domingo, 3 de octubre de 2021

187 Los domingos cavilar De privilegios y fianzas Fernando Merodio 03/10/2021

187 Los domingos cavilar

De privilegios y fianzas

Fernando Merodio

03/10/2021

Privilegio.- Derecho, ventaja o exención excepcional concedida a una persona o colectividad. Hecho o situación agradable de que disfruta una persona“. (The Free Dictionary)

"Fianza.- Prenda, garantía o dinero que se da como seguridad del buen cumplimiento de una obligación o compromiso”. (The Free Dictionary)

Aunque suene aburrido es esencial pues, de modo genérico, el procedimiento da forma a actos que se concretan en acciones jurídicas para alcanzar un fin, ordenados de modo que, sin los previos, los posteriores son inválidos y, sin los posteriores, los previos no son eficaces, protege el Estado de Derecho y el principio de legalidad y exige respeto para los de contradicción -igualdad ante la Ley-, legitimación -interés legítimo-, imparcialidad -eficacia, objetividad, jerarquía, coordinación, descentralización y respeto a la Ley-, transparencia -normas accesibles a todos-, y además, en -pocos- casos, el de información y participación política ciudadana; el procedimiento es, pues, algo serio, no una fórmula, sino garantía de justa igualdad ante la Ley, pero también lugar en que -sin poder obviar que el Derecho emana, en general, de quien detenta el poder- más evidente se muestra lo que da título a la cavilación, "privilegios y fianzas", artificios creados para generar -aún más- injusticia y desigualdad que me hacen pensar, con la brevedad que me exijo, en dos casos: el primero, la evidencia de cómo, (ab)usando (d)el procedimiento, los poderes de la política privilegian y regalan lo mejor, lo más mollar -lo que da utilidad o provecho con poco esfuerzo- de la ciudad al poseedor del pésimo dinero usurario del banquero y el otro cómo, al exigir fianzas, la justicia dificulta la persecución de los delitos más graves y dañinos, los públicos.

Hace años, se “concedía” formalmente a la Fundación del banco que se apropia -entre otras cosas- del nombre de la ciudad, sin imparcialidad, transparencia, contradicción, información y real participación en el procedimiento, burlando sus normas que fijan la igualdad de todos ante la Ley y con trámites acordados, prefijados años atrás, arbitrarios, realmente, se le ha regalado el tramo central, el más marinero, de mayor calado del muelle ciudadano, a fin de plantar -ellos soñaban con una pirámide, un túmulo funerario, pero les ha salido- un mamotreto vendado hace años a fin de evitar que, al desprenderse, sus piezas nos maten, armatoste en el que, siempre ruin y humillado, Revilla se reúne, pedigüeño, con Sánchez, en lugar de hacerlo -muestra de lo inepto que es- en el ruinoso solar del único edificio público republicano que había en Santander, la Diputación, “memoria histórica”, al tiempo que, 2021, con el procedimiento también retorcido, se tolera a los mismos, agrupados de otro modo, mantener, mientras quieran, el centro de la ciudad patas arriba para al final, además de quitar aún más luz a la calle Martillo, fingir que rehabilitan, conservan, cambian de uso,… un par de redichos edificios irrelevantes, muy del pueblerino gusto burgués y que, además, representan lo peor de la peor historia ciudadana, desde los que imponernos su feo, sucio concepto de cultura, arte,... acabando de hundirnos en el lugar en que, porque lo merecemos, estamos..

Digo que "se concedía" el muelle porque -dijeron- se usó -forma del "procedimiento"- una concesión administrativa, peligrosa figura cuya mínima garantía es funcionar "intuitu personae", otorgarse solo a quien el "dadivoso" concedente -de lo que es de todos- considera que lo merece; según el Diccionario de Derecho Público, es medio por el que la Administración, ente abstruso, "confiere a alguien un derecho o poder de que antes carecía mediante la transmisión de un derecho o el ejercicio de un poder propio" de ella, mudando así en Administración a un creso grupo que dicen Fundación, a la que la ley exige ser exacta en sus números y ejemplar en su actividad y la de sus miembros, una casta que, en este caso, atesora como méritos haberse enriquecido, para desgracia del resto, con sofisticadas formas de usura, una selecto clan familiar, todos con el mismo apellido, al que, en perjuicio del interés general se otorgó el privilegio de ocupar un magnífico suelo del dominio público, una parte del muelle frente al "Banco" que, por medio de dirigentes como Rodrigo Echenique, interviene, entre otros medios, en el grupo Vocento, dueño de El Delirio Montañés, que le hace la ola y pone sordina, entre otras vergonzosas ilegalidades, a que hasta hace poco "la familia" tuvo ocultos, sin declarar desde la guerra (in)civil, con los españoles sufriendo penuria, "un mínimo de 2.000 millones de euros -350.000 millones de "antiguas" pesetas- en las cuentas suizas de HSBC", gravísima ilegalidad que se regularizó con la -habitual- complicidad de "los procedimientos", mientras Economía multaba a XYZ, ABC y DEF Heritage Foundation, ¡más útiles Fundaciones!, de uno de ellos llamado Jaime -casi al tiempo condenado a 3 años de cárcel y una muy millonaria multa por intentar vender fuera de España, su práctica del arte, un "Picasso"- que ocultó, perjudicando a otros accionistas, la titularidad de un buen porcentaje de acciones de Bankinter o también al tiempo de que el Banco-ciudad fuera acusado, con datos, de ocultar a Hacienda la identidad de clientes creando sociedades offshore, entre otros lugares, en Bahamas o también de sucias maniobras ilegales en la creación/construcción de su “Ciudad Financiera”, próxima a Madrid, en la que colaboró Leopoldo Arnaiz Eguren, arquitecto cuya turbia intervención en los "procedimientos" del mamotreto del muelle o el PGOU de Valderredible algún fiscal aburrido debería investigar y, por ello, sostenemos, en fin, que no a todos, sea cual sea su opulencia, se debe permitir inmiscuirse mediante "concesiones " en zonas de acción reservada a la Administración Pública.

Todo ello es, quizás, razón de que un Fiscal General afirmara en el Parlamento que los delitos de corrupción son “un demoledor ataque a los pilares del Estado de Derecho” y, si no se los combate “contundentemente”, mueven al ciudadano a “justificar”, entre otros, “el fraude tributario o a la Seguridad Social”, urgiendo modificar la idea española de que la Justicia, "su procedimiento", “no trata igual al poderoso que al resto”, pese a lo cual y a los serios datos que incapacitan jurídica y éticamente a los titulares de la "concesión" de 2.827,53 m2 de muelle y 658 m2 de vuelo sobre el agua durante 35 años, para implantar dos contenedores de 22 m. de altura -equivalente a 6 plantas- y 90 m. de frente -doble que el Banco-ciudad- en un oscuro, imposible, raudo trámite inédito que se iniciaba el 13 de abril y se concluía, ¡en 35 días!, el 18 de mayo de 2012, evidenciando corrupción -cuando menos- político/administrativa, tráfico de influencias, prevaricación, negociaciones y actividades prohibidas,…

En el segundo plato de la balanza que, junto a una espada, exhibe la severa mujer de ojos vendados, hay que cargar las dificultades que el mismo “procedimiento” impone a otros, pudiendo citar junto a más ejemplos, la inexorable fianza exigida -no al criminal- sino quien, tras cumplir la obligación -artículo 259 LECr- de denunciar, con razones y documentos incluso, delitos que conoce bien, facilita al juzgado y la fiscalía notitia criminis de hechos -con indicios- delictivos, respecto a los que ha mantenido una larga lucha en distintos ámbitos procesales con los querellados, denuncia y sostiene la lógica pretensión de ser acusador particular, no popular, pretensión en la que lo peor es el sabido, habitual hecho de que si, por dignidad u otra causa, no presta caución, se inadmite y archiva la querella y ni el juzgado ni, menos aún, el Ministerio público, flácido/político, investigan y, en su caso, persiguen a los denunciados, siendo claro a qué hechos -públicos y muy graves- y personas protegen las fianzas, así como la -dura- sensación de impunidad -real- que todo ello genera.

Es crucial el momento, de cambio a un modelo energético igualitario y justo -¡Hay que cambiar el sistema!, repite irritada Greta Thunberg- mientras aquí Ocyener, S.L., solo un notable apellido y un mínimo capital social, debería explicar de dónde saldría la parte de los muchos más de 100 millones de euros que -según dice- sería su aportación a los ilegales polígonos eólicos La Costana y Campo Alto y, en especial, al salvaje y dañino El Escudo, del que El Delirio Montañés, 30.09.21, desnudando su idea del “procedimiento”, dice gráfico, con claridad indecente, que está “en la última fase de despachos”, evidencia de cuál es su lugar en un mundo de “privilegios” y “fianzas”.

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