domingo, 16 de agosto de 2020

118 Los domingos cavilar Covilación 33 Perder el tiempo: libertad o miedo Fernando Merodio 16/08/2020

 118 Los domingos cavilar

Covilación 33

Perder el tiempo: libertad o miedo

Fernando Merodio

16/08/2020

“Creo que fue Kant quien ya advirtió contra eso: “Nunca discutas con un idiota: la gente podría no notar la diferencia”. Sin embargo, a veces es inevitable desoír ese consejo, por ejemplo cuando los grandes imbéciles te están matando” (Javier Marías. “Asesinos memos”)

Me dicen que hay quienes -no los conozco- afirman que, al cavilar y hacer uso de mi -personal- forma de raciocinio y mis -aún más- particulares saberes, "pierdo el tiempo", pues las cosas están claras, muy consolidadas, lo que aconseja confinarse, llevar mascarilla y taparse, si nos lo exigen, hasta los ojos. Obedecer.

Todo el que piensa, en especial el corruptor, sabe que vivimos tiempos de lenguaje perverso en que viejos conceptos vitales tan aparentemente claros como paz, libertad, progreso, cultura, terror,... o, más recientes, pandemia y coronavirus, sugieren cosas diferentes a personas distintas, incluso a la misma en situaciones dispares, haciendo difícil el debate y la toma de decisiones sobre asuntos de interés general.

Para tomar decisiones siempre pesó, en especial ahora, el terror, fobia mayor, miedo muy intenso que, en especial a partir de la Revolución Francesa, es método de acción con fines concretos que hacen difícil, casi imposible, discutir, valorar, definir,... con eficacia neutral qué es tal terror y cuáles sus objetivos políticos, sociales, jurídicos, culturales,..., (pre)ocupándonos el uso interesado que hagan otros -no nosotros- de esos métodos y estrategias para generar terror con fines de dominación, siendo tal (pre)ocupación tanto mayor cuanto más desconocido sea el fin que persigue quien lo provoca, lo que exige buscar explicaciones/soluciones -a ser posible- no maniqueas, sin limitarnos a intentar aparecer como víctimas abstractas de tales maniobras y métodos, hoy tan difusos y oscuros que su centro y control puede estar en cualquier sitio, lo que nos obliga a buscar el objetivo y alcance de la amenaza, valorarlo, diagnosticarlo y, a partir de ello, darle una respuesta adecuada pues, según Rafael Argullol este es un mundo de sospechas alimentado por el miedo, para el que, sin duda, la mejor solución es “salir de nosotros y mirarnos”.

Además de la de siempre, la física ajena de origen indeterminado, que provoca una fácil y peligrosa exacerbación de la sensibilidad social, crecen hoy -¡cosa del poder de los medios de (in)comunicación!- otras formas de violencia que causan muy diferentes terrores utilizables como medio de acción política, económica, religiosa,... al manipular el potencial desajuste que causan con sus formas, situaciones que repercuten tanto en los otros como, también, en nosotros; los campos de exterminio nazi, estalinistas, yanquis,..., la represión de Franco, Pinochet, Videla,..., los bombardeos de Hiroshima, Nagasaki y tantos otros lugares, el napalm,... y ahora, en todo el mundo, el útil, ignoto, sobredimensionado,... virus que usa el poder real, económico -manejando la política y los medios de comunicación- para hacernos dúctiles y maleables, sumisos, con la boca y la nariz tapadas, hablando poco, fumando a escondidas,..., humillados por el terror que es generado de modo ilegítimo por un poder abusivo, incluso totalitario.

Las enormes desigualdades socio-económicas, la injusticia laboral, el (des)empleo precario, la pobreza miserable,... amplifican el miedo, el terror, como método para violentar voluntades y forzar de modo irresistible las conductas de la mayoría, en beneficio de quienes lo generan al socaire de la abusiva, inexplicable superioridad cobarde que emana del dinero, del capital y la ausencia de un eficaz reproche social.

Las religiones, entre ellas por supuesto la católica, han sido -y son- doctrinal e ideológicamente justificación de persecuciones (las bíblicas, las cruzadas, la inquisición, los holocaustos, Bin Laden, el yihadismo,...) que, con fines ajenos a los religiosos, han generado terror, puntualizando Antonio Elorza que, quizás, la única forma religiosa que no hizo uso de la violencia y el terror esté en Grecia, donde “los dioses debían amoldar su conducta y someterse al juicio de la razón humana”.

Lo mismo que no encuentro causa lógica que explique el irracional valor dado a las distintas formas y métodos del terror no veo razonable que determinados hechos diarios -los efectos del calentamiento y el deterioro ambiental que genera el hombre y llaman "progreso", los destructivos efectos de esa cosa estúpida que llaman "turismo", las muertes por accidentes de tráfico, las guerras, el atroz hambre,...- no provoquen una iracunda -lógica- reacción en su contra y lo atribuyo a razones pseudo-culturales impuestas desde el cotidiano poder venal que nos condiciona.

Las respuestas política, social, jurídica, económica, diplomática, militar,... a los métodos del terror han sido -y son- en general ineficaces e identificar, como hacen -en el peor sentido- los políticos, el miedo global con el que sufrimos nosotros es, además de injusto, ineficaz, pues hacer frente al terror nos exige análisis que le de explicación, respuesta intelectual, pues, decía Leonardo da Vinci que “la práctica siempre debe ser edificada sobre la buena teoría”, siendo, según Giovanna Borradori, objetivo último del fatigoso pensar encontrar ideas contra el irracional miedo que rehagan la confianza y mejoren las condiciones materiales y culturales, algo que no lograremos culpando de nuestros males al otro, atemorizados, y solo llegará apoyándonos en el fértil legado de la Razón, la Ilustración y las revoluciones, teniendo claro que “la búsqueda incansable de una perspectiva crítica debe arrancar del examen de nosotros mismos”, un camino en el que nos han apoyado -y apoyan-, pese a quien pese, entre otros, Freud y Marx.

En lo concreto, aquí ahora digo que hay que ser muy sumisos -e idiotas- para, en la situación de irracional, injustificado terror que los poderes están generando en el mundo con un pequeño virus, soportar tres primeras páginas del -insoportable poder oculto tras- El Delirio Montañés -terror (des)informativo permanente, como el resto de los medios- contándonos -de cuento- que en 15 días de agosto han muerto por el virus tres personas de ¡84, 93 y 97 años!...., declarándolo motivo para que en toda España, envidiando a Galicia con lo del tabaco, se prohíba, totalitarismo, fumar.

Salir a la calle empieza a dar miedo y ver a la mayoría de conversos enmascarados hasta el borde de los ojos vigilando, agrestes, si el resto vamos bien embozados o mal me recuerda "Night of the living dead", "La noche de los muertos vivientes", serio film, 1968, en el que un dispar grupo de supervivientes -de no saben qué- se refugia en una granja para no ser aniquilado por la fanática tropa de gentes que, por causa ignota, formalmente muertos han regresado a la vida y pretenden devorar a los que no son parte de su hereje secta, por estar -más o menos- vivos desde que nacieron.

Aquí ahora, los "progresistas" de la mercantil Sánchez, Iglesias & Co y el cazurro Revilla pretenden aterrorizarnos -sin duda, alguien lo han mandado- y, al tiempo que nos confinan, nos vigilan con los "rambos de bolsillo" del ejército y las varias policías y nos acoquinan con multas de la -antaño- denostada "ley mordaza", nos tapan boca y nariz, nos prohíben fumar y salir por la noche,..., son peores que su -ahora, no cuando estaba vivo- enemigo Franco, mientras los distintos gobiernos dan ilegal salida, en estampida, a las leyes que le exige, siempre todopoderoso, el aborrecible capital.

Ha estallado, ya, una cruenta guerra, en la que habrá muertos, entre los amigos del miedo y quienes defiendan las libertades ganadas y aunque, repito, los siervos -por ejemplo Castañeda, ahora dicen no ser partidarios de identificar, como antes, a quien disiente, bastándole con que haya más, mucha más policía- alardeen de que las cosas están muy claras, consolidadas y debemos confinarnos, llevar mascarilla y taparnos, si el poder lo ve preciso, hasta los ojos, obedecer al patrón, al que paga… lo mínimo, frente a lo que otra vez, como casi siempre, digo ¡¡NO!!, me alisto en una de las bolsas de resistentes que proponía John Berger y, con fatigoso empeño del que otros se aprovecharán, denuncio a Revilla y a los "progresistas" con los escritos que, ya en trámite, uno por si alguien -no- quiere perder su tiempo, los lee y pelea.

Denuncia ante Fiscalía TSJC

Atropellos Ministra Transición Energética 1

Atropellos Ministra Transición Energética 2

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