domingo, 30 de mayo de 2021

169 Los domingos cavilar Indultar Fernando Merodio 30/05/2021

169 Los domingos cavilar

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Fernando Merodio

30/05/2021

"(...) restos de leyes de un antiguo pueblo conquistador, recopiladas por orden de un príncipe, (...), mezcladas después con ritos lombardos, y envueltos en inconexos volúmenes de privados y oscuros intérpretes, son aquella tradición de opiniones que en una gran parte de Europa tiene todavía el nombre de leyes". (Al lector de “Dei delitti y delle pene. Cesare Beccaría)

"En los asuntos difíciles, de cualquier naturaleza, no se puede sembrar y cosechar todo a la vez; es necesaria la debida preparación a fin de que los frutos, madurados, puedan ser un día recogidos" (Francis Bacon. Serm Fidel n. XLV)

Cesare Beccaría, 1738-1794, abuelo de Alejandro Manzoni, gran poeta y novelista, a los 26 años, en 1764, publicaba su obra más conocida, el breve ensayo Dei delitti  y delle pene, De los delitos y las penas que gozó del especial, apoyo del enciclopedismo ilustrado revolucionario francés y, partiendo de una concepción contractualista de la sociedad, consideraba ésta fundada en el contrato social garantía el orden y, más importante, de los derechos de los ciudadanos, definía los delitos como violaciones de tal contrato, ataques frente a los que la sociedad tiene derecho, y también obligación, de defenderse, reaccionar, siendo primer principio de su teoría sobre al delito el de ser proporcionales castigo o pena y deslealtad contractual, mientras el segundo, vital en su argumentación de la teoría de la pena, es que nadie puede disponer de la vida de otro, defendiendo, a partir de ello, la abolición de la pena de muerte, que él veía como transgresión evidente del contrato social, pues el primer objetivo de éste era proteger, no destruir al ciudadano individual, siendo por ello Beccaría más partidario de la prevención del delito que de su represión pura y dura, pues consideraba que ésta ni lo impide ni disuade al delincuente de cometerlo considerando, pues, más eficaz difundir la certidumbre de que las penas impuestas se cumplirán íntegras, pues a todo criminal le persuade más el temor a la certeza de una ineludible, dura permanencia en prisión privado de libertad de movimiento que su ejecución física, violencia sangrienta que el resto, egoísta y cómodo, además, trata de olvidar lo antes posible.

Profundizar en  lo anterior lleva a la exigencia lógica de una pena proporcional, tanto por razones de la prevención/convicción general que actúe sobre el conjunto de la sociedad, como por la especial que lo hace sobre el delincuente, atribuyendo a la condena una eficacia tuitiva, al tiempo que educativa, eficiencia para la que Beccaría ve más útil la larga duración de una condena que se sepa cierta y, además, ajustada al “principio de legalidad” que define la fórmula latina “nullum crimen, nulla poena sine previa lege poenali” que troqueló Johann Anselm Feuerbach, padre del Ludwig que influyó en la obra de Marx y Engels, fórmula que exige al Estado garantizar una ley escrita, clara y previa al castigo del acto dañino, que atiende a tres ámbitos igualmente importantes: “Nulla poena sine lege”/“Nulla poena sine crimine”, que protegen al infractor del contrato social y, tan exigente y obligatorio como ello, “Nullum crimen sine poena legali”, que exige que el Estado, definidor de hecho punible y pena, también sea riguroso y coherente en su intervención defensiva del ciudadano individual o en grupo social, partiendo de la consideración de ser “necesario que a la representación del placer relacionado con la conducta delictiva se contraponga la representación del dolor, delineado en la ley como consecuencia segura e inderogable de tal conducta y de intensidad superior al referido eventual placer que genere la comisión del delito”, debiendo señalar el matiz que aquí nos interesa de que, siendo Beccaría contrario a la pena de muerte, la justificaba en dos casos, el primero el de que el delincuente, incluso privado de libertad, tuviera una actitud y un poder que exigieran a la sociedad ejecutarlo, refiriéndose el "ilustrado", lo aclaro, a los delitos de rebelión y traición.

Si miramos aquí ahora a nuestro repugnante territorio nordeste colindante con el mar Mediterráneo y Francia sería inadmisible que, ante el fraude evidente del contrato social por políticos desleales al resto, que incumplen obligaciones previa y libremente contraídas, los ciudadanos de a pié, los importantes, no ejercitemos el irrenunciable derecho/obligación de, a partir de la anomalía contractual de tan desleales asalariados nuestros, exigir -como en el caso de la transgresión de cualquier otro contrato- que Ley y tribunales nos defiendan y castiguen el ilegal descaro, siendo inadmisible broma pesada que, procaces, reprochen que, tras delinquir ellos, "judicializamos la política", con lo que intentan arrancarnos el costoso logro histórico que, como explicaron Beccaría y Feuerbach, fue poner fin a la impunidad de carecer de ley escrita, favorecedora, entre otros, de patricios, cónsules, senado,... frente a la plebe, nosotros, devolvernos a tiempos previos a que Juan I otorgara en la Inglaterra de 1215 la Magna Carta Libertatum, que en su disposición 39, aun vigente, garantizaba que "ningún hombre libre será arrestado o detenido en prisión, o desposeído de sus bienes, proscrito o desterrado o molestado de alguna manera; no dispondremos de él, ni lo pondremos en prisión, sino por el juicio legal de sus pares, o por la ley del país", intentar privarnos incluso del ejercicio del Bill of Rights de 1689, cimiento del Estado de Derecho, garante del Rule of Law, Imperio de la Ley, que el Oxford English Dictionary define como "autoridad e influencia de la ley en la sociedad (...) restricción al comportamiento individual e institucional", por el que "todos los miembros de una sociedad -incluso el gobierno- se consideran igualmente sujetos a códigos y procesos legales divulgados públicamente", siendo, pues, insoportable que, a partir de normas claras, no podamos exigir que, con todo el rigor de la ley escrita, se los castigue.

Basta leer por encima, superficialmente a Curzio Malaparte para ver cómo, en este cutre aquí ahora nuestro, lo de los "políticos presos", el apestoso Puigdemont, el aventado Torra, sus turbios mamporreros, palanganeros y alevines de terroristas cobardes,... fue el ridículo de un golpe de estado político estúpido y, dijera lo que dijera, hábil y mediático, Marchena, un flagrante y muy grave delito de rebelión, un frustrado "golpe de Estado", un patético intento de forzar un cataclismo constitucional al atacar la Ley, amago de "negociar/negocio" de lo innegociable que tanto gusta a los indolentes que se dicen "progresistas", del que salieron con penas mínimas unos pocos que, asómbrense -¿o no?-, siguen apoyando al (des)gobierno del nulo entallado que nos desgracia, al tiempo que los vascos, ahora menos aventados, sin necesidad de matar, reciben -nada más y nada menos- el control de las cárceles de sus cobardes "gudaris" y el de la Seguridad Social, anuncio del fin de la caja única, de la solidaria igualdad entre territorios y -más importante- trabajadores, al tiempo que se engrasa con suculentas cifras a sus privilegiadas empresas con dinero de esa "Europa" que somos todos, a cambio de votar, peligrosos desleales, las sinsorgadas  de Sánchez y su hato de insolventes, negación del Rule of Law, Imperio de la Ley, entrega a las más ruines patrias, los mínimos egoísmos ilimitados y rampantes, anuncio para ciegos del nuevo nazionalsozialismo europeo apoyado en el vale todo, con el solo fin -nadie se engañe- de alimentar fútiles, enfermizos egos y cobrar alimenticios altos sueldos.



EL ROTO 14/11/2019

Como la cuestión de los delitos y las penas empieza a tomar aquí forma de anécdota con estatus de síntoma, en medio del raudo caos que vivimos olvido a Beccaría y Feuerbach y digo, ajeno a González, Guerrra, los "barones psoecialistas", los "peperos", los de la "vox" enemiga del voto, los "ciudadanos", los esperpénticos populismos diversos,... que al entender como Jacques Vergès, "abogado del diablo", necesario desmontar la idea de que los tribunales garantizan la Justicia y usar estrategias de ruptura, no de connivencia, en los juicios y en la vida, no solo perdono la pena que se impuso a los que nos dan patadas en salvas sean las partes, no les indulto, les amnistío, olvido sus delitos, les reconozco que no han cometido ninguno y les aplaudo pues, en este momento, como diría Kierkegaard, convivimos con una suerte de "suspensión política de la ética", por lo que admito que hagan lo que quieran hasta que esto estalle y, mientras tanto, reflexiono displicente sobre el incurable daño que provocan todos los amantes de las banderas, en especial los independentistas y, esperando a ver qué pasa, de nuevo me pregunto, ¿y la izquierda?

domingo, 23 de mayo de 2021

168 Los domingos cavilar España 2050 Fernando Merodio 23/05/2021

168 Los domingos cavilar

España 2050

Fernando Merodio

23/05/2021

Se trata de un ejercicio de Estado protagonizado por diferentes expertos e instituciones y por encima de ideologías y partidos” (“España 2050”. Iván Redondo)

Aunque aún esté algo lejos y entonces, con 104 años, habré empezado a envejecer, 2050 es una cifra que me suena bien y, por ello, leí en El País de 17.05.2021 con atención, subrayando incluso, el panegírico anuncio que, con el mismo título de esta cavilación, firmaba un tal Iván Redondo, para mi entonces novedoso y del que luego he sabido que se trata de un multiusos líquido -quizás, él lo dice, gaseoso y, añado yo, tóxico- que, sin cumplir 40 añitos, tras asesorar a Xavier García Albiol, José Antonio Monago y Antonio Basagoiti, todos “peperos”, por Real Decreto de 8 de junio de 2018 se convertía, con un triple salto mortal -¿para quién?- en director del Gabinete de la Presidencia” del cursi, redicho entallado peligro que es Pedro Sánchez, premio a su desleal aportación -que yo desconocía- como ideólogo -a partir del saber robado taimadamente de las sedes del PP-, en la moción de censura contra Mariano Rajoy, un Gabinete desde el que enseguida, en 2020, creaba la llamada “Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia de País a Largo Plazo”, en ingles foresight unit, madre de alquilar pagada del último aborto de quienes, incapaces de acertar con lo de mañana, fingen explicarnos lo que -no- pasará en 2050, pringoso, falso cuento sobre “posibles escenarios y desafíos futuros” para el país; un siniestro personaje de la “política”, Iván, del que, en un titular reciente, entendí que Alfonso Guerra, viperino siempre, pedía que no se le confunda, ajeno a él, con el Redondo ugetista, Nicolás, de segundo Urbieta.

Entre otras sinsorgadas como la del inicio -dicen, dentro de un sistema enquistado en el más rabioso egoísmo partidista sin ideas, que su nadería es ejercicio de Estado “por encima de ideologías y partidos”-, entresaco la de alardear de 100 expertos libres e iguales, de los que no dan nombres, no sean una vergüenza o lo desmienta alguno, de más de 30 universidades, 3 sabios por universidad, trabajando en un silencio hasta ayer tan hosco y opaco que hace pensar en un gulag siberiano o en las lóbregas tinieblas, bajo las literas, de un barracón de Auschwitz, ¡vaya un cálido, merecido aplauso para tan discretos, filantrópicos -han laborado, dicen, gratis et amore, de gracia y por amor de dios- currantes!, para proponernos, eterno mantra, cual soleada Falange en sus montañas nevadas y el Gibraltar español, ser vanguardia, “primeros a nivel europeo”, abortar un nuevo, enésimo cambio en educación, “proteger y ampliar, ¡uf, menos mal!, el bienestar ciudadano como objetivo explícito”, crear empleo para los jóvenes al tiempo que, dificultándolo, se aumenta la tasa laboral de los mayores de 64 años, apoyarse en la ola política y -siempre pidiendo- económica internacional, subir impuestos sin decir a quienes, facilitar, sin explicar cómo, los arrendamientos, anunciar que 27 millones de españoles vivirán en estrés hídrico, sin denunciar sus rebosantes, propias, insolidarias piscinas, aumentar la -mínima- ayuda a los dependientes, reducir, ¿les suena?, la jornada laboral, potenciar el vehículo individual pero dificultar su uso a los más débiles al subir impuestos,… y ¡la repera!, su feroz lucha contra la crisis climática con fiscalidad “verde”, reduciendo -sin explicar cómo- en un 90% los gases efecto invernadero y, revolucionarios extremos, anulando viajes en avión de distancias que se pueda cubrir con 2,5 horas de tren,…, por supuesto, sin cambiar el sistema que nos ha traído aquí -y nos lleva a un lugar incluso peor- no se vaya a enfadar la pobre gente del Ibex 35, bancos, energéticas, constructoras,…y especuladores diversos.

Sin pretenderlo, seguro, al contestar la gansada de Redondo/Sánchez, la derecha, más a la derecha que aquellos, da cifras que -si se sabe- hacen pensar: que en 15 meses ha habido 125.000 muertos por Covid19, un 0,26%, uno de cada 376 españoles, 3.500.000 contagios del virus, un 7,45%, uno -grave, leve o levísimo- por cada 13,5 habitantes en los mismos 15 meses de represión alarmada y, al tiempo, sin alarma, una tasa de desempleo -no ganar dinero para vivir- del 15,3 %, uno de cada 6,5 españoles en edad de trabajar que, para los menores de 25 años, es del 37,7%, uno cada 2,6 jóvenes, sin que nadie urja en favor de esas otras víctimas -¿al no ser contagiosas?- ningún tipo de represión, bozales, policía, multas,… que ataque la orgánica lacra; no hay solución a ello en la prospección del judas/asesor de Sánchez.

Distinto es Paul Valery, firmemente convencido de que el pensar tiene “músculo”, es elástico y, lo mismo que en el ejercicio físico, la disciplina es base y raíz de la “cosa mentale”; en 1894, con apenas 23 años, abandonaba la poesía de modo temporal, decidía disciplinarse, levantarse diariamente a las 4 ó 5 de la madrugada para, “entre la lámpara y el sol”, reflexionar con aparente desorden y escribir 3 ó 4 horas para “mostrar en acción, y a la vez, los órdenes diversos que componen la complejidad del hombre”; ejercicio que mantuvo hasta su muerte, en 1945, con el fruto de 261 Cahiers, 26.000 páginas de Cuadernos, notas con apariencia caótica que critican, proponen, impugnan, muestran su obsesiva voluntad de fortalecer el conocimiento, “(...) indicio del asombro que tuve cuando me di cuenta de que no lo habíamos intentado aún”, razonable e insistente búsqueda de respuesta a la esencial pregunta “¿Qué puede un hombre?”, apoyada ya en 1897, a sus 26 años, en la firme declaración de principios de que “Aquí no pretendo agradar a nadie”, publicando de 1941, ya al final del camino, una llamativa y perspicaz reflexión, “El orgasmo gime: ¡Toma, toma! ¡Me entrego, me libero, huyo de mí! Que se haga tu voluntad, Eros mío... Soy lo que siento y muero. Lo más intenso pide la muerte, o al menos una imitación de la muerte. El amor te dice: ¡Ah, ven, que te voy a destruir!”, reforzando lo escrito en 1899, ”la amistad, el amor, es poder ser débiles juntos” sabiendo que obviarlo, no pensarlo, nos convierte en feroz, feraz fábrica de neurosis, relevante éxito de la represión, en especial la religiosa.

Al tiempo del silencio ante la volátil, indemostrable y ególatra memez de la “España 2050”, burra vieja que quiere vendernos quien es sabido incapaz para diagnosticar el hoy, el musculoso, ineludible intento de poner en marcha sin pretender agradar a nadie los diversos órdenes que componen la complejidad de lo humano, provoca mil (mal)intencionados, sofisticados y perversos obstáculos; hoy como ayer furtivos, en especial los religiosos resecamente adobados con la salazón del miedo que, en el caso de la novela cristiana, dice Valery, “envilece lo divino, abusando de la muerte, del infierno, del juicio, de la cólera ‘divina’, de la eternidad y del remordimiento; y no confesando que el hombre está más cerca de lo sagrado cuando se burla de todas esas inmundicias que cuando cree en ellas”, pues son un montaje, perfecto ejemplo de la “deificación del chantaje” ya que, sensu contrario, “si hubiese un Dios, no habría más que él, y no mundo”. Moleste a quien moleste, urge luchar contra la interesada imposición, lucha que ayude a conocer lo humano, con apoyo en la sólida convicción de que cada uno “tiene el dios de su estructura”, exclusiva y propia, y que cualquier pretensión de poner nombre o adjetivos a ese dios, no nos añade nada.

Desde la infancia, nos enfrentamos a una (in)cómoda superestructura ideológica que claramente limita nuestras posibilidades, inteligente en el peor sentido, adaptable en cada tiempo y circunstancia al deseo de quien manda, con efectos que, a través de arbitrarios mecanismos instrumentales prosaicos, limita la posibilidad de responder a la esencial pregunta de Valery: “¿Qué puede un hombre?”. José Luis Pardo escribió que la heterogénea y democrática mezcla de persona(je)s en la portada del disco Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band, de The Beatles, guarda “la banda sonora del estado de bienestar”, ilusión que, en aquel tiempo, conquistó a la clase obrera, hoy tristemente abocada al negro túnel del “estado de malestar”, fruto inevitable de la separación de lo personal y económico respecto de la política, enemiga feroz de todos; en cualquier caso, si permanecemos firmes atentos a Valery y leemos a Pardo y otros muchos para desarrollar el músculo del pensar y soltar lastre de creencias, esperanzas y otras sandeces, quizás, aún podremos reírnos del intento de burlarse de todos nosotros que es el desatino “España 2050” y, a partir de ello, tomar postura.

sábado, 15 de mayo de 2021

167 Los domingos cavilar Vacunados Fernando Merodio 16/05/2021

167 Los domingos cavilar

 Vacunados

Fernando Merodio

16/05/2021

"Se entiende por vacuna cualquier preparación destinada a generar inmunidad contra una enfermedad estimulando la producción de anticuerpos. (...) El método más habitual para administrar las vacunas es la inyección". (Organización Mundial de la Salud. OMS).

Harto del tostón malicioso a que, desde hace más de un año, nos someten -casi- todos, me fatigo e, intentando poner orden en la dispersa publicidad que sobre el rentable Covid19 difunden quienes, fingiendo preocuparse por nuestra salud…, intentan mantenernos más asustados que asiduamente, busco una idea medio clara de lo que los filántropos que nos tapan la boca llaman estar vacunados.


EL ROTO 11/05/2021

Vacunarse es forzar la entrada en nuestro organismo de un medicamento ajeno a él con el -no sé si- iluso objetivo de hacernos inmunes a una concreta enfermedad -dicen que- nueva, mediante un agente -antígeno- similar al microorganismo que causa la enfermedad y que, por razones que solo conocen los expertos, identifica como enemigo a lo que la provoca y, a partir de ello, estimula nuestro sistema inmunológico, defensa natural del organismo frente a las infecciones a través de una organizada reacción que ataca y destruye a los agresivos invasores; la vacuna es, pues, un preparado externo que, al estimular la generación de los llamados anticuerpos, genera en el organismo vacunado la que dicen inmunidad adquirida o específica, que crea antígenos -anti, opuesto y genos, producir, que se oponen- capaces de adaptarse, aprender, recordar y, por último, dar respuesta a la enfermedad concreta a que se enfrenta y contra la que no teníamos esa inmunidad innata que es la primera barrera protectora de los contagios, obstructora del acceso a nuestro organismo de los elementos ordinarios más dañinos, pero que no es capaz de impedir que las unidades malignas de una enfermedad específica nueva nos infecten, siendo evidente que, aunque los que nos agobian hablando todo el día lo callen, el buen uso de las vacunas debe ser siempre profiláctico, previo, que prevea, disminuya los efectos de los patógenos naturales, previsibles o “salvajes” que nos puedan causar infecciones; la posterior a la infección, no deja nunca de ser una provocada chapuza.

Inocular una vacuna es “vacunar”, término derivado de la “variolae vaccinae”, viruela de la vaca o viruela bovina que, en 1798, adoptaba Edward Jenner para tal caso concreto, hasta que, en 1881, Louis Pasteur lo ampliaba, en honor al propio Jenner, al resto de nuevas vacunaciones que ya se estaban desarrollando; eficacia, insisto en que la de las preventivas, avalada por la OMS, que estudia y apoya los empeños contra la gripe, el VIH, la varicela, la viruela, la poliomielitis, el sarampión, el tétanos,…, en cuyo camino se ha cruzado, se cruza y se cruzará, como en el de tantas otras cosas importantes, nuestro peor enemigo, el cruel dinero, la economía, pues en general las enfermedades infecciosas que para ser erradicadas precisan una vacuna, como el sida, la malaria, la tuberculosis,… se enquistan en la población más pobre del planeta y las grandes farmacéuticas que tanta celeridad han tenido para elaborar -y, de modo inmediato o previamente, fijar caros precios y cobrar- el añorado e injustamente aplaudido pinchazo para la agresiva gripe -exagerada- que es el Covid, no donan a esas poblaciones la medicación estudiada y precisa para eliminar -esas sí, de verdad- pandemias criminales consentidas, provocadas en sus países.

Thomas Hobbes, autor del Leviatán, 1651, que Norberto Bobbio define como “sólido monumento erigido a la doctrina de la obediencia”, se sentía amenazado por John Wallis, matemático que, en el libelo “Hobbius Heautontimoroumenos”, le acusaba de ateísmo y de la cobarde idea de que se debe obedecer a quien, de forma estable, se adueña del poder y puede garantizar una paz cómoda, por lo que escribió “Leviatán” para ganarse el favor de Cromwell, tras caer la monarquía, y, asustado por ello, se defendió con el libelo irónico “Consideraciones sobre la reputación, la lealtad, la educación y la religión”; tiempos duros en que Hobbes, que se fatigaba pensando para expresar lo pensado, intentando no ser víctima de un anatema irracional tan enconado como el que seis años atrás sufrió Baruch de Spinoza, denunciado, “excomulgado”, “maldito día y noche” por Willem van Blijenbergh, servil y cómodo teólogo de la época, que provocó su, “execración” con un Decreto “pedagógico”; por salir del carril correcto.

No tuvo Hobbes el coraje de Spinoza que, incluso tras su excomunión y a riesgo de ser quemado en la hoguera, mantuvo un importante debate epistolar sobre la naturaleza del mal, su relación con Dios y otras cuestiones con el peligroso teólogo Blijenbergh. En sus “Cartas del Mal”, brillante glosa a tal correo, explica Deleuze que, frente a la pregunta teológica de, “¿cómo es posible referir el Mal a algo de lo que Dios no es referencia?”, Spinoza aceptaba a Dios, ¡cómo para no hacerlo!, pero le veía ajeno a tal pregunta y su correspondiente respuesta, defendía que definir el Mal exige “distinguir” cada acción con lógica, pues “ninguna acción es, en si misma, buena o mala”, sino en función de las reacciones que, según las leyes naturales, provoca en aquello sobre lo que actúa y que, al matar a su madre, Nerón rompió -“descompuso”- su relación materno-filial con Agripina, lo que es el Mal, mientras al eliminar a su padre, Orestes reforzó -“compuso”- la suya paterno-filial con Agamenón, encarnando el Bien, teoría cuya práctica exige la fatiga de analizar los actos uno a uno, algo que para el teólogo envidioso era agotador, ajeno a su cómodo basar en Dios y en ineludibles leyes arbitrarias sus respuestas, tras (pre)juicios (in)dudables sobre el castigo y las terribles (sin)razones de Inquisición, excomunión o sambenito, ajeno al intelectual esfuerzo contra corriente de Spinoza, para quien no era cierto que, como reclamaban miedo y época, se identificaran sin más Bien y Dios, sino que, por contra, “el Bien no es más que el Mal, y el Ser está más allá del Bien y del Mal”.

La inquisitorial pulsión de un Mal basado en lo absoluto/divino ejercida por poderes de siempre, engranajes potentes y medios sucios apoyados en el “subsuelo profundo y sólido” que, denuncia Foucault, altera hoy el entorno, cimenta la sociedad disciplinaria que es la democracia blanda, llena de vigilantes, (pre)juicios, (des)calificaciones, clasificaciones, controles, registros desde familia, policía, ejército, jueces, escuela, medios o, el colmo, desde la fábrica en que se vende barata la fuerza del trabajo u hospitales -y, peor, siquiátricos o cárceles- en que la represiva sociedad pone barreras al pasional intento de ejercer libres las libertades personales; los cada día más tenues y difusos límites entre totalitarismo y lo que el pensar líquido dice democracia crean espacios cada día más amplios con irracionales normas absolutas que definen un Mal teológico y conveniente, que Agamben llama “zonas de indiferencia entre violencia y derecho”, evidentes hoy en el represivo tratamiento maniqueo que se da al derecho fundamental a decidir si deseamos o no llevar bozal, vacunarnos o vivir con nuestro cuerpo, siendo urgente devolver a la devaluada idea actual de democracia su potencial de escandalizar, evitando que los de siempre manejen ideas jurídicas -o filosóficas- tan indeterminadas como el “derecho a la vida”, siendo ejemplo, en el siglo XX y frente a la intolerancia, Semmelweis, que avanzó curando solo con higiene, jabón y agua.

Los científicos exigen estudiar si el pequeñísimo virus que altera nuestra vida “salió de un laboratorio”, critican, lógicos, la forma en que políticos ineptos afrontaron su inicio, las empresas se niegan a socializar las ganancias de sus subvencionadas patentes,… y, unísonos, reprimen, recortan libertades con bozales e intentan obligar a que nos vacunemos todos, por lo que, en medio de la insensata incongruencia del abrupto final del represivo y muy útil -para ellos- “estado de alarma”, mayor de 75 años, sincero, fraternal con los millones que no pueden pensar ni en inmunizarse, desobedezco civilmente a los que, torpes dolosos, gestionaron tan mal el inicial aviso de infección y coincidiendo con la egoísta huida del miserable que se apropió y traicionó la esperanza del 15-M, las marchas por la libertad, “rodea el congreso”,…, me opongo a, porque lo digan ellos, formar parte del selectivo grupo de los vacunados.

sábado, 8 de mayo de 2021

166 Los domingos cavilar Madrid Fernando Merodio 09/05/2021

166 Los domingos cavilar

Madrid

Fernando Merodio

09/05/2021

“Acabo de leer en un periódico la noticia de la entrega de Madrid. Las tropas del general Franco han entrado en la ciudad (…) Han izado la bandera de la España nacional en lo más alto del edificio de la Telefónica, el rascacielos que durante los años de asedio fue el más bombardeado y tiroteado… algo así decía el escueto comunicado”. (Ilsa Kulcsar “Telefónica”)

Pasados 82 años, aquella bandera de la España nacional aún ondea, simbólica y tan fútil como todas en el Madrid actual, ahora, si cabe, más orgullosa, en su km.0, reseña que fue -y es- la Puerta del Sol elegida por Franco como mazmorra, lugar de tortura, en defensa de la “seguridad del Estado” fascista, frente a los pocos que se le oponían; chirrió siempre el trato dado a la robusta aleación de ciudadanía que es el resiliente -nuevo palabro perverso- pueblo madrileño, en especial ahora, tanto del gobierno próximo de la derecha agitada por seísmos de su propia corrupción, como desde el interés pancista de “la PSOE", mercantil tan sobornable como los otros y deteriorada ahora, más incluso, por el fétido tufo “eclesial” que emana de la pícara liga de intereses “progresista/populistas” a la que, Félix de Azúa dixit, no mueve luchar contra el paro, la desigualdad, la pobreza,…, sino redituar en su beneficio el útil virus.


"Telefónica", historia de España, magnífico relato bélico de Ilsa Kulcsar, mujer de Arturo Barea, que ejerció como censora de la prensa extranjera en el Madrid de la guerra (in)civil, social-comunista real que, de modo milagroso, se libró del serio riesgo de ser "paseada" por los anarquistas, narra sin ira cómo era la hoy venerada "república", cuyos dirigentes, con muy leves excepciones, huyeron con el oro, abandonaron al pueblo de Madrid y lo obligaron a resistir en soledad, como siempre, hasta 1939, a Franco y sus "moros": "¿Aviones de maniobras o la fuerza aérea? Aquí tienen tiempo de formar a los pilotos porque Madrid ha resistido hasta ayer, no se rindió -como otros- hace dos años y medio". 29 marzo 1939. Ellos sí que resistieron.

A partir de ideas marxistas, no soy “guerracivilista”, odio el “guerracivilismo” que -de modo indigno- jovenzuelos llaman “memoria histórica”, me fatigo en ser actor social al tiempo de solo mirón indignado, 20 años sin votar, del vodevil que es la ultra-liberal “política parlamentaria”, a la que, es cierto, anoto el exiguo hito de que, pese al llorica que introdujo en el debate partidista balas y navajas ensangrentadas, los electores no fueron sobrevolados por aviones con bombas y Madrid pudo elegir, en “pandemia”, eso sí, entre los herederos de los que, 80 años antes, la habían bombardeado y los de los que, flácidos, apostataron, traicionaron a ciudadanos y “República”, sin que al discurrir por qué barrios y pueblos, ricos igual que pobres, prefirieron a los primeros encuentre otro argumento que el de que, siendo traicionar muy feo, no son fiables, por desleales, los que hoy dicen ser afines a quienes fueron muy dudosos republicanos.

Pese a todo, sé que Madrid resiste, evoca a John Berger, marxista autor de “Puerca tierra”, muerto nonagenario potente que, en un hermoso libro, se ocupaba con fatiga de lo que, críptico, tituló "El tamaño de una bolsa", aclarando a acelerados, ya en la contraportada, que se refería a “la pequeña bolsa de resistentes” que “se forma cuando dos o más personas se ponen de acuerdo” y hablan de cosas serias, poder, sexo, historia, arte,..., pues ese “intercambio refuerza la convicción de que lo que está ocurriendo hoy en el mundo es perverso y las explicaciones que suelen darnos al respecto son un montón de mentiras”, algo que le hico escribir con “mayor sensación de urgencia” sobre resistentes, o sea sobre lo diverso de apariencia hermética, Miguel Angel y lo opuesto a un nacimiento, Van Gogh, su corta vida y el riesgo de perderse, Brancusi, ¡el cerrado y áspero “beso” de su tumba en Montparnasse!, Diego Rivera, Frida Kahlo, su lance amoroso con Trotski, dolor, belleza, suicidio, comunismo, el “Viva La Vida” de su último cuadro,..., hacer frente a la gran derrota del mundo, cruzar ideas escritas con el subcomandante Marcos, saber que, lo mismo el águila que la garza, o el campesino europeo luchando para que no le abata el capital que el indígena que lo hace frente a asesinos, o la escritura pausada que la heroica resistencia armada de Marcos, o esos temas de apariencia impenetrable,…, todo ello, cuando es compartido, incomoda a la serpiente, la estremece y hace que, en su caverna, sienta temor, pues allí no hay razón humana, ni sexo libre y feliz, ni cultura o arte ajenos a fundaciones para evadir impuestos, ni águilas, garzas, campesinos, indígenas,…, solo adoración al rico, mares de sucio dinero robado, baldío, cuentas de resultados, absorciones, fusiones, compras de otros, agio con la desdicha ajena, desigualdad, hambre, crimen, guerra y, ahora, "progresismo/populista" que útil -para ellos- gestiona el virus con solo estadísticas manipuladas, evitando transitar hacia un mundo diferente… en el que no manden sus amos; no quieren cambiar el sistema.

Sí saben los de la caverna que eso que, lenguaje pervertido, dicen progreso es ruina para nosotros y nuestro medio ambiente, el de nuestros hijos y nietos y, si -lo dudo- llegaran, el de los hijos de estos, causada por los que trafican con infraestructuras gigantes, muerte para quien vive en las montañas y sus valles, líneas de altísima tensión y subestaciones hasta en las ciudades, coches cegando calles y carreteras, aceras con mil bicicletas, patinetes, skates,..., “progreso” que paniaguados vocean, al tiempo que intentan (des)ordenar el ordenado y bello territorio legado por nuestros mayores, solo para acumular sucios papeles viejos, dinero, y ahora, ni eso, cabalísticos trámites con destructivos smartphones, siempre vigilados por siervos que aquí tienen la dominante fea forma de la carcasa de un banco con cada día menos asalariados y apoyado en la injusta omnipresencia destructiva localista de panfletos, aquí un Delirio que premia y castiga a diario y deja claro qué es progreso... para ellos.

La vieja y culta Europa a la que -tan nuestros- nos enfrentamos en la "guerra de la independencia" se ha rendido a la caverna, olvida a los obreros que, tras fatigarse, exigen el salario justo pactado con explotadores, ni clases, solo capital, burócratas, pensionistas, funcionaros inactivos quejosos, la nueva clase nacida de la esclavitud vieja que se hunde con los restos del naufragio, subvencionados, burócratas, castas políticas, sindicales, ciudadanas, ambientales,... y gobiernos que, gestores (in)fieles, esperan migajas que, desde arriba, arrojan las constructoras, energéticas, bancos,... que los pasaron por encima, los aplastaron, laminaron; se acaba el trabajo asalariado, mientras intelectuales orgánicos que no es preciso nombrar, “demócratas de izquierda” subastan sus mínimos votos por la panacea mirífica del afán nazional,...; productos baratos y consumo caro, acomodados todos, privados de saber, lealtad, sexo, vida,... y, ahora además, un oportuno, oscuro virus, la puntilla que nos deja sin nada de lo que, usado con el personal albedrío de cada cual, nos permitía enfrentarnos al poder en reuniones, opiniones, asociaciones, protestas,... ¿Otra cosa?, muy difícil. Jean-Paul Sartre y Hoederer, con las “manos sucias”, sabían que “la revolución no es asunto de mérito, sino de eficacia, y no hay cielo” -de lo que no se enteró "Evita" Iglesias, “rata” que ahora huye del barco y dicen que, es posible, hacia el dinero de Roures, millonario entrista, “troskista”, más traidor incluso que él-, así pues, con la manos sucias hay que militar, valorar fines y medios, “reconciliarse aniquilando al adversario”, no pactando “progresistas”, algo que la caverna -cierto- ha hecho, hace y hará siempre, siendo claro, pues, el modo en que hay que actuar, pero… ¡uf, la religiosa conciencia!

Nos devuelve “lo de Madrid” al triste final de “Novecento”, en que, tras juzgar -no como aquí- a los fascistas, el Comité de Liberación Nacional visitó la hacienda del señor, lugar del histórico abuso, bajo una gran bandera de la hoz y el martillo, obligó al campesino/proletario a entregar las armas y, satisfecho, abandonó la escena en que fijó la correlación de fuerzas que permitió a Alfredo Berlinghieri, Robert de Niro, hijo del fallecido patrón, gritar, pese a la aparente derrota, “¡il padrone non é morto!”, algo que cuando -lo explica muy bien Greta Thumberg- ¡hay que cambiar el sistema!, pues no solo está en juego el poder de clase, sino el futuro humano, no se debería repetir.

domingo, 2 de mayo de 2021

165 Los domingos cavilar Mentirosos, mentiras y crímenes Fernando Merodio 02/05/2021

165 Los domingos cavilar

Mentirosos, mentiras y crímenes

Fernando Merodio

02/05/2021

"No ha sido ahora (...) Nosotros somos un ente informante, (...) no   alegante. Es un informe preceptivo que nos pide el Ministerio (...)" (Guillermo Blanco, consejero de medio ambiente, sobre el informe negativo al P.E. Garma Blanca a eldiario.es. 24.04.2021.)

(…) los efectos positivos sobre la población son muy poco significativos, al ser proyectos cuyo mantenimiento puede realizar un reducido número de operarios” (Del informe negativo)

"Cantabria tiene ya ubicadas las siete zonas preferentes para instalar eólicos. El gobierno de Cantabria ha prometido que antes de que termine la legislatura tendrá aprobado el nuevo PROT" (El Delirio Montañés. pág. 10, 23.04.2021)

Hay que vigilar y, por supuesto, golpear, el capital insiste en su empeño de destruir la vida humana en la Tierra, mientras políticos asalariados y, como siempre, medios de (in)comunicación arrecian -no ya solo con el lenguaje perverso de palabras nuevas que no significan nada- con repugnantes mentiras; se han convertido, lo sabemos -y algunos se afanen ocultándolo-, en compulsivos mentirosos dañinos cuyos embustes tapan crímenes, siendo doloroso ejemplo las falacias que rodearon -y rodean- lo hecho a Rachel Corrie, joven norteamericana, Universidad Olympia, Washington, miembro del International Solidarity Movement, que moría el 16 de marzo de 2003 en la franja de Gaza aplastada por una de las apisonadoras que el poder israelí usa para, impune, asolar a los propietarios del territorio que, con su -mucho- dinero, (ab)uso apostólico del racismo criminal nazi y tergiversaciones sobre sus límites e historia, han ocupado como si los palestinos no existieran; Rachel escribió “abaten casas aunque haya gente dentro, no tienen respeto por nada ni por nadie" e intentaba defender armada solo con su coraje, sus ideas y su frágil cuerpo el pisoteado derecho de los débiles a agua y vivienda, sentada en el suelo frente a un bulldozer en marcha, cuyo "conductor la vio, continuó, la cubrió de tierra y la pasó por encima”, un espantoso reportaje gráfico da fe de ello; dieciocho años después, el sábado 10 de abril habría cumplido cuarenta y dos y los hechos, impunes, de su asesinato siguen en la sombra.

   

 Dice el Noam Chomsky que lo mismo detecta y denuncia la perversión del lenguaje que explica que “toda forma de autoridad requiere una justificación, pues no se justifica a sí misma”, que, al buscarla, muchas veces vemos que la autoridad es ilegítima, (...) en conflicto con derechos y libertades humanas, lo que exige combatirla día a día con un movimiento popular que él querría libertario, “atento a las formas de opresión y dominación, desafiante frente a ellas”, que pueda incluso utilizar una violencia en algún modo injusta, pero que siempre busque “alcanzar mayor justicia”; Michel Foucault, más radical y profundo, regresó a la lucha de clases y el proletariado, los actualizó y, en el debate “Justicia versus Poder” explicó que la meta de los proletarios en lucha de clases debe ser expulsar a la que ahora ocupa el poder y abolirlo, pues tal lucha solo se justifica en términos de poder, no de esa justicia que, para Foucault, es “idea creada y puesta a funcionar en diferentes tipos de sociedad como instrumento de un poder político y económico y son proletarios quienes hacen las tareas productivas, manuales o intelectuales, reivindicando su derecho “a fijar las condiciones, determinar los fines y los usos de su trabajo” por la “necesidad humana de ser creativos, curiosos, cuestionadores,...”, pues es esencial el papel de la intelligentsia, como simples funcionarios, tecnócratas que sirven al poder privado o como parte fundamental de la fuerza de trabajo en el campo intelectual.

Rachel Corrie, universitaria, hermosa, joven, decían que dispersa, inadaptada y muy crítica, no se acomodó, sin duda, a ser funcionaria, tecnócrata, servidora del poder privado,... y optó por algo más agrio, cuestionó, creó, fue curiosa,..., formuló preguntas, encontró respuestas, acudió al territorio en conflicto, asumió el riesgo de estar del lado de quienes de mil modos, incluso sin saberlo, reivindican una valoración justa de su fuerza de trabajo, fue a un lugar en que una autoridad sin "auctoritas", un poder de clase teñido de cobardía y miedo, da al otro el trato que a tal clase conviene, el de simple objeto que hay que eliminar pues se interpone en su plan para destruir viviendas, derechos al agua, incluso vidas porque molestan,..., un poder injusto que se -intenta- justifica(r) con un clima de miedo apoyado, firme pilar, en la humillación de la dignidad del otro, creadora de temor, el sucio abuso del “os tengo en mi poder”, que exhibió el desalmado conductor del bulldozer; la muerte de Rachel, asesinada, reventada, identifica al brutal enemigo en la vieja lucha que es -sin duda- de clases.

La relación directa, perversa entre política y lenguaje que, en 1733, cuando nacía el sistema parlamentario en Gran Bretaña, Jonathan Swift diseccionó en el opúsculo El arte de la mentira política diciendo que “mentir bien a los ciudadanos no es cosa que se improvise; es un arte con todas sus reglas..., pone en evidencia a los incapaces vagos que aquí hoy sorben lujuriosos de la "cosa pública", no expertos, sino torpes aprendices en la técnica de engañar, apoyados -solo- en la fuerza del grupo; Giorgio Agamben, al analizar el injusto estado de excepción, profundiza en la estructura del campo de exterminio, tan evidente hoy en el mundo, da vueltas a “la suspensión de la ley” en el lager y la compara con lo de Palestina, como nosotros podemos hacerlo con lo que aquí es la “útil” pandemia sin, por ello, caer en el pesimismo, pues aunque “la catástrofe está siempre en curso, lo importante es la lucidez” y, a partir de Leo Baek, presidente de la Representación Nacional de los Judíos Alemanes, 1933-43, que no vio “nada tan triste como el silencio, deberemos gritar y empujar con toda nuestra fuerza en la misma dirección que las Rachell Corrie del mundo, asesinadas jóvenes.

Esos crímenes se inician con las falacias de mentirosos que, con poder bastardo, usan la injusta posibilidad de difundir -mucho- muchas mentiras; el pasado domingo, quien quiso pudo ver en La 2, “También la lluvia,”, 2010, película de Icíar Bollaín sobre guión de Paul Laverty, habitual de Ken Loach que, con Colón, Fray Bartolomé de las Casas y Fray Antonio de Montesinos en su núcleo, narra parte del desmán capitalista que llamaron “Guerra del Agua” en la Colombia de Hugo Banzer, dictador militar, 2000, cuando un consorcio multinacional impulsado por el Banco Mundial, en el que, con un 25%, participaba, como en casi todos los atropellos en Ibero-américa, una empresa española, allí Abengoa, hoy en situación más que delicada, pretendía privatizar el suministro de agua en Cochabamba; no puede sorprender, pues, que ahora en todas partes, en concreto en nuestro mínimo territorio, quieran para ellos “También el viento”, como la luz solar o, antes, el curso de los ríos, bienes comunes objeto de la codicia de las multinacionales que matan indígenas en todo el mundo -a nosotros aun no, pero lo intentarán andar- por defender su suelo y aquí ahora intentan apropiarse gratis del territorio comunal y el soplido de Eolo, destrozar nuestra forma y calidad de vida -lo que es, y no palabros perversos nuevos como ese “crecimiento sostenible” que Ansola desenmascaró en el “El Delirio”-, llevarse el dinero que reclamará “Europa” al resto… y, la guinda, facturarnos -cada día más-  por ello ¡Vaya chollo!



EL ROTO 01/05/2021

Para intentar lograrlo, aquí hay agencias y medios de comunicación infernales y una hueste coercitiva que encabeza, avispado alumno de Girón de Velasco, el corto incapaz bocazas del mínimo -pero nuestro, de todos- territorio, una cohorte regional de mentirosos, hogaño identificable en el Blanco que, procaz, miente al decir que no informa “ahora” contra Garma Blanca y firmó su -falaz- escrito el 30 de abril, el Gochicoa que, ¡ilegal PROT!, falla -miente- más que una escopeta de feria, el Marcano de Vestas, traído a pesebre y salario a llevarse las últimas tarascadas y enterrar, tras certificar su muerte, el atropello eólico, la derecha eterna, la "izquierda hundida",. Castañeda y su “progreso creciente”, “El Delirio Montañés”, el tránsfuga Agudo y la mercantil PSOE, los de “Aquí no”, sindicatos y dinosaurios de la subvención ad hoc,…. que hormigonan la solera de mentiras sobre la que luego se perpetran los crímenes.