sábado, 15 de febrero de 2025

Lo cotidiano.91 Vivienda, trabajo y otras mordazas Fernando Merodio 15/02/2025

Lo cotidiano.91

Vivienda, trabajo y otras mordazas

Fernando Merodio

15/02/2025

Estoy saliendo de la primera, dura gripe de mi vida, tengo -casi- 80 años, Rosa se fue dejándome -casi- solo, melancólico, por fortuna no en la calle, en el piso que compramos en 1972, y -un amigo- me dice al oído con pícara sonrisa cómplice que la coyuntural rubia teñida, delegada de nosequé pútrido gobierno de golpistas, egoístas, amigos de asesinos,…, enfrentados a los jueces, que ocupa el viejo, soleado pero lúgubre despacho que en viejos, infaustos años ocuparon ignaros, sucesivos los gobernadores civiles -y militares- que designaba el caudillo al que -casi- nadie  combatió y hoy tantos recuerdan, delegada que parece recién salida de la “pelu” y pretende quedarse, aplicando mal -ni eso sabe- la vieja, ya no denostada ley mordaza, con 600 € míos, algo más que los quinientos y pocos que, caritativa pensión no contributiva, me da su gente -¿gentuza?- para comer todos los meses y se cree -ya saben, fe- con derecho a hacerlo porque, a mis casi 80 años -ya sin dientes ni muelas- no llevaba el D.N.I. en la boca cuando un par de guardias cerriles del puesto de Espinilla ponían el peligroso armamento que -sin otro mérito, dicen- los diferencia del resto, al servicio de -la no denuncia de- una secretaria municipal -hoy huida- y el vitalicio cacique del ayuntamiento de Valdeprado del Río en su delictivo afán por robar, tras disolver falsariamente el Concejo Abierto de Arcera-Aroco, el M.U.P. en mano común nº 250 del C.U.P., de exclusiva propiedad del pueblo, de sus vecinos, lo que a los guardias cerrilles del séquito de la delegada, preocupados por mi D.N.I., importaba menos que un pito, pues su tarea -y la de su jefa- es, ¡ay, la ley mordaza!, otra.

Tales hechos acaecían en noviembre de 2024, hace ya tres meses, ¡cuánta desidia incluso para sancionar al enemigo!, cuando en la plaza de Arroyal hacía frío y hoy recuerdan cómo en 2014, diez años antes, unos cientos de vecinos de Torrelavega, sin atender a lo que me cuesta acomodar la rapidez con que me acuden -¿o acudían?- las ideas a su expresión hablada, escucharon atentos mi opinión sobre la -entonces- denostada ley mordaza, tan útil luego para que Sánchez, so pretexto de una opinable pandemia, nos cerrará en casa con mordaza mientras, torpe, Begoña intentaba organizar su fracasado tinglado y las eléctricas, solares, eólicas,… acaudilladas por, peligrosa y dañina, Teresa Ribera hacían lo propio, dejando yo, repito hace ya diez años, una intervención que, sin duda molestó al pretor, gustó a muchos y, hoy, reproduzco y suscribo íntegra para quien aburrido o asqueado por los hechos posteriores, tenga tiempo y quiera leerlo, mientras, al recordarlo, vibro con la leve risa compulsiva del “perro pulgoso”.

Lo que, en 2014, opinaba Merodio, yo, sobre la “ley mordaza”

Todo ello viene de lejos, lo adornábamos con la belleza poética de Franco Battiato y su Prosppetiva Nevsky, la batalla sobre el hielo, Serguéi Mijáilovitch Einsestein, el Acorazado Potemkin, sus montajes, la revolución, el joven, el cine fórum, la escalinata de Odesa, la madre y el niño en riesgo, los guardias rojos expulsando lobos y viejas que rezaban el rosario, Nijinsky e Igor Stravinsky y, en especial, lo difícil que era disfrutar del amanecer si, como ocurría entonces, éramos pocos y la noche tan oscura, para ahora, con casi 80 años, ya sin la sólida compañía de Rosa y con la risa boba que me genera el anuncio de  una multa de 600 € por una falta tan -poco- grave como no llevar el D.N.I. en la boca -¡ay, ley mordaza!-, como exige la ignara rubia de cuota que ni sabe que si mi falta fuera tan grave como ella dice, la multa sería -en su grado mínimo- de 601 €, no de 600, y si la sanción propuesta es, por contra, de 600 € ello significa que -el horror causado- es leve y -para asustar, impone la multa en su grado máximo, pareciendo ignorar que ya en 1970, colegiado como abogado en Madrid a mis 26 años, por ser malo, sus mayores me condenaban a 18 meses en la marina, tras años amenazado por -ya entonces- la guardia cerril y la gristapo, obligándome a jugar a los soldados, un juego del que, como hoy, siempre han vivido bien unos cuantos,…, para acabar, 50 años después, en Sánchez y su sicopática, patética ley mordaza.

Edulcorábamos lo duro y amargo que era con belleza

Aunque parezca imposible, todo se puede empeorar, puede parecer mentira pero lo cierto es que si en aquel entonces quienes, sin haber ido a la universidad, en 1970 eran obligados a jugar conmigo a los soldaditos, tenían un contrato laboral, respetado al final de los tétricos 18 meses y -casi todos- una mal urbanizada VPO en que, en torno a sus 21 años, les esperaba una mujer cuidando algún -acelerado- hijo, sin que, para tener trabajo y vivienda, fuera entonces preciso que, como ahora -catalanes listos- hacen el ayuntamiento de Barcelona y Habitat 3 regalar 4 millones de euros de todos al fondo dueño de la burguesa ”Casa Orsola”, para -poder decir- a toda plana en El País que han resuelto tal problema… a unos cuantos amigos, mientras, en realidad, rodeados de esos ricos cada día más ricos que exhibe Trump, vemos desaparecer carteles de VPO y puestos de trabajo… suplidos por abuelos y esos fijos discontinuos con que engaña Evita Tocino, todo ello cantado por el mismo Battiato -con menos belleza y más crudeza que en, desfasada, Prospettiva Nevski- en Povera PatriaPobre patria / Aplastada por los abusos del poder / De gente infame, que no sabe lo que es el pudor / Se creen poderosos y les va bien 

Hoy, Sánchez, buen prototipo, se cree poderoso y le va bien

Coda final para todo.- Lo explica -muy bien- El Roto, al final todo da igual, la vivienda, el puesto de trabajo, la ley mordaza, Negreira, el corrupto Barca, su control del VAR, el trabajo bien hecho, la honradez,…, en efecto, la muerte no es de fiar, pero iguala… por abajo.. Aún así, estoy deseando verme -cara cara a cara- con la actual delegada, rubia de cuota, experta al parecer en mordazas.

El Roto 13.02.2025

Real como la vida -y la muerte- misma

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