domingo, 8 de junio de 2025

Lo cotidiano.107 De (im)parcialidad: policías y constitución Fernando Merodio 08/06/2025

Lo cotidiano.107

De (im)parcialidad: policías y constitución

Fernando Merodio

08/06/2025

Leire Díez, último monstruo -ella dice periodista- de la “ciénaga Sánchez”, vino de Vega de Pas -¿qué haría allí, donde la familia Botín reúne ancestrales cabañas?- a una rueda de prensa sin preguntas, con raros escribidores a sueldo que fueron -solo- a oírla leer -¿escrita por ella?- una nota, obligando a quien honesto, preocupado por personas y hechos, vive activo y es ajeno a sectas o clanes, a sentir asco -¿y miedo?- en una sociedad impávida que permite a la misma Leire asistir -¿por qué?- más tarde a TV3 y explicar durante dos horas aquello que no quiso responder por la mañana, mientras sus kapos nos obligaban a ingerir aceite de ricino -remedio casero global con alabados méritos pero sin base en derecho, justicia o lógica- que El País, 1 junio 2025, ¿filtrada?, nos administró un dosis masiva de cinco columnas y primera página, igual que, cada uno a su modo, las TVs, Ser, ABC, El Mundo, Cope, Es, Broncano, Motos, Wyoming, Évole,…anunciando -¿quién se lo dijo?- el trágala de que “El Constitucional avalará la amnistía. La ponencia que el tribunal debatirá el día 24. El texto indica que la ley cabe en la Constitución y niega que sea arbitraria. El fallo será votado por 10 magistrados con mayoría para los progresistas”, siendo imposible generar, en evidente estado de alarma, más inseguridad personal, sociopolítica y jurídica.

El Roto 13.03.2025 y 03.06.20225

Las dos viñetas definen la situación que cada cual elija.

Aristóteles, filósofo griego, s. IV a.C., explicó que política es modo de actuar que, con saber y normas, busca el bien, la felicidad común, siendo obvia su ausencia en España, lo mismo que antes, los siglos XX y XXI, a partir del grupo cultural herido por derrotas y humillado que fue la “generación del 98”, lo mismo en la monarquía de Alfonso XIII, que en la “dictadura con rey” de Miguel Primo de Ribera, la dictablanda de Berenguer, la II república, la dictadura fascista de Franco y lo que -dice la constitución de 1978- sería un -teórico- “Estado social y democrático de Derecho”, que tendría como “valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político”,  diciendo también que emanan “del pueblo español (…) todos los poderes del Estado”, con forma de “monarquía parlamentaria”, sin que figure en su texto la idílica separación de poderes definida por Montesquieu y Locke, que se suple por -una cierta- separación de “funciones” en la que legislativo y ejecutivo nacen juntos de las elecciones generales, y del judicial -al menos hoy día- mejor ni hablar, debiendo invocar que ya en la Roma clásica la acción política se legitimaba con tres figuras: “imperium”, poder absoluto de quien tenía, como fuera, mando, “potestas”, poder político delegado, impuesto/defendido con la fuerza y “auctoritas”, autoridad moral no vinculante que genera admiración/prestigio, que, un ejemplo, aquí hoy debieran disfrutar TC y Senado, pero, ¿alguien atisba alguna “auctoritas” en un radio de 1.000 kms en torno a, inicuo, Conde Pumpido o -si conocen sus caras- en algún senador?

El Roto

Desde mi -ya larga- experiencia, pido a todas las policías que, lejos de mí, no me protejan

Ayuda a oponerse a la “potestas” delegada de que abusan burócratas sin “auctoritas” aculados en empresas/partido, oírlos, a diario, exigir con insistencia distintas, cada día más y más caras policías, del latín -y, antes, del griego- politia, fuerza/violencia de personas sin formación regida con abuso por la injusta potestas política, en busca de la pastosa calma que exige, nadie dude, el poder real, por lo que, al no implementar la constitución poderes separados, el riesgo de exceso policial debiera exigir -y no lo hace- una dosis extra de imparcialidad -opuesta a lo “partial”, “de una parte”-, actitud de juicio objetivo, sin interés subjetivo, en quien sin (ab)uso, ostenta “potestas”, creando un freno corrector del (ab)uso por la dañina fuerza libre de las -excesivas- policías, garantía -aquí no constitucional- de que todo poder sea imparcial en pro del bien común, y no de otro, pues lo contrario es delito, corrupción, abuso, siendo prístino ejemplo de “parcialidad” el anuncio en los medios -¿nacido de quién?- de lo que -a toque de corneta- va a decidir el TC sobre la infecta -calificarla así me inhabilitaría como juez- amnistía legislada en interés de -solo- Sánchez y su banda, haciendo público que los 12 magistrados -“políticos”, no jueces- del TC tienen ya formado criterio -y voto- sobre la tropelía que nos desigualaría si amnistían ambiciones ilegales y, pese a su obligación -que todos conocemos- de abstenerse, no lo hacen.

Para que quien quiera -y sepa- piense -y actúe- doy una -para mí muy- seria vuelta a lo que significa la policía, ficción sociopolítica interesada en algo que, ¡lúgubre horror!, monopoliza impúdico el uso político de la fuerza, solo -a veces- revisado a posteriori, a la que, sabio, Foucault vincula con trazas tan humanas/(in)sensibles como las de la exigencia de recluir a los -llamados- locos o al represivo uso de la sanidad global -y en especial la epidémica y/o pandémica- que, para mejorar el orden que interesa al poder, genera un enfermizo afán por vigilar y castigar a todos, recordando el filósofo que ya el edicto real de 27 abril 1656, al crear  el Hospital General, fijaba la idea de que fuera lugar de encierro de, entre otros, los locos y limitara desórdenes ligados a ellos, pero también a la enfermedad, el paro, la mendicidad,…, indeseado -otro- mundo que, despojado de su cariz religioso, pasa a ser objeto de control policial, sustituto civil del dogma que impregna todo lo que sucede, por nimio que sea, (pre)ocupado, como el Estado, por “Sécurité”. “Territoire” y “Population”, de modo que -con violenta fuerza- influye en la enormidad que va desde “el vivir hasta el más que vivir", desde la vida natural hasta la social e, incluso, la felicidad humana, siendo "conjunto de intervenciones y medios que aseguran que el vivir, el más que vivir, el coexistir, será efectivamente útil para la constitución y el fortalecimiento de las fuerzas del Estado"; debiendo reflexionar sobre cómo, simulando otra cosa, sus auctoritarios miembros -en especial hoy- no solo nos vigilan, identifican, multan o arrestan si no lo logran -o por otros motivos- y falsos, beatíficos paran el tráfico para que los viejecitos cambiemos de acera,…, imponiendo con coacción, sea cual sea, la -de ellos- razón de Estado,… cada día más ajena a lo que -ellos también- dicen democracia.

Es un tráiler, la película entera se puede ver gratis en castellano en google, o como se diga; sin recomendar, pienso que vale la pena verla… y actuar.

Coda sobre la película Open Range, la vida en territorio abierto, de todos, sin cercas ni límites, donde personas y ganado pueden ser libres.- Open Range, 2003, es un western crepuscular de Kevin Costner que interpretan él, Robert Duvall y Annette Bening. Ocurre en 1882. Spearman y Waite son dos veteranos vaqueros que cuidan su ganado en praderas abiertas, de todos. Baxter, es el poder, allí económico, y tiene en nómina al sheriff/policía, atemoriza al pueblo y exige que ganaderos/ganado abandonen las praderas abiertas. Spearman y Waite, le dicen que “Siempre ha habido tierra para todos” y Baxter contesta: “Los tiempos cambian”. Waite dice a Spearman, “¿Vale la pena que le maten por unas vacas? y Spearman replica ”Una cosa son las vacas y otra que un hombre diga a otro a donde puede ir en esta tierra“, concluyendo Waite: ”Hay cosas que corroen a un hombre más que la muerte”. Tras ello, los dos armaron la marimorena. Lo entiendo, coincido y, pues aquí hay gente que, como Baxter, tiene a la policía -y más- en nómina, toda mi -ya larga- vida los planté cara -y aún lo hago- sabiendo que, porque le conviene, gente como Sánchez nos cambia -a mucho peor- la vida y ataca cruel -incluso- al Eduardo Madina que, uno de los suyos, tiene otros modos, y que, egoísta, lo que el “pueblo” quiere es que “no se le salpique”; sumado todo, me merece la pena, ya muy viejo, seguir peleando en territorio abierto.

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