264 Los domingos
cavilar
Robar, ver, consentir y
callar
Fernando
Merodio
26/03/2023
"Me siento en la obligación de pedir perdón
por quien robó, por quien vio, por quien consintió y por quien calló. Ahora
solo queda que el resto lo haga la justicia" (Jezabel Morán, en la toma
de posesión del cargo de Consejera de
Obras Públicas, Ordenación del Territorio y Urbanismo).
“La ventana para asegurar un futuro habitable
se cierra” (Sexto ciclo de la revisión del Grupo Inter-gubernamental de Expertos en Cambio Climático- IPCC de la
ONU El País. 21.03.2023)
Jezabel
Morán, relevo de las aventadas cenizas de Gochicoa, en el mensaje, que el
tiempo calificará como valiente o, más bien, insensato, corrupto,…, de la toma
de posesión de su nueva poltrona regional explica que su consejería tiene el
soplo místico, religioso de que hubo “quien
robó, quien vio, quien consintió y quien calló”, sin dar, aunque está
obligada a hacerlo, el nombre de quienes, si como asegura los hubo, “robaron, vieron, consintieron y callaron”
y no limitarse a pedir, en abstracto, un “perdón”
que, frente al bondadoso evangelio de Mateo, 6: 14-15, “porque si
perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro
Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro
Padre os perdonará las vuestras“,
Aristóteles afirma que perdonar es, “no
solo renunciar a la venganza, sino también al deseo de hacer justicia” y
Kierkegaard, padre del existencialismo, radical dice que “quita el pecado que perdona”, lo que aquí ahora significa que a
quien, impúdica, apoya tal amnistía le (pre)ocupan más las secuelas para ella y
sus colegas de tan graves “robo, visión,
consentimiento y silencio” que fijar el daño, someterlo al juicio/castigo
social e impedir que se repita, prefiriendo Jezabel, bíblica regional, encubrir
obscena la corrupción, que pasen las elecciones y “el resto lo haga la justicia“… en 10 años. “¡Cuán largo me lo fiais, amigo Sancho!”.
En nuestro
pequeño territorio viven de la res
pública, junto a los practicones de la política y al irritante (ab)uso de
asesores, secretarios, gestores,… de libre designación, los llamados empleados/funcionarios
públicos, a los que el resto paga un salario medio mensual bruto de 2.807 €/mes, 906 € superior al de los asalariados
privados, siendo su obligación esencial, única, incontrolada, asegurar
que tal gestión sea legal; en nuestro concreto pequeño territorio, en que se reconoce
“robar, ver, consentir y callar”, con
una población activa -personas
ocupadas y paradas aptas para trabajar- en 2021 de 272.000, 31.500, el 11,5%,
eran parados y 35.000, el 12,9%, funcionarios, empleados públicos, un 52% de
ellos inamovibles, 24.200 regionales, 6.300 locales, 4.500 estatales y los
205.500 restantes trabajadores privados por cuenta propia o ajena, siendo los
que más crecieron en los 10 últimos años, un 20%, los amorrados a la -hoy- reseca
ubre pública, con iguales derechos, sueldos más altos y -muchas- menos
obligaciones que el resto, siendo, incluso, más escandaloso el dato conjunto de
lo que dicen España, pues, según el Boletín Estadístico del Personal al
Servicio de las Administraciones Públicas, BEPSAP, en enero 2021, había
2.710.405 empleados públicos, 1.616.211 (59,6%) del caciquismo autonómico,
579.680 (21,4%) del local y 514.514 (19%) del Estado, siendo nota de corrección
transversal política que un 57,59% eran mujeres y, al contrario de las minas,
pesqueros, andamios,…, solo un 42,41% hombres y, para cerrar la matraca se
constata que hay un 5% más de empleados públicos que hace 6 meses, buen modo
para, junto al feo truco de los “fijos
discontinuos”, rebajar las “impopulistas”
y duras cifras del paro, pese a lo cual y a coro contra el resto, ¡aún piden
más los golpistas, independentistas y catetos regionalistas!
Lo del “robar,
ver, consentir y callar”
recientemente vivido aquí, en el mínimo territorio, por muchas veces y muchos
millones que hayan sido robados, se queda en mera anécdota al compararlo con lo
que está pasando y que, de menor a mayor, podemos gráficamente ilustrar con
tres ejemplos actuales: la moción de censura articulada por ridículos restos
del fascio, un difícil de calificar Ramón Tamames y un jefe de planta engreído
y sin fuste, la censura de la libertad de expresión con que los medios manipulan/tapan
lo vital, cierto y, por último, la troncal emergencia climática.
La
moción de cuatro gatos y un candidato disperso, de pasado incierto, olvidadizo,
incapaz de subir dos peldaños es reflejo de la actual -falta de- auctoritas del legislativo, un pésimo parlamento,
mezcla de barro y gas mostaza que, pese a no haberle votado hace más de un
cuarto de siglo, me dejó dos bocados de realidad -el ser humano, escribió T.S.
Eliot en el primero de sus “Cuatro
cuartetos” no es capaz de soportar mucha sustantividad-, reality bites, 1) la sucia bajeza de los
portavoces de Podemos, los comunes y,
en especial, el de Izquierda Hundida,
osado chaval que yo no conocía y llegó a acusar, sin argumentos, al
desorientado profesor de golpista tras el 23-F, 2) la obscena maniobra del -muy-
traicionero Sánchez y la desleal -con quienes no sé por qué la pusieron donde
está- Yolanda, 3) su “happy hour”,
travestida en Blancanieves rodeada de enanitos, riéndose al oir a Patxi López,
torpe (porta)voz de la PSOE, llamarla “presidenta
segunda” y 4) la indescriptible cara de Ione e Irene, tras el taimado
espaldarazo que dio Sánchez a Yolanda tras el horrísono fracaso –dicen que- feminista
de lo del “solo sí es sí” en la
violencia sexual o la de género.
Lo de la
palabra para manipular/tapar hechos me lo sugirió el guisote semanal del 19 pasado
en El Delirio Montañés de, siempre
ínclito, Manuel Ángel Castañeda que admite, refunfuñando, solo “como tesis general (…) calentamiento (…)
producido por las actuaciones del hombre sobre la biosfera” y “entiende
que es preciso actuar”, para, a partir de tan generosa concesión, igual que
me señaló en un periódico como abogado comunista cuando el PCE aún era clandestino, ilegal y perseguido, fabula ahora que
producir electricidad a partir de la fuerza del viento “se hizo durante siglos”, pese a que la primera turbina eólica, creación
de Brush, es de 1890, la primera de potencia superior a 1 Mw, de 1941, su inicio
en el uso industrial en los 70 del
pasado siglo, hace 50 años y, a partir de esa “verdad”, suya, usa la tesis general que tan displicente admite para
atacar, urbi et orbi, a “los que se postulan defensores del
ecologismo“ y “se niegan a aceptar
que se instalen aerogeneradores en su territorio”, pues el pobre Castañeda de
la media plana semanal en El Delirio
no se entera de nada para escribir -siempre- al servicio de su amo Vocento y, of course, de Iberdrola.
La madre de -todas-
las guerras actuales y sus -reales- armas de destrucción masiva se encierran en
tres palabras, “cambio/riesgo climático”,
cuyo útil antídoto fijó, niña, Greta Thunberg, “cambiar el sistema”, acabar con el caos de codicia interesada, políticos venales, medios/plumillas
serviles,… y, fruición del gran capital, del odioso 1%, la generación energética
en sus garras en espiral destructiva, con los feos corcusidos que son los
-siempre incumplidos- acuerdos de las rimbombantes, caras y publicitadas Cumbre de la Tierra de Río 1992, Kioto 1997, el dañino-célebre Protocolo y la moda de que el rico que
incumpla, “compense”, Copenhague 2009 y el límite de 2ºC de
aumento de temperatura… sin garantías, Varsovia
2013, otro fallido “hito histórico”, París 2015, que rebajó a 1,5º los 2º anteriores
e introdujo, inane, el “daño irreversible”,
Chile-Madrid 2019, “Cumbre de la ambición” -¡era de
Sánchez!-, la más larga y sin avances, como Glasgow
2021, reseñable solo por la precisa, acerada crítica de Greta Thunberg: “¿Cuánto tardarán los políticos en despertar?
La cumbre del clima es un festival de dos semanas para lavar su conciencia y
todo es bla, bla, bla”, tan cierto que obliga a El País, biblia liberal-progresista, a aceptar que, “las emisiones mundiales, en 2022 -con pandemia y guerra- crecieron el 1%” y que, con ellas, subió
la temperatura que aniquilará la vida humana en la Tierra, siendo además que, el
mismo 2022, también El País dixit que
la España que pide miles de esos molinos que El Roto definió “gigantes
financieros”, vendía más electricidad que la que compró, todo ello mientras
El Delirio Montañés, afiliado a la
mentirosa verdad… a medias, ayer, bajo un gran titular sobre robos, recaía,
enésima vez, en su utópica falsedad. de que “los propietarios de los montes dan el visto bueno al P.E. El Escudo”,
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