Lo cotidiano.99
De la celebración
Fernando Merodio
13/04/2025
El
pasado día 10, Miguel no subió directamente a mi casa para comentar lo último
hecho y avanzar en nuestro único objetivo, que el voraz 1% no implante ni un
solo molino en los montes de nuestro territorio, propiedad en mano común de
vecinos y pueblos, no de la Administración, concejos, juntas, municipios,
gobiernos,… y, a diferencia de todos, absolutamente todos los jueves no venía él
solo desde Usánsolo, próximo a Bilbao donde trabaja como cartero rural, lo
hacía con su mujer, en el coche de ella, dejando en su casa el fatigado monovolumen
particular del trabajo en que viene siempre, llamándome, no lo hace nunca, desde
Cuatro Caminos para decirme que dejara lo que estuviera haciendo y bajara a la entrada
de mi casa en General Dávila, pues feliz, más que contento, quería invitarme,
sin Rosa, a cenar, junto a su mujer, en un bonito restaurante en
Guarnizo/Maliaño/Astillero. ¡Un lujo!
El Roto 12.04.2025
Lo
que la Plataforma trata de evitar
¿Qué
quería celebrar Miguel? Que el día 7 habían notificado a la Plataforma el primer fin/sentencia que,
tras 15 años de fatigosa brega, ha asentado, de facto y en Derecho, que el cruel, gigante 1% no pueda plantar
dañinos molinos, la primera sentencia de los muchos contencioso-administrativos
que ha promovido contra -hace política- la feroz codicia depredadora del
capital y, aunque hay quien no lo cree -la fe de los bobos- precedente de nada,
ha ganado, pese a que el tribunal -sin duda errado- no haya entrado a valorar
el resto de los numerosos, sólidos motivos de nulidad que ella ha alegado, pareciéndole
bastante sancionar algo, ¡eso sí!, tan vital para -e ignorado por- la -que dicen-
democracia, como es la falta de participación informada desde antes de iniciar el
trámite administrativo, de modo que se determine la conveniencia o no de lo
pretendido, en base al esencial Convenio
de Aarhus y la española Ley 28/2006
que, incorporando las Directivas
2003/4/CE y 2003/35/CE, lo transcribe
como garantía de vitales derechos de acceso a la información, a la participación
pública y a la justicia gratuita en defensa del medio ambiente, Convenio y Ley en cuya difusión y exigencia
ha estado volcada los últimos 15 años la seria, eficaz Plataforma, chocando al andar con visiones
tan ignaras, pútridas como la de aquel Director regional de Industria que, al
exigírsele el cumplimiento de “Aarhus”,
se limitó a preguntar: ¿quién es ese?
El Roto
Pretensión
de los gigantes Iberdrolo, Edpo, Endeso,…
y sus amos
La Plataforma habla de -y practica- la
lucha del sabio, humano querer más pegado a la tierra de todos que hay que
proteger frente al cruel, injusto, excesivo poder insano del capital mal
acumulado, la iniciaron, hace 15 años, en un bello, -casi- deshabitado valle
montañoso del sur de nuestro territorio regional y, justicia poética que aún existe
en algún caso, la primera sentencia que niega al capital el derecho a plantar
en tierra de todos gigantescas, dañinas infraestructuras eólicas que -con Bildu
dejándome, el martes, estupefacto en una charla al justificar su necesidad con,
como en todas sus turbias, funestas causas, demagogia- libra al municipio familiar
de Miguel, Valdeprado del Río, donde un cacique/alcalde otorgaba hace años, contra
los vecinos y con oposición de la Plataforma,
una ilegal “compatibilidad urbanística”
para, en la montaña ganadera y agrícola del sur, no criar vacas ni cultivar
alimentos de la tierra, sino plantar agresivas, dañinas, gigantescas
infraestructuras que permitirían al capital injustamente acumulado enriquecerse
-aún más- generando innecesaria energía en un mundo que, agonizante, exige austeridad.
Coda
sobre noticias que, pareciendo buenas, podrían ser malas o viceversa.- Podría ser mala la sentencia, de apariencia
tan buena, que -por falta de participación informada- prohíbe al gigante Edpo llenar de -también gigantes- aerogeneradores
las montañas de Valdeprado. domicilio, junto a -entonces- otros muchos, de los
ancestros de Miguel, por no valorar el resto de argumentos de la nulidad, como la
falta de Evaluación Ambiental Estratégica
de todas las solicitudes, el caótico, ilegal cúmulo de proyectos, no haber
evaluado sus sinergias, daños en espacios protegidos o la conectividad,… y
también podría ser anuncio de algo malo la inexacta valoración vacua realizada
por el Tribunal al decir que “la ausencia
de Evaluación Ambiental Estratégica (…) no puede ser achacada al Gobierno de
Cantabria exclusivamente”, pues, aunque ello fuera cierto, la Ley y el TSJC y TS que declararon
nulo el frustrado intento de regalar, de forma ilegal, 1400 Mw, mediante el
llamado “concurso eólico”, taxativos
exigen que, antes de autorizar la implantación industrial, hay que planificar y
evaluar los impactos de lo planificado, lo que hoy, casi 15 años después, aún
no se ha hecho, no debiendo, ilegalmente, “poner
el carro delante de los bueyes”, mientras que en el lado opuesto, el de la
noticia que, pudiendo parecer mala, es excelente, tenemos el -que alguien puede
creer- triste informe de que noséqué academia de fútiles nadas no admita entre
sus miembros a El Roto, lo que para
mí -más que lógico- fue motivo de la enhorabuena que transmití, tras saberlo, a
Andrés Rábago y Guadalupe, leyendo luego cómo Carlos Boyero en su “¿El Roto en alguna academia? No me joda”
que, tras compararle -de algún modo- con Bartleby, el escribiente que “preferiría no hacerlo”, dice que: “Le basta con tener cotidianamente la
admiración, la necesidad y el amor de tantos lectores que no creemos en casi
nada. Miento. Sí creemos en usted, terapéutico, feroz y maravilloso El Roto”.
En uno y otro caso, pues eso.
El Roto 11.04.2025
Y viceversa
Tanto
por perversión del lenguaje como por el inmenso poder de la mano que mece la cuna
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