domingo, 7 de febrero de 2021

153 Los domingos, cavilar ¡Accionistas de todos los países, uníos! Fernando Merodio 07/02/2021

153 Los domingos, cavilar

¡Accionistas de todos los países, uníos!

Fernando Merodio

07/02/2021

“¡Proletarios de todos los países, uníos!” (Llamamiento final deEl manifiesto comunista)

"Al principio era dinero, ahora se trata de destruir (...) Estoy preparado para perder lo invertido; en este punto es casi una guerra de clases" (Pequeño inversor en Wall Street)

El 17 de mayo de 2005, hace 15 años, reflexionaba en voz alta en Alerta sobre ideas del espectro que, según Marx y Engels, en 1847 recorría Europa y, al hilo de su final, “¡Proletarios de todos los países, uníos!”, tejía una ilusión que, aliviando el agobio de hoy defendiendo, frente a la especulación rampante, el Hospital Militar napoleónico de Santoña o luchando contra políticos lobbystas y corporaciones empeñados en sembrar las montañas de montajes industriales eólicos, con leves matices de estilo, lleno de actualidad por la ilusa -y dudosa- revuelta de pequeños en Wall Street, cómodo, calco.

Dicen los autores del “Manifiesto comunista” que los pueblos primitivos producían sólo para sobrevivir, que la propiedad de los medios de producción, escasos, era colectiva y que las relaciones entre los miembros de la sociedad, de colaboración, concluían en un reparto igualitario, justo. Sea o no cierto todo ello, algo así pretenden los teóricos del sistema que denominan socialista/comunista. Simplifico y explico.

Analizaban Marx y Engels la realidad de 1847, su tiempo, y se preguntaban cómo era posible que, siendo tantos los trabajadores que arrancan riquezas de la naturaleza y producen nuevas riquezas, la mayor parte de ellas vayan siempre a parar a manos de unos pocos. Otros. Siempre. Razonaban que el motivo está en que la propiedad de los medios de producción no es colectiva y el trabajador no es realmente propietario de su fuerza de trabajo; todo es de unos pocos, los capitalistas.

Aclaraban que capital no es lo mismo que dinero y que no es capitalista cualquiera que haya juntado una cierta cantidad de aquel. Capital es dinero empleado en comprar medios de producción y fuerza de trabajo de otros; capitalista es el poseedor de dinero que, en el uso de ese dinero, tiene como único fin apropiarse de lo que Marx denomina plusvalía: diferencia entre el dinero empleado en comprar medios de producción y fuerza de trabajo de otros y el valor de lo que genera la fuerza de trabajo del trabajador; además, el capitalista quiere hacer siempre lo mismo: más dinero, comprar más medios de producción y fuerza de trabajo, más plusvalía,… Una espiral eterna.

Lo llamaban explotación del hombre por el hombre, afirmaban que tanta opresión generaba lucha entre explotadores (capitalistas) y explotados (trabajadores), lucha de clases; abierta unas veces, otras latente. Concluían que para acabar con la explotación y la necesidad de lucha no basta con liberar a los trabajadores explotados, es preciso emancipar, al tiempo y para siempre, a la sociedad entera. A todos. Me parecen datos ciertos que, bien explicados, pudieran incluso ayudar a que los niños, desde pequeños, piensen. Es muy simplificado y esquemático, de acuerdo, pero sé que la realidad, con su inmensa complejidad, no está muy lejos.

Al contrario de la explotación, siempre impuesta por la fuerza, la emancipación no se consolidará debidamente si solo viene apoyada en la violencia… Por mucho que en ocasiones la fuerza física parezca necesaria, no es suficiente. La emancipación de verdad, firme y profunda, llegará como y cuando pueda, pero sólo será sólida si se basa en la razón, la inteligencia, la cultura.

Aquí ahora, lo que dicen socialismo, progresismo, nos aleja; empeñado en separar a los niños, desde la escuela, del hábito de pensar, reduce al mínimo el aprendizaje de la filosofía, la historia, la música,… Pretende justificar su ansia de cultura con la lectura anual y pública del Quijote y creando nacionalidades y naciones pluriculturales sin límite; interés partidista, seguridad, ¡de ellos!, que están en lo oscuro de la caverna, sus migajas de poder; saben que ahí afuera están las dudas del pensamiento, las luces y las sombras del hombre complejo y obligan a estudiar lo que ellos, situados a la derecha de la derecha, manden -economía, mercadotecnia, marketing, dirección de empresa,…, leer prensa salmón, ser aprendices cutres del capitalismo de bolsillo. No pensar. Descartes se equivocaba e, inteligentes, hay filósofos que lo expresan en una pancarta: “Pienso, luego molesto”, soy un estorbo, no existo. Eugenio Trías -era 2005- se llega a preguntar incluso si el partido que se llama socialista, progresista, odia la filosofía. Tiempos peligrosos, de pensamiento cautivo.

Hoy -insisto, 2005- prima una concepción formal o procesal de la democracia. Max Gallo, argumenta su oposición republicana a la llamada Constitución Europea y razona contra la negación de la capacidad de pensar que se ha instalado en nuestra sociedad afirmando que tenemos una democracia “de apariencia, una democracia oligárquica, de aprobación: se sobreentiende que no se puede decir no”. Una rigurosa encuesta de Gallup Internacional, realizada en 1999 entre cincuenta mil personas de sesenta países, evidenció que solamente uno de cada diez encuestados pensaba que su país está gobernado por la voluntad del pueblo. Aquí ahora -2005- serían menos.

Francisco Umbral define –en 2005, repito- a Rodríguez Zapatero, modelo de progresista y lenguaje pervertido, como “un socialista convencional, un chico de los frailes, un traidor por indecisión, un ambicioso que secretea en la sombra, un eterno adolescente de la política, un líder ligeramente cursi”; reflejo de la sociedad toda, un “parlamentario de peluquería”. Periodística, gráfica definición del personaje y de la situación; salvo en lo de socialista -ni adjetivado de convencional lo acepto-, estoy de acuerdo en todo.

Acabemos con la simplificación del inicio. Hoy vemos que el capitalismo propicia la (con)fusión del capital industrial, directamente vinculado a la propiedad privada de los medios de producción y la compra de fuerza de trabajo, con el capital financiero, que obtiene dinero del dinero y se agrupa en la denominada oligarquía financiera. También vemos que entre ambas manifestaciones del capitalismo existen contradicciones evidentes y, a consecuencia de ellas, importantes enfrentamientos. Permanentes. Sin necesidad de hilar fino, vemos que la Bolsa no es en España la de 1831, cuando fue creada y facilitaba al Gobierno un instrumento adecuado para manejar la Deuda pública; hoy el dinero que el capitalismo financiero usa en Bolsa, en las grandes sociedades, en las multinacionales,… es suyo, de pocos, capitalistas grandes, medianos o pequeños, pero también, sobre todo, de muchos ahorradores, asalariados que, contradictorios, invierten lo que les dejan quienes se llevan la tajada del león, la plusvalía; son trabajadores odiosos –a los que desprecio-, con la vana, desleal idea de extraer plusvalía de otros, que se pliegan, permiten que quienes aportan una ínfima parte del capital total, los auténticos capitalistas, les manipulen y les roben.

Seria reflexión final con apariencia de broma. Hace ya tiempo, para mover el mundo Arquímedes pedía un punto de apoyo para mover el mundo; hoy, para moverlo o cambiarlo bastaría que los muchos pequeños accionistas de las grandes sociedades utilizaran como punto de apoyo el inmenso poder de su número y derecho de representación en las juntas; si hubiera socialistas y se ocuparan de lo serio, en los países que se dicen avanzados hoy añadirían al “¡Proletarios del mundo, uníos!” que cierra el Manifiesto de Marx el sencillo y lógico: ¡Accionistas del mundo, uníos!

Cavilado en 2005, ilusa mente, hoy lo uno a la "rebelión de inversores aficionados contra fondos buitres, amenaza -dicen- de cambiar las reglas de la Bolsa", lo repito y, también contra nocivas idioteces pequeñoburguesas de Evita Iglesias e Irene Montero, leo a Catherine Millet, feminista, afirmar que hoy "hay una regresión en la forma de vivir la sexualidad femenina" o a El Roto, siempre, avisar que "propusieron sustituir los puntos cardinales por la orientación sexual, la iniciativa tuvo una gran acogida…".



EL ROTO 06/02/2021

No hay comentarios:

Publicar un comentario