Deconstruir el procés. 1
Técnica de
golpe de Estado
Fernando
Merodio
Alerta 14-02-2019
Acepto el
envite de opinar dos veces por semana y hacerlo política y jurídicamente acerca
de lo que ocurra en Madrid, en el Tribunal Supremo, en torno a los hechos del ámbito
del referéndum de independencia de Cataluña de 2017, el mediático 1-O, y para
ello intentaré deconstruir en el
trámite del juicio penal contra algunos dirigentes lo que fue -y es- el procés, sabiendo que no es posible una
única lectura de cualquier episodio, texto o concepto, en especial éste, pues hay
casi tantas lecturas como lectores, así que a lo largo del juicio habré de aplicarme
en aclarar el significado esencial, tema, contenido, contexto,... de ese procés tratando de fijar la
representación mental o concepto que, para mí, encarne tal significante.
Para ello
parto de la base de que, tal vez, mucho de lo que pienso será desmontado por lo
que viva los próximos meses y aclaro que ahora identifico lo ocurrido en torno
al 1-0 en Cataluña con una noción, sólo sociopolítica que no vinculo a efectos jurídico
penales; me parece, llanamente, que una minoría usó la técnica de un intento de
golpe de Estado, aun latente, al que hoy tampoco califico desde un plano ético,
pues según circunstancias, razones, objetivos,... me cuesta criticar en otros
casos tal intento de cambio. Veremos en éste.
Para
clarificar ideas, acudo a Curzio Malaparte, que en Técnicas del golpe de Estado, 1931, analizó distintos putsch o intentos habidos en Europa entre
el 18 de Brumario de Luis Bonaparte y la Marcha
sobre Roma de Benito Mussolini y muestra cómo, desde cualquier punto del
espectro ideológico y apoyándose en el uso espurio de la legitimidad que emana
de la norma que infringen, hay grupos que se apropian -o lo intentan- de la
maquinaria estatal, con o sin violencia, para modificar la estructura del
Estado, concentrando su fuerza en puntos sensibles de los servicios públicos o
los distintos aparatos.
Analizo momento
y circunstancias de este intento de putsch,
insisto que aún latente, y veo que en el territorio en que los sometidos a
juicio eran autoridad rigen dos leyes, Constitución y Estatut, aprobadas en
Cataluña de forma más mayoritaria que en toda España, que definen normas que, me
parece, admiten incumplir, violentando tanto la confianza de la gran mayoría
que no piensa igual que ellos como parte básica del contrato social que les convirtió
en porción voluntaria de un, con defectos y límites, Estado democrático de
Derecho que, de momento, los incluye.
Esa deslealtad
genera serios riesgos al resto en temas importantes y entiendo que justifica el
juicio; poco a poco, al deconstruirse
el procés, además de ver en la sesión
inaugural que no han sido un bloque simbólico, han ejercido con amplitud de
tiempo, fondo y forma su defensa jurídica y política y me sugieren estar distanciándose
de la calle, diré si -me parece que- cometieron delitos y, en su caso, cuales
fueron.
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