Lo
cotidiano. 31
La estrategia del abogado
(Cuento -realista y tétrico- de Navidad o,
quizás, no)
Fernando
Merodio
23/12/2023
Queridos niños, que “el aparato estatal, formado por ejército,
policía y justicia, es el instrumento mediante el que una clase oprime a otra”
es algo que hoy, considerando otros aparatos de opresión escuela, iglesia,
medios,…, casi nadie que piense duda y, por ello, en base a Marx y Mao, Jacques
Vergès, 1925-2013, “El abogado del terror” del film de Schroeder, introduce así su libro “Estrategia
judicial en los procesos políticos” que, leído en 1970, aún releo a escondidas,
viendo cómo, fiel a su idea, dice que, al
tratar de Justicia, es deber -no solo derecho- del abogado sacar a la calle,
fuera de los opacos juzgados ciertos juicios, siendo dos las posibles
estrategias procesales: “connivencia”
con las instituciones, leyes, reglas del juego y “ruptura” con todo ello, con el acusado enfrentado al sistema
injusto, siendo muestra de la primera la de Dreyfus, con el sólido, heroico apoyo
del “J’accuse” de Zola y de la segunda las de Sócrates o Jesucristo,
afirmando Vergès que si “el primero salvó
su cabeza, los segundos ganaron sus causas”.… y que cada cual valore.
El film de Schroeder narra que el
abogado nació en Tailandia, hijo de francés y vietnamita, anticolonialista, provocador,
según los casos comunista o de extrema derecha y que, tras defender en la
guerra de Argel a Djamila Bouhired, acusada de atentar contra Francia, conseguir
su libertad y casarse con ella, se esfumó en pleno éxito para resurgir,
políticamente incorrecto, defendiendo gente tan dispar como los Jemeres Rojos, Carlos
el Chacal, el nazi carnicero de Lyon Klaus Barbie, dictadores africanos o Roger
Garaudy, comunista católico, sin excusarse por ello pero argumentándolo: “No soporto que humillen a un hombre solo,
incluso a un enemigo, insultado por una turba de linchadores. Un día me preguntaron
si defendería a Hitler y respondí que incluso a Bush, con una sola condición:
que se declarase culpable”; sabía Vergès de Derecho y Justicia. que el
contrato social lo incumple el poder, su primer firmante, que la ley es, a menudo,
injusta como los tribunales parciales y, con Hobbes, pensaba que nos une el
espanto, no el amor, pues el hombre es un lobo para el otro, lo que le hizo adoptar
la cínica actitud de abogado experto con una característica que -pienso- le
honró: se enfrentó al poder y a la masa, defendió al individuo débil, estuvo
del lado del apestado siempre.
Hoy, la distinción entre proceso
común y proceso político no importa, nos ahoga la política, asistimos al
desplome final del sistema injusto, no a su crisis, es preciso un cambio
radical en el contrato social, una nueva redacción, para que no pierdan, siempre,
migrantes, palestinos, colonizados, pobres,…, inquirir como hizo Mátyás Rakosy,
que acabó estalinista, en 1925 al tribunal/excusa que le juzgaba: “¿Quiénes sois? ¿Cuál es vuestra razón
histórica de ser? ¿Qué representáis?”, aclarando Vergès que “la justicia es un asunto de Estado cuando el
Estado es fuerte, pero si a éste le sobreviene una crisis es él quien debe
rendir a la Justicia cuentas” ¿Como aquí ahora?
Hay que
evitar caer -aún más- en las garras de poderes que, sin auctoritas ni potestas, con apoyo
en medios -de producción y comunicación- que robaron, son impunes en sociedades
con Estado débil, sin ley ni derecho eficaces, poderes a los que los romanos
llamaban genéricamente latrones; es
urgente atender a George Steiner, agitador intelectual poco sospechoso, pues “si no encontramos otro ideal, el dinero acabará con
todo”.
Aquí ahora, impera Sánchez el Malo, la
desigualdad corrupta e injusta, el vergonzoso despilfarro de las cuentas
públicas, el repulsivo, anacrónico peronismo de -tan cursi- Evita Tocino, que habla y habla de su
subsidio del paro para mendigos, obviando que -El Roto dixit- lo que hay que hacer es “crear las condiciones para que sea innecesario”, mientras el bloqueo
en que la derecha mantiene al CGPJ no evita que, cada día más, la lúgubre mercantil
PSOE lo haga peor con sus “progresistas” pactos contra natura, el TC, la mesa del
Parlamento, el Consejo de Estado y la Fiscalía General, el CIS,..., punta del
iceberg de una crisis que exige ya que la Política rinda cuentas ante la
Justicia… y ésta ante nosequién, siendo hoy -siempre- cierto que el capital -poder
real- no admite impugnación a sus sucias reglas y sería bueno que empezara a
haber abogados con nuevas normas morales, profesionales y políticas, una nueva
postura -no sólo legal- justa, cuidando evitar, por eficacia, pasar la arbitraria
línea del riesgo irreversible que marca el cobarde, difuso enemigo injusto,
cada día más fuerte.
En la cara norte de mi escalada
vital busco, al lado de Rosa y otros pocos, energía para ello, sin poder correr
ya en soledad, lento, pero aún escuchando suave y repetitiva “Reason To Believe“, optimista guiño que me hace el
“Boss” Springsteen desde, pesimista álbum,
“Nebraska” y, pensando, me planteo si lo cotidiano hoy escrito, alejado
de -tétrico y realista- un cuento de Navidad, no describirá la más pura y dura
realidad.
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