Lo cotidiano.8
(No) Votar
Fernando Merodio
20/07/2023
Siendo yo niño/joven el
general rechoncho no nos daba la oportunidad de hacerlo, pero lo cierto es que
nunca me gustó votar, no veo conexión entre voto y democracia, solo intuyo una
encogida renuncia, el cobarde intento de que -por cada uno de nosotros- decida
otro a quien ni siquiera conocemos, cobardía suicida; no soy parte de la secta
que cree -cosa de fe- bueno elegir los cargos públicos, sé que, desde la
democrática Grecia hasta los siglos XVIII y XIX los revolucionarios propusieron
otros modos, ajenos a los de elección, voto y representación política que hoy
rigen la ponzoñosa ciénaga de las mercantiles que dicen partidos, en la que los
“listos“ medran.
No hay que olvidar cómo,
siendo una democracia directa, asamblearia, de los 700 “magistrados” que dirigían la “polis”,
Atenas designaba a unos 600 -los miembros de la Boulé o gobierno ejecutivo diario de la ciudad y los de la Heliea o tribunal popular que restaba
poder al aristocrático Areópago para
dirimir en el proceso político- mediante sucesivos sorteos, pero sé también
que, habiendo en Grecia, como hoy aquí, ricos y pobres, a quienes debían
gestionar tesoro, guerra, relaciones internacionales,… los elegían entre
miembros de la élite.
Hoy algunos -no solo de forma
académica- intentan volver a poner sobre la mesa de discusión si el sorteo u
otras formas de participación pueden mejorar la legítima eficacia de la
política sucia en, aquí ejemplares, los -temidos- Concejos Abiertos, las “Convenciones
Ciudadanas por el Clima” en Francia o el Reino Unido, la constitución por
sorteo de un organismo que controle al presidente de -siempre- la República
Francesa, el azar para ser candidato de Morena,
Movimiento Regeneración Nacional, en
México, la -ya no tan- reciente movilización en la plaza Syntagma, en Grecia,
aquel “15-M” que aquí (des)hizo un
grupito pequeño-burgués que, oportunista rápido, dijo ”poder”, luego “sumar” y,
mañana, ya veremos,...
Doy vueltas a ello desde el 28
de mayo de 1995 cuando, hace 28 años, al tiempo que el TSJC de Claudio Movilla
y el TS echaban de la política el día previo a las elecciones al corrupto Juan
Hormaechea, ¡por injuriar a alguien! y yo votaba -última vez-, creyendo hacerlo
a un PCE que ya se ocultaba en la ambigua IU, para, en realidad, elegir a 6
punibles tránsfugas -3 para la asamblea regional y 3 concejales para el
ayuntamiento de Santander- que, porque interesó a ellos, sin consultarme
llevaron mi voto a la mercantil faltriquera de la enviciada PSOE, peor incluso
que ellos, negocio en el que, jefes de los traidores, medraron Ángel Agudo y
Martín Berriolope, imagen, junto a otros muchos, de lo que son democracia de
partidos y voto.
Años más tarde, hace días, me
dejaban en el buzón de casa ridícula propaganda de 4 vendedores de crecepelo,
de humo, el fulero jefe de planta de la -en caída libre- mercantil PSOE, el gallego de los lapsus y el vuelo
bajo de la omnívora, poco exquisita, carroñera gaviota PP, el pitecantropus erectus que, sin saber hablar,
se dice Vox y anuncia un futuro en la
cueva de sus antepasados y, por último, la que más me irrita, entristece y
avergüenza, mamarracho casposo de la izquierda que -solo- resta, adefesio sin
sustancia en sus papeles sin texto, que no explica qué ha hecho, aleación de “Evita”, “la Tocino” y, sin el menor atisbo de la que cantó Milanés, Yolanda,
es chatarra. ¡Lúgubre futuro que anuncian sus reales amos, finanzas, bancos,
eléctricas…!, enemigos de la igualdad que nos roban, mientras con su crecepelo
y humo no hacen nada para frenar el apocalíptico final que cualquiera atisba
tras la antropogénica, creciente, cierta emergencia del clima.
El domingo
será un buen día para escuchar con auriculares, alto, muy alto, a Roy
Orbison repitiéndome “Only the lonely”,
“Sólo los
solitarios / Saben cómo / Me siento esta noche / Sólo los solitarios / Conocen
este sentimiento / Tan terrible/ Ahí va mi chica / Ahí va mi corazón / Se han
ido para siempre / Muy lejos. / Saben por qué lloro, / Sólo los solitarios. / Saben
las penas / Que he pasado / Sólo los solitarios / Saben que lloro, que lloro
por ti. / Quizás mañana / (aparezca) un nuevo amor / No más penas / Pero si hay
suerte… / Es el riesgo que ha de correr / Tu solitario corazón roto / Solo los solitarios”.
Coda electoral.- Gane quien gane, pierda quien pierda, igual con el general bajito que en la interminable transición hacia la nada que llenan de útiles crisis, pandemias, guerras,…, veo claro que, confinados en el voto, seguiremos remando -solo- para avanzar, con Conrad, hacia el corazón de las tinieblas.
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