domingo, 26 de septiembre de 2021

186 Los domingos cavilar De trolas, virus, lava, cuadros y otros robos Fernando Merodio 26/09/2021

186 Los domingos cavilar

De trolas, virus, lava, cuadros y otros robos

Fernando Merodio

26/09/2021

"Pero es menester saber encubrir ese proceder artificioso y ser hábil en disimular y en fingir. Los hombres son tan simples y se sujetan a la necesidad en tanto grado, que el que engaña con arte halla siempre gente que se deje engañar" (Nicolás Maquiavelo. "El príncipe").

"La naturaleza no es el resultado del gobierno de la indiferencia, sino que tiene sentido, es inteligible, la naturaleza parece explicarse a sí misma. La filosofía, desde entonces -nacía el siglo VI antes de nuestra era- se habría dedicado a preguntarse por el principio, el fundamento o la razón, por la estructura o sistema de semejante orden natural" (Fernando Merodio Castillo. "Origen y naturaleza de la filosofía).

Siendo niños, en Rozadío proscribimos, quizás por flácida, la palabra mentira, la sustituimos por trola y tildábamos muy peyorativos, de troleros, no de mentirosos a quienes tenían el cobarde hábito de mentir para vaya saber qué, vocablos trola y trolero que dicen venir del francés dròle, bromista y también  emparentan con el neerlandés drolle, compañero alegre, no siendo ese el significado que, severos críos de pueblo, le dábamos nosotros, más próximo, pienso ahora, a vincular, aunque sea simplemente por fonética, sustantivo y, en especial, adjetivo a los “trols”, raza antropomórfica del folklore escandinavo y otros, personajes tipo, en general gigantes terroríficos que raptan humanos, sobre todo niños; tal era, hoy me lo parece, la fealdad que, críos, en Rozadío atribuíamos a la detestada, para nosotros cagona, mentira.

Frente a tan bello planteamiento infantil, en 1733, Jonathan Swift -o, acaso, su amigo John Arbuhtnot- volcaba en el opúsculo “El arte de la mentira política” el consejo de Maquiavelo al príncipe que cito arriba, que al tiempo advertía, sin ningún reparo, que para gobernar y mandar “(…) puede aparecer manso, humano, fiel, leal y aun serlo, pero le es menester conservar su corazón en exacto acuerdo con su inteligencia para que, en caso preciso, sepa variar en sentido contrario”.

Son ambas reflexiones útiles en el sucio lodazal indecente en que nos toca vivir, agravado con la disculpa de esa cosa que, sin serlo, ahora dicen “pandemia”, indecencia a la que sienta como anillo al dedo la sabia intuición de George Orwell cuando anunciaba un ministerio de la Verdad dedicado a crear Mentiras y describía exacto lo que, de verdad ahora, nos quieren hacer: “Arrebatadas sus granjas, millones de campesinos son arrojados a los caminos llevándose tan sólo lo que puedan cargar”, a lo que, según el troskysta británico, aquel ministerio decía “traslado de poblaciones o rectificación de fronteras” y los “progresistas”, el gran capital y -todos- sus medios afines lo adornan como, “descarbonización”, “progreso”, “desarrollo energético”,…

De eso y otras cosas hablé con un -buen- filósofo -además, muy próximo- y me quedó claro que la naturaleza se explica a sí misma, siendo base de la filosofía el hecho de que “el hombre piensa”, tiene logo, o sea lenguaje y razón o, lo que es igual, facultad humana -racionalidad- y causa -la razón de algo- por lo que es carga del hombre dar voz al universo, a la naturaleza que, exceptuado él, actúa en silencio,  debiendo “enunciar el sentido, dar voz a lo que aparece” y que lo natural muestra; así, “la actividad del ser humano (…) alcanzará su plenitud allí donde sea capaz de expresar o de dar razón del logos inmanente al orden de la naturaleza, incluida la naturaleza humana”, siendo “la filosofía el discurso razonado y fundamental acerca de lo que -nos- pasa” y, así, mientras el filósofo, que no es práctico, lo mismo que el niño no cesa de preguntarse ¿qué es? y ¿por qué?, ese mismo niño no pregunta jamás a técnica y ciencia ¿para qué?, pues considera que sirven para algo, son útiles y "la vida y sus actividades más propias son, en efecto, un fin en sí mismo".

Vivimos un momento tétrico, un grave retroceso en la historia social de la humanidad que piensa, un tiempo -que dicen- de ciencia, en el que un bichito del que -esa ciencia- ha evidenciado no conocer nada -dicen que- ha generado lo que llaman "pandemia", que para Niall Ferguson "apenas está entre la 20 peores de la historia", pues ha "afectado al 0,06% de la población comparado con el 2% de 1918-1919 o con alrededor del 30% de la peste negra", con remedios medievales -bozal, confinamiento, distancias,...- y una vacuna de la que no nos dan estadísticas fiables de fallecimientos respecto a los no vacunados, un contagio tratado tarde y con el que los -que dicen- científicos han hecho el ridículo -salvo para meter dinero en el bolsillo de laboratorios y bancos- al exigir guantes y geles cuando no había milagrosas mascarillas, elevar las vacunas al altar y acobardarnos en medio de su hiperactividad represiva -grave retroceso y daño para el futuro de todos- del capital y -sus siervos- políticos; en tal situación, lo de España -y Revilla-, más autoritaria que el resto del mundo, es modelo de malos resultados, tanto en el control de la enfermedad como en lo económico, en lo que -incluso El País, 24/09/2021, dixit- estamos a la cola de Europa en recuperación, muy por detrás de la media de la UE e incluso de Portugal, Italia o Grecia.

EL ROTO 25/09/2021

Otro -mal- ejemplo de lo que -al menos aquí hoy- es la ciencia nos lo da La Palma, isla de vulcanismo cierto a cuyos habitantes, pese a los reiterados avisos rugientes de lo natural, la ciencia -con aplauso de los medios y la mala política cómplice- ha dejado tirados al retirar de sus -a punto de arrasar- viviendas solo cuatro cosas, haciendo que, vil como siempre, ahora en la SER, Xavier Vidal Folch -al tiempo de sus amables pamplinas sobre el independentismo- culpe a los vecinos de tener que salir de donde vivían por piernas, exculpando a ciencia y política, esa ciencia que -vulcanólogos expertos- nos decía campanuda, engolada el día de la erupción que la lava llegaría al mar a las 7:00 horas del siguiente día … y aún se la espera; habría que exigir, ya, que la ciencia explique lo que no le preguntan los niños: ¿para qué sirve, en realidad, su artificio? y, así, el saber que supere tan lógico filtro, tendría algún sentido.

EL ROTO 24/09/2021

En un difícil, inconsistente onírico mundo que se mueve entre filosofía y ciencia está lo que dicen “derecho”, del latín directum, “lo que es conforme a la regla, a la ley, a la norma” o “lo que no se desvía a un lado ni a otro”, sabiendo todos que no es así, como muestran dos -muy- recientes ejemplos, el de Jaime Botín-Sanz de Sautuola García de los Ríos, banquero, plutócrata español condenado en enero de 2020, con aclaraciones y recursos, a cumplir 3 años de cárcel y pagar una multa de 91,7 millones €, unos estratosféricos quince mil doscientos cincuenta millones de pesetas -¿cuántos salarios mínimos anuales tirados al barro?- ganados sin -ningún- mérito y que, pese a sus antecedentes de fraude familiar de más de 2.000 millones de euros, ocultación bursátil y estar pendiente de, al menos, otro juicio por fraude fiscal, ha pagado sin siquiera despeinarse y con la intención -hasta hoy exitosa pese al riesgo de fuga- de evitar algo ineludible para otros, “su entrada en prisión” y seguir -junto al resto de su odiosa familia- ejerciendo, entre aplausos de la bovina y sumisa burguesía local, el público encargo de decidir/dirigir lo que para la ciudad con nombre de banco es cultura, arte,… y, junto a él, el también muy dañino de Carles Puigdemont, mediocre golpista cobarde huido que daña la credibilidad del saber del alto tribunal, fracasado, ahora mismo, en su estéril intento de, a tenor del daño causado al resto de españoles, a mi mismo, solo -ni más, ni menos- juzgarle, valorar si ha cumplido su parte del contrato social, castigarle en su caso y mostrar al mundo algo tan sencillo -y que para el irresponsable tribunal, tanto exigente con el resto, parece utópico- como que en España hay leyes y jueces, que todo ello es fiable y justo y que quien la hace la paga.

Vivimos tan penosa situación con sordina o, más, entre mentiras o trolas de troleros crecidos, no niños, ocultos falaces tras una tergiversación de la reflexión política de la República, Platón o El Príncipe, Maquiavelo: ¿conviene ocultar, por su bien, la verdad al pueblo, engañarlo para protegerlo? y el insufrible insulto de que. pues ese pueblo no posee tierras, castillos, bienes,..., la verdad política es de una minoría, aquí Sánchez, Belarra, Casado, Rufián, Urkullu, Junqueras, Revilla,… y, siempre en todo lugar, del capital. To be, or not to be. That is the question”, “Ser o no ser. De eso se trata”.

EL ROTO

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