265 Los domingos
cavilar
A vida o muerte
Fernando
Merodio
02/04/2023
“La cuna
se balancea sobre un abismo y el sentido común nos dice que nuestra existencia
no es más que una breve rendija de luz entre dos eternidades de tinieblas”
(Inicio de “Habla memoria”, atípica
narración autobiográfica de Vladimir Nabokov, autor, también, de “Lolita”)
"Todo cirujano lleva en su interior un
pequeño cementerio al que acude a rezar de vez en cuando, un lugar lleno de
amargura y pesar, en el que debe buscar explicación a sus fracasos" (De Rene Leriche. Es introducción de “Ante todo, no hagas daño”, de Hernry
Marsh).
Henry
Marsh, Gran Bretaña, neurocirujano de 73 años cuya plausible intención de
explicar su labor médica, de las más “difíciles,
delicadas, fascinantes que existen”, la que, armado con un buen microscopio
y un catéter de alta precisión, logra lo que, de otros modos, buscamos otros para
(sobre)vivir, “abrirse camino por los
intersticios del cerebro”, en nuestro caso propio o de otro, para conocerlo,
mientras el cirujano, con pericia y pulso, busca que el otro recupere la
visión, no acabe en una silla de ruedas, viva con dignidad,… y, así, evitar
sentirse el ser más desdichado en la faz de la tierra, lo que le condujo a
escribir un recomendable volumen titulado, con frase atribuida a Hipócrates,
460 a.C., “Ante todo no hagas daño”, que
hace meses me regaló el joven urólogo que, con vocacional saber y cirugía Da Vinci, robótica, hace años extirpaba
de mis partes pudendas al mal bicho pariente de otro que, emulando a los nazis y
su sucio, cotidiano trabajo en el lager,
en Auschwitz. hace 60 años se llevaba por delante, entre gritos de dolor en
Cajo, a mi abuelo Fernando y el que, al tiempo que el joven doctor derrotaba a
mi huésped, metastásico, se llevaba a mi hermano menor.
En el
inicio de todo, al nacer se inspira y, al morir, se expira lo inspirado al nacer
y, en medio, entre inspiración y expiración, está esa corta, cortísima vida por
la que -para que sea digna, merezca la pena- hacemos tan poco siendo tan excesivo el precio que por ella
pagan -muchos- pese a que, poético escribía Nabokov, “no es más que una breve rendija de luz entre dos eternidades de
tinieblas”, breve haz de luz sobre la que los políticos, poca cosa y poco faena,
teorizan inaprensibles, inabarcables derechos que alcanzan hasta al nasciturus, concebido no nacido o, rizando
el rizo, al cogniturus, ni siquiera
concebido, lo que me sorprendió en mi lejano -y fugaz- tiempo de estudiar de
Derecho; inspiramos por exigencia del cuerpo en que nos encierran, expiramos al desalojar el incómodo encierro para
morir, viendo -algunos- que nacer es morir a nuestro oscuro, eterno espacio
prenatal esboza Nabokov, mientras que morir es nacer al también lóbrego lado postvital
de la misma tiniebla… y, en medio, donde, todos y cada uno, tenemos nuestra
particular oportunidad en forma de breve rendija de luz que, inmisericorde nos
muestra que no hay otra opción y que inteligentes, humildes debemos aceptar que
nos espera, ineludible, el final de la vida, lo que hizo a Henry Marsh afirmar,
tras diagnosticarse un tumor cerebral, que “Prepararse
para morir tiene mucho que ver con haber tenido una buena vida”, algo que
para él fue amar su dura profesión, como yo amo la -peculiar- mía, y, además, él
ha disfrutado construyendo mesas de madera, mientras yo lo hacía corriendo por
correr… maratones.
Lerdo y
mísero, el actuar humano hace que, casi siempre, la breve rendija de luz sea tenebrosa
como las dos tinieblas, pues, lo dijo Nietzsche, la vida solo tiene sentido si
se entiende como un lapso para hacer efectiva la libertad del ser humano
individuo, despreciando el papel de la sociedad, que tan solo transforma a aquel
en mero reflejo de la opinión dominante, (ab)usando de que nuestra experiencia se
apoya en esa biología de mamíferos que tanto nos apega al instinto de conservación
que para el noruego Kjell Askildsen es “duro
de roer y ha destrozado muchas decisiones sensatas” en un tiempo en que,
según el vikingo, “el mundo está lleno de
insensatez y confusión, la falta de libertad tiene profundas raíces, la
esperanza de igualdad está disminuyendo. (…) ¿Cuándo llegará una nueva estirpe
que entienda el significado de la palabra igualdad, una estirpe de jardineros e
ingenieros forestales que talen los grandes árboles que dan sombra a todos los
pequeños, y que quiten los brotes bordes del árbol de la ciencia”, metáfora
de lo que, sin remilgos buenistas, habría que hacer.
Vuelvo a
Henry Marsh, que detectó un tumor en su cerebro de 73 años, parecido ya a “una nuez reseca flotando en un mar de
líquido cefalorraquídeo contenido dentro del cráneo”, además de tener algo,
menos grave que lo mío, en la próstata y me animo, pues igual que él, me veo
fuerte, he perdido el reparo a “asumir mi
fragilidad”, esa que me acompaña mientras, repartiendo/recibiendo mandobles
a diestro y siniestro, viajo por la breve rendija de luz en que mi madre -y
también mi padre- me depositó en 1946, haciéndome ahora las preguntas del
neurocirujano antes de una operación de final incierto, preguntas que, pues el
mal de Rosa no era operable, a mí no me hizo nadie, ¿la conoces y sabes que
querría vivir dependiendo?, ¿la quieres lo bastante para cuidarla si ella no
pudiera?, respondiendo a ambas de modo tajante, afirmativo.
Es lo ineludible,
lo incontrolable, con lo que solo se puede (con)vivir/morir y, en la cara norte
de la escarpada ascensión decido añadir el esfuerzo y el tiempo de mis viejas,
ya utópicas maratones a otras carreras de fondo cuya meta señaló, terapéutica
la guillotina de Robespierre, Marat, Danton, Dumolin,…, revolucionarios jóvenes
ilustrados francesas, la irrenunciable, fraterna libertad igualitaria y, en ello,
aquí ahora sí que hay tarea y es posible variar el camino que, alejándonos de tal
meta, siervos de los bancos, energéticas, finanzas,…, del capital, nos marca,
aquí cerca, vocinglero y sumido en la corrupción, Revilla, creatura del
fascista Girón de Velasco y la TV basura, un poco más lejos, un vacío engreído Diablo
Cojuelo, el jefe de planta Sánchez, con tesis y libros de otros y un útil
inglés macarrónico que, listo, le facilitó el nutritivo útero de, espléndida
con el dinero del resto, la mercantil PSOE
y, más lejos aún, mandando igual que Bush/Aznar/Blair en la UE, OTAN,
ONU y todas las siglas que quieran,
el decrépito Biden, o Trump, siervos del Dow
Jones, S&P, Nasdaq,…, el
mismo capital.
Es este un
mundo de dañinas ficciones como esa “pandemia”
de 1.000 muertes en 3 años, 0,06%/año en nuestro territorio, una útil disculpa
para taparnos la boca e imponernos, con ayuda de la “ley mordaza”, dañinos, restrictivos decretos, o la “inflación” que baja, dúctil, falso dato
que es engaño frente a la dañina, real subida de precios, o intentar ocultar el
lacerante paro tras la manipulación/desinformación del fijo discontinuo, o al
contrario de Francia y con el engaño de los sindicatos de sufragados, trampear
para ni intentar sostener el sistema de pensiones, que acabará cayendo, o decir
”transición energética” a dejarla en
manos del insano 1% causante del caos climático, o consentir que el peligroso
Sánchez use a la desleal/ambiciosa isla que es Yolanda “Evita” Díaz para lo evidente o, aquí ahora soportar que, tras derrotarlo,
el lábil Revilla, agobiado por la necesidad de inicuos votos y obligado por el
capital, salga a la palestra en persona para cantar, ignaro, la carmuniega del sabido
catálogo de falaces “delirios” sobre la
ilegalidad con patas de los polígonos eólicos, evidencia de haber sido incapaz
de, con su propia ley y en 15 años, implantar un molino, mintiendo ahora
impúdico que han sido "específicamente
estudiados", que el "95 por
ciento del territorio está exento de ellos", “todos los informes son favorables" y "no van a originar despoblación, sino -¡pásmense!- incremento de la población", negándose
a un debate público con quienes, con el solo trueno de la razón en marcha, se
oponen y, en la breve lucha a vida o muerte, entristece Santiago Alba Rico, respetable
filósofo, al asumir una poco tranquilizadora “defensa del tinglado” con
que los de Galapagar y la PSOE de Sánchez, incluso antes de Yolanda, asolan la (i)lógica
esperanza del “15-M”, todo ello unido
a cómo, ayer mismo, la historiadora, “Mujeres
y poder”, Mary Beard, feminista
que toma en serio a la mujer, vinculaba la duración de regímenes brutales -la España
de Franco-, además y por encima de la represión, a la pasividad cobarde de la
mayoría, ajena a la ejemplar acción de, algunos vecinos de nuestro sur derrotando,
solos, al obsceno, abusivo poder más peligroso, el del oligopolio bancario/energético.
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