213 Los domingos cavilar
De la exclusión eólica
Fernando Merodio
03/04/2022
“Excluir. “1. Quitar a alguien
o algo del lugar que ocupaba o prescindir de él o de ello. 2. Descartar,
rechazar o negar la posibilidad de algo. 3. Dicho de dos cosas: Ser
incompatibles. 4. Dicho de una persona; Dejar de formar parte de algo
voluntariamente” (Diccionario de la RAE)
“El que ha talado mi vida como un árbol ignora que el también ha sido ya
cosechado y recolectado por personas que nunca llegará a conocer porque
permanecen largas temporadas en la Riviera o en sus cotos de caza en la montaña”
(Elfriede Jelinek “Los excluidos”)
Estamos en lo energético, epicentro del
problema actual y no contentos con plantar cientos de gigantescos mamotretos
eólicos, nos hablan de excluir, expresión negativa de la endogamia que al
pequeño gobierno ombliguista gusta; en el diccionario, excluir es quitar a alguien
o algo de un lugar, prescindir de él o ello, declararlo incompatible, negarle posibilidades,
lo que Elfriede Jellinek, premio Nobel de Literatura en 2004, poeta aferrada a
la dura realidad, hace verbo con que, precisa, explica cómo los cuatro
excluidos de su novela de tal título se saben seres maltrechos, nacidos,
alimentados y crecidos para ser recolectados y, al final, talados por gentes a
las que ni conocen, de esas que “permanecen
largas temporadas en la Riviera o en sus cotos de caza en la montaña”, son excluidos
conscientes de su marginación que avisan al resto que algo muy similar sucede a
-casi- todos; el habitual concepto adjetivado de “exclusión social” germinó en Francia con René Lernoir, Secretario
de Estado en el gobierno de Chirac, autor del libro “Les exclux: un Francais sur dis”, “Los excluidos: uno de cada 10 franceses”, el 10% de población, ¿solo
10%?, sin red de seguridad social, ancianos, discapacitados, presos, extranjeros,
toxicómanos, diversos grupos de víctimas de abusos,…, definido como “proceso mediante el cual individuos o grupos
son total o parcialmente excluidos de una participación plena en la sociedad en
la que viven” (European Foundation,
1995:4), evidente en lo económico, social y político y ajeno a la “integración social”, problema sobre el que
hoy, ayer y mañana, los profesionales de la política y los medios de
(in)comunicación tergiversan los saberes de las ciencias sociales y tratan tan
insufrible trance castigando a quien padece o, aún peor, haciendo demagogia
buenista que finge igualarlos al resto, simula eliminar muros que levanta el
sistema e ignora las principales causas de la desigualdad, paro, pobreza, prisiones,
siquiátricos, lacras socialmente repudiadas,…, todo ello hoy muy mal tratado, oculto
por los actores de la -vieja- “nueva
política” que, amorrados al sistema, lo ignora y focaliza su acción
excluyente, en realidad represora, en residuos transversales, útiles en las elecciones,
no molestos para el amo,…; es la “política”
que hoy sufrimos.
Parte culpable -y asentada en ello- es el
pequeño gobierno regional-sozialista que hace años nos arruina y amarga la vida
intentando engañarnos -ayer, junto a una ministra, el lenguaraz residuo del
fascio contaba que, cuando él ya no esté aquí, un onírico tren parará en
Laredo, Castro y otros pueblos y llegará en una hora a Bilbao- patrocina lo que,
agresivo, dañino analfabeto, llama “mapa
de exclusión eólica”, cita o alusión que -seguro- no dice lo que ellos pretenden,
pero molesta a los que valoran el natural, benéfico poder de Eolo y de él esperan
respuesta a preguntas serias: “¿Cuántos
años podrá una montaña existir / hasta deshacerse en el mar? / Sí ¿y cuántos
años tendrá que vivir la gente / hasta que se les permita ser libres? / Sí, ¿y cuántas veces puede un hombre apartar
la mirada, / fingiendo que no ve nada? / La respuesta, amigo mío, vuela en el
viento, / la respuesta la trae el viento”, flujo de aire a gran escala al
que, peligroso, se referían, con pervertido lenguaje ignaro, afásico el
regional-sozialimo para excluir otras cosas, no el viento, como evidencia el
hecho de que el pobre consejero de obras públicas -el de medio ambiente, más taimado,
solo dijo algo tan evidente e inane como que la región “no puede quedar descabalgada de las energías alternativas”, pues “somos netamente eficientes energéticamente”-
se tiraba, sin agua, a la piscina del mantra “interruptus” de su guía y caudillo, dejando claro que el represor
documento eólico, si es que llega, se limitará a fijar que “los parques de aerogeneradores estarán
vetados en el 90% del territorio” y habrá ayudas y bonificaciones -impagable
homenaje a Pepe Isbert, alcalde de “Bienvenido,
Mr. Marshall”- para el 10% restante, el de los sufridores damnificados por
tal energía -¿no era plausible y
beatífica?- cuya generación sería - sin creérselo, dicen - sostenible.
¿Quiénes son los “excluidos eólicos” por el multidimensional atropello? Siendo cierto
que afecta a ilimitados ámbitos de la vida humana, no solo materiales, cavilo
sobre algunos, comienzo por el “económico”
y la sagaz denuncia de Lenin sobre la tenaz, avariciosa apropiación del
territorio común por los de siempre, caracterizada por la evidencia de que el “precio” que -a veces- ofrecen -y casi
nunca pagan- por la apropiación indebida es inconmensurablemente menor que el “valor” real del territorio usurpado, sin
que sea preciso valorar las repercusiones económicas que supone -el tránsfuga Ángel Agudo dixit- la “puesta en valor” de otros aspectos del timo. siendo indiscutible
que a quienes se excluye es al resto, a prácticamente todos.
Desde el punto de vista “social”, nadie puede negar que los agresivos
polígonos industriales, las turbinas y palas de 200 m., los destructivos km. de
pistas de rodadura, sus cancerígenas -lo informa estadísticamente el respetado
Instituto Karolinska- miles de km. de líneas de transporte a alta tensión y
subestaciones de transformación, sus Tm y m3 de hormigón armado, plásticos,
fibras también cancerígenas, metales de todo tipo, en especial los “raros” robados a los países más pobres,…
son la quiebra de muy fuertes lazos históricos territoriales, sociales,
familiares generadores de “capital social”
y solidaridad comunal, alteración de históricos comportamientos y actividades que,
al dañar la ganadería, la agricultura, la actividad local, dañan incluso la
salud mental y, “puestos en (des)valor”,
también destruyen la economía de los excluidos por el uso delictivo que se
pretende hacer del territorio y la energía de Eolo… y de todos.
Desde el punto de vista “político”, sin información, ¡ay, el Convenio de Aarhus!, plantean una “exclusión eólica” que, sin nuestra participación,
quieren imponer Blanco, Gochicoa y Revilla, apoyados en Madrid por la nada
fiable mercantil PSOE que, obscena, ahora va a sentarse y -a cambio de un tubo y
un poco de gas para la UE- hacer carantoñas -empezando por el Sahara- al antes vilipendiado
sátrapa marroquí, amigo del viajero emérito, lo que supone, junto a la exclusión
de la parte social más débil, ¡esa sí que está excluida!, la quiebra total del
revolucionario Estado de Derecho y la ruptura del contrato social que teorizó
Rousseau, como exhibe, pesada broma, el Real
Decreto-ley 6/2022, de 29 de marzo, de medidas urgentes en el marco del Plan
Nacional de respuesta a las consecuencias económicas y sociales de la guerra de
Ucrania…, o de que el Pisuerga pase por Valladolid o, simplemente, de que,
a “ellos” les place, en el que, junto
a la farfolla habitual de la ignara “nueva
política”, ágrafa, los capítulos III, Medidas
de agilización -¡ay, perverso lenguaje!- de los procedimientos relativos a proyectos de energías renovables y
IV, Otras medidas por las que se regulan determinados
aspectos de los concursos de acceso, muestran con prístina claridad cómo
-si se lo permitimos- intentarán burlar lo más garantista del contrato social y
“excluir” del parecer el saber que sobre tal generación eólica tenemos.
Una sociedad inclusiva y no excluyente,
garantiza legalidad justa, tiene -y usa con energía- medios para detectar y -en
su caso- corregir desigualdades y castigar dura a los culpables, aquí ahora muchos
e identificables, pero muchísimos menos y con menos fuerza ética, legal y lógica
que el -desmovilizado- resto; la movilización es, pues, urgente para generar una
gran red jurídica de protección social frente a “ellos”, el opaco Ibex35, politicastros y entorno, consejeros eólicos,…
y evitar que, como hacen ahora, se inventen cosas tan abracadabrantes como esa
“afección ambiental”, artículo 6,
RD-l 6/2022, que, sacada de la caja de Pandora, depósito de maldades como la Covid19 o lo de Ucrania, solo genera ilegal ventaja para los de siempre e
indefensión e inseguridad jurídica para los excluidos reales, o sea, para casi
todos.
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