262 Los
domingos cavilar
Interés público
Fernando Merodio
12/03/2023
“El gobierno
cántabro declara el ‘interés general’ del proyecto para esquivar la oposición
de parte de las juntas vecinales, que se oponían a la instalación de molinos en
fincas de su propiedad”. (El Delirio
Montañés, P.E. El Escudo,
03.03.2023).
”¡Pedimos el librecambio en interés de la clase obrera! ¡En
interés de la clase obrera pedimos aranceles protectores! ¡Pedimos prisiones
celulares en interés de la clase trabajadora! Hemos dado, por fin, con la única
y seria aspiración del socialismo burgués. Todo el socialismo de la burguesía
se reduce, en efecto, a una tesis, y es que los burgueses lo son y deben seguir
siéndolo… en interés de la clase trabajadora” (Marx-Engels. “El manifiesto comunista”)
Oculto
tras un ladino uso de la fácilmente maleable idea del “interés público”, el poco fiable gobierno del viejo fascista
Revilla pretende regalar -¿a cambio de qué?- a Iberdrola, agresivo gigante ahora disfrazado de molino, lo mejor de
nuestras familiares, vividas montañas, muy
protegido bien demanial propiedad de los Concejos
Abiertos.
Razona el
“Manifiesto comunista” que los
primitivos solo producían lo preciso para sobrevivir, que la propiedad del
territorio y los -escasos- medios de producción era colectiva y la relación entre
los miembros de la sociedad era de colaboración, siendo causa del reparto
justo, igualitario que, simplificando, defiende la teoría socialista, comunista
desde Marx y Engels, cuyos escritos analizan la realidad de 1847, su tiempo, preguntándose
cómo es posible que, siendo tantos los que utilizan la fuerza de su trabajo
para arrancar riqueza de la naturaleza y, con ella, generar más riqueza, hoy, casi
todo lo generado esté en las manos, bolsillos, bancos,… de unos pocos, no los
que la generan, otros, razonando en su respuesta que la causa está en que la
propiedad de los medios de producción es privada, no colectiva y el trabajador
no es propietario de la fuerza de su trabajo, que explotan unos pocos, los
capitalistas.
Aclaran
Marx y Engels que capital no es lo mismo que dinero y no es capitalista quien
simplemente ha acumulado una cantidad de aquel, pues solo es capital el dinero
que se emplea para comprar medios de producción y fuerza de trabajo ajena,
siendo capitalista quien, ilícito poseedor de ello, lo usa con el fin de
apropiarse de la odiosa, abusiva plusvalía, que es diferencia entre el dinero
empleado en la compra de medios de producción y fuerza de trabajo, repito que
ajena, y el valor de lo que generan esos medios y fuerza al desarrollar trabajo,
intentando, además hacer lo mismo de modo permanente, reproducirlo, dinero, más
dinero, compra de medios y más medios de producción y fuerza de trabajo, más
plusvalía,… una espiral eterna, un voraz, obsesivo proceso de explotación de lo
ajeno, que perpetra el hombre contra otros hombres, tan agobiante que acaba
generando enfrentamientos, lucha entre los explotadores capitalistas y los explotados
trabajadores asalariados, dos clases en lucha, abierta o latente, siendo innegable
que acabar con explotación y necesidad de lucha exige, además de liberar del
abuso a los trabajadores, emancipar -para siempre- a la sociedad entera, a
todos.; son datos innegables, ciertos que, analizados y bien explicados, pueden
ayudar a que incluso niños pequeños piensen en ello, simplificado y
esquemático, sin duda, pero muy próximo a la realidad inmensamente compleja.
Frente
a la explotación, generada siempre por la fuerza, la emancipación solo se logrará
en debida forma si, además de ayudarnos de ella -por mucho que muchas veces la violencia
sea imprescindible-, nunca es suficiente y la emancipación real, firme y
profunda solo llegará cuando, sólida, se funde en la razón, la justicia, la
igualdad, la cultura,.., algo de lo que aquí ahora el -que dicen- progresismo socialista
nos aleja con vacuas (pre)ocupaciones, la mayoría transversales, ajenas a lo
urgente real y lo agravan apoyándose en, divisores sociales, entes identitarios
que, para fascinar, engañar a ilusos -dicen- pluriculturales, cuyo paradigma personal
ayer fueron Arzallus y Pujol, hoy Otegui y Rufián y, ridículo cutre, siempre Revilla.
Ni su
interés partidista, la seguridad –solo- de ellos, las migajas de poder que,
mercantiles, gerencian desde la oscura caverna evita que aquí afuera estemos el
resto, las dudas del pensamiento, las luces y las sombras, el animal complejo,…
y ahora, situados a la derecha de la derecha, han puesto de moda estudiar, igual
que ellos, materias tan dúctiles como el “interés
general”, que llaman economía, sicología, sociología, mercadotecnia, marketing,
dirección de empresas,…., reductos de un capitalismo de bolsillo para elucubrar
sin pensar, pues Descartes no tenía razón, ni la pancarta de algunos filósofos,
“Pienso, luego molesto”, soy un
estorbo, no existo, logrando que Eugenio Trías se llegara a preguntar si el “progresista” partido que se dice
socialista odia la filosofía, pues le gusta un peligroso pensamiento cautivo.
Los que
aseguraban poder tienen un concepto procesal, normativa, represora de la
democracia, opuesta a Max Gallo, autor de la hace años muy leída “Historia de la España franquista”, que alentaba
una oposición republicana a la Constitución Europea y a que una democracia “de apariencia, oligárquica que aprueba y acepta pasiva no
poder decir no”, nos niegue la capacidad de pensar, al tiempo que una
rigurosa encuesta de Gallup, realizada entre cincuenta mil ciudadanos de
sesenta países, evidenciaba que solamente uno de cada diez encuestados pensaba
que su país está gobernado por la voluntad del pueblo, siendo dudoso que ahora
aquí haya alguno; casi al tiempo, Francisco Umbral, nada sospechoso y casi
olvidado, definía a Rodríguez Zapatero -anuncio del disolvente desastre que es el
ridículo actual jefe de planta- como “socialista convencional, chico de los
frailes, traidor por indecisión, ambicioso que secretea en la sombra, eterno
adolescente de la política, líder ligeramente cursi” e, igual que su
sociedad, toda, un “parlamentario de
peluquería”, periodística, exacta
definición del de la ceja o la zeta, loado entonces en un vomitivo reportaje en
papel couché por Juan José Millás; tesis la de Umbral que hoy suscribo y
actualizo salvo en lo de socialista, que incluso adjetivado de traidor,
ambicioso, cursi,…, no les aplico.
Cierro
la simplificación del inicio viendo cómo hoy el capitalismo es (con)fusión del
capital industrial, propietario privado de los medios de producción y explotador
de la fuerza del trabajo ajeno con el capital financiero, dinero que engendra
más dinero, la oligarquía financiera, núcleo duro del 1% que lo exprime todo,
dos formas que, contradictorias, parecen enfrentadas pero se entrelazan para
macerar el capital y a las que, por la puerta de servicio se unen ahorradores
mínimos, asalariados con la vana, desleal pretensión de sorber -lo poco que les
dejen de- la plusvalía que ellos mismos generan, afiliándose a esa cosa rara
que dicen “Bolsa” y en España no tiene
nada que ver con la de 1831, que facilitaba al Gobierno un instrumento adecuado
con la Deuda pública, hoy solo especulación, oscuras finanzas que enriquecer -más-
al capitalismo del 1%, un poco al mediano y pequeño y -con migajas- a esos
lóbregos traidores a su clase que, tétrica imitación, sueñan enriquecerse a
costa de otros… sin hacer nada
Coda a un -supuesto- “interés público”.- Revilla es continua ofensa a la autoestima de los ciudadanos próximos, incluso a la de los que, ignaros, le oyen bovinos en la televisión -redundemos- basura y, tras el turbador circo de la corrupción rampante que lastima las -siempre golosas- carreteras, lejos de dimitir, marcharse de una vez por todas, rinde pleitesía al -cuando menos- inepto/corrupto que -de modo voluntario y con un buen estipendio- las debía gestionar con eficacia legal y en “interés público”, el mismo interés que, zafio, sigue intentando manipular al servicio, aquí ahora, de eso que dicen molinos y, al contrario de los del ingenioso hidalgo, son codiciosos, dañinos gigantes capitalistas a los que, en nuestra vieja onda, un guiño de El Roto adhiere esta semana un aclaratorio adjetivo, “financieros”, adoptando el purriego, alumno de Girón de Velasco, el totalitario, ilegal, nulo de total nulidad acuerdo de declarar tan capital atropello de “interés público” y, sin consultar, decir defender lo sólo alcanzable en un proceso libre con toda la información y participación de los afectados. ¡Váyase a la…!
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