226 Los domingos, cavilar
Los Concejos Abiertos: Arcera-Aroco
Fernando Merodio 03/07/2022
“No podemos tolerar
que (…) en el contexto de una crisis financiera ajena al mundo rural, los
grupos oligárquicos y corporativos se apoderen y se beneficien de las
plusvalías naturales, culturales y agroalimentarias que por derecho, trabajo e
historia pertenecen al mundo rural” (Valentín
Cabero. Profesor de la Universidad de Salamanca)
“El capital financiero (…) se esfuerza generalmente en
(…) apoderarse de las mayores extensiones de
toda clase de tierras, estén donde estén y sirviéndose de cualquier medio” (V.I. Lenin. “Imperialismo: la fase superior del capitalismo”).
José Luis Pardo, filósofo, partía del diálogo, “What do you read, my lord? Words, words,
words,…” entre Hamlet y Polonio, para razonar que, tras muchas palabras, “al final de la contienda (…) es posible que
las cosas (sobre las que se trataba presuntamente en la disputa) hayan sido enteramente
destruidas o abandonadas (…)” y, pese a ello, la cavilación tiene -muchas-
más palabras de lo habitual por mi enfado al cavilar en verdad y defensa de los
Concejos Abiertos, real democracia, haciéndome tomar el riesgo de que alguien susurre,
incluso grite “words, words, words,…”
y piense que, al ser tantas, puedan ser ineficaces; pese a lo cual, entiendo
preciso usarlas para expresar el daño que causa una muy grave forma de delincuencia
pura y dura.
Concejo Abierto, Junta vecinal, pedanía, parroquia rural,…
no son solo palabras, se digan como se digan según lugar y tamaño, son útiles, medios
eficaces, entes de derecho público con personalidad jurídica facultados para
gestionar bienes inmuebles y muebles, fuentes, caminos, lavaderos, abrevaderos,...
y, lo más importante, para administrar territorio rural, 3,5 millones de
hectáreas -creo haber leído en algún sitio y me parece poco- de bosques,
pastos, montes, cursos de agua,… de propiedad comunal en Cantabria, de todos
los vecinos, un enorme poder, que los corruptos quieren, de nuevo, usurpar, anulando
su acción histórica -y la de hoy- en asambleas abiertas a las que los vecinos,
a toque de campana acuden a debatir y decidir sobre lo de todos, intentando viciarlos,
controlarlos, reducirlos a espurias listas partidistas o incluso disolverlos,
indigno apaño de política y dinero para adueñarse del territorio.
Su carácter abierto, asambleario es participación directa
de los vecinos en la toma de las decisiones, mientras delegar supone un pernicioso
control por los grandes partidos/empresas, ignaros en la gestión de lo comunal
que desprecian lo básico de la democracia, las viejas formas de autogobierno
vecinal, hasta provocar el abandono del medio rural por los campesinos,
condenando al campo a asumir el modo de vida urbanita, facilitando la perversión
que Lenin explica en “Imperialismo: la
fase superior del capitalismo”, de que el capital financiero siempre quiere
“apoderarse de las mayores extensiones de
toda clase de tierras, estén donde estén y sirviéndose de cualquier medio”,
uniéndose hoy a “la causa” el gobierno
“progresista” con el bozal de la -que
dicen- pandemia, la guerra eterna y la “estabilidad
presupuestaria” -la intrusiva Ley
27/2013- que golpea con saña a Entidades de ámbito territorial inferior al
municipio, 524 en Cantabria, y 1) priva de fuerza jurídica a los Concejos, 2) expolia lo comunal en favor
de municipios partidistas, 3) dificulta la gestión de su patrimonio, montes,
fincas, cotos de caza, edificios, caminos, fuentes…, 4) apoya macro-negocios de
generación -aquí- eólica, minas, expolio forestal, ganadero, fracking, canteras,
vertederos,…, infraestructuras que dañan lo comunal y 5) sustituye en los
pueblos el criterio de servicio por la limitada, miserable rentabilidad
económica, trocando, así, el “valor de
uso” comunal, con que los pueblos no ganan pero se benefician, en “valor
de cambio”, tras usurpar, privatizar su patrimonio, nueva desamortización
de lo comunal.
Los
Concejos son el último reducto administrativo de la democracia directa -de la
democracia-, con voz para todo interesado y voto para los empadronados, lo que,
sin necesidad de entrar en más detalles, explica las egoístas razones para que
el poder venal -todo el poder económico y político- los odie e intente que
desaparezcan, pues además, a diferencia de los alcaldes y otros cargos político-administrativos,
aportados por las grasientas rampas de los corruptos partidos, al del Concejo lo eligen de modo directo, no
delegado, los vecinos, tal como aquí reguló, hasta hace dos días, la Ley 6/1994, que, en sus artículos 6, 7 y
8, atribuía al Concejo las facultades
del Pleno municipal y a su Presidente las del Alcalde, explicando Raymond Carr,
serio hispanista británico, que, ya en 1830, existía la sucia ambición de
asaltar lo de todos y, así, “los propietarios acomodados trataban de forzar
la venta de los bienes comunales”, un asalto que -siempre- intenta limitar
el control de lo común por los vecinos, obviando lo esenciales que, en especial
en la situación actual, son -y serán- los Concejos.
Nuestro
pequeño -mínimo- territorio, que algunos llaman Cantabria es, en el peor
sentido, ejemplo de la perversión que aquí fue declarar a Montesquieu muerto -y
matarlo- no dejando ni rastro de los tres poderes independientes que -solo siéndolo-
impiden que nos gobierne, legisle y juzgue siempre el capital apoyado en burocracias
de partidos, sindicatos, subvencionados diversos,…; dice Raúl del Pozo en una
de sus columnas “El ruido de la calle”
que “esto no va de derechas o de
izquierdas, sino de protegernos de esta cuadrilla de aficionados”, tibia
descripción que definiría mejor la ponzoñosa realidad uniendo al leve “aficionados”, al menos, dos apellidos
más duros, “peligrosos” e “incursos
en lo penal”, tal como, aquí ahora, (de)muestra el evidente delito que es
disolver un activo Concejo Abierto generador
de bilis en los políticos y en el mínimo, mediano y gran capital, Arcera-Aroco,
tres pequeños barrios, el de Arriba, el de Abajo y Aroco, de nuestro sur, unos
30 vecinos empadronados en Valdeprado del Río, entre Campoo, Valdeolea,
Valderredible y Palencia, del que la injusta vida, el frío invierno, el
aislamiento y la insolidaridad del resto expulsaron poco a poco a sus vecinos,
obligándolos a adaptarse a lugares de apariencia más cómoda, pero más ilógicos
e inhumanos, hasta que, pasados los años, la lógica nostalgia de quien se jubiló
con fatiga del abusivo trabajo injustamente asalariado y le place regresar en
busca del tiempo perdido, del imborrable sabor, que aún paladea, de la añorada
magdalena infantil que, con emoción y belleza, relata Proust en “À la recherche…”, a recuperar lares, volver
a atizarlos, usar el ancestral territorio común, vivir lo propio, dotarlo del
hermoso estar que, injusticia histórica, hace años le robaron al separarle de, al
tiempo que del hogar, el patrimonio común que, lindante con Castilla, gestiona
en propiedad su Concejo Abierto:
Tanta
riqueza ofende de forma grave a miserables y “progreso”, de cuya amenaza, solo, la protegen el Concejo y la Plataforma para la Defensa del Sur de Cantabria- frente a varios
proyectos eólicos, ilegales todos, tres sondeos previos -vivos aunque los digan
muertos- de fracking, intentos de
quema industrial de biomasa, la cantera La
Fábrica y el permanente abuso de un ganadero venal que arrasa el territorio
y, hasta fecha bien reciente, con la turbia cooperación corrupta del alcalde, el
secretario municipal y la administración regional, se atribuía en falso todo el
terreno comunal y privativo del Concejo,
para expoliar una muy elevada -ilegal- cantidad de dinero “europeo”, la PAC,…; el
sistema es arma cruel que conviene al poder y acota todo a gusto del capital
con teorías económicas y -cínicos, dicen- principios del injusto, frustrado capitalismo de
Estado-partidos, entre los que destaca el que llaman socialista, hoy “progresista”; algo cierto que todos
conocemos y, pese a ello, callamos.
Frente a
ello, Vila-Matas en “Bartleby y compañía” homenajea a Melville y al serio
escribiente que fue pulcro y obediente hasta el día en que, harto, al ser
requerido para que, otra vez, realizara el trabajo que, fiel, dócil y exacto,
ejecutó siempre, se plantó y dijo: “Preferiría
no hacerlo” y, tras expresar el deseo, lo llevó a la práctica, no colaboró,
se negó con un rotundo NO lúcido, ejemplar, no inactivo, cómplice y cobarde,
sino revolucionario y activo grito contra lo arbitrario injusto, que Vila-Matas
pone en relación con Traven, “el más
oculto de los escritores ocultos”, defensor de los derechos de todos,
genial autor de la novela “El tesoro de Sierra Madre”, hoy reeditada,
base de un viejo gran film de John Huston, alegato contra la ambición, sus
causas, efectos y al escribir lo que sigue pienso en quien describió tres
clases de testigos: los que han visto bien, pero dudan, los que han visto mal
pero creen haber visto bien y los que no han visto nada y creen haberlo visto
todo, a las que añadiría una cuarta más, la de los que tras ver, visto lo visto,
lo dicen como hacía Traven, que escribía como si estuviera en el tajo; en
Arcera-Aroco, los que hoy regresan hallan su bello suelo manchado por lo peor
del sistema, el caciquismo apoyado en un régimen, “progresista” dicen, dominado, como siempre, por banco, capital -hoy
eólico -y política que usurpan el territorio, injustamente priman cierto ganado,
abusan de los restos del destrozo de lo rural y, por encima, cubriéndolo todo, la
Administración, corrupta hasta el tuétano y el sistema se encarnan en un
alcalde hereditario y dos secretarios venales hozando y disolviéndolo todo, craso error que será su -siempre
despreciable- cenotafio
Cogito ergo sum",
"pienso luego existo", soy
si pienso... Descartes (1596-1650) nos legó con el "Discurso del método para bien conducir la razón y buscar la verdad en
las cosas" amor a la búsqueda libre, que él abría con un modesto
"supongamos" y cerraba con
la idea de que cada cual puede, a su modo, contar su historia con voz propia, a
lo que, a mi modo, añado que 1) sin aceptar como verdad lo no evidente, 2) dividiendo
de difícil en partes, para solucionarlo, 3) iniciando el análisis por lo sencillo
para avanzar y 4) revisando todo, como hace la Plataforma, para no errar en el orden ni en el contenido, así que,
animado por
Descartes, narro el -triste solo ahora y ya veremos- pasajero final de la
historia: el pasado 24, sin duda para limpiar el sucio camino hacia “los millones de Europa” y pagar el
trueque del “concurso eólico” de 2009
con bancos y eléctricas que, en 2012 y 2015, impidieron TSJC y TS por
burdamente ilegal, el consejo mini-regional de Revilla, el ayuntamiento de
Valdeprado del Río y un dictamen -que, para no vomitar, desearía emitido con
engaño- del Consejo de Estado disolvían, al no poder con la Plataforma, de hoz y coz el activo Concejo Abierto de Arcera-Aroco, lo que
Revilla, su consejo, la burocracia regional y el ayuntamiento, con dolo, urdieron
a sabiendas de que se apoyan en falacias gruesas, de ilegalidad delictiva. Y
veremos.
Lo
anterior es grave, gravísimo, pero no debemos olvidar que, al tiempo y no peor,
moribundo el virus del bozal, nos intentan distraer con nuestro fotogénico,
cimbreante, dúctil jefe de planta, más belicosos burócratas y la guerra que interesa
al capital, torciendo falaces la historia, con la UE como peón del imperialismo
USA y agitando en los Museos “los desastres
de la guerra” que denunció Goya y el “Gernika”
de Picasso.
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