España ante Europa, al tiempo que la Junta Electoral central se muestra inepta
y los juzgados de lo contencioso ignoran sus competencias, dos, la
ex-presidenta del parlament equipara con cerdos, por escrito, a sus rivales
políticos y tres, otra representante del supremacista nacional-catalanismo
rampante usa impune un acto en el museo del lager
de Mauthausen en que su primo, el nacional-socialismo, hace casi 80 años, fue
tan inhumano que -algunos- aborrecemos formar parte de su mismo género humano;
la respuesta de la ministra fue ausentarse.
En sociedad
tan líquida no tranquiliza, por legal que sea, que sólo siete magistrados y el
grupo de tertulianos que, tras los indignos debates de hace días, no sé por qué,
fueron votados por parte de mis conciudadanos, sean quienes vayan a fijar las
pautas que, condicionado por mi idea del contrato social, regirán mis futuras
relaciones con los nacionalistas, catalanes y vascos.
Insisto en
la anomalía Vidal-Folch, que utiliza El
País para, ayer, considerar más importante que la actitud del "oscuro" Sánchez el hecho de que,
según él, el 20 de setiembre la policía tuviera "armas descontroladas" en un coche -no aclara si lamenta que
estuvieran allí, que la policía no las utilizará, que los "patriotas"
no las cogieran,...- en lo que llama la "manifa", sin duda para él inocente;
debiera aclarar el peso que a ello atribuye
en el juicio o si sólo trata de desprestigiar -aún más- a la policía estatal.
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