267 Los domingos
cavilar
Lo público y lo privado
Fernando
Merodio
16/04/2023
“¿Dios donó la tierra
al género humano? Entonces, ¿por qué no he recibido yo nada? Él ha puesto la
naturaleza bajo nuestros pies, ¡Y yo no tengo donde reclinar mi cabeza!” (Proudhon “¿Qué es la propiedad?, o una investigación sobre
el principio del derecho y del gobierno”)
“La lucha de clases a los ojos el
materialista histórico educado en Marx es la lucha por las cosas toscas y
materiales, sin las cuales no hay cosas finas y espirituales” (Walter
Benjamin. “Tesis sobre el concepto de la
historia”)
El
crecimiento exponencial de la población humana, el desaforado consumo de una
parte -pequeña- de los excesivos 8.000 millones de humanos, el control de los
medios de producción y cualquier tecnología por menos del 1%, unos pocos de esa
pequeña parte y, a causa de todo ello, los irreversibles daños en lo natural
que nos posibilita vivir en un planeta que, quizás con petulancia, al parecer
los griegos, refiriéndose a una divinidad, llamaron Gea o Gaia y nosotros lo traducimos como La Tierra, nos han traído a una
situación que obliga a, para intentar preservar el -cada día más tétrico- futuro
de la especie humana, aceptar que, como insistente exige Greta Thunberg, hay
que “cambiar el sistema”, siendo, entre
otras cosas, urgente replantearnos nuestra relación dialéctica con los esenciales
conceptos de lo público y lo privado.
Si hoy, en
un mundo globalizado, dañado por una radical crisis de supervivencia, usamos el
método de Marx para valorar los efectos del actual sistema de producción
capitalista, cada día más de nosotros aceptan tal uso, si bien, tras alcanzar
el corolario que obtuvo el sabio alemán, se distancian, incluso se oponen a la lógica
conclusión de adoptar la acción política que Marx llamó -y hoy demonizan- comunismo,
asentado en la urgente abolición de la
propiedad privada de los medios de producción como acción crítica radical frente
al capitalismo, lo que exige “cambiar el
sistema” actual por otro alternativo que involucre a todos, en especial a
la clase de explotados y dominados, siendo cuestión central la de la
propiedad pública de determinados bienes, pero (pre)ocupando ahora, además, lograr
un igualitario acceso a los llamados “servicios
públicos” imprescindibles, enseñanza, sanidad, transporte, instituciones
decisorias,…, en cuya gestión debemos participar todos de forma bien regulada,
servicios públicos puestos hoy en grave riesgo desde la -cada día más dura y amplia-
ideología neoliberal, tanto por la derecha más secular como por el nefando “progresismo” pactista que, con el
totalitario hábito de legislar a degüello por decreto, con la facilidad que fue
la -que dijeron- “pandemia”, con ayuda
de la -antes criticada y aún vigente- ley
mordaza, han reducido nuestros derechos fundamentales a mera filfa,
actuando todos ellos como eficaces agentes de un Estado represor, entregado al
caciquismo de los ineptos más próximos y cada día más alejado del publicitado “bienestar” que depende de ficticias normas
e instituciones burocráticas supranacionales que facilitan el voraz
acaparamiento capitalista del territorio, que denunció Lenin, destruyendo el
equilibrio natural y haciendo inhabitable La Tierra, todo ello agravado por el
nuevo germen de aumento de la desigualdad consistente en que el 1% tenga el
control privado, no público de cosas tan naturales, lógicamente colectivas
como, además del territorio, la propiedad intelectual, las vacunas, ¡ay, la de
la covid!, la -que se anuncia demoledora- inteligencia artificial,…, todo ello agravado
por la patológica debilidad del movimiento obrero tradicional -miremos a
CC.OO., UGT o el resto-, empeorando aún más nuestra correlación de fuerzas con
el capital que, o nos ponemos, ¡ya!, serios o ha perdido -de modo definitivo- la
fuerza del trabajo, que sufre campañas tan vergonzosas como la que, para manipular a los niños, el futuro, tiene
encelada hace años a la, en especial, manipuladora ONU, sierva -siempre clara-
de los pocos, el 1%, el destructivo capital, lo privado y enemiga del 99%, lo
público, alguna de cuyas -capciosas- viñetas reproduzco e -indignado por la
torpe manipulación infantil- comento
Me adhiero
en especial a lo que dicen Toni Negri y Michel Hardt, resumo a mi manera y
grandes rasgos esa parte de su disección del marxismo, su análisis de la
propiedad y su estrategia político para el cambio social en especial en la
trilogía, 2000-2009, “Imperio”, “Multitud“ y “Commonwealth”,
en la que explican cómo la evolución del capitalismo hace, para ellos,
ineficaces las viejas ideas socialistas y comunistas, por lo que su objetivo es
repensar la política en el actual marco de la globalización capitalista, cuyo
desarrollo tiene, dicen, tintes más prometedores que preocupantes para quien
sepa ver su corriente oculta, pues “el
Imperio gestiona identidades híbridas, jerarquías flexibles e intercambios
plurales, modulando sus redes de mando.“ y “los distintos colores nacionales del mapa imperialista del mundo se han
mezclado en el arco iris global del Imperio”, todo ello convertido en una
realidad planetaria, lo que se opone a las teorías marxistas del imperialismo al
sostener que, “si el Imperio tiene un
poder real de opresión, presenta sobre todo un potencial de liberación, que hace
caducas las viejas hipótesis políticas de superación del capitalismo, estando
ya en marcha la desaparición de éste”, de lo que deberíamos tomar nota, “reorganizarlo y reorientarlo hacia nuevos
fines”, a partir de que la clase obrera ha desaparecido como realidad sociopolítica,
hay que cuestionar la autonomía de la propiedad y valorar lo que el trabajo
inmaterial, hoy generalizado, tiene de “interacción
y cooperación sociales”, a diferencia de las viejas formas del trabajo controlado
por otros, por lo que ser comunista hoy sería, ante todo, estar “contra el Estado”, contra las formas
públicas de la propiedad al tiempo que contra las privadas, algo de apariencia complicada
que, al estar ahí, obliga a, si queremos y tenemos lo que hay que tener,
hacerlo frente.
Es modo actual
de deleznable actuación con la propiedad pública la rastrera forma en que lo
que llaman ONU, servil con el peor poder, hace campaña, ¡entre los niños!, a
favor de un mundo que perpetúe, incluso empeore lo actual, tratando de
imponernos que, al tiempo que nos martillean con irracionales anuncios del
vehículo individual o que, como idiotas, gastemos dinero, regalemos el sudor
que cuesta ganarlo, en ir lejos unos días, que debemos, al contrario de gobiernos y
capital -el año 2022 fue el peor- emitir menos CO2, que estamos obligados a
reciclar los penosos restos de lo que, idiotas compulsivos, consumimos o que apoyemos
el negocio de “ellos”, de ese 1%, sus
polígonos industriales eólicos o mares de placas solares en los montes comunales
para que, adueñándose de viento y luz, de todos, públicos, destruyan medio
ambiente, biodiversidad, ecosistemas, sanos, ancestrales modos de vida, al 99%,
a nosotros.
Se agrava,
ahora, lo que –consentido, aplaudido- Franco llamó la “pertinaz sequía” que, masacrando lo público, creo que aún no se ha conseguido
pescar el “campanu”, primer salmón -ya
no remontan- de nuestros resecos, calientes ríos o el ridículo de las
insolventes ministras que hacen la ola al guapo engolado hortera de bolera, su jefe
de planta Sánchez, prototipo del “idiota”
que diseccionó María Zambrano y nos agrede con totalitarios decretos-leyes, consentido okupa de La Moncloa -sucesor de Rajoy,
Zapatero, Aznar, Felipe, Calvo Sotelo, Suárez, Franco, aunque éste viviera en
El Pardo y los que vengan, ya pocos- causando las sonoras, humillantes
carcajadas del capital, los fondos internacionales amorrados en Ferrovial, a los que, ignaras, lloraron
que actuaran como “progresistas majos”
en lugar de, con las elecciones tan cerca, guiarse por su privado interés….¡es
el capitalismo, idiotas!, o, la representación más gráfica de lo que hoy significa
“lo público”, los difusos, confusos fondos
“next generation”, ¿de dónde vienen y qué daños causaran a la “next (próxima) generatión?, material de regalo útil para la campaña electoral o
caros abalorios para indios, cuyos nocivos efectos ocultos -¿para qué usar
letras?- tras falsos números estadísticos a gusto del promotor, infaustos
números que, aquí cerca, incluso permiten que, junto a lo de las carreteras, lo
de Comillas, Sniace, la Naval, el caos sanitario, la corrupción
energética/eólica, el despilfarro del MUPAC, ¿qué pasa con Vuelta Ostrera, lo
del fibroyeso, las viviendas ilegales,…?, el protofascista Revilla aún
administre (¿) lo nuestro público conviviendo con -el Tribunal de Cuentas dixit- la “falta de transparencia de las empresa públicas” ¿No habría que
hacer, ¡ya!, algo?+
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