Lo cotidiano. 27
El proceso de F.
(25 noviembre 2023. Día
internacional para eliminar la violencia contra la mujer)
Fernando Merodio
Escribía Manuel Vicent, hace un tiempo, que “Kafka era de raza judía pero no practicaba
su religión; era checo pero no hablaba la lengua nacional. No amaba Praga, por
eso la penetró como una ramera. Era una forma de no ser nadie, un extranjero en
su propia patria” y, como sentido homenaje al genio austrohúngaro, difundo,
por si sirve de algo, este sombrío informe real de un proceso -entre muchos- de
género que relacionan con la muerte violenta en España de, más o menos, medio
centenar de mujeres al año en difícil relación de pareja.
M.F., mujer, calumnió a F., hombre quien, sin ser
autor de ningún crimen, ni existir, por ello, pruebas que lo acusaran, la tarde
del 14/02/2014, hace casi 10 años, sufrió la rígida, “progresista”, injusta L.O.
1/2004, 28 diciembre, Medidas de Protección Integral contra la Violencia de
Género, a la que, aquí hoy, sirven ineptos maderos del régimen y leen jueces,
viviendo F. desde aquel día, lo que, como abogado amigo de su padre que no supo
reaccionar frente a tal norma, les narro.
Viernes, 14/02/2014. 12:40. M.F. mujer, denuncia, por
vez primera, en la policía local, ducha en criminalística, el desprecio y menosprecio
de F., su marido, hombre que se emborracha, dice ella, 2 veces a la semana y,
también dice, 48 horas antes la insultó y empujó lanzando objetos fuera de casa,
sin marcas, testigos, pruebas de todo ello, negado por F al declarar, pese a lo
cual fue arrestado, fichado como criminal, huellas, foto de frente y perfil y forzado
a pasar la noche en el calabozo.
Sábado. 15/02/2014, 16 tétricas horas después F.,
hombre, sin lavar, ni afeitar y peinar, con la ropa arrugada, es conducido sin
pruebas contra él, pero esposado, en un furgón, ahora al juzgado de guardia,
donde M.F. y otra mujer, abogada, añaden a lo del 14, un agrio aroma de violencia
y miedo que F. niega, logrando que el juez ritual, mecánico no le encarcele, aunque
sí le echa de casa, la de él, suya, pagada con su dinero años antes de casarse,
fija una pensión a M.F. y -la disculpa- a su hija, le prohíbe acercarse, ¿cree
alguien, que aún le apetece?, a ella y le autoriza a, vigilado, ver a su niña
de 4 años un ratito a partir del próximo sábado ¿Dónde enterró el “progresismo” los derechos y la
presunción de inocencia de F.?
Avanza el kafkiano proceso con F. expulsado ya de su casa,
que la infausta Ley 1/2004 asignó a
M.F. e, insisto disculpa, a su hija, casa vacía, pues las dos viven con un
viejo amigo de aquella en Mogro, donde están los muebles que compró F.,
arruinado, alejado de su hija, moralmente dañado por la adulterina M.F, otro “género” que, ¿deseo o dinero?, repito, vive
desde -al menos- aquel 14/02 con otro, interesada en el juicio de divorcio
37/2014, que, hábil, planteó al tiempo de la inconstitucional denuncia por
-supuesta- violencia de esa cosa que, aquí hoy, ignaros pijoprogres sin ente llaman
“género”, una estrategia que a M.F. rompió
la sentencia nº 239/2014 que, tras golpearlo, absolvió a F. de todos y cada uno
de los delitos “de género” de que fue
acusado, sin que nadie dijera ni pío.
Fracasada pese al apoyo de su género -un 50% de votantes-
y el inconstitucional arbitrio de la Ley
1/2004, M.F. sabe que hoy tiene un plus pertenecer al concreto “género” de las hábiles que afirmaban “poder” antes de Sánchez el Malo y han caído
en un ridículo solo equiparable al de Pablo, no de Tarso, de Galapagar, está
aún segura de su éxito en el inmoral tótum-rrevolútum
actual de las conflictivas relaciones de género y entra en vibración al ver los
efectos de más y más atroces denuncias, más y más graves canalladas, llegando a perpetrar -y difundirla- la pútrida
grabación forzada de un interrogatorio policial -de ella- a su hija, de 8 años
entonces, hasta que ésta afirma que F. matará a M.F. con una pistola -que no
tiene-, preguntando, al final, la niña a M.F., “pero ¿me comprarás los zapatos?”; y, cosas del actual feminismo al
albur de la violencia de género, ahora M.F., insaciable, quiere adueñarse del
piso que, soltero, compro F., mientras lo de la niña, pistola y zapatos,
escuchado, sin actuar, por fiscales y jueces ha hecho que los abuelos paternos,
queriendo mucho a su nieta, ni se acerquen a la niña, pues temen ser acusados, ¡ay,
el género!, de algo peor, más afrentoso incluso que lo de F.
M.F., mujer, trabajó ratitos, de aquella manera, F.,
hombre, lo hizo como gestor de instalaciones deportivas para la misma empresa,
de forma continuada, desde 1992, cuando tenía 16 años, hasta que en 2019, la
deslealtad de M.F., hoy con otro en Mogro, el kafkiano proceso y la perdida
relación con su hija, ahora de 14 años, provocara su despido de un trabajo en
que tenía una antigüedad de 27 años, haciendo que abandonado, solo, sin trabajo
hoy asista a cursos laborales, en busca, entre otras cosas, de la continuidad y
estabilidad perdidas.
De cualquier modo, visto lo visto desde el lado
opuesto al de quienes, de modo insistente, habitual nos lo cuentan, lo que, igual
que Josef K -o yo mismo- hubiera querido hacer F. no ha podido hacerlo, dar dos
sonoras bofetadas a M.F. en aquellas mejillas suyas, tan tristes y pálidas,
porque ¿imaginan, tras ello, qué habría pasado?
Parecidos a éste, hay muchos casos que marcan un camino distinto para, de verdad y junto a otras, eliminar la violencia contra la mujer.
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