viernes, 22 de febrero de 2019

Deconstruir el procés (3) El mandato ciudadano Fernando Merodio ALERTA 22-02-2019

Deconstruir el procés (3)
El mandato ciudadano
Fernando Merodio
ALERTA 22-02-2019
El espectáculo del juicio empieza a perder la batalla frente a unas inanes elecciones y, salvo vistosos "incidentes" en estrados, su presencia disminuye en los titulares de los medios, evidencia de una general torpeza al no ver, por encima de una inane alternancia electoral entre similares, el riesgo evidente -simbólico y real- de lo que se juzga y el disparate que es sepultar tan graves hechos bajo engaños, pactos y olvido. 
La bipolar estrategia defensiva abre grietas y ayuda a deconstruir el procés cuando Jordi Turull y algún otro -mejor preparados que los fiscales- se defienden alegando haber cumplido las obligaciones de su "contrato social" -que, al ser políticos, supongo más rígido y exigente en el respeto a leyes y órdenes judiciales que el mío- pues están obedeciendo, dicen, un "mandato ciudadano". Ya que el contrato social genérico que acatamos casi todos en lo esencial es claro y público y no lo es su auto-exculpatorio mandato, en el juicio podrían fijar quiénes y cuántos son sus mandantes y documentar -para probarlas- las concretas órdenes que, porque les atan, sirven para excusarles, siendo en especial leales y exactos al detallar la relación entre el mandato y la constitución, apoyo/obligación hasta para ellos, que la han votado y jurado.
En "El orden del día", premio Goncourt 2017, Eric Vuillard narra aspectos -no muy- ocultos del ascenso del escalofrío nazi al poder y, tras explicar algo tan sabido como el papel de Basf, Bayer, Agfa, Opel, Siemens, Allianz, Telefunken,..., razona que las empresas no mueren como los hombres, son cuerpos místicos que perennes pueden pactar con cualquiera, detalla cómo Hitler humilló a las autoridades de Austria antes de someterla por la fuerza, tras que su débil y tiránico presidente, Schuschnigg, tuviera el dramático error de pensar poder vencer al führer con sus "objeciones de derecho constitucional" pues, abogado, creía que las constituciones, "como las matemáticas, no permiten hacer trampas"; Hitler le demostró en días que no era cierto, sufriendo los duros corolarios del error, no el ignaro político, todos los austriacos.
Hitler derribó la hegemonía normativa de la constitución en Austria con amenazas respaldadas por la fuerza, Junqueras, Turull, Romeva, Rull,... intentan, con amenazas pero poca fuerza, sustituirla por lo que dicen pide -parte de- su sagrado pueblo, o sea ellos y, con apariencia impune, repiten que "no es un texto sagrado escrito en piedra" y "se puede adaptar a los cambios",... cuando y como ellos quieran.

El juicio y la deconstrucción del procés me acercan a Vuillard, a cómo narra lo ocurrido en Austria en mil novecientos treinta y tantos y me sugiere que, en otro nivel ahora, en una Cataluña lugareña y egoísta se empieza a percibir, como allí entonces, el tufo de una "propaganda repetitiva y vulgar" junto al "aspecto pegajoso de los trapicheos y la impostura" y, aún peor, algo de "amenaza brutal", no un leal mandato ciudadano o un juego.

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