domingo, 26 de febrero de 2023

260 Los domingos cavilar Ética para un estado de excepción Fernando Merodio 26/02/2023

260 Los domingos cavilar

Ética para un estado de excepción

Fernando Merodio

26/02/2023

 “El totalitarismo “democrático” no hace otra cosa que instalarse cada vez más (…) es preciso que los espíritus  libres se levanten contra (…) el moralismo miserable en nombre del cual se nos quiere forzar a aceptar el tren del mundo y su injusticia absoluta” (Alain Badiou. “La Etica. Ensayo sobre la consciencia del mal”).

“La tradición de los oprimidos nos ha enseñado que el estado de excepción en que vivimos es la regla. (Walter Benjamin).

Tres grotescas anécdotas simultáneas -el ridículo extremo de no ser capaces de implantar en más de 10 años ni un solo molino, los estrafalarios trenes que no caben por los túneles y, desvergonzados, pretender limitar lo de carreteras a un (único) funcionario corrupto- afectan a la res pública y, por ello y además mérito propio, lo hacen como categorías, en sentido filosófico fundamentos abstractos, generales que sirven para reconocer, diferenciar y clasificar de modo jerárquico a las entidades que los generan, lo que, aplicado al gobierno regional-sozialista que desde hace años nos atormenta, exige que situemos en su lóbrego rincón a la pequeña tropa que, hace demasiado tiempo, acaudilla la molesta excrecencia que dicen Revilla y que, dañinas, responden a la predeterminada “ética” actual del sistema.

EL ROTO 11/09/2016
"Tertuliano televisivo"

Alain Badiou, 1937, filósofo francés poco conocido en una España ajena a pensar, director del Instituto de Filosofía de la École Normal Supérieure de París, marxista vinculado a L’Organisation politique, profundiza en las teorías de Foucault, Althuser, Lacan, Deleuze,... frente al moralismo académico que, volviendo a una irracional y caduca visión religiosa del mundo, hoy impulsa, en especial, ese populismo -que se dice- de izquierdas aseguraba poder y, con apariencia laica, sustituye la crítica filosófico-política por una torpe propaganda de “valores” dominantes, casi siempre muy viejos, caducos y trasnochados que, codificados por ellos, llaman “ética”, frente a lo que Badiou sostiene que el “Hombre” no es un sujeto único, fácilmente identificable en todos nosotros, con derechos “naturales” protegidos por esa ética que quieren forzosa y hace que el concepto de “Hombre” varíe a lo largo de la historia como, en cada momento, conviene al discurso dominante y a esa ética que son normas -con afán de- “naturales” y fijan lo que debe hacer en cada tiempo, alejándole de actuar pensando, normas que, se diga lo que diga, hoy afilian al “Hombre”, ciego y acrítico, a la economía capitalista y su forma política, la democracia parlanchina, parlamentaria, que hoy promueve -y de ello debemos huir- una vuelta a la medieval doctrina de inmutables derechos naturales disfrazados de derechos humanos, indisolubles de un “Hombre” también inmutable, situación agravada de modo artificial desde que, por el desplome del marxismo -más o menos- revolucionario, que debe volver y enfrentarse a la digerible actuación falsa, “sozialista”, que hoy dicen “progresismo”, que se ha aliado a una represiva mojigatería política, supuestamente nueva y de izquierdas, que cierra el camino al auténtico progreso humano que las ideas revolucionarias generaron.

EL ROTO 25/09/2016
"Ideología flotante"

A la sociedad actual le ahoga una inflación socializada de falsas referencias a una ética también falsa y unas prácticas que nos alejan del concepto griego de búsqueda de “una buena manera de ser” o de “la sabiduría de la acción”, una actitud viva, no esclerótica, ni maliciosamente codificada, ligada a los acontecimientos concretos del “Hombre”, animal que piensa, ajena a toda imposición religiosa o de cualquier otro poder, actitud que, por ello, hace exclusiva la responsabilidad de cada uno, individual, crítica con la ética imperante que es instrumento para imputar al sujeto humano, a ese “Hombre” único e invariable, derechos y, sobre todo, deberes- “naturales” y “una capacidad a priori para distinguir el Mal”, a partir del que definen el Bien, de modo que, definido a gusto de “ellos” el Mal anti-ético, todo lo humano, en especial la política, está sometido a un catecismo estúpido, ética manipulada contra el “Hombre” único, oyente acrítico, con derechos humanos “al no-Mal” y, por ello, codificados, “contra” un Mal predeterminado por una “libre opinión” manipulada, reaccionarios, pues es más fácil y perverso construir tal consenso trampeado sobre el confortable Mal que sobre un difícil Bien, torpe imitación de las diversas iglesias, religiosas o laicas; inventada ética que, lejos de generar consenso universal y fuerza para imponerlo, produce, dice Badiou, “el desencadenamiento de los egoísmos, la desaparición o extrema precariedad de las políticas de emancipación, la multiplicación de las violencias étnicas y la universalidad de la competencia salvaje”, de modo que “no puede haber una ética general”, sino de las verdades singulares y las situaciones reales, vinculada a las relaciones tramadas y los efectos que nacen de esas situaciones y relaciones.

Hoy, la apariencia de -ficticia- libertad dota de un aval ético absoluto a la economía capitalista, con plena legitimidad e intocables facultades para quienes, tan desleales, ineptos como aquí Revilla, se llaman representantes en la democracia de partidos, no parlamentaria, que va unida a la escasa solvencia social de ejército, policías, jueces, enseñantes, sanitarios,…, aparatos del Estado y, cómo no, a la opacidad del mercado, a esa siniestra Bolsa, sin que nadie parezca estar éticamente legitimado para criticar que lo más corrupto(r) del corrupto sistema, políticos, oligopolio energético, usura, “costrutores”, …, mientras ponen los huevos robados por capital, cemento y ladrillo en otra cesta, la del -antes público- sistema  eléctrico, afanando mediante REE -de forma que debiera haber investigado la fiscalía, si la hubiera- infraestructuras y tareas públicas, cientos de miles de millones de todos, provocando aún más que el singlar del atestado barco en que viajamos tenga su atraque en la desaparición de la humanidad, entre corrupción basada en la ética que el poder impone y que, tan insana como políticamente correcta, de forma peligrosa e interesada, aplauden y vocean, fieles cancerberos, la TV, la SER, “Prisa”, “Vocento”,..., sucios medios ligados a la defensa de -solo- el sistema capitalista y su forma política, el totalitarismo “democrático” de partidos, cuyas corruptas estructuras remiten a las de sicilianas “famiglias”.

Frente a ello, el planteamiento laico, de izquierda de Badiou dice que nuestra ética la define un imperativo que vincula al individuo, al sujeto humano a “¡continuar! siempre, analizar de forma individual crítica lo que sucede, actuar, tirar líneas, no puntos, ser rápidos incluso sin movernos, estar en medio de las cosas, al modo del rizoma que teorizan Deleuze y Guattari, usando las “facultades”, de “discernir” -no dejarse engañar por falsos sucesos-, “tener valor” -no ceder respecto a la verdad del suceso en función del interés propio- y “reserva”  -no aceptar que la potencia de la verdad de un acontecimiento sea absoluta-, de forma que impidamos que la “otra ética” consiga “someter el mundo al reino abstracto del Derecho y la lucha contra un Mal exterior, radical”, imperativos artificiales, absolutos que deben ser sustituidos por algo tan sencillo como detectar verdades concretas en los hechos cotidianos y, a partir de ello, luchar contra el Mal, también concreto, “el anverso o faz oscura de -supuestas- verdades” que pretenden imponernos.

Parece complicado, pero es solo fatigoso de llevar a la práctica, siendo fácil de entender para quien quiera enfrentarse a las estructuras “famigliares” que aquí son el regionalismo trapacero y cateto, la PSOE, los “peperos”, los mojigatos que aseguraban “poder”, a todos y a su “ética” religiosa, intentando hacernos comulgar con las enormes ruedas de molino construidas con falacias consistentes en que un solo funcionario controla la corrupción en las obras de las carreteras, que nadie sabía nada de esos extraordinarios trenes que no caben por los túneles, que, pese a no tener una política energética sostenible ambientalmente evaluada, no son ellos los culpables de su inepta/corrupta incapacidad para implantar un solo molino/gigante o, muchísimo peor, que al parlotear sabiondas diciendo legislar, las ignaras desocupadas insanas nuevas políticas, además de imponer ocurrencias a todos, no han destrozado la vida de, inocentes, dos niños/niñas gemelas ¡Ética en tiempos de estado de excepción!

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