domingo, 28 de junio de 2020

111 Los domingos, cavilar Covilación 25 Del robo, también, del agua Fernando Merodio 28/06/2020

111 Los domingos, cavilar 

Covilación 25 

Del robo, también, del agua 

Fernando Merodio 

28/06/2020 

"Santander se asegura el suministro de agua con la transferencia de cinco hectómetros cúbicos del pantano -del Ebro-" (José Ahumada. El Delirio Montañés. 19.06.2020). 

"(...) ahora que el terrorismo se ha agotado como justificación de las medidas excepcionales, la invención de una epidemia podría proporcionar el pretexto ideal para ampliarlas más allá de cualquier limitación" (Giorgio Agamben, "El estado de excepción provocado por una injustificada emergencia"

El estado de excepción, la fabulosa emergencia y un selectivo control sobre los medios de comunicación, nos obliga, de nuevo, a ser -estupefactos- testigos del más inexacto alarmista conteo diario, uno a uno, de los contagiados entre millones de potenciales víctimas a las que -dicen- un rudimentario bozal e incomunicarse aleja del -también dicen- terrible zarpazo de un brumoso, impalpable virus, generando temor, desconcierto global que sirve para que los de arriba siempre se apoderen de lo que, de algún valor, les conviene, ahora el agua. 

Es cierto que en la Tierra abunda el agua, su volumen total se estima en casi 1.400 millones km3, si bien al ser el 97% salada, no potable para el ser humano, y del 3% restante, dulce, solo un 30/40% es líquida y accesible para el hombre, únicamente 1% del agua total, el de los ríos, lagos, corrientes subterráneas,..., natural o depurada, es apta para el consumo humano, por lo que, siendo un bien necesario y, además, escaso, la lucha contra esa escasez es uno de los grandes retos de cara al -más que nunca- incierto futuro, resultando alarmante, además, su injusto reparto -más de 1.700 millones de personas viven con escasez y estrés hídrico y 3.300, a causa del injusto reparto de existencias mundiales, la presión demográfica, la contaminación, la sequía,... y ahora el cambio climático no disponen de servicios de saneamiento-, lo que, para la OMS, es causa del 80% de las enfermedades en las regiones en desarrollo, anemias, cólera, disentería, dengue, malaria, fiebres tifoideas... y provoca la sobreexplotación/destrucción de los ecosistemas de los que se extrae. 

El vital derecho al agua es, primero, humano, individual y aunque, absurdo, no se cita expreso en las grandes declaraciones -los países que las redactan y firman no sufren el problema-, está implícito en los textos internacionales al ser exigencia para el disfrute de otros, siendo, en segundo lugar, colectivo, de los pueblos, eso sí recogido desde 1962 en la Resolución 1803 (XVII) de la Asamblea General de la ONU y, a partir de ella, en diversos pactos internacionales. 

El uso del agua para fines distintos a la navegación fue regulado en una Convención aprobada por la Asamblea General de la ONU el 21 de mayo de 1997, no entrando en vigor hasta el 17 de agosto de 2014, obligando, desde abril de 2016, a 36 estados, y fijando en su artículo 10 que todo conflicto sobre tal uso se resolverá "teniendo en especial en cuenta la satisfacción de las necesidades humanas" básicas de los afectados, incurriendo en el lamentable y flagrante absurdo -muestra de los concretos intereses que protege la ONU- de situarse dicha Convención por detrás de los acuerdos previos y señalar como únicas obligaciones claras, "cooperar", artículo 8, y "no causar daños sensibles a las fuentes de recursos hídricos, compartidos o no", artículo 7, si bien, la evidente necesidad de cuidar y gestionar de modo sostenible las fuentes de nuestros recursos hídricos hizo que el israelí Simón Peres afirmara: "Hablemos de territorio y haremos la guerra, hablemos de agua y haremos política". 

Todo ello certifica el grave atropello local próximo de que el Ministerio para la Transición Ecológica de la "progresista" Teresa Ribera publicara en el BOE el 16 de junio una Resolución de 27 de mayo de 2020, de la Dirección General de Evaluación Ambiental, con la declaración de impacto ambiental, DIA, del proyecto "Ampliación de la central hidroeléctrica reversible de Aguayo-Aguayo II", en Cantabria”, (ab)usando de la incontrolada devastación que el “confinamiento/estado de alarma” causa en libertades, derechos y estados de ánimo muy consolidados en la -aun lastrada por el miedo que impuso Franco- estructura social española generando, junto a la extrañeza lógica de los ciudadanos comprometidos, alarma, indefensión e inseguridad jurídica en organizaciones locales que, sin ánimo de lucro, defienden el territorio, (pre)ocupadas en frenar los muy graves daños globales que causa el cada día mayor conchabeo de las corporaciones transnacionales -origen del actual caos- con las organizaciones -hoy casi mercantiles- que agrupan a quienes, serviles u opresivos con unos u otros, han hecho de la política su lucrativa profesión. 

Se trata de un proyecto presentado el 16 de agosto de 2011, ¡hace casi 10 años!, sin justificación actual, ilegal y con muy dañino impacto, de llevarse a la práctica, en la vida humana, la biodiversidad y el medio ambiente, lo que exige en su trámite un rigor, información y participación política ciudadana superiores a lo habitual, contrarios a la muy grave evidencia dolosa de que tan importante decisión política, además de incumplir la Ley de Evaluación Ambiental de proyectos, es ilegal y se reinicia, en lóbrego silencio, tras años dormida, aprovechando que los derechos y libertades de afectados e interesados están limitados por un excepcional estado de alarma. 

La extemporánea DIA concede a Repsol, multinacional del gas, no a E.On o a Viesgo como ahora dice la resolución, 10.000 Hm3, más de la mitad de los 19.478 del volumen aprovechable de agua del embalse de Alsa, que regula el abastecimiento a la población, 265.000 personas, y el suministro industrial de la cuenca del río Besaya y, además, el pasado y seco verano, fue utilizado para evitar que sufriera restricciones la ciudad de Santander; de ese embalse, depósito de un bien común escaso, mientras Illa, ministro de Sanidad, represor mayor, y Rufián, independentista enemigo del resto, en medio de “la alarma” provocada por ellos, se rozan, tocan y ríen sin “bozal” en el Congreso (ver página 14, El País, 26.06.2020), ante una sociedad ensordecida por el estentóreo silencio de Revilla, Martín y los ayuntamientos de Santander, Torrelavega, Corrales,…, junto a ecologistas, sindicatos, ciudadanos e industrias, cuando el “progresismo” de la pomposa, hueca y falsa Transición Ecológica pretende regalar, ilegal, a Repsol, cruel transnacional del “sostenible” gas, nuestro agua escasa. 


Al tiempo, evidencia del dolo que lo pudre todo, tres mínimas, sigilosas noticias en la corrupta prensa: “Santander urge a Cantabria una solución ‘definitiva’ para el abastecimiento de agua”, 25.05.2020, “La CHC prorroga la autorización para derivar el agua del embalse de Alsa al abastecimiento de Santander”, 27.05.2020 y, la guinda en El Delirio, 19.06.2020 y como siempre, “Santander se asegura el suministro de agua con la transferencia de cinco hectómetros cúbicos del pantano -del Ebro-“, triunfalista y falso titular de lenguaje pervertido que el interior del texto contradice, ¡casi nada!, pues “(…) está pendiente de que el gobierno aragonés -opuesto- presente su informe, antes de que se elabore el dictamen definitivo, previo a la aprobación (¿) por el consejo de ministros, que podría producirse en julio”, un texto de José Ahumada, -dicen que- periodista, uno más para la magnífica y tétrica “Historia universal de la infamia”, de Borges; y, en torno a todo ello, conviven silencio, silencio, silencio,…, bozales y miedo. 

Lo de hoy con las relaciones sexuales domadas, el bozal, inhibido el contacto,…, recuerda, lo siento, 1933, hace 87 años, a Wilhelm Reich, marxista, autor maldito de títulos tan influyentes en mi juventud como “La función del orgasmo” y “Psicología de masas del fascismo”, vinculando el -en apariencia- misterioso éxito de los movimientos totalitarios, en concreto entonces del nazismo, el fascismo, el comunismo soviético,…, a la represión de instintos en la mayoría, lo que generaba frustraciones y carencias que -los reprimidos- trataban de compensar sumándose a los movimientos autoritarios en que el líder/padre/patrón las suplía a nivel político. Aviso actual del peligro.

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