Los domingos, cavilar
Bolsas de resistentes
ALERTA 30-09-2018
Fernando Merodio
John Berger (1926-2017), marxista, pintor, crítico experto en arte, autor, entre otras novelas, de la trilogía “Into their labour” -"otros se fatigaron y vosotros os aprovecháis de sus fatigas"-, odisea de los campesinos europeos deportados de su vida natural al horror urbano, sobre la que, en otro libro, "El tamaño de una bolsa", coincide con el líder zapatista Marcos en que urge crear las “pequeñas bolsas de resistentes” que “se forman cuando dos o más personas se ponen de acuerdo y se unen” para hablar de poder, historia, arte, sexo,..., “intercambio que refuerza inesperadamente nuestra convicción de que lo que está sucediendo hoy en el mundo es perverso y que las explicaciones que se nos suelen ofrecer al respecto son un montón de mentiras”; hay motivos sobrados para, como él hace, difundirlo con la “mayor sensación de urgencia”.
Puntualiza Berger que “resistir no es solo negarse a aceptar la absurda imagen del mundo que se nos ofrece, sino también denunciarla, pues cuando el infierno es denunciado desde dentro, deja de ser infierno”, ya que incluso “el carácter armado del ¡aquí estamos! de los indígenas zapatistas no les importa (...) (bastaría un poco de plomo y fuego para acabar con tan “imprudente” desafío), (...) lo que molesta es (...) su existencia misma (...)”.
Escasean hoy hombres y mujeres fuertes, reflexión libre, sexo feliz, arte y cultura sin tutela de las fundaciones del dinero, escasean águilas, garzas, indígenas, campesinos, poetas,...; abunda riqueza expoliada, improductiva, inútil, fusiones, absorciones, cuentas de resultados, negocios de guerra y crimen, corruptos políticos torpes, fatigosas mujeres a la contra siempre, rentabilidad excesiva por arrimarse a cualquier poder, paro desbocado e irresoluble, desigualdad, hambre,...
Dicen progreso a dañar el medio ambiente, ocupar el territorio común con excesivas estructuras para generar energía lejos de donde se consume, ciudades inhabitables, vehículos y aviones sin fin..., todo es progreso. Lo repicó cansino desde el arbitrario púlpito del pueblerino periódico un vasallo que ahora insiste desde el ultraje a la idea de ateneo; siempre y solo es ¡despótico y cruel dinero!.
Jean-Paul Sartre animaba a bajar al barro, ensuciarse las manos, decía que “la revolución no es asunto de mérito, sino de eficacia, y no hay cielo”, es militancia pura, dura y necesaria, ya que, contra lo que dicen los progres, el capital, la maldad del poder, solo entiende la “reconciliación como aniquilamiento del adversario”.
Reflexionemos con Berger sobre, arte, sexo, política, campesinos traicionados, indígenas, águilas, garzas,..., reunámonos, debatamos sobre ello, organicémonos y, al hacerlo, recelemos, sea cual sea su fachada, de asociaciones o individuos con subvenciones subjetivas y volubles de cualquier poder, compraventa de asequibles voluntades desleales, evaluemos a los políticos profesionales, presidentes, ministros, consejeros, alcaldes,... y, cada uno a nuestro nivel y modo, insuflemos vida sana a primordiales bolsas de resistentes. Es urgente... y saludable.
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