165 Los domingos cavilar
Mentirosos, mentiras y crímenes
Fernando Merodio
02/05/2021
"No ha sido ahora (...) Nosotros somos un ente informante, (...) no alegante. Es un informe preceptivo que nos
pide el Ministerio (...)" (Guillermo Blanco, consejero de medio
ambiente, sobre el informe negativo al P.E.
Garma Blanca a eldiario.es. 24.04.2021.)
“(…)
los efectos positivos sobre la población son muy poco significativos, al ser
proyectos cuyo mantenimiento puede realizar un reducido número de operarios”
(Del informe negativo)
"Cantabria tiene ya ubicadas las siete zonas
preferentes para instalar eólicos. El gobierno de Cantabria ha prometido que
antes de que termine la legislatura tendrá aprobado el nuevo PROT" (El Delirio Montañés. pág. 10, 23.04.2021)
Hay que vigilar y, por supuesto, golpear, el capital insiste en su empeño de destruir la vida humana en la Tierra, mientras políticos asalariados y, como siempre, medios de (in)comunicación arrecian -no ya solo con el lenguaje perverso de palabras nuevas que no significan nada- con repugnantes mentiras; se han convertido, lo sabemos -y algunos se afanen ocultándolo-, en compulsivos mentirosos dañinos cuyos embustes tapan crímenes, siendo doloroso ejemplo las falacias que rodearon -y rodean- lo hecho a Rachel Corrie, joven norteamericana, Universidad Olympia, Washington, miembro del International Solidarity Movement, que moría el 16 de marzo de 2003 en la franja de Gaza aplastada por una de las apisonadoras que el poder israelí usa para, impune, asolar a los propietarios del territorio que, con su -mucho- dinero, (ab)uso apostólico del racismo criminal nazi y tergiversaciones sobre sus límites e historia, han ocupado como si los palestinos no existieran; Rachel escribió “abaten casas aunque haya gente dentro, no tienen respeto por nada ni por nadie" e intentaba defender armada solo con su coraje, sus ideas y su frágil cuerpo el pisoteado derecho de los débiles a agua y vivienda, sentada en el suelo frente a un bulldozer en marcha, cuyo "conductor la vio, continuó, la cubrió de tierra y la pasó por encima”, un espantoso reportaje gráfico da fe de ello; dieciocho años después, el sábado 10 de abril habría cumplido cuarenta y dos y los hechos, impunes, de su asesinato siguen en la sombra.
Dice el Noam Chomsky que lo mismo detecta y denuncia la perversión del lenguaje que explica que “toda forma de autoridad requiere una justificación, pues no se justifica a sí misma”, que, al buscarla, muchas veces “vemos que la autoridad es ilegítima, (...) en conflicto con derechos y libertades humanas”, lo que exige combatirla día a día con un movimiento popular que él querría libertario, “atento a las formas de opresión y dominación, desafiante frente a ellas”, que pueda incluso utilizar una violencia en algún modo injusta, pero que siempre busque “alcanzar mayor justicia”; Michel Foucault, más radical y profundo, regresó a la lucha de clases y el proletariado, los actualizó y, en el debate “Justicia versus Poder” explicó que la meta de los proletarios en lucha de clases debe ser expulsar a la que ahora ocupa el poder y abolirlo, pues tal lucha solo se justifica en términos de poder, no de esa justicia que, para Foucault, es “idea creada y puesta a funcionar en diferentes tipos de sociedad como instrumento de un poder político y económico” y son proletarios quienes hacen las tareas productivas, manuales o intelectuales, reivindicando su derecho “a fijar las condiciones, determinar los fines y los usos de su trabajo” por la “necesidad humana de ser creativos, curiosos, cuestionadores,...”, pues es esencial el papel de la intelligentsia, como simples funcionarios, tecnócratas que sirven al poder privado o como parte fundamental de la fuerza de trabajo en el campo intelectual.
Rachel Corrie,
universitaria, hermosa, joven, decían que dispersa, inadaptada y muy crítica, no
se acomodó, sin duda, a ser funcionaria, tecnócrata, servidora del poder
privado,... y optó por algo más agrio, cuestionó, creó, fue curiosa,..., formuló
preguntas, encontró respuestas, acudió al territorio en conflicto, asumió el
riesgo de estar del lado de quienes de mil modos, incluso sin saberlo,
reivindican una valoración justa de su fuerza de trabajo, fue a un lugar en que
una autoridad sin "auctoritas",
un poder de clase teñido de cobardía y miedo, da al otro el trato que a tal
clase conviene, el de simple objeto que hay que eliminar pues se interpone en su
plan para destruir viviendas, derechos al agua, incluso vidas porque molestan,...,
un poder injusto que se -intenta- justifica(r) con un clima de miedo apoyado,
firme pilar, en la humillación de la dignidad del otro, creadora de temor, el
sucio abuso del “os tengo en mi poder”, que exhibió el desalmado conductor del bulldozer; la muerte
de Rachel, asesinada, reventada, identifica al brutal enemigo en la vieja lucha
que es -sin duda- de clases.
La relación directa, perversa
entre política y lenguaje que, en 1733, cuando nacía el sistema parlamentario
en Gran Bretaña, Jonathan Swift diseccionó en el opúsculo El arte de la
mentira política diciendo que
“mentir bien a los ciudadanos no es cosa que se improvise; es un arte con
todas sus reglas...”, pone
en evidencia a los incapaces vagos que aquí hoy sorben lujuriosos de la "cosa pública", no expertos, sino
torpes aprendices en la técnica de engañar, apoyados -solo- en la fuerza del
grupo; Giorgio Agamben, al analizar el injusto estado de excepción, profundiza
en la estructura del campo de exterminio, tan evidente hoy en el mundo, da
vueltas a “la suspensión de la ley” en el lager y la compara con
lo de Palestina, como nosotros podemos hacerlo con lo que aquí es la “útil” pandemia sin, por ello, caer en el
pesimismo, pues aunque “la catástrofe está siempre en curso, lo importante
es la lucidez” y, a partir de
Leo Baek, presidente de la Representación
Nacional de los Judíos Alemanes, 1933-43, que no vio “nada tan triste
como el silencio”,
deberemos gritar y empujar con toda nuestra fuerza en la misma dirección que las
Rachell Corrie del mundo, asesinadas jóvenes.
Esos crímenes se inician
con las falacias de mentirosos que, con poder bastardo, usan la injusta
posibilidad de difundir -mucho- muchas mentiras; el pasado domingo, quien quiso
pudo ver en La 2, “También la lluvia,”,
2010, película de Icíar Bollaín sobre guión de Paul Laverty, habitual de Ken
Loach que, con Colón, Fray Bartolomé de las Casas y Fray Antonio de Montesinos en
su núcleo, narra parte del desmán capitalista que llamaron “Guerra del Agua” en la Colombia de Hugo
Banzer, dictador militar, 2000, cuando un consorcio multinacional impulsado por
el Banco Mundial, en el que, con un 25%, participaba, como en casi todos los atropellos
en Ibero-américa, una empresa española, allí Abengoa, hoy en situación más que delicada, pretendía privatizar el
suministro de agua en Cochabamba; no puede sorprender, pues, que ahora en todas
partes, en concreto en nuestro mínimo territorio, quieran para ellos “También el viento”, como la luz solar o,
antes, el curso de los ríos, bienes comunes objeto de la codicia de las multinacionales
que matan indígenas en todo el mundo -a nosotros aun no, pero lo intentarán
andar- por defender su suelo y aquí ahora intentan apropiarse gratis del
territorio comunal y el soplido de Eolo, destrozar nuestra forma y calidad de
vida -lo que es, y no palabros perversos nuevos como ese “crecimiento sostenible” que Ansola desenmascaró en el “El Delirio”-, llevarse el dinero que reclamará
“Europa” al resto… y, la guinda, facturarnos
-cada día más- por ello ¡Vaya chollo!
EL ROTO 01/05/2021
Para intentar lograrlo,
aquí hay agencias y medios de comunicación infernales y una hueste coercitiva
que encabeza, avispado alumno de Girón de Velasco, el corto incapaz bocazas del
mínimo -pero nuestro, de todos- territorio, una cohorte regional de mentirosos,
hogaño identificable en el Blanco que, procaz, miente al decir que no informa “ahora” contra Garma Blanca y firmó su -falaz- escrito el 30 de abril, el Gochicoa
que, ¡ilegal PROT!, falla -miente- más que una escopeta de feria, el Marcano de
Vestas, traído a pesebre y salario a llevarse las últimas tarascadas y enterrar,
tras certificar su muerte, el atropello eólico, la derecha eterna, la "izquierda hundida",. Castañeda y su
“progreso creciente”, “El Delirio Montañés”, el tránsfuga Agudo
y la mercantil PSOE, los de “Aquí no”,
sindicatos y dinosaurios de la subvención ad
hoc,…. que hormigonan la solera de mentiras sobre la que luego se perpetran
los crímenes.
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