domingo, 8 de noviembre de 2020

130 Los domingos, cavilar 45 Covilación Tenebrosa burocracia Fernando Merodio 08/11/2020

 130 Los domingos, cavilar

45 Covilación

Tenebrosa burocracia

Fernando Merodio

08/11/2020

“El CSIF recomienda no hablar en el transporte público para reducir el riesgo de contagio por el Covid 19. SILENCIO SIEMPRE” (Texto de cartel en DINA4, en impreso del Ayuntamiento, en todos los autobuses municipales de Santander. Al menos 6-7/11/2020)

Pablo San José, dibujante, humorista conocido como Pablo, oficinista que colaboró, entre otros medios, en La Codorniz y El País, autor de miles de viñetas de contenido social -él decía "no político"- que, vivo Franco, publicó dos libros con igual título, "La Oficina Siniestra", en los que evidenciaba su personal, conocimiento crítico del mal que encierra la -siempre- tenebrosa burocracia que hoy, de nuevo, domina España; en aquel tiempo -para pocos- doloroso me llamaban la atención y me provocaban la risa del "perro pulgoso" de la TV, personajillos enanos físicos y mentales, siempre atados a sus porcinos jefes por cadenas e identificados, un ejemplo, como "Pelota 37538", seres insignificantes que reían, aplaudían, brincaban como, aun ahora, hacen muchos.

Eran tiempos en que los -muchos- pelotas de Franco y sus -aún muchos más- adeptos veneraban la Dirección General de Seguridad, Ministerio de la Gobernación, con sede en la emblemática Real Casa de Correos, Puerta del Sol de Madrid, un instrumento sangriento que llegó a visitar Heinrich Himmler, plenipotenciario amo de la Gestapo, para evidenciar, cada día, sañuda, ceñuda y con su Ley para la Seguridad del Estado, la victoria, valga la redundancia, sobre los vencidos, para guardar el “orden público”-entonces casi solo contra los “horrendos” comunistas-, referencia estable, junto a la anecdótica masonería, de la focalizada represión franquista, que, con yerro, se identificaba solo en la tétrica -y hoy sobada, novelada- Brigada Político-Social; muerto el perro en 1975, pero sin agotar la rabia represora en la sede… de la policía, en 1978, tres años más tarde, tal Dirección General que, previa a Franco, fue órgano represor de toda clase de grupos molestos, en especial del mismo bando, una nueva Ley la sustituyó, en 1979, por la actual, de la Policía, encuadrada en la Dirección de Seguridad del Estado, sustituida hoy por la Secretaría de Estado de Seguridad; un mantra, el de "seguridad", que siempre, siempre intenta ocultar "abuso de autoridad".

Tras tanta insistencia histórica en el omnipresente, para pocos útil y para casi todos dañino abuso de la -en general, muy cobarde- “seguridad”, traigo algo hoy objetivo, real, mucho más serio, aquí ahora en peligro, el esencial, primer derecho a la "libertad individual" que, junto a otros que afectan a la justicia, igualdad y pluralismo político, artículo 1.1 de la Constitución, CE, es valor superior de nuestro ordenamiento jurídico definido en la STC 83/1984, de 24 de julio, como "libertad general de actuación individual", que "autoriza a los ciudadanos a llevar a cabo todas aquellas actividades que la ley no prohíba", lo que nos obliga a saberla valor absoluto del ordenamiento jurídico, "no solo en su dimensión política sino en la más amplia y comprensiva de libertad personal", obligando a todos "a una interpretación de las normas legales en favor de tal valor superior”, prohibiendo el abuso de su recorte con solo verborrea político e irrelevantes resoluciones, sin argumento jurídico ni aval científico.

Se limita tal libertad cuando a quien la disfruta se le impide o dificulta hacer uso de ella con autodeterminación y se apoya tal limitación o impedimento en meras razones de hecho sin base legal, pues no se debe olvidar -ni, desde luego, renunciar a- que el constitucional "valor superior" de la libertad, básico para el ser humano, posibilite que éste 1) actúe según sus convicciones y 2) sea responsable de sus propios actos, sin más límites que a) su criterio personal, en base a su capacidad, b) su responsabilidad social frente a los derechos de otros y c) la exigencia democrática legal, lo que hace que solo seamos responsables cuando, de verdad, seamos libres, sin normas ilícitas, miedo, fuerza física u otras coacciones,... que nos limiten, debiendo estar asentados en la percepción -lógica- de la previsibilidad de las normas con que actúa el poder, STC 273/2000, al aplicar el Derecho pues, en el conflicto entre libertad e, insisto, dañino abuso de la- seguridad cobarde, ésta debe ceder ante el desarrollo del primer derecho individual, que es revolucionario, artículo 1.1, y también social de la libertad, artículos 14 y siguientes, todos ellos de la misma CE.

A partir de ahí, me parece inevitable concluir, usando la lógica que en la situación canalla, represiva, ilegal, policial, ciertamente neofranquista que Sánchez, Iglesias & Co, sin la "auctoritas" que supera el autoritarismo, generan con el llamado Covid19 y el injusto, injustificado confinamiento no se nos puede castigar por los actos ordinarios, en tanto se nos impida el uso de nuestro libre albedrío, nuestra libertad: ser libres; insisto en que en el otro ángulo de la “libertad” está la "seguridad" que analiza el artículo 9.3 CE, sin valor jurídico de derecho fundamental, por lo que, entre otras la STC 133/1989, define la primera como "principio constitucional que ha de informar todo el ordenamiento jurídico y presidir la conducta de los poderes públicos", muy por encima de la "seguridad personal", que solo es tranquilidad de espíritu que alivia miedo y cobardía, por lo que la STC 233/1999 dice que la libertad personal no se puede disociar de la democracia y ningún poder público, salvo el legislativo, tiene potestad para limitarla pues, STC 147/2000, la libertad "hace a los hombres hombres". 

Para el ejercicio de tal derecho es esencial que lo garantice el Estado y, por ello, el clarísimo artículo 1.1 CE dice que tal garantía está en la estricta y recta aplicación del Derecho, en normas legales independientemente aplicadas y su real cumplimiento que doten al ciudadano de la "seguridad jurídica" que complementa la libertad democrática, lo que hace que "la democracia necesite demócratas, hombres y mujeres que hayan aceptado los principios democráticos, porque en otro caso el sistema siempre estará en riesgo", pues "el principio básico es el respeto al orden jurídico que consiste", por encima de los demás derechos, ”en la obediencia a las leyes“, por lo que cuando, como ocurre aquí ahora, las "situaciones de desprecio al Derecho se generalizan, la democracia y el Estado mismo corren serio peligro", al estar sustituyendo el contrato social por valores personales y generando el "tenebroso y complejo problema" de la indisimulada cesión de nuestra libertad al poder más venal, menos legítimo, no político, el del capital de la “oficina siniestra”, a cambio de una miedosa “seguridad”; la responsabilidad personal debe primar sobre una seguridad apoyada en normas que nos coaccionen y priven de derechos y libertades fundamentales que, además de ser ilegales, no solucionan la situación compleja, protegiendo de modo abusivo e injusto el beneficio de unos pocos, sus desiguales derechos y libertades frente a los del resto.

Se equivoca, pues, hoy quien crea consolidada la libertad, no valore el miedo que su ejercicio genera en ciertas zonas espurias del poder y no se fatigue a diario en consolidarla, aceptando, por contra miedoso y sin protestar, que nos confinen y dejen, de facto, sin el uso de la palabra, en una insufrible inseguridad jurídica que llega a que, por insufrible que sea, en impresos municipales, el CSIF -no CSIC-, un descaro que se dice sindicato, apoyado en el silencio de CCOO y UGT, (ab)use del autobús urbano, de todos para, alegrando a las gallinas, exigir al resto: SILENCIO SIEMPRE”. ¿A quién conviene tal silencio permanente?, ¿hasta dónde quieren llegar?, ¿tan cobardes somos que, sobre la libertad juiciosa, triunfará el fascista “silencio siempre”?

Si nos acercamos más, vemos a la PSOE, Podemos & Co cocinando en su caverna la Orden PCM/103072020, un “procedimiento de actuación contra la desinformación”, acaso escandalizados porque nadie informe que a Jaime Botín, “mecenas tipo Borgia”, faro cultural en Santander, le han condenado -¿qué dirán Castañeda y Balbona?- a 3 años de cárcel y una multa -muy- millonaria por robar patrimonio cultural de todos, o molestos por la (des)información sobre los trapicheos de Evita Iglesias en Podemos, o extrañados porque, tras permitirle todo al presidente USA, ahora que no lo es quiten, porque sí, la palabra a Trump, o irritados ante el silencio de las dañinas tropelías de la ministra Rivera,…, o ¿serán, acaso, ellos los burócratas del “silencio siempre”?

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