Lo cotidiano.20
Pero, ¿para qué es la Audiencia Nacional?
Fernando Merodio
05/10/2023
Con todo por hacer, pierden
el tiempo; lunes, 2, irritadas serias, ofendidas, tres novedosas figuras del fútbol
fémina (ab)usaban (d)el tiempo de la Audiencia Nacional para agitar el “beso de Rubiales”, peor que el de Judas,
con el cuenterete rosa -fuente judicial dixit-
de que tras el televisado ósculo -visto y valorado por todos- “hubo presiones”, pues, fedatarias, las
serías, irritadas, ofendidas figuras del nuevo ¿fútbol? “aseguran que el propio Rubiales pidió a Hermoso llorando y por sus
hijas hacer un vídeo conjunto restando importancia” al hórrido momento, petición
que, sea cual sea el criterio que se tenga de Rubiales, Hermoso o las figuras, rezuma
nula agresividad por parte del machista, llorón por sus hijas que, además, al
parecer lo hizo ante tan crueles notarias.
Ello exige pensar en la
Audiencia Nacional, en para qué sirve hoy el preconstitucional Real Decreto Ley 1/1977, que la creaba y
suprimía aquel tétrico Tribunal de Orden
Público de Franco del que la PSOE
supo muy poco y por -casi solo- ajenas referencias, suponiendo que nadie vea
lógico que las que, al no poder, se han sumado al macho alfa hagan que el
Tribunal que juzga graves delitos contra la corona y miembros del gobierno,
crimen organizado, terrorismo, narcotráfico o falsificación de moneda tenga que
enjuiciar tal beso televisado.
Todo ello ocurre al
tiempo que Sánchez el Malo, eterno jefe de planta en función de ERC, Junts. Bildu, PNV,…, además de malgastar
para su supervivencia, fondos next
generation que, es cierto, pagará una siguiente generación, ha tenido ahora que hacer creer al rey -eso es la fe-
que quienes ni siquiera hablan con él, jefe del Estado que dicen querer
destruir, ERC, Junts, Bildu y BNG están fieles con él y, a
continuación, deberá convencer al resto -más fe-, no solo a sus alimentados, de
que cuando en campaña electoral negó toda posibilidad de amnistía para -sin finuras
jurídicas, que corrompen el lenguaje- los del putsch fascista contra el resto, solo fue imprecisión suya al
expresarlo y mala interpretación nuestra, no dolosa mentira, todo ello al
tiempo de un nuevo “progresista” trato
-lo explica muy bien Giorgio Agamben- con los enemigos -no de España- del resto,
a los que, si le solidifican como jefe de planta, aunque sea en funciones, atizará
una ilegal, dañina humillación a los demás en forma de referéndum para la ficticia,
irreal autodeterminación de, colonizados, los catalanes, vascos… y todo aquel
otro al que interese sumarse al siniestro trueque.
Vuelvo al beso y leo a
dos filósofos que ayudan a soportar, sin que nos volvamos -más- locos, lo que
nos están haciendo pasar, a Clara Serra, que, ya he dicho, viene de Más Madrid y publica serias reflexiones
sobre la relación hombre-mujer, el deseo y el -subjetivo- consentimiento y a Santiago Alba Rico, marxista, que el 2 de
octubre, en una opinión titulada “¿A
quién podemos besar?”, razonaba que, a partir del ignominioso gesto de
Rubiales y, añado yo, de la Ley 1/2004,
“en nombre de un feminismo neocón podemos acabar generando un
mundo invivible”, sin contactos
físicos o con contactos solo programados”, conclusión del pensador tras haber
leído con estupor que Ángeles Rodríguez, Pam,
secretaria de estado de igualdad, “cuestiona
la costumbre de saludar a las mujeres con dos besos”, pues lo considera “parte de la cultura sexual en la que hemos
crecido, de impunidad y falta de consentimiento”, of course afirmativo, como
el de los USA, ejemplificándolo la tal insana Pam con “la aceptación a
regañadientes, cuando eres pequeña del beso de ese hermano raro del amigo de tu
padre”, ¡pobrecita!, vaya infancia debió sufrir, causa ahora, más ancha, de
una falta de ideas que hace que, “progresista”
ella, aniquile la "amistad
intelectual y naturalidad social entre hombres y mujeres" que,
recuerda Alba Rico, Carmen Martín Gaite quería.
Creada la atención a lo
irrelevante transversal que nos aleja de lo serio por el frágil Zapatero y sus subvencionados
de la ceja y asentada por la enfermiza, egocéntrica crueldad del canalla Sánchez
el Malo, lo de sacar de la constitución la relación hombre-mujer y lo de que
quienes pisotearon con saña los derechos del resto en octubre de 2017 marquen,
en interés de Sánchez, el paso para su hipotético -sin debate ni acuerdo social-
regreso a la realidad social, parecen dos graves caos distintos pero tienen
igual origen que, como siempre, lúcido refleja El Roto en una viñeta homenaje a Hannah Arendt, mujer irreverente que,
fumando, denunció la banalidad del mal nazi, advirtiéndonos Andrés Rábago, el profundo
Ops, que “Cuidado, también puede existir una banalidad del bien”, algo que, ahora
como farsa, exhibe impúdico el “progresista
canalla”, con cruel disfraz de
dúctil pactista que, en su -solo- beneficio y olvido del resto, Agamben dixit, cede todo lo nuestro ante el
capital, la publicidad mediática, el espectáculo, la opinión del 1%, el
desarrollo industrial ilimitado, la crisis climática, la falsa memoria,… y ante
las mujeres pijas -y sus colegas- que, lejos de feminismo y feminidad, solo
defienden privilegios impunes, igual que los cuatro gatos egoístas catalanes, vascos,…
a los que solo mueve el afán de marcar el paso de Sánchez el Malo hacia la destrucción
de la convivencia social, haciendo que, mientras en ¡la Audiencia Nacional! se
pierde el tiempo con un impropio, estúpido beso, alguien con aspecto de beodo nos
avisa sorprendido, desde otra viñeta de El
Roto: “No sé si lo he entendido bien,
pero creo que un prófugo nos va amnistiar a todos los españoles”… y, al
contrario de los revolucionarios franceses que, en beneficio nuestro, llevaron
a la guillotina a quienes lo merecían, nosotros ni acercamos a la Audiencia
Nacional al traidor canalla “progresista”
y sus ”cómplizas”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario