270 Los domingos cavilar
Cambiar el sistema
Fernando Merodio
07/05/2023
“(…)
lo importante no es cuan duro puedes golpear, sino cuan duros son los golpes
que puedes recibir y continuar avanzando, cuanto puedes soportar y continuar
hacia adelante” (Rocky Balboa a su hijo en Rocky IV)
“(…)
la estructura económica de la sociedad constituye en cada caso el fundamento real a partir del
cual explicar en última instancia toda la superestructura de las instituciones
jurídicas y políticas así como los tipos de representación (…) de cada período
histórico” (Friedrichh
Engels. “La revolución de la ciencia de
Eugen Dühring. Anti-Dühribg”)
Cavilando
sobre el individuo, Jean Grenier, que influyó en Albert Camus, concluía que la
pobreza, la enfermedad, la soledad iluminan frente al riesgo o, peor, la tentación
de caer en un bajo concepto de nosotros mismos, dando fuerza a la idea de
eternidad lo que, acaso ayudó a que el novelista, dramaturgo, filósofo francés recogiera
en setiembre de 1939, en sus “Cuadernos”,
“Carnets, mayo 1935-febrero 1942“, el
aviso que escuchó en un tranvía: “A
Hitler si se le da un dedo, habrá que cederle todo” y, relacionado con ello, desarrollara la idea de que
a las crisis acompaña el premio de despertar cosas tan importantes como la
actitud, aletargadas por distintas razones, o fortalecer bastiones en que guarecernos
cuando las inclemencias son duras, largas, el entorno se hunde y nace la tentación
de desfallecer, resignarse al mal que parece destruirlo todo mientras, abrumados
en nuestro rincón, pensamos que, tras hacer lo debido, no hay resultados, lo que,
acaso, sean base de otra conclusión suya: “Si
no puedes ganar, hay que resistir”, o de la que, en foro distinto, transmite
el boxeador Rocky Balboa a su hijo, “(…)
el mundo no es todo sol y arco iris. Es un lugar muy cruel y desagradable (…)
te mantendrá siempre sometido si se lo permites (…) lo importante no es cuan
duro puedes golpear, sino cuan duros son los golpes que puedes recibir y
continuar avanzando, cuanto puedes soportar y continuar hacia adelante”;
por debajo del brillo con que, al servicio del 1%, tratan de adornarla quienes
viven de ella, para los 8.000 millones que superpoblamos la Tierra en desdeñada
tesitura de desigualdad injusta y amenazados una antropogénica destrucción
evidente, la situación es hoy, lo peor de todo, desalentadora por la
trivialidad al hacerla frente, lo que obliga a seguir el camino que, cada uno a
su modo, nos marcan, entre otros, Camus y Rocky.
Unos Carnets más adelante,
tras exigirse no ceder Camus plasmaba su sorpresa por lo que ocurría: “Estalló la guerra ¿Dónde está? Fuera de las
noticias que hay que creer y los carteles que hay que leer, ¿dónde encontrar
los signos de tan absurdo evento?”, respondiéndose que estaban en “haber vivido en el odio de esta bestia,
tenerla delante de sí y no saber reconocerla. (…) Más tarde, sin duda, vendrán
el lodo, la sangre y el asco inmenso. Pero por el momento sentimos que el
comienzo de las guerras es semejante al principio de la paz, el mundo y el
corazón los ignoran” y cuando todo ello, en efecto, llegó él tomó partido
por la Resistencia y dirigió Combat,
denunciando que “juzgar un
acontecimiento es imposible e inmoral si es desde fuera”.
Si, abandonando
el refugio -¿o, quizás, el cálido hedor de establo?- de lo propio, individual, acudimos
a lo social, Engels nos marca un camino desde el que influir cuando, en su “Anti-Dühring”, explica que, a partir de
Marx, la estructura económica, infraestructura
de cada sociedad concreta, constituye los cimientos y, además, explica la superestructura, que también llaman “formas de conciencia social” y es troncal
cúmulo de instituciones jurídicas y políticas, modos de gestión social,
religiosa, ideológica, cultural o de otra naturaleza que el poder usa para manipularnos,
haciendo evidente que, lo mismo que los cimientos son en un edificio físico la
base en que se apoya toda la construcción, en el bloque o conjunto social su
estructura constituye su infraestructura, los cimentos a partir de los que se levanta
la superestructura ideológica, cultural, política, jurídica, religiosa,…
apoyada, como forma de dominación, en los llamados “aparatos represores”, unos físicos, ejército, policía, cárcel,
siquiátricos,…, otros inmateriales, justicia, educación, religión,… y,
especialmente hoy, los medios de comunicación que, en su diversas formas,
manipulan, mezclan, tergiversan,…
Tener
momentos de calamidad y vivirlos con intensidad es parte intrínseca del trámite
vital, siendo importante en ellos, si es preciso, pedir ayuda y unirse a otros
como nosotros, no refugiarse en el pataleo ni encelarse en la queja y -como gustan
algunos con alma de hermosas víctimas- sentirse atraído por dar la peligrosa imagen
de estético, heroico derrotado, andrajosa, quejosa víctima, sino, por contra,
sacar la cabeza del fango al que nos quieren arrojar y, esencial, conociendo el
-evidente- riesgo de salir derrotado, hacer frente al poderoso enemigo, al 1%
que, tras diseñar y ordenar la infra y superestructura social y convertirlas en
“su sistema”, formado por grupos sociales
afines y procesos políticos, culturales,… interactuando en el concreto ámbito
histórico para someterlo a una dependencia definida por las prácticas, hábitos,
rituales y reglas que imponen “ellos”
y organizando el (ab)uso del poder sociopolítico en su lucrativo, -casi- único
beneficio, sabiendo, insisto, que, al enfrentarnos a “ellos” no tenemos garantizada una inmediata, cómoda victoria,
aunque sí hacemos aparecer, aumentándola la probabilidad de que, al levantarnos
del frio, sucio suelo de sumisa dependencia en que intentan confinarnos, tal exitoso
triunfo se produzca, apoyado en lo mejor de nosotros e, imprescindible, en el
intrépido uso de nuestras poderosas, lícitas armas y en la determinación que exhibe
Rocky, sabiendo que aún no ha sonado la campana final del asalto, escuchemos al
sabio que nos recuerda que “(…) hay un ángel detrás de ti y, si alguna vez
te hieren y te sientes caer, te susurrará al oído,… ¡de pie, hijo de perra!“
y, hurgando, como Camus en sus “Carnets”
o en nuestras contradicciones, desde la lucha, afirmemos, “¿Intelectual?
Sí, sin renegar nunca de ello, pero siendo aquel que se desdobla y está
contento de ser -intelectual y luchador en el ring- los dos unidos, cuestión práctica, de hacer la prueba, llegando a
comprobar que ‘desprecio la inteligencia’ significa, en realidad,: no puedo
soportar mis dudas” y ser consciente
de que “ellos mandan hoy porque nosotros
obedecemos”.
Viniendo al
-cada día más pringoso- barro cotidiano actual, cuya última, insoportable
muestra de la incongruente locura del “sistema”
con que, pues conviene a “ellos”, en
este momento histórico nos aherroja el cruel 1%, ver que jueces con la “auctóritas” de unos leves, memorísticos exámenes
se sienten investidos de “potestas” bastante
para juzgar, absolver, condenar,… al resto, amenacen con paralizar la ciega
fábrica de manufacturar justicia -que suelen escribir con mayúscula- del
injusto, actual “sistema”, pues sus -¿sufragados?-
grupos sindicales dicen -en común con los otros obreros- ganar poco y trabajar
mucho, siendo en tan incoherente mundo, siempre cruel y desigual, en el que,
ejemplar, una niña sueca, Greta Thunberg, “Skolstrejk
för climat”. “Huelga escolar por el
clima”, seriamente alarmada, explica en un librito, “Cambiemos el mundo”, que la primera vez que oyó hablar “de algo llamado ‘cambio climático’ o
‘calentamiento global’ tendría unos ocho años”, sorprendiéndole que “los seres humanos, siendo solo una especie
animal más, fuésemos capaces de cambiar el clima de la Tierra”, pero
pasmándole aún más que, pese a ello, aún “se
hablara de otras cosas” y, radical, cándida, no sé si conoce a Marx y
Engels, infra y superestructura, dice que “necesitamos
una nueva economía”, lo que, además, no le parece bastante, pues también “necesitamos una nueva forma de pensar”
que nos permita vivir, tras acabar con el aterrador 1%, “dentro de los límites de la Tierra, centrándonos en la equidad”, debiendo
modificar, no ese “paradigma” incongruente
que tanto gustan sobar, peligrosos, los liberal-progresistas, sino la infra y
superestructura, la injusta economía y las instituciones e ideas que la
sostienen, o sea, ¡¡cambiar el sistema!!
Coda para “atascadores”.- Si a El Delirio Montañés le molesta tanto que a Iberdrola & Revilla se les haya “atascado” el negocio eólico en nuestros montes, ¡más madera!
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