227 Los domingos, cavilar
Emergencia climática y geoestrategia
Fernando
Merodio
10/07/2022
“Soy Greta Thunberg,
tengo quince años y hablo en nombre de la justicia climática. Este es un grito
de socorro” (Greta Thunberg. “Cambiemos el mundo”. (HUELGA POR EL CLIMA).
“La cumbre de Madrid,
calificada como un hito histórico,
impulsa los preparativos para hacer frente a una rivalidad con el gigante asiático, que supone el mayor
desafío del siglo XXI” (El País. 03.07.22. “La OTAN arrastra a Europa a la pugna
geoestratégica de EE.UU. con China”)
La situación es extremadamente grave y no necesitamos
ancianos “expertos”, ni genios ”mediáticos”, ni científicos “multinacionales”, ni “tertulianos” pagados para, serios y
honestos, saber que lo que urge es frenar la destrucción de la vida en la
Tierra y que para ello es preciso, ¡ya!, “cambiar
el sistema”, como explicó hace 4 años Greta Thunberg, niña sueca de 15 a la
que acusaron, junto a cosas peores, de no saber nada, pese a -o por- lo cual,
con su síndrome de Asperger y solo
una pancarta hecha por ella, iniciaba hace años una “Skolstrejk for klimatet” en sueco, “Huelga escolar por el clima” en español, e irritada, convencida, sentada
en una gran escalinata, realizaba la más barata, eficaz, urgente, sorpresiva
campaña informativa mundial, dando visibilidad e impulsando la alarma social frente
a un muy grave, real peligro.
La historia está condicionada -casi siempre- por la
experiencia de un abanico de jóvenes de a partir de 20 años, hasta senectos de
80, sin casi infantes, niños, adolescentes o ancianos decrépitos, siendo el
riesgo sistémico grave -y desatendido- que ahora nos cerca el que desencadena pujanzas
como la que, aunque se la intente desprestigiar, marcó -¿y marcará?- la
adolescente sueca que, a imagen de su paisana Pippi Làngstrump y con obsesivo
autismo nacido -dicen- de la angustia de conocer, a sus 10 años, los imparables,
devastadores efectos del cambio del clima en el mundo, sus causas y el codicioso
y ciego abandono de capital y política -e incluso ciudadanos- de la seria idea
de remediarlo, angustia lógica en todo ser pensante que ella hizo mutismo
selectivo -o privilegiado- y no habló salvo que le fuera realmente preciso, negándose,
por un tiempo, a asistir a la escuela, sentándose frente al parlamento
unicameral sueco con su cartel manuscrito para exigir -ni más ni menos- que el cumplimiento
de los -formales, insuficientes, burla burlada- acuerdos de Paris, huelga que,
más tarde, limitó a un día a la semana -sin votarlo con nadie-, los viernes, con
inesperado efecto/contagio -envidia, por su nulo costo, para los canallas practicones
del insano “marketing Goebbels”-
entre estudiantes de tres centenares de grandes ciudades de todo el mundo,
generando un movimiento degradado, por desgracia, en España cuando aparece la
insoportable, perversa mácula de que a las protestas infantiles se unan, desaconsejables,
diversos carteles de subvencionados e, incluso, de algún sindicato o partido
causantes, en cuadrilla con otros, de la destrucción imparable que hoy
paniaguados miserables dicen "desarrollo/progreso".
Cada
día es más visible la necesidad de -generar- un tsunami joven, adolescente que,
pues la general, adulta corrupción no protege nuestra supervivencia, no engañe
a nadie, dé la cara, no le tiemble la voz ni la mano -como no duda Greta al dársela,
seria, a toda clase de viejos, capitostes, asalariados, inanes políticos,…-, movimiento
que deberá estar dotado de un discurso claro sobre cómo generar la energía que,
en verdad, precisemos y quién lo ha de controlar, con el único fin de frenar la
catástrofe, un discurso suave en las formas, sencillo por su evidencia, hondo y,
en especial, contundente, bien articulado, preciso, vinculado al limpio
raciocinio infantil y juvenil que deberán defender en los foros influyentes del
1% dañino, cruel, craso y sus sumisos feudatarios de Davos y los ridículos,
distintos “G”, un discurso que no
debiera conformarse con generar miedo en capital y siervos -siempre- estériles,
sino, por su seriedad evidente, empeñarse en producir terror, pánico, en las
antípodas del sermón negociador -de negocio- buenista, con que, fieles al poder
real, pactan con quien sea los “progresistas”,
un discurso que ponga en evidencia algo tan cierto y grave como que capital y
políticos están "robando el futuro a
nuestros hijos" y, pues casi todos los mayores -formados en el servilismo-
ni quieren hablar de ello, deberán ser los jóvenes, los más afectados, quienes,
saliendo del carril, exijan la solución que, hace décadas, señala la -poca-
ciencia no dócil al capital y, tras escucharlo, lo hagan.
Thunberg,
adelantada y sabia, dijo en Katowice, Polonia, en la Conferencia de la ONU que
"si las soluciones dentro del
sistema son tan imposibles de encontrar, tal vez deberíamos cambiar el sistema
(...)" y explicó que hay que "hablar
claro, por incómodo que sea", pues "no podemos solucionar una crisis sin tratarla como tal", por
lo que, para empezar por algo cercano, actual, peligroso, dañino en nuestro amenazado,
mínimo territorio, impidamos el ilógico, insistente intento de políticos y
capital de implantar hasta el infinito la forma más agresiva de generar -con
cientos de turbinas eólicas de 200 m.-, un falso "crecimiento económico verde eterno" consistente en "moverse hacia adelante con las mismas malas ideas que nos han metido en
este desastre", cuando "lo
único sensato es tirar del freno de emergencia" y poner sobre todas
las mesas de debate algo tan viejo y solidario como que "el poder real solo pertenece al pueblo",
que es quien debe tomar las decisiones relevantes en medio de la sexta
extinción masiva, ésta antropogénica -la quinta acabó hace 65,5 millones de
años con los dinosaurios-, que aniquila biodiversidad, dicen que una media de
200 especies al día, nivel de extinción entre 1.000 y 10.0000 veces superior al
normal, que hay que frenar, por ejemplo, con drástica reducción en el uso de
smartphone y avión, dañinos medios de comunicación y transporte, pues gente
mucho más inteligente y activa que nosotros vivió siglos sin ellos y, evidente
la crisis climática, debiéramos enviar, ya, al basurero de la Historia a los
dinosaurios que sobreviven en la economía, política, ecología, sindicalismo,...,
turbiamente vinculados al peor capital, para dejar paso -y ayudar- a los muy
jóvenes que, como escribió Rilke, están próximos a esa etapa vital llena de
encuentros, de volverse a ver, de seguir avanzando, una etapa en la que no ocurre
nada distinto a lo que sucede a cosas o animales y, por ello, viven lo que ocurre
a ambos como si fuera humano; sea la que sea nuestra edad, vayamos al encuentro
de la infancia, estemos atentos a Greta Thunberg -mujer, el suyo sí que es
feminismo- y otros, pongámonos con -detrás de- ellos, defendámoslos de los malos,
impidamos que los destruyan o, peor aún, los digieran. Cavilemos.
Frente
a la urgente, juvenil utopía del día a día de todos, está la odiosa “cumbre OTAN de Madrid”, capitalismo y realpolitik, que a partir de von Bismark
-dicen- buscó el equilibrio entre los imperios, pero fue sustituida por la weltpolitik, agresiva estrategia bélica nacida
del desarrollo industrial que adoptó el emperador alemán Guillermo II y generó
las llamadas guerras mundiales que nos arrastraron a tener que soportar, además
de la insufrible desigualdad, el irritante club
Bilderberg, el elitista foro de Davos,
los odiosos “G” o que El País, 03.07.2022, titule obsceno que “La OTAN arrastra a Europa a la pugna
geoestratégica de EE.UU. con China”, imposición a la UE de una ruta peligrosa, ajena a la inaplazable atención
al riesgo climático, ruta que solo sirve para ayudar a la industria, finanzas,
economía del capitalismo USA en su perdida carrera con el del gigante asiático
y Rusia, y forzar, por ejemplo, a nuestro ondulante, ridículo jefe de planta a
que, sumiso, eleve acelerado el gasto militar miles de millones -que ¿de dónde
sacará?- y a comprar fragatas al (des)igual, imperial aliado, mientras, salvo
científicos raros, nadie se (pre)ocupa porque, un ejemplo, El País 05.07.2022, “el
anticiclón de las Azores se expande e intensifica por el cambio climático”,
anomalía inédita el último milenio que, junto a efectos mucho más graves, propiciará
borrascas, clima seco y daños peores en lugares como Galicia, mientras, ciego a
lo que viene, “el parlamento europeo
respalda el sello verde al gas y la nuclear” que impulsan Alemania y
Francia, preocupadas -solo- por ahora y ellas y no por el dañino “efecto invernadero” o el riesgo nuclear
y sus resilientes residuos; el dilema es claro, o juvenil utopía frente al caos
climático o seguir soportando geoestrategia e imperio, y la decisión es nuestra.
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