domingo, 10 de abril de 2022

214 Los domingos cavilar ¿Qué hacer?… con la energía (I) Fernando Merodio 10/04/2022

214 Los domingos cavilar

¿Qué hacer?… con la energía (I)

Fernando Merodio

10/04/2022

Sin teoría revolucionaria, no puede haber tampoco movimiento revolucionario (…) Solo un partido dirigido por una teoría de vanguardia puede cumplir su misión de combatiente de vanguardia” (Vladimir Ilich Ulianov, Lenin. “¿Qué hacer?

Que, por favor, a nadie asuste la cita, cavilemos sobre ella y veamos si hay motivos para desacuerdo y temor y, si no los hay, profundicemos, pues cuando circunstancias y hechos globales son tan peligrosos, funestos para muchos como aquí ahora, el uso de la palabra y su civil puesta en práctica no deben temerse, es modo de impedir que se consolide una perversa manipulación por pocos, pues es hoy vital, urgente fatigarnos en pensar y actuar con orden, unidos para evitar el atropello irreversible de la imposición de reiteradas consignas por quienes usurpan los medios y convierten, por silenciamiento del resto, la mentira en -falsa- verdad que afecta a asuntos vitales como lo referido a los -que dicen- sostenibles, ecológicos, benéficos parques eólicos que, desde el monopolio del poder, ahora quieren imponer, sin que debamos, sin más, admitirlo, pues sus efectos tienen enjundia bastante para exigir el esfuerzo de frenar el abusivo ritmo con que los pretenden implantar, para analizar, reflexionar, contrastar si, como decimos algunos, el venerado eufemismo de llamarlos parques oculta muy nocivos polígonos industriales que quieren ubicar, con saña, donde más daño causan, cuñas del capital en lo comunal, agio abusivo en cuya defensa, hace días, más irritado que “didáctico”, el coordinador de clima y medio ambiente de El País, ariete mediático que presiona para legitimar el fraude, nada habituado a que se critique su modo de actuar desde el peligroso, “prestigioso” medio que calla la lógica y experta acción cotidiana de los -cada día más- defensores de un no rotundo, jurídico y práctico, al escarpado, egoísta, funesto modo de generar energía eléctrica, preguntaba exigente al ciudadano afectado que soy inmediata respuesta a una pregunta que él, parcial, vería abrumadora, desmovilizadora del ¡no! rotundo: si no queréis polígonos, ¿Qué hacer?

EL ROTO 06/04/2022

Una pregunta que, antes de ser formulada, ya nos había obligado a la fatigosa tarea de definir con objetividad -posible- el estado sociopolítico del dilema de la energía, sus necesidades en calidad y cantidad y las opciones más razonables en la ardua tarea de generarla en la cantidad precisa para las exigencias reales previamente fijadas, tras poner todo en relación con los peligros que para socio-economía, biodiversidad, riesgo climático… supondría errar en el cambio de arquetipo en la generación energética, riesgo tan grave o mayor -a mí me lo parece- con sus diferencias obvias, que el de decidir en los primeros años setenta del pasado siglo de la España anegada por la claudicación de encogidos ante el fascismo de Franco y Girón de Velasco, vivo el “caudillo” pero exangüe, una apasionante etapa para quienes -una minoría como hoy- agitados buscaban algo mejor, ilusos ilusionados, etapa de la que, entre otras cosas, recuerdo la arriesgada fatiga con que mi hermano menor, psicoanalista serio que hace años nos dejaba, me traía de la URSS las Obras Escogidas de Vladimir Ilich Ulianov, Lenin, tres sólidos, gruesos volúmenes de la soviética Editorial Progreso, de cuyo examen recuerdo, además de su subversión, el cuerpo y rigor de lo escrito, más admirable, si cabe, por la absorbente, peligrosa actividad que en solo 54 años de vida, cortos y activos, desarrolló el bolchevique al que, con lógica joven, dediqué un tiempo y leí, entre otros textos, el útil ¿Qué hacer?”, 1902, audaz réplica, que él llamó “folleto”, a “problemas candentes” de entonces -y ahora-, para explicar que, en aquel tiempo, la socialdemocracia -no lo de aquí ahora- había vivido tres etapas y debía dar, un cuarto salto, largo, militante, marxista, para responder a la pregunta, ¿Qué hacer?

Respuesta que, antes de nacer Dylan, estaba ya, por supuesto, en el viento, clamor de Eolo al que el bolchevique añadió el “folleto¿Qué hacer?, abierto con una carta de Ferdinand Lasalle a Karl Marx sobre la necesidad de organizarse de modo compacto, “depurado”, claro y con tamaño adecuado, en lo que Lenin llamó “vanguardia del proletariado” y, sabiendo lo que quería, fijó lo que en 1902 -como ahora- fue eje central: carácter de la agitación socio-política, necesidad de organizarse en modo combate y plan para hacerlo extenso, cerrando -pienso- su dictamen 15 años más tarde, en su “Tesis de abril”, con conceptos ordenados en un serio texto leído el 4 de abril de 1917 en el palacio Táuride, Petrogrado, ideas que, inteligencia y práctica, tenía bien elaboradas: no cooperar con un “gobierno provisional” burgués, oponerse a la Gran Guerra que, como hoy, solo interesaba al capital, abolir policía y ejército, inútil, cara burocracia estatal, transferir de capital, zares, terratenientes, aristocracia,… al redefinido Estado de obreros, soldados y campesinos, sus asambleas, cabildos, concejos, los sóviets, el control de la propiedad de los medios de producción, tierras, fábricas,…, era la Revolución de Octubre que, infectada por luchas entre bolcheviques y sóviets, quedó en algo peor que nada

Pasados más de 100 años, con Lenin momificado, alojado con su ¿Qué hacer? en la pirámide de la -mal- llamada Plaza Roja de Moscú, todo es similar, casi igual a lo de cuando él vivía, con la -misma- amenazante Gran Guerra -todo el mundo sabe que no solo afecta a Ucrania- generada por la descarnada ambición de control burgués de territorio y economía, identificada, amalgamada ahora con -como siempre- el dinero, el capital que, además de territorio, quiere monopolizar la energía, gas, petróleo o lo que sea, ¡pese a la evidente emergencia climática, emitamos CO2!, en medio de risibles desplazamientos, sustituciones en las casillas que, los que controlan la información de masas, atribuyen a buenos y malos y hacen que quien ayer era manso y cándido hoy sea malvado y aciago o a la inversa, salvo los USA y -a su apocado, encogido rebufo- la “democrática” Europa, colonial-imperialismos respecto al resto del mundo, que siempre podrán -intentar- engañarnos con “su” grotesco premio nobel de la paz.

EL ROTO 08/04/2022

Escribe Santiago Alba Rico, filósofo marxista español que “cuando los ingenuos y los hipócritas se vuelven cínicos” y, tanto en bares y supermercados como en las redacciones de los medios y en los gobiernos “se aceptan los ‘límites de la realidad’” es que “el sol está a punto de ponerse y nosotros de apagar la luz”, muestra de que la “defensa de los derechos humanos era una ingenuidad” y “el marco universal reglado surgido de la II Guerra Mundial una hipocresía”, ingenuidad e hipocresía que han cerrado paso al realismo de identificar “la fuerza como motor -único- de la historia”, remitiéndonos a tres recurrentes leyes históricas: 1) que “todo lo que ha ocurrido una vez es posible, si no seguro, que vuelva a ocurrir más veces”, citando pandemia y guerra y haciéndome añadir que no es repetición sino evidencia de que naturaleza y abuso de la fuerza están siempre, sin irse, ahí, 2) que “el saber es inolvidable y la tecnología irreprimible”, si bien cierto uso del vehículo individual -o de los polígonos industriales eólicos- es reprochable y el de la bomba atómica no es democrático ni lógico, siendo riesgo real que “el capitalismo que realmente existe genere más ‘libertad’ que ‘democracia’”, debiendo saber todos que “la ‘libertad’ sin ‘democracia’ es solo libertad para la destrucción”, explicación de la -injustamente- denostada pregunta “libertad, ¿para qué?”, con que Lenin respondía a Fernando de los Ríos y su insolente -en el mejor caso- ingenua demanda de mayor “libertad” en aquella revolución y 3) que “siempre habrá un individuo dispuesto a hacer inevitable lo simplemente posible”, y añado yo que ayudado por el interés del poder, pues cuando más compleja es -o parece- una estructura, de menos personas depende su reproducción/modificación, imponiéndose la “maldad” personal a la “bondad” colectiva, haciendo que hoy -casi- nada se pueda hacer “contra la libertad de un lobby o de un autócrata”.

Es flagrante ejemplo de atropello de lobbys/autócratas el Real Decreto-ley 6/2022 de la mercantil PSOE, que contra el Convenio de Aarhus, Directivas, la Ley 27/2006, la 21/2013 y un largo etcétera de esenciales normas, usa la “guerra de Ucrania” para inconstitucional, delictivo escamotear la Evaluación de Impacto Ambiental de ciclópeos campos fotovoltaicos y polígonos industriales eólicos y, así, facilitarlos. (Continuará)

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