Lo cotidiano. 39
Hybris y gens de rien
Fernando Merodio
17/02/2024
Aquí cerca hay el paradigma exageradamente dañino, actual, la hibris, hýbris era, para los griegos, desmesurado orgullo, arrogancia que intentaba transgredir los límites que los dioses imponían a los mortales, desprecio temerario al espacio del resto junto a falta de control de los impulsos propios; peligrosa enfermedad nacida de un desequilibrio, agresividad, violencia irracional que, sea cual fuera la forma en que se disfrazara, movía mórbidas pasiones excesivas, por lo que se le vinculaba a un viejo proverbio: “Aquel a quien los dioses quieren destruir primero lo vuelven loco” y era castigo de aquellos al culpable de querer más que la ‘porción’ que le asignó el destino, expiación al que, con desmesura, deseaba más de la justa medida que le correspondió, siendo su castigo devolver al castigado a los límites que cruzó, némesis, muestra de que la griega era la moral de moderación, mesura, sobriedad que avalaba el proverbio “pan metron ariston” traducible como “medida de todas las cosas”, “nunca demasiado, siempre bastante” o, aún mejor, “todas las cosas buenas con moderación”, que invita al hombre a ser consciente de su lugar en el universo y del respeto debido a los demás, haciendo de la hibris tema habitual para los antiguos griegos en la mitología, el pensamiento o las tragedias, razón del castigo a Agamenón, Aquiles, Ayax, Narciso, Atlas, Creonte, Prometeo, Sísifo,… y, en Derecho falaz abuso del que usurpa poder sobre el débil.
Enfermo
de hybris y muy merecido
reconocimiento
A partir de la hybris de quien hoy
manda aquí sin otros dones que escamotear y mentir
en su desempeño vital para el resto, nace el efecto Dunning-Kruger, su
enfermizo apego a tasar de modo ilógico su incompetencia, lo que, errando
también al evaluar al resto, genera el “efecto del falso consenso”, que hoy hace crecer la BNG a costa de la PSOE y, tan cruel con los migrantes, él quiera resolver lo del
sionismo no junto a Francia, Alemania, Italia, Grecia, Suecia…, sino con
Irlanda del Norte, el IRA, el Sinn Féin,… Otegi supongo.
El Roto 07.12.2023
Me
repito, lo sé, pero es perfecto
Alguien recordó hace
días la revista Claves de razón práctica,
de Fernando Savater, ser pensante al que pretende anular el dinero y sus
cortesanos de cámara, escribidores, habladores, tertulianos,… sumisos, a los
que molesta su ética política kantiana, “Lo
obviamente contrario al principio moral es cuando la felicidad propia se
convierte en motivo determinante de la voluntad”, que lo tuerce y excita todo
en una ineptitud que denunciaba hace 30 años Flores d’Arcais, como “privatización del Estado por parte de los
aparatos de los partidos y los políticos profesionales”, evidencia a que se
aferra -con fuerza- Evita Tocino, otra incapaz que, pienso, no sacará un solo
escaño en su tierra, donde la conocen muy bien.
Escribía Montaigne
a fines del siglo XVI en el libro I, capítulo 38 de Les Essais que “el
hombre de entendimiento nada ha perdido si se tiene a sí mismo”, pues ser
uno mismo en un mundo convulso es arte excelso y “la experiencia de los
bienes y los males depende en buena parte de nuestra opinión” haciendo saber
que quien es fiel a sí mismo frente a todo y todos nutre la libertad en el mundo,
al contrario de quienes, falaces, fingen mérito, mienten, alardean de entrega a
nuestro servicio, a los que aquel se opone, cuando defiende la necesaria
reserva de la voluntad propia y exige “estar dispuesto a prestarse, nunca a
darse”, pues no es bueno obrar con tanta generosidad como, hoy dicen, los
políticos.
En otra onda en un
poema, Eduardo Galeano dice que, cercanos y nuestros, “los hijos de nadie,
los dueños de nada. / Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la
liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos: / Que no son, aunque sean. / Que
no hablan idiomas, sino dialectos. / Que no profesan religiones, sino supersticiones.
/ Que no hacen arte, sino artesanía. / Que no practican cultura, sino folklore.
/ Que no son seres humanos, sino recursos humanos. / Los nadies: Que no tienen
cara, sino brazos. / Que no tienen nombre, sino número. / (...) / Los nadies,
que cuestan menos que la bala que los mata", somos todos nosotros, a
los que nos exigen el Irracional voto, -casi- única acción política autorizada
al no atado al hediondo pesebre de los partidos, frente a lo que Rancière
razona que “la democracia no es ni esa forma de gobierno que permite a la
oligarquía reinar en nombre del pueblo, ni esa sociedad regida por el poder de
la mercancía”, sino “la potencia que, hoy más que nunca, debe batirse
contra la confusión de poderes en una sola ley de dominación”, ley que fue derrotada
el 11-S en New York cuando, como escriben Braudrillard y Morin, “la arquitectura arrogante de las Torres
Gemelas no fue ajena a su destrucción y al derrumbamiento simbólico de un mundo
uncido al poder económico y al liberalismo triunfante”, exigiendo un futuro
distinto para el que Ranciere propone, no excelencias educativas, igualdad de las
inteligencias para que la clase obrera, los nadie,
la gens de rien, ilustrada o no, sea
capaz de emanciparse políticamente en una específica acción colectiva que tras,
de modo inevitable, chocar con el poder establecido, cree un nuevo espacio, otra
realidad, el demos ateniense, la Revolución francesa…., ajeno a lo actual, la
emergencia del clima, la desigualdad, la pobreza, la privatización de lo
público, la egoísta sociedad policial,…, provoque la némesis de quienes, desde su hybris,
mandan.
Conviene leerlo
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