domingo, 8 de enero de 2023

253 Los domingos cavilar Peronismo progresista o viceversa Fernando Merodio 08/01/2023

253 Los domingos cavilar

Peronismo progresista o viceversa

Fernando Merodio

08/01/2023

Jamás poderes ambicioné / Mentiras dijeron de mi / Mi lugar suyo es, por vosotros luché / Yo solo quiero / Sentiros muy cerca / Poder intentar / Abrir mi ventana why saber / Que nunca me vais a olvidar / No llores por mí Argentina / No llores por mí Argentina / Mi alma está contigo” (“Don’t cry for me Argentina” de “Evita. Andrew Lloyd Weber y Tim Rice).

 “Será difícil de comprender / Que a pesar de estar, ay. Aquí / Soy del pueblo why jamás lo podre olvidar / Debéis creerme, mis lujos / Son solamente un disfraz / Un juego burgués, nada más / Las reglas del ceremonial. (Ídem arriba)

Siempre atento, El Roto dibuja en su primera viñeta de 2023 un futuro real pestilente, semejante al “Don’t cry for me Argentina”, “No llores por mí Argentina” reflejo del emocional espíritu populista que la joven, 27 años, Eva María Duarte, Evita Perón, que moriría seis años después a causa de un cáncer, quiso insuflar a su discurso en el balcón de la Casa Rosada, frente a las masas de sus "descamisados", tras la victoria, en la tierra de La Pampa y los vergonzosos campeones del mundo de fútbol en, simbólico, Qatar, de su reciente marido con el doble de años que ella, Juan Domingo Perón, en las elecciones presidenciales de 1946, haciéndola primera dama.

EL ROTO 02/01/2023
"Pestilencia"

El justicialismo peronista, populismo que ellos decían progresista, más próximo de lo que parece al de nuestro “caudillo” y su repelente esposa, nacía y crecía en los años 40 del pasado siglo en Argentina, a rebufo de, como hoy aquí, la declinante caída -con muy distintas responsabilidades militantes- tando de los partidos socialista y comunista  como, también, de las organizaciones sociales, en especial los sindicatos de clase, allí dominados por el anarquismo, incapaces de, insisto en que como aquí ahora, dar adecuada respuesta justa, su esencial tarea, al abuso generador de lacerante, perenne desigualdad y, a partir de enfrentarse a tal quiebra estructural, resolver lo que necesitan los más débiles, en el caso de Argentina, la nueva clase obrera de mestizos descendientes de la población nativa que abandonaba su vida natural en el campo para trabajar en las grandes urbes de un país dañado por incesantes, sangrientos golpes militares y una corrupción rampante, institucionalizada, situación en la que el entonces coronel del -siempre- golpista ejército Juan Domingo Perón aprovechó su cargo de secretario de Trabajo, como aquí, también tras sangriento golpe, hacía Girón de Velasco, para abanderar el llamado Estatuto del Peón, que instauró -y, en especial, publicitó- la figura del -injusto, demagógico, ínfimo- salario mínimo, al tiempo que, igual de publicitario, parcheó los muy graves problemas que la clase más frágil de la sociedad sufría, igual que en el tajo, con los precios de los alimentos, la vivienda, el ocio,…, creando, igual que Franco a partir de Girón, sus sindicatos -aquí verticales-, la seguridad social, la jubilación, el “aguinaldo” o paga e navidad, las corporativistas, fascistas asociaciones o colegios profesionales,…, todas ellas medidas para controlar colectivos cuya debilidad, contradictoriamente, los hacía peligrosos.

Populismo proviene del latín “populus”, pueblo y hoy es término impreciso que, a veces, es usado para demonizar a quien tiene opiniones contrarias y lo desarrollan tanto las derechas como las que, de forma impropia, dicen izquierdas, brotando peligroso, en especial en momentos históricos de gran intranquilidad o cambio, siendo prístino ejemplo el siempre latente, disgregador, egoísta, peligroso nacionalismo, en algunos casos envuelto en un falso disfraz político de izquierdas, un ultranacionalismo pequeño, chauvinista y, diga lo que diga, xenófobo siempre, siendo nota fundamental de tal populismo su permanente remisión al pueblo, al que consideran unidad, bloque, aquella “masa” que, aquí ahora, los “nuevos” catetos, llaman “la gente” y es ajena a los individuos que la componen, un concepto dúctil y maleable cuyo sero conocimiento permitió a Elias Canetti afirmar “Ahora me digo que he conseguido agarrar este siglo por el cuello”, sirviéndole tanto para refutar las ideas de Freud en “Psicología de las masas y análisis del yo” como para comprender las del peligrosísimo, extremo nazionalsozialismo, poniendo, al tiempo, al resto en la situación que propició al filósofo Giorgio Agamben afirmar que vivimos, cada día más, en un lugar donde no hay normas fijas, ni principios que vinculen a la generalidad, un lugar donde los poderosos, venales, acostumbran  a pactar todo absolutamente todo con cualquiera, sean cuales sean sus ideas y propósitos, y fingen resolver los problemas de la gente con frivolidad, como sea, pues lo que prima no es lo importante, lo global, lo que nos hará iguales en la lucha por una sociedad más justa, sino la mera gestión de lo puntual, lo cotidiano, lo que oculta lo, en verdad, necesario y propicia aquellas “pequeñas intervenciones, gestos, maniobras sobre la marcha” en las que tan hábil fue Evita, de modo que en tal sociedad-masa gestionada por populistas, para lo grave se receta una aspirina, “la policía se convierte en la figura central” y la pregunta ya no es “¿qué quiero hacer?”, sino “¿qué puedo hacer?”, algo tan evidente en la aún viva, útil “pandemia” como en la geopolítica, pura y dura, “guerra, en esencia energética, contra Rusia.

Para nuestros populistas, “la gente” es un colectivo social sin diferencias, todo él es igual, con una sola opinión de la que los populistas son únicos, privilegiados exegetas y, por ende, muñidores, con una actuación en la que fomentan la inseguridad, el miedo, el todo vale y usan múltiples razones con las que culpar a variadas ideas o grupos de población opuestos porque les conviene, pero sin afectar nunca a la causa real, global, troncal del problema. la injusta desigualdad generada por el “sistema”, al que nunca se enfrentan, limitándose a inventar rivales que ellos inventan, contra los que, repito, aplican soluciones asequibles, fáciles en forma, por ejemplo, de ínfimos subsidios o derechos transversales que no afecten al capital y que, un vez otorgados, propagan en vocingleros, inanes actos públicos de afirmación y -cursis- “besamanos”.

"¿A qué suena?"

Los observatorios sistémicos señalan, esenciales, nítidos ejemplos de populismo europeo actual, la “Alternative für Deutschland”, el “United Kingdom Independence Party”, UKIP, por el referéndum del “Leave” o “Brexit” y el “”Fidesz  húngaro, de Viktor Orban, todas ellos como iniciativas marcadas por un ilógico, anacrónico nacionalismo, pudiéndose ver cómo aquí ahora quienes, a cambio de prebendas, sostienen para que sobreviva el pactista -con cualquiera- Sánchez, peligroso para el resto, son la flor y la nata del localismo patrio, expertos en teñir de emoción, con variados matices próximos, sus problemas, PNV, ERC, JxC, Bildu y mínimas verrugas particularistas. CC, PRC o Teruel existe que, a cambio de su perruno apoyo, quitan al resto lo que para -dicen- sus particulares súbditos reparte el jefe de planta, todo ello aliñado, para parecerse -aún más- a Perón, por los de la “nueva política", los que decían poder, pero no explicaban qué, ahora usando las “recetas de su Evita”, en este caso gallega, que, sin pudor y para gloria del “facilitador”, cura -en falso- traumas y dilemas de sus -cada día más- “descamisados”, a los que distrae atendiendo -solo- a problemas no centrales, repartiendo mínimos “cheques basura”, reduciendo, tras haberlo subirlo, el IVA, jugando con estadísticas que no reflejan parado a quien, siendo “fijo discontinuo”, no trabaja,…, mientras el capital(ismo), estructura, sigue causando la desigualdad rampante o que la temperatura media mundial haya pasado -suba y suba- de los 12º a los 15,5º en 50 años, o que, preocupados por los viajeros de -la potencia enemiga - China, nadie hable de los millones de japoneses y USA con “útil” Covid.

Coda final sobre las causas de la plaga del -peligroso- populismo en España.- Dando por muertas las elefantiásicas estructuras que -mal- mercantilmente gestionan el interés social, sean partidos o dinosaurios del ecologismo, agitado por la muerte de Redondo -sin, ¡qué vergüenza!, citar a Camacho- recuerdo lo que, contra al verticato fascista, luchó un solo sindicato de clase y cómo en los años 80 se llegó a un 40% de trabajadores afiliados -activistas- que hoy -inactivos- son poco más del 10%, derrumbe anunciado por la lista de sus cargos y que hoy muestra, gráfico, quien manda en UGT al competir, fiero, con la elegante princesa Grace Kelly en el -ridículo- uso de foulards.

"Llora por tí España"

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