149 Los domingos, cavilar
53 Covilación
NO me representan
Fernando Merodio
10/01/2021
“Ya no se puede ocultar que vivimos un gigantesco fraude social, con gobiernos que nos mienten sistemáticamente y hacen lo contrario de lo que prometen (...). Esa casta implanta políticas que destruyen derechos y vidas. (...) El problema es de tal grado que su solución ya no pasa por los habituales trucos del sistema, (...)" (“Rodea el Congreso”. 25.09.2012)
"Nos votaron casi
cuatro millones de personas, queremos que esos votos se transformen en dignidad
y queremos que baje la factura de la luz". (Alberto Garzón, cuando no
era nadie).
"La democracia no va
de votar, va de educar" (Joann Sfar, ex Charlie Hebddo, autor de comics)
25-S, era Madrid, martes, 25 setiembre 2012, una intranquila, nutrida, heterogénea acumulación de personas de variadas edades e ideas, cuajada por los mayores, a la que -con 66 años- me uní al amanecer en Neptuno, junto al Thysen-Bornemisza y el Palace, tras invitar a quien pude, con una carta pública(da), a leer el Manifiesto anónimo que convocaba con ideas y, tras largo viaje en el alboreo con un compañero cotidiano, me unía al resto, junto al Congreso de los Diputados, todo lo lejos -no cerca- que nos dejaron sus -de ellos- mal usadas, parapetadas, armadas, embozadas, motorizadas,..., casi siempre superfluas "fuerzas de orden público" que, muy atentas a -y en medio de- nosotros, rodeaban -ellas sí- el lugar en que los “elegidos” parlotean de política, lugar que aquella suma de hombres y mujeres dispares, ilusionada ilusa, pretendía ceñir y marcar atendiendo a la llamada que, cosa del abusivo y poderoso silencio de los medios, tuvo un carácter -como casi siempre- de semi-clandestino manifiesto lógico que exigía -aún no sé bien que- sustanciales cambios que pedíamos venidos de toda España pero encabezados, como casi siempre que hay que dar la cara, por los madrileños, no los catalanes, ni los vascos, ni los..., que suelen estar a "lo suyo", no a "lo común, de todos", lo que allí, utópicos, percibíamos estar defendiendo.
Estuve allí porque
pensaba -y pienso- que era urgente desmontar el edulcorado mensaje de que vivimos
una crisis muy severa pero resoluble, más dañino aun que el silencio, también porque
sé que el sistema se despeña, aplasta ya a los más débiles y, que como, hace
tiempo, advierte Toni Negri, “habrá
conflictos, enfrentamientos, violencia” y, por último, porque no hay que escuchar,
igual de dañinos, a “progresistas” ni
a reaccionarios, sino aspirar a una vida digna enfrentados al abuso de los
pocos que explotan al resto, pues, como explica el filósofo Rancière, la sabia
y vieja Grecia, arrumbada hoy, como nosotros, en el basurero de la historia,
mostró que si el demos, los sin
poder, exigía jerarquía, sólo había política si se gobernaba sin
intermediarios.
Pese a que algunos lo ignoren,
aún hay clases, grupos que se debe juntar más, saber lo que pasa, desoír monsergas
de quienes nos ven mercancía, relleno para retacar las grietas que ellos causan,
enseñar los dientes, gritar que no se sale del caos que ellos generaron sin
derechos y con más caos, preguntarse los porqués, imponer cambios, reunirse de
abajo arriba en Concejos y pequeñas
asambleas, decidir sobre lo cotidiano, repensar lo nuestro, organizarnos,
rozarnos, huir del individualismo egoísta, plantar cara a quienes nutren al
capital y nos distraen con banderas, identidades, distingos,…, a los que quieren
implantar molinos, ¡investigar y juzgarlos!, aceptar que somos pobres y vivir
la emoción de reconstruir entre todos, desde abajo, la política.
El
capitalismo es destilación de la reforma luterana, en especial la calvinista
que, igual que el catolicismo, justifica la riqueza atesorada adueñándose de la
fuerza del trabajo ajeno con la esgrima metafísica de vincular tal riqueza a la
condición “predestinada” del
rico, unciendo religión y dinero, grabando a sangre, fuego y pecado el engaño original
en nuestras afligidas mentes, pero, agotado el tiempo de tan injusto sistema,
generador de desigualdad, guerra, hambre,..., regresa con fuerza Antonio
Gramsci, que hizo frente al fascismo, a Mussolini con su “odio a los indiferentes” y su idea de que “vivir es tomar partido (...), quien
realmente vive no puede no tomar partido, pues indiferencia es apatía,
parasitismo, cobardía, no es vida”, ahora que se ve cómo el despilfarro es incompatible
con los logros de la Revolución francesa, la Ilustración, el Estado de derecho,..
se evidencia que Enrico Berlinguer tenía razón, en 1977, y “la austeridad no es una política de
nivelación tendente a la indigencia”, pues tiene “como finalidad instaurar la eficacia, la justicia, el orden y una nueva
moralidad”.
Éramos los concentrados espuma de la ya entonces demediada ola del "movimiento 15-M", el "de los indignados", extenso en
exceso y sin dirección, con dispares quejas a lo largo y ancho de España,
acampadas para ocupar el espacio público, atinados gritos de ¡no nos representan! contra los partidos,
perversión de la política, llamadas a una participar, "marchas por la libertad",..., un nasciturus asesinado por las codiciosas
manos de arribistas ya acaudillados por "Evita" Iglesias que raptaron/desunieron, pillos, la indignación social para, en su solo
provecho, alardear de 5 eurodiputados en 2014, crecer rápido... y acabar en
casa grande con piscina, como ya todos sabemos; vi aquel 25-S que, frente al brío
policial para alejarnos de la política, no había forajidos, eran personas formadas,
madrileños sin egoísmo identitario que, como el viejo 2 de mayo, arriesgaban
por ideas, viví que nos provocaran infiltrando policías embozados y vehículos entre
los concentrados -ver fotos- para, luego, salir empujando, lo de siempre, volví
a cantar de noche, en la calle Alcalá, junto a la Orquesta SOLfónica Popular, cortando el egoísta tráfico del
vehículo individual, “Santa Bárbara”,
“L’estaca”, “Canto a la Libertad”,..., otros tiempos hoy actuales, escuché y
supe que cuando, muy pronto, a otros muchos se les caiga el miedo y siendo
posible que algunos no lo lleguemos a ver, habrá quienes seguirán empujando
para que pueda ser; volví a casa de madrugada y, un milagro de la técnica, oí
mil veces seguidas ”Eve of destruction”, a Barry McGuire, viejo cantor
protesta: “Pero
me dices / una y otra vez, mi amigo / ¡Ah!, no crees que estemos / en vísperas
de la destrucción” y, aun firme,
resoplé.
Aquello tenía la cándida intención, craso error, de mejorar, no demoler, el
-mal llamado- "sistema democrático",
realmente "del capital", muerto
corrupto, igual que hace 30 años lo está el -también mal llamado- "comunista", en realidad "burocrático dictatorial", un
sistema, el del capital y los votos que, pues democracia no va de votar, sino
de educar, yo abandoné, tras las elecciones de mayo de 1995, hace más de 25
años, cuando sucios tránsfugas, Angel Agudo, Martín Berriolope, Emilio
Carreras, Ezequiel Martínez,..., trocaran escaños y concejalías logrados con el
voto comunista de entonces en lucrativas poltronas en la mercantil PSOE.
Otra cosa muy distinta a aquello es que se haya escenificada en público la
defunción del sistema con el esperpento del cutre mínimo grupo que, encabezado por
un búfalo y provocado por mensajes y cuatro años de aterrador (des)gobierno
“electo”, tomaba con facilidad pasmosa -muy distinta a lo que nos cuentan en
sus películas- el templo legislativo de la democracia USA, cegando -el capital,
no un juez- la fuente de los agonizantes mensajes presidenciales, metáfora de cómo
el dinero “informa” lo que le conviene
y quiere sobre la larga ristra de lacerantes señales que dejan las “crisis” encadenadas,
por ejemplo, que hace días el precio de la electricidad haya subido un 27% sin
que “los nacionalizadores” que ahora "gesticulan" en el ejecutivo digan
nada, que ya el inicio del pequeño virus provocara en Europa una caída del 4,7%
en el sueldo de quienes aún tienen trabajo, que en 2020 haya -sin valorar los peronistas
ERTEs- 360.000 empleos menos y
725.000 asalariados más en las pobladas listas del paro, que se disparen los
cierres de pequeñas empresas, que, comprada a toda prisa la vacuna,
¡casualidad!, más cara, no sepan ponerla, pero nos impongan bozal y no
reunirnos ni hablar, que los bancos se revaloricen y suba ininteligible,
insolidaria la Bolsa mientras el opaco bitcoin
alcanza el precio más alto de su oscura historia, que no parezca preocupar el “cambio climático” y, mientras frío y
nieve nos entierran en el caos, Transición
Ecológica legisle, a traición, para el capital,…; no me representan.
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