215 Los domingos
cavilar
¿Qué hacer?... con la
energía (II)
Fernando
Merodio
17/04/2022
“Pregunta. ¿Qué
le interesó de Auschwitz para entender
lo que ocurre ahora? Respuesta. Su
estructura jurídico-política, que hizo posible que pasara lo que pasó allí, que
permitió el horror. Los nazis no hicieron más que servirse de una figura
jurídica, la del estado de excepción (…)”
(Entrevista a Giorgio Agamben, autor de Nuda
vita, Medios sin fin. Notas sobre la política,…)
“Las irregularidades y anomalías del proceso de
Jerusalén fueron tan diversas y jurídicamente complejas que oscurecieron (…)
los centrales problemas morales, políticos e incluso legales del proceso”
(Epílogo de “Eichmann en Jerusalén”.
Hannah Arendt).
La
situación es gravísima, mucho más de lo que la mayoría puede llegar a intuir y
con el hartazgo que genera lo importante cotidiano no debidamente defendido por
el colectivo, me fatigo -otro poco- intentando cavilar sobre cómo, aquí ahora,
en el ámbito esencial de la generación energética, serias “irregularidades y anomalías” legales que, nadie se engañe, son delitos,
corrupción dolosa de fondo y forma que mancilla la limpieza de la estricta categoría
vital, inquietante, del achacoso futuro común; exigir control social sobre
cómo, por quién, por qué,… se toman en lo -más o menos- serio de la vida común decisiones
que afectan al futuro de todos y hacerlo con riguroso respeto al contrato
social, Estado de Derecho, Ley,… ha hecho que filósofos serios y fiables como Hannah
Arendt y Giorgio Agamben coincidan en denunciar serias anomalías del pasado que
-con matices- siguen aquí ahora, apoyadas en un muy peligroso poder bastardo que
se alimenta de falacias, medias verdades y perversión del lenguaje, reprobando
Agamben la “solución final” que categorizó
Auswichtz y Arendt el (ab)uso espurio de los judíos israelíes, dos arquetipos
de infamia hoy visibles en ámbitos como el energético, del mayor peso socio-económico.
Escribía
en 1943 Hersch Lauterpacht, catedrático de Derecho Internacional nacido en
1897 en Zòlkiev, pequeña población
próxima a Lemberg, hoy Lviv, Ucrania, que “el
ser humano individual (…) es la unidad
última de todo el derecho” y, a partir de ello y del derrumbe de la
sensibilidad en el trato social hacia el individuo, él y su vecino Rafael
Lemkin, enfrentados en la teoría, depuraron nociones capitales como “crímenes contra la humanidad“ y “genocidio”, tan graves como poco y mal -de
modo selectivo- usados por la justicia internacional y que, por ello, exigen
ser más aplicados, con una mayor objetividad y precisión jurídica, pues, por
mucho que el significado de ambos conceptos se edulcoren, diluyan por quienes,
perversos desde el poder más bastardo, (ab)usan (de) derechos de todos, este
lugar -y este tiempo- dibujan el punto de fuga de líneas -que pareciendo- “paralelas”, trazadas -dicen- para no juntarse
hasta el infinito, por contra, convergen hacia la destrucción, en muy breve
tiempo, de la vida humana, colectiva e individual, en el planeta Tierra.
En 2004,
explicaba Agamben que donde, como aquí ahora, normas y principios no son fijos,
ni debidamente respetados, todo es “gestión,
resolver problemas del modo que sea, con la policía convertida en figura
central”, respondiendo a la cuestión de “¿qué puede hacer el ciudadano común?” explicando de que “el propio concepto de ciudadano está en
peligro y, cuando no hay principios de referencia, la pregunta ya no es ‘¿qué
quiero hacer?’, sino ¿qué puedo hacer?’’”, abriendo camino al pesimismo de,
a partir de Hannah Arendt, Monika Zgustova: “el mal puede ser obra de la gente común que renuncia a pensar y se
abandona a la corriente de su tiempo”, evidente en Awschwitz y Jerusalén, llenos
de “gente normal”, pero también “válido para hoy”, no debiendo olvidar
que, con sus graves peculiaridades, nazis -ansia territorial y deuda salvaje
derivada de “la Guerra”- y judíos
-carencia de patria física y enfermizo amor al dinero- se movían impulsados,
además de por la pulsión imperial/colonialista ilícita de ocupar territorio
ajeno, por la ambición de, ajenos a la advertencia de Voltaire de que “el papel moneda siempre termina retornando a
su valor intrínseco: cero”, por su empeño en la más sucia forma de
actuación, la de acumular más y más reseco capital, componente de la producción
que es rémora de la vital fuerza del trabajo.
Si al cavilar
queremos oponernos eficaces al modo en que, denuncia Agamben, capital y
políticos “gestionan” aquí ahora muy
mal, a su dañino interés graves asuntos cómo quién, en qué cuantía, de qué modo,
por qué,… genera energía y su incidencia
vital en el explosivo riesgo climático, serio peligro cierto que -sin
oponernos- sabernos es causa de que
caminemos hacia la dolosa extinción de nuestra especie en el planeta y, en el
turbio futuro que maquinan, podemos detectar genocidios/crímenes contra la
humanidad que pueden estar -están- perpetrándose aquí ahora, tan crueles y más
cobardes que Putin, con la generación energética, debiendo analizarlo en los sabrosos
505.990 km2 del arbitrio que dicen España y los 5.321 mínimos, risibles,
recientes que tiene a su lucrativo servicio el fascio residual de Revilla, con el
mismo método en los dos territorios, el menos y el más pequeño que, sabios honestos,
Agamben y Arendt denuncian advirtiendo que lo hecho años atrás, por nazis en
Auschwitz y judíos en Jerusalén a partir de la figura jurídica de un estado de
excepción declarado de facto por
ellos para -valga el oxímoron que describe la sórdida realidad- con ilegales
leyes de ilegalidad total, hoy como ayer, pretender legitimar conductas
criminales propias con leyes que, además, una vez elaboradas ad hoc, incumplen con saña en forma y fondo,
entre soeces, tabernarias carcajadas de capital y política que excesivos, felices
son loados en sus medios de (in)comunicación; veámoslo aquí ahora.
La mercantil PSOE, impúdica, publica en el BOE de 30.03.2022 el Real Decreto-ley 6/2022, nulo de toda nulidad, artimaña de excepción del ejecutivo, anula el legislativo, la representación, justificándolo leguleyos de séptima del gobierno con ignaras normas y jurisprudencia, represora excepción que prolonga los dos últimos años de recortes de derechos, copia de los de los pasados 40 en los lager y en Israel, contra Eichmann, tras su ilegal detención, basándose aquí -dicen- en el artículo 86 CE, que posibilita al gobierno, “en caso de extraordinaria y urgente necesidad”, modelo de indefinición e inseguridad jurídica, “dictar disposiciones legislativas” que la CE dice “provisionales”, exigiendo que no afecten “al ordenamiento de las instituciones básicas del Estado” y, por ello, no saltar, como hacen, al legislativo, ni “los derechos, deberes y libertades de los ciudadanos” regulados en el Título I CE que, artículo 10, declara “inviolable”, en especial, “el respeto a la ley y los derechos” y, artículo 15 CE, tan actual por la emergencia climática, “a la vida y a la integridad física y moral” que deben garantizarse con serios Estudios de Impacto Ambiental que hoy regula la Ley 21/2013, radicalmente incumplida en el “concurso eólico”, que anularon TSJC y TS por carecer, entre otras exigencias, de evaluación ambiental estratégica, siendo lo que ahora, sin pudor, presentan los regional-sozialistas y sus medios de (des)información de masas, más burdo y cruento, con el pobre Gochicoa, “nuevo”, poniendo la cara mientras callan “históricos expertos”, (in)competentes en la tropelía del “mapa”, Blanco y Marcano, con una ilegalidad no informada y en la que no ha participado nadie, ajena a toda norma, no siendo PROT, ni LS, ni PSEC,… y, sin saber qué es, ni siquiera son capaces de darle nombre que defina qué quieren, llamando “zonas de exclusión” o “restringidas para implantar instalaciones (…) eólicas” a lo contrario, lo que, realmente, es -excluido el destrozo inmobiliario sin normas de las “cabañas para nuevos ricos pasiegos”, que perpetran, revueltos, apellidos cantabristas, profesionales o el poder de los Botín-, presentando un ininteligible, turbio mapa que, sumiso, ratifica los proyectos que, hace años, adelantados a las actuales “exigencias técnicas”, presentaron los consorcios a que, no descarten, pudiera ser, es, quizás aun deban algo oscuro los partidos por el alboroto que fue el “concurso eólico”, tras el que, transcurridos 10 años, el regional-sozialismo, tan nefasto haciendo política como infame gestionando ni ha sido capaz de realizar la Evaluación Ambiental Estratégica que exigen TSJC y TS, pringándonos de nuevo, además de en el espurio barro del estado de excepción nazi, en métodos, que analizaremos, “mafiosos“ contra el que se opone a ellos (Continuará).
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