274 Los domingos
cavilar
Renovemos la
generación de electricidad
Fernando Merodio
28/05/2023
“Hay que cambiar el sistema” (Greta Thunberg)
“Renovar.- 1. Hacer
como de nuevo algo, o volverlo a su primer estado. 2. Restablecer
o reanudar una relación u otra cosa que se había interrumpido. 3. Remudar, poner de nuevo o reemplazar algo. 4. Sustituir una cosa vieja, o que ya ha servido, por otra
nueva de la misma clase. 5. Dar nueva energía a algo,
transformarlo. (Diccionario de la RAE).
El poder lo pervierte todo y empieza por el
lenguaje, controlado por los medios y la publicidad para hacer que conceptos
tan valiosos y claros como paz, libertad, cultura, igualdad, crecimiento,
austeridad progreso,…, tengan para personas distintas -o para la misma incluso en
tesituras diversas- significados opuestos, lo que dificulta -quizás imposibilita-
el mínimo debate que hoy, acogotados, podemos colar sobre ideas y hechos de
vital interés para el género humano, por lo que, para posibilitar un diálogo útil,
lógico -por el que, no lo olvidemos, hay que luchar- Jacques Derrida se esforzó
en “deconstruir” el lenguaje y, así, facilitar la relación
entre texto y significado.
El pasado jueves, la “neoliberal-progresista” SER,
a la que, entre anuncio y anuncio,
dan voz Angels Barceló y sus monolíticos -con inanes matices- tertulianos me
atragantaban el pausado desayuno diario junto a Rosa con un electoral, liviano,
huero y, en especial, sectario debate sobre lo -natural, necesario que es lo- “renovable” tan del gusto de anunciantes
como Sánchez Galán, Botín & Co, debate al que, ¿por qué?, nunca llaman a la
pequeña, compacta, ejemplar Plataforma
para la Defensa del Sur de Cantabria que hace ya 10 años, ayudó a que TSJC
y, luego, TS anularan, por salvaje e ilegal, lo que Revilla y sus cuates de la
PSOE dijeron “concurso eólico” y era
un caro, evidente regalo a la reata causante de la emergencia climática y
rémoras locales de ¡¡1.400 Mw de potencia eléctrica!! que podrían generar robando
el territorio comunal, usando la -también comunal- energía del viento, un
debate en el que la siempre sonriente Angels regurgitaba, pervertía la
expresión “renovable” a la que, tras
aquellas sentencias, dio prístino sentido la Plataforma que, solo arguyendo tenaz con la ley que facilita la
depredación, ha impedido (im)plantar un solo molino/gigante en el mínimo,
hermoso –nuestro- territorio, que -a ver si los que voten hoy le echan- durante
tanto tiempo mangonea la verruga anacrónica que, alevín de Girón de Velasco, es
Revilla.
La respuesta política, social, jurídica, económica, diplomática, hasta militar, policial que pienso es precisa y deberían generar los perversos abusos del poder que, junto a otras muchas cosas, manipula el lenguaje, exige concentrarse, ¡ya!, en la repetida, ignota, ambivalente, peligrosa, perversa,… palabra: “renovable”, cuya dispersión etimológica que, parcial, recojo en el encabezamiento, hace que Greta Thunberg, junto a cada día más gente, repita monocorde y exacta que tal renovación consiste en “cambiar el sistema” y no en pintar un feo trampantojo que oculte la catástrofe, exigiendo que el intento de dar respuesta lógica, filosófica a los problemas que plantea la sugerente idea de “renovar” nos traiga el recuerdo de que, lo afirmó Leonardo da Vinci, “la práctica siempre debe ser edificada sobre la buena teoría”, usando bien las palabras y sabiendo con Giovanna Borradori, que es objetivo esencial del fatigoso pensar filosófico aportar ideas contra la opresión y el miedo, recuperar la confianza en nosotros y mejorar la situación material, política y cultural, lo que no está vinculado a, solo, culpar al otro, sino a fatigarnos rastreando el legado de la Ilustración en urgente, ineludible búsqueda de “una perspectiva crítica a partir del más riguroso examen de nosotros mismos”.
La web de esa ONU que alienta la -pequeña- parte opresora
del resto del planeta, llama renovables a energías derivadas de fuentes
naturales, como luz y viento, que se reponen rápidas tras ser consumidas y se
renuevan constantemente, añadiendo que generar energía consumible a partir de
tales fuentes contamina mucho menos que la quema de los -ahora denostados,
no eliminados- combustibles fósiles, por lo que transitar de aquella quema a tal
generación es fundamental para, según la ONU, frenar el grave deterioro
climático, pero la realidad es, lo estamos viviendo, que, en el boom del
uso de fuentes ilimitadas -y su nada renovable fabricación del instrumental que
posibilite tal uso- lo único renovable, -y, por ahora- inagotable son sol y
viento- y, a causa de la falta de regulación y participación política social,
estamos en manos de la ambición y su egoísta
caos que, muy lejos de solucionarlo, agrava el viejo daño.
La represión del debate sobre la vital forma de generar
energía en la, día a día, menos fiable y más zarandeada España, muestra que,
desde inicios del año 2020, con casi todo el mundo –hábil, maliciosamente-
asustado, con bozal y sin poder reunirse, con un gobierno que (ab)usa de la -ayer denostada- “ley
mordaza” y nos devasta con su alarmista “estado de excepción” limitador de derechos y libertades -nada- firmes
en la estructura social española y, al tiempo, pendiente de qué hacer con -el cadáver
pulverulento de- Franco, que usando notables, maliciosos, discretos actos
políticos, no administrativos extendía inseguridad jurídica y alarma en -unos
pocos- ciudadanos y pequeñas asociaciones, (pre)ocupados por atajar los muy
dañinos efectos de la exorbitante y -cada día más- visible complicidad de los
partidos, en realidad sistemas mercantiles en que quienes ambicionan hacer de
la política su profesión se refugian, y las corporaciones causantes del caos
actual, obligando, desde principios de ese 2020, a la Plataforma a registrar recursos y quejas -sin respuesta- ante la Oficina Española del Cambio Climático, la
Dirección General de Política Energética,
la caótica ministra del ramo y el no menos catastrófico gobierno de nuestro
mínimo territorio, solicitando la nulidad de, en especial, cuatro actos –políticos,
no administrativos-: 1) el Tratado sobre
la Carta de la Energía, de 1994 y, en especial, su alevosa, ilógica
cláusula ISDS, Investor State Dispute
Settlement, fortalecida para que elitistas
abogados/árbitros impongan que todos debemos pagar miles de millones a multinacionales energéticas, 2) el “Plan Nacional Integrado de la Energía y el
Clima”, PNIEC, consolidación del
peor pasado tramitada ilegalmente, sin Evaluación
Ambiental Estratégica previa y sin la transparente participación popular que
exige el Convenio de Aarhus, 3) la Ley del Cambio Climático y Transición
Energética sùbitamente remitida, sin información ni participación, al
consejo de ministros, como tótem que intenta crear la imagen de que responde al
interés general y, en realidad, refuerza el abusivo monopolio de generación,
transporte, transformación, distribución, venta,... de la energía por el 1%,
las corporaciones multinacionales causantes del irreversible caos actual y 4) el
Real Decreto 23/2020 que, igualmente, ignora las exigencias de Aarhus, todo ello evidencia de cómo la
maraña “neoliberal/populista/progresista“
de la mercantil PSOE y los que, “cómodas
ellas”, se han asentado en el cielo está plagada de canallas.
La salvaje “renovación energética” -enemiga d+el
cambio de sistema que, con otros, alienta Greta Thunberg, sobre el que cada día
es más urgente cavilar- en el mínimo, bello, feraz,… y, sobre todo, nuestro
territorio es paradigma de lo que acaece en tiempos en que corporaciones del
1%, pantagruélicas, voraces henchidas de avara soberbia, quieren devorarnos con
ayuda del traidor, pequeño (des)gobierno de ineptos que quienes aún votan, nos
plantan cada 4 años y que, ignaro, no da con la forma de, fingiendo cumplir la
ley y, a cambio de algo que no llego a demostrar y espero no morir sin hacerlo,
tras el corrupto ridículo del “concurso
eólico”, desde hace no sé cuantos años está dando el hiperactivo, esperpéntico,
dramático espectáculo en que, urgido por Iberdrola, sus parásitos y otros, no
consigue aprobar ni uno de los miles de Mw que quieren regalarles a costa del
resto y, a partir de la idea de generar electricidad con fuentes de energía
renovable (in)cumpliendo la ley, avergüenza verlos, amalgama de corruptos,
vagos e ineptos, incapaces de demostrar que, para progresar, haya que crecer y sin
haber ordenado el territorio, ni planificado el -si fuera preciso- desarrollo
energético, ni evaluado el impacto del (des)orden -no- planificado, lo que,
aquí ahora, es el tétrico espectáculo de -lo que ellos dicen- renovar la generación de electricidad.