sábado, 20 de julio de 2024

Lo cotidiano.61 El trabajo que tiene a medias Fernando Merodio 21/07/2024

Lo cotidiano.61

El trabajo que tiene a medias

Fernando Merodio

21/07/2024

Carmen Rovira, secretaria general de -oxímoron- la esquerra independentista, ayer huida como el del maletero, alardea de que a juez, AN, TS, abogacía del Estado, fiscalía,… se les pasara un día prorrogar el ridículo proceso Tsúnami que siguió al 11-O, amago de pueril putch del pancismo burgués catalán muestra de la insensata manía suya y de su mercantil/partido, explicación del porqué de la amnistía que hizo presidente al reverso -ganador tras, siempre, perder- de Guzmán el Bueno: “Hemos venido aquí a acabar el trabajo que dejamos a medias”, torva frase que no debe equivocar a nadie, pues no nos demolerá la risible Rovira, sino Begoñas’s Husband desde Moncloa, tan peligroso como -y mucho más servil al capital que- la extrema derecha, con nosecuantos rateros en quioscos tan políticos como ese TC que hiperactivo preside, tras ser Fiscal General, el útil, ladino correturnos Conde Pumpido que, político insisto, hoy dictamina qué es legal y qué no.

Es -muy- aconsejable leerlo

Stefan Zweig que, en su humana huida de los nazis, se suicidó junto a su mujer en la cama de un hotel al otro lado del Atlántico, cerró con la caída de Napoleón en 1815 su ilustrativo relato sobre el tenebroso genio de Joseph Fouché mediante una frase ad hoc para los que aquí hoy se empeñan en arrasar lo -poco- bueno de la España del 78: “Terminó el periodo de las aventuras heroicas, empieza la era de la burguesía”, quizás tomada del Marx que describía hechos de años después, entre la proclamación de la Segunda República Francesa en 1848 y el golpe de Estado de Luis, Bonaparte menor, el 18 brumario 1851, explicándolo con el método de análisis materialista histórico a partir de la lucha de clases, empezando con una icónica frase: "La historia ocurre dos veces: la primera como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa",, adaptación de otra de Hegel, aplicada a la parodia del golpe del “otro Bonaparte”, farsa del trágico del 18 brumario del año VIII, 9 noviembre 1799, que dio el Napoleón real para cerrar aquel sueño revolucionario que nos trajo aquí, razonando, marxista, que si “el régimen parlamentario lo deja todo a la decisión de las mayorías; ¿cómo, pues, no van a querer decidir las grandes fuera del parlamento? Si los que están en las cimas del Estado tocan el violín, ¿qué cosa más natural sino que los que están abajo bailen?” Pensémoslo.

Zweig lo explica claro a la España actual en el cierre de su apasionante retrato del tenebroso Fouché con la caída de Napoleón y el afilado: "Terminó el periodo de las aventuras heroicas, empieza la era de la burguesía" que, en 1815, en el Congreso de Viena hilvanaba un gattopardista histórico para configurar el nuevo orden europeo basado en lo antiguo, incluso el absolutismo, siendo muy activo en ello el dúctil, Fouché que, tras dejar su eterno cargo como jefe de policía, urdió la devolución del trono francés a los Borbones y acabó sus días en Trieste, Austria, asociado en tan fúnebre tarea a Talleyrand, que siempre estuvo en la escena, llegando a ser primer ministro de Luis XVIII hasta su destitución, en 1815, al rehusar las condiciones de los aliados en el segundo tratado de París, siendo Talleyrand-Fouché, aciaga pareja, definidos por Chateaubriand en sus Memorias de ultratumba como “el vicio apoyado en el brazo del crimen”, cuyo complot político a finales de 1808 fue narrado como imaginaria cena de los dos en Le souper, film de Molinaro basado en la obra de Jean-Claude Brisville, con Claude Rich como Talleyrand, Claude Brasseur como Fouché y Michel Piccoli dando voz a Chateaubriand, una cena en que vicio y crimen planeaban destruir los logros de la Revolución para volver a lo anterior a 1789 y acabar con la Revolución, camino lleno de baches, precipicios y peligrosas curvas que, con Hitler/Petain en el recorrido, condujo al -que hoy dicen- “Frente Popular” y Marine Le Pen.

Le souper/La cena. Trailer

Aquí ahora, en nuestra esperpéntica farsa, una escena -dicen- corre como fuego en pólvora por X, antes Twiter, y miles de personas han visto el -frio- saludo de -toda- la selección de fútbol a Sánchez el Malo -sin Begoña- y la seria frialdad -entre otros- de Daniel Carvajal, hijo de policía,  siendo estúpido en especial lo escrito luego por Antonio Maestre, progre opinador de cámara en medios afines, cuyo ridículo texto es propio de la más cursi jet: “A estas alturas no es preciso recordar que @DaniCarvajal92 es un impresentable que no tiene ni la más mínima clase. Es lo contrario a lo que representa esta selección española”; para el progre, pues, el futbolista de la selección y el Real Madrid es un “impresentable que no tiene la más mínima clase”, lo que me hace lamentar que, por ser yo enemigo de clase de su “pogreso” y no usar la tarjeta -espía- bancaria, el -insolidario- coche o el -estúpido- smartphone y sus redes sociales no pueda, a su nivel, responder al clasista y a tantos pancistas, rémoras, parásitos del poder en los medios.

Así son los parásitos de quien, a diario, muestra -como farsa y en su sola persona- notas prístinas –vicio/crimen- de Fouché y Talleyrand y hoy, “demócrata” e impune como Trump, nos quiere “regenerar a modo Begoña” para concluir, en plan cutre, la despótica tarea iniciada con el bozal en 2020. Atentos.

Me han enviado esto por correo electrónico a mi dirección de trabajo

El Rey, con su familia cómplice, de cara. Sánchez, sólo, da la espalda

No es política… o -quizás- sí

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