miércoles, 1 de abril de 2020

CoVilación. 6 Pensar, decir, hacer Fernando Merodio 01-04-2020

CoVilación. 6 
Pensar, decir, hacer 

Fernando Merodio 
01-04-2020 

"(..) un hombre no vuelve a ser el mismo después de haber doblado el cabo de Hornos con una galerna de sesenta nudos" (Jim Harrison "Leyendas de otoño"

"(...) en cada época histórica, el modo predominante de producción y cambio y la organización social que de él se deriva, forman la base sobre la que se levanta (...) ha sido una historia de lucha (...) una serie de evoluciones que ha alcanzado tal grado de desarrollo que la clase explotada no puede ya emanciparse del yugo de la explotadora sin emancipar (...) a toda la sociedad de toda explotación, opresión, división (...)". (Friedrich Engels. 1888). 

¡Uff, vaya tema!, pero voy a intentar ver si es útil en medio de una pandemia larga y fatigosa que dará paso a nuevos retos, cuyo final depende -en parte- de nosotros, y, antes de nada, aclaro que, por temperamento, razonamiento y vida -no hace mucho, me operaban de cáncer y sorteaba, milagrosamente, un síndrome compartimental- esta cosa del virus ni mucho menos se me parece a doblar el cabo de Hornos en medio de una galerna; lo que me (pre)ocupa, alarma, y no por mí, es el futuro. 

Dónde estamos. Casi cien años después de que, en 1750, empezaran a esparcirse las fértiles ideas de la Ilustración plasmadas en 1775 en la Encyclopédie, inmensa y subversiva obra de Diderot, Voltaire, Rousseau, d’Alembert, … y germen, en 1789, de la Revolución Francesa, en que la Razón republicana derrotó a la irracional monarquía hereditaria del Ancien Régime, cuando comenzaba a diluirse, olvidada, la igualdad, elemento central del lema de aquel triunfo, Marx y Engels avanzaron en el camino hacia el total desarrollo del ser humano publicando en 1848 un Manifiesto que -fácil de leer y entender- fue programa de un partido, lúcido análisis de la sociedad capitalista de entonces y base económica, política y filosófica del nuevo fantasma que, según sus redactores, recorría el mundo desatando el pánico en el restringido, elitista grupo de los enemigos de la igualdad, un clan que empezaba a torcer la libertad a su favor, sustituyendo a la nobleza en la explotación del resto; más de ciento cincuenta años después, los hechos de quienes, con mayor o menor fidelidad a aquellas teorías, dieron cuerpo físico, político y social al viejo fantasma, están ahí y en los libros de historia, vituperados o ensalzados a gusto del interés de cada cual siendo cierto que, aquí y ahora, no corren buenos tiempos para los fieles al Manifiesto, aplastados por sus hechos y el liberal-capitalismo. Hay que seguir buscando, pues no se puede vivir sin ideales de igualdad, libertad y justicia, sin gentes que dediquen su vida a esa tarea y, por ello, pienso que, errado el camino, procede volver atrás y, eso, seguir buscando. 

El CoV recuerda -a quien lo precise- que aquí estamos sólo un rato y es de interés humano no dejarnos engañar, ni perder parte del tiempo escaso o, intentarlo al menos, tener claro que, en esencia, lo importante es buscar la igualdad y saber que, es evidente, tal idea no gusta a los pocos -muy- desiguales que se aprovechan de serlo y, a partir de que lo dicho no es mera creación teórica, pues Platón, Zenón, Cristo, los primeros cristianos, Tomás Moro, las misiones jesuitas, los utopistas,… son ejemplos, precedentes de lo que, tras Karl Marx, es ya teoría científica con lógica posibilidad de desarrollo práctico por ese tipo -siempre- escaso de gente que confía en lo humano, conoce la teoría, tiene el poder que nace de ser y saberse dueño del trueno que es la razón en marcha y, con eficiencia, disciplina férrea y rutina sabida, acepta asumir la fatiga de, como decía Hobsbawm, “llevar a cabo lo que otros no hacen”. 

Alain Badiou recuerda que, en mayo de 1968, los estudiantes, enseguida asimilados, ponían sobre la mesa tres exigencias fundamentales: la transformación social, la necesidad de repensar el mundo y, por su inútil corrupción, la de suprimir los partidos, tres demandas, a partir de las que, para detectar desigualdades, abusos, sufrimientos injustos en el mundo, para luchar en su contra, es preciso tener una visión global de lo que pasa, hacer que la razón conecte lo que de modo institucional (mal)intencionado aparece separado para, tras ordenarlo, desarrollar una actuación eficaz; lo aclaro un poco diciendo que, por ejemplo, desigualdad, pandemia y cambio climático no son tres problemas, sino partes del mismo grave problema enquistado y, por ello, demandan una solución global. 

Mientras me aburre la crispación de los que intentan doblar ese cabo de Hornos en que -su ineptitud y/o maldad- han tornado la pandemia del CoV, no aplaudo a la policía que, circense, anima a que los ciudadanos batan palmas y alarma con sus ruidosas sirenas a todo trapo, valoro hechos concretos para que al final -antes de que corruptos ineptos se atribuyan el éxito del final del virus- se depuren todas sus responsabilidades sobre: por qué la información es tan pesada, panfletaria y mala, si se hubieran evitado contagios y muertos de haber prohibido el gobierno "progresista" manifestaciones jaleadas ad hoc, fútbol, congresos,... hasta entrado marzo, cuando la primera muerte por el virus en España se había producido el 31 de enero, si hubieran dotado a los sanitarios de mascarillas, guantes, delantales,..., si se hubieran realizado desde un principio tests rápidos de diagnóstico, si hubiera habido más ventiladores-respiradores, si una mejor organización del sistema hubiera posibilitado mantener -muchas de- las consultas ajenas al virus y defender los derechos del resto de enfermos,…, se pida aclaración al “progresismo” sobre si ha cambiado su criterio respecto a la "ley mordaza" o simplemente nos han sometido sin duelo a tan férreo control policial sólo para ocultar su ineficacia y, fundamental, si saben que, tras las vidas perdidas y el dolor que no han frenado, el problema real es la crisis -ayer latente- del capital, que galopará tras el "estado de alarma", junto al grave e indubitado cambio climático y nos forzará a pelear -Greta Thunberg dixit- para ¡¡cambiar el sistema!! 

Si hemos sido "héroes" para parar España y confinarnos todos entregando derechos fundamentales, porque así lo han querido los "progresistas" cuyas responsabilidades deberemos depurar, ¿qué no deberíamos hacer para avanzar en igualdad? ¿para frenar el abuso del capital? ¿para evitar que el planeta avance hacia su destrucción? ¿para...? ¿o será que no somos heroicos, sino solamente unos miedosos preocupados nada más que, uno a uno, por nosotros? 

EL ROTO 01/04/2020

En 1954, Bertolt Brecht dedicaba a la actriz Käthe Reichel uno de sus Poemas del lugar y la circunstancia, bello catálogo de verdades cotidianas: “La primera mirada por la ventana al levantarse / el viejo libro recobrado / rostros llenos de entusiasmo / nieve, el cambio de las estaciones / el periódico / el perro / la dialéctica / ducharse, nadar / música antigua / zapatos cómodos / comprender / música nueva / escribir, plantar / viajar / cantar / ser amable”, síntesis poética pautada por la Ilustración, la libertad e igualdad fraternas, la Revolución francesa, el Manifiesto, el trueno de la Razón en marcha,..., pequeñas cosas cuyo verdadero disfrute total exige acabar, antes, con la desigualdad y que solamente será pleno tras nuestra emancipación, que -pienso- imposible si, tras doblar el cabo de Hornos, nos continúa tutelando el capital.

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